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El terror de la banca frente al Sernac Financiero

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Acostumbrada a imponer sus reglas, la banca está sentada ahora del otro
lado. Como un cliente a la espera de ver dónde firma y cuánto le van a
cobrar. Abierta a aceptar condiciones que nunca habría tolerado de no
ser por un proyecto al que el Presidente Sebastián Piñera bautizó en su
campaña como Sernac Financiero.

Confundida también porque el gobierno está operando en cuatro frentes:
Economía, Hacienda, Sernac y la Secretaría General de la Presidencia. Se
sientan con uno, van con el otro y les sale un tercero con circulares
que la obligan a sacar de sus contratos cinco cláusulas “abusivas”.

El término “abuso” nunca se pronunció públicamente con tanta soltura.
Algo que para una industria habituada a entenderse con su ente regulador
-la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF)-
respetuosamente, resulta todavía chocante. La Super no sólo usó la
palabra, sino que no consensuó ni les avisó las medidas que adoptaría el
miércoles pasado.

“Lo habitual era que en la gran mayoría de las circulares, sobre todo en
las más trascendentes, hubiese una especie de borrador. ¿Qué le parece a
usted, banco, esto que pienso hacer? ¿