Articulos recientes

Al navegar en nuestro sitio, aceptas el uso de cookies para fines estadísticos.

Noticias

Opinión

«No hay pecado mas diabólico que quitarle el pan al que tiene hambre»

Compartir:

"El verdadero
pacifismo no es la sumisión irrealista
a un poder diabólico… por el contrario, es un coraje
que confronta lo diabólico con el poder del amor…"
Rev. Martin
Luther King, Jr.

Este 24 de marzo de 2011 se recuerda con pesadumbre el 31
aniversario del asesinato de Monseñor Romero -Arzobispo de San Salvador, El
Salvador- y a la misma vez se celebra con júbilo un año más de la resurrección
de San Romero, el santo de Las Américas que caminó y sigue caminando con su
pueblo. Ahora bien, permítanme dejar un punto claro desde el comienzo de esta
reflexión.

Yo soy fiel creyente que el pueblo tiene todo el derecho de
canonizar a sus santos/as. Consecuentemente, esperar por el Vaticano para la
canonización de Romero me parece a mí -y esto lo digo con mucho respeto- es una
pérdida de tiempo. Los principios de la teología pastoral de San Romero
contradicen muchas de las prácticas del Vaticano y este asunto de
canonizaciones luce ser mucho más oficios nebulosos que procesos de justicias.

Yo creo como nuestro premio Nóbel de literatura Gabriel
García Márquez nos dice en su conspiradora obra, Milagro en Roma, que el pueblo
hace los milagros de la canonización. Por lo tanto, Monseñor Romero, Arzobispo
Romero, Oscar Romero, o como usted le quiera llamar, fue canonizado por el
pueblo Latinoamericano que reside en la ciudad de Nueva York y de aquí el que
le reconozcamos como San Romero de Las Américas. Aclarado este punto entonces
sentemos nuestra discusión en un contexto socio-histórico.

San Romero nació en el poblado de Ciudad de Barrios, del
Departamento de San Miguel (El Salvador) el 15 de agosto de 1917. Fue ordenado
al sacerdocio en el año 1942. En el 1977 fue escogido como Arzobispo de San
Salvador, cargo que ocupó hasta el 24 de marzo de 1980, cuando una bala asesina
traspasó su corazón en el mismo momento en que celebraba la Eucaristía en la Capilla del Hospitalito de
la Divina
Providencia.

Un dato curioso en la vida de San Romero que por lo general
tiende a pasar desapercibido lo es su reconocimiento público que su amistad con
el padre Rutilio Grande marcó una nueva conversión en su vida y ministerio. Yo
soy fiel creyente que la teología subversiva de San Romero da comienzo el 12 de
marzo de 1977 día en que el Padre Rutilio fue asesinado junto a otros
campesinos por miembros de la Guardia Nacional. Tener que recoger el cadáver de
su amigo me parece a mi radicalizó la vida de San Romero y desde ese día su
discurso y acciones fueron mucho más en favor de la gente pobre, oprimida y
excluida. De la misma manera también su discurso y acciones fueron mucho más
directos contra la oligarquía y militares salvadoreños y también contra el
gobierno de Estados Unidos.

No fue hasta el 1992 que las Naciones Unidas organizó una
Comisión de la Verdad
con el propósito de investigar el asesinato de San Romero. En el informe que
esta Comisión elaboró se destaca la responsabilidad de Roberto D’Aubuisson -uno
de los personajes salvadoreños mas déspotas moldeado por el Pentágono y
Washington en la creación de los escuadrones de la muerte y los grupos
para-militares- como persona responsable que dio la orden para el asesinato de
San Romero.

Ahora bien, nos podemos preguntar, ¿qué motivó el asesinato
de San Romero de Las Américas? De nuevo, a partir del asesinato del Padre
Rutilio San Romero enterró su obispado blandengue, de oportunismo y de sumisión
a la oligarquía salvadoreña que explotaba al pueblo. Fue el 11 de noviembre de
1979 cuando San Romero hizo un juramento el cual cumplió hasta el día de su
asesinato: "quiero asegurarles a ustedes, y les pido oraciones para ser fiel a
esta promesa, que no abandonaré a mi pueblo, sino que correré con él todos los
riesgos que mi ministerio me exige".

Esta radicalización de caminar y sentir con su pueblo se
hizo una realidad de bendición para el pueblo y a la misma vez un dolor de
cabeza para los/as enemigos del pueblo. Sin embargo, a mi me parece que los
ocho días antes de su asesinato pasan a ser el punto culminante de su
ministerio profético. Durante estos días San Romero volvió a tomar posición al
lado del pueblo salvadoreño que estaba siendo oprimido y excluido, condenando
briosamente a la Junta
Militar, al ejército y a la oligarquía salvadoreña de estar
ligada a los intereses del gobierno de Estados Unidos. Al extremo de darle
órdenes al ejército para que depusieran sus armas.

Ahora bien, ¿cuáles son entonces los aportes de la teología
revolucionaria de San Romero de Las Américas? Por un lado San Romero se atrevió
a decir lo que la mayoría de los/as líderes religiosos o políticos no se
atreven a decir: "Yo tengo que escuchar qué dice el Espíritu por medio de su
pueblo y, entonces, sí, recibir del pueblo y analizarlo y junto con el pueblo
hacerlo construcción de la
Iglesia". O sea, el pueblo es por un lado el termómetro que
nos dice la temperatura y por otro lado el termostato que va a regular esa
temperatura.

Estar con el pueblo debe de dejar como resultado nuestra
humanización. De aquí el que San Romero fundamentó su ministerio en el
principio que "antes de ser un/a cristiano/a tenemos que ser muy humanos/as…"
De hecho, nuestra espiritualidad -la cual se distingue por tener dimensiones
sociales y políticas- se proyecta a través de nuestra humanidad. O sea,
mientras más humanos somos, mayor nuestra espiritualidad. La humanidad de San
Romero lo convirtió en un santo. No fue la manera de morir sino la manera como
vivió lo que le canonizó.

En esta teología subversiva San Romero dejó claro que "quien
se preocupa de la persona que tiene hambre, que está desnuda, de la gente
pobre, de las personas desaparecidas, de quienes están en prisiones, de toda
esa carne que sufre, tiene cerca a Dios". Con esto por supuesto también estaba
diciendo a la misma vez quienes eran las personas que con sus prácticas
malignas estaban lejos de Dios. Por eso también nos dijo "que no hay pecado mas
diabólico que quitarle el pan al que tiene hambre".

De aquí su invitación a desarrollar un ministerio en donde
tomemos responsabilidad contra las injusticias de nuestra sociedad entendiendo
que Dios no creó las mismas sino mas bien la repartición desigual de la creación
de nuestra Diosa en donde un poco gente acumuló un montón de riquezas y mucha
gente no tiene nada. De frente a estas injusticias que hemos creado San Romero
no alerta de no cometer el error de pedirle a Dios que nos resuelva los
problemas terrenales que nos corresponden a nosotros/as eliminar. De lo
contrario dice él, "eso es vagancia".

En esta teología subversiva se hace necesario el rescate de
nuestras instituciones educativas, religiosas, políticas, culturales, etc.,
para que se conviertan en instrumentos de liberación. También se hace necesario
el que podamos combatir la teología burguesa- entiéndase la manera de pensar,
sentir y de hacer las cosas como el grupo que domina quiere- la cual tiene como
intención de funcionar como instrumento de control que garantice la estabilidad
y protección de los intereses de la clase y los grupos dominante.

Esta teología burguesa opera en relación al enseñar,
promover y perpetuar la ideología de quienes están en el poder. De aquí
entonces que el no pensar, no cuestionar, no disputar y no polemizar- sean
algunas de las metas del pensamiento burgués. O sea, que es posible el que
podamos educar para embrutecer lo cual es sinónimo de tiranizar, subyugar o
aprisionar.

También en el rescate de nuestras instituciones con esta
teología subversiva de San Romero debemos de entender que una Iglesia
narcotizada del mismo modo persigue el atosigarnos para que no pensemos, y aun
peor, no percibamos, la manera en que estamos siendo oprimidos/as,
explotadas/os y excluidos/as. De aquí entonces la necesidad de que esa teología
que San Romero nos enseñó siga siendo conspiradora. Por supuesto, no debemos
olvidar que la misma requiere como antesala la capacidad de la conciencia
auto-crítica. Que no se nos olvide, toda revolución- si es una verdadera
revolución- comienza conmigo, porque yo solo puedo dar lo que tengo. Luego tú y
yo nos enlazamos y ya somos dos que hemos salido en la búsqueda del efecto
multiplicador.

La teología subversiva de San Romero también nos demuestra
que necesitamos igualmente en nuestras instituciones una manera de concienciar
que sea subversiva comenzando con la destrucción de la conciencia falsa que se
sigue imponiendo como dispositivo de dominio. Con una teología crítica enseñar
el cómo desaprender lo aprendido y de esta manera eliminamos todas las
pendejerías y mierderías que nos han metido en la cabeza. O sea, tenemos la
responsabilidad de despertar, organizar y movilizar hacia la transformación
socio-política. De aquí la necesidad de identificar la manera en que producimos
y reproducimos el conocimiento, o la manera de pensar, sentir y actuar de
quienes ejercen el control.

San Romero de Las Américas en su legado también nos aclaró
que "el proyecto de Dios no se contradice con los proyectos de la tierra. Sí se
contradice con los pecados de los proyectos de la tierra. Pero por eso la Iglesia tiene que predicar
el reino de Dios, para arrancar el pecado de todos los proyectos de la tierra y
para animar la construcción de los proyectos en la medida del reino de Dios". O
sea, que no es cierto que la polémica principal sea entre personas teístas y
personas ateas. Yo sigo creyendo que la lucha principal está entre quienes
practican la justicia o la injusticia. Este es el denominador común en donde
nos encontramos quienes creen en Dios con palabras y acciones y quienes niegan
a Dios con palabras y le practican con acciones.

Ahora bien, no podemos olvidar que la práctica de una
teología subversiva como la que San Romero nos dejó tiene repercusiones muy
serias. A la misma vez que libera también crea enemigos/as. De aquí el que
quiero finalizar compartiendo con usted uno de esos consuelos reflexivos que
San Romero solía compartir con el pueblo. El mismo debe de ayudarnos a llevar a
cabo auto-críticas que dejen como resultado un mayor compromiso de acción en
crear un mundo diferente, pero mejor.

En sus propias palabras San Romero nos pregunta:
"Hermanos/as, ¿quieren saber si su cristianismo es auténtico? Aquí está la
piedra de toque: ¿Con quienes estás bien?, ¿quiénes te critican?, ¿Quiénes te
halagan? Conoce allí que Cristo dijo un día: No he venido a traer la paz sino
la división…" Interesante en todo esto es que San Romero fue criticado,
rechazado, calumniado y asesinado por una cofradía diabólica compuesta por la
oligarquía salvadoreña, la
Junta Militar y el gobierno de Estados Unidos.

Curiosamente los mismos enemigos identificados anteriormente
son los mismos enemigos que tienen la revolución Bolivariana, la revolución
Boliviana y la revolución Cubana. Son los mismos enemigos que dieron el golpe
de estado en la República
de Haití y quienes ejercen unas manipulaciones para controlar a Libia, Egipto y
Arabia Saudita, entre otros, con gobiernos que respondan a los intereses de
Washington la OTAN.
También son los enemigos de nuestros pueblos latinoamericanos
quienes siguen viviendo en la opresión y exclusión social, política, económica,
espiritual, entre otras. Y por supuesto, no hay excepciones para la realidad
que se vive aquí en las entrañas del monstruo.

De aquí el que también crea que una práctica seria de los
aportes de San Romero para una teología subversiva debe de tener la capacidad
de condenar al capitalismo como un agente diabólico que confirma lo dicho en la Biblia; "el amor al dinero
es la raíz de todos los males". O sea, que esta teología tiene que por
obligación ser anticapitalista declarando a todas voces que el capitalismo no
está en crisis, sino que es la crisis. Por lo tanto asimismo debe de tener la
capacidad de condenar a los centros de adoración diabólicos como lo son el
Pentágono, la CIA,
el ALCA, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, NAFTA, y otros
diablillos más que pululan en nuestros medios.

En esta teología subversiva en un día tan especial San
Romero levanta su voz de protesta antiguerrera para decirle al Presidente
Barack Obama -quien muy hipócritamente visitó su tumba para deshonrar su legado
histórico- lo siguiente: "Se ha comprobado una vez más que la violencia no
construye, sobre todo la violencia de una derecha recalcitrante que
instrumentaliza la violencia represiva de la Fuerza Armada para
violar, en su favor, los sagrados derechos humanos…A la violencia de la Fuerza Armada debo
recordar su deber de estar al servicio del pueblo y no de los privilegios de
unos pocos.

Quisiéramos ver que repriman con igual furia la subversión
de la derecha…" (homilía, 27 de enero 1980). Y ante la realidad de la masacre
que se ha comenzado a llevar a cabo contra el pueblo de Libia asimismo le dice:
"Repito un gran principio que se está olvidando mucho y que hay que tenerlo muy
en cuenta en todos los órdenes de la moral…no se puede hacer cosas malas para
obtener cosas buenas… No se puede comprar ninguna libertad ni ninguna dignidad
inocente conculcada. Jamás se puede hacer un mal como medio para conseguir un
bien". (homilía 9 de julio de 1978).

Sigamos rescatando el legado histórico de los aportes de una
teología subversiva que San Romero de Las Américas nos dio y continuemos
nuestra conspiración para demostrar que el amor solidario es el sacramento más
importante para conseguir la paz con justicia. Que no se nos olvide que San
Romero vive y la lucha sigue.

(Información recibida de la Red Mundial de
Comunidades Eclesiales de Base)

email: lbarrios@jjay.cuny.edu

*Fuente: Redes
Cristianas

Compartir:

Artículos Relacionados

Deja una respuesta

WordPress Theme built by Shufflehound. piensaChile © Copyright 2021. All rights reserved.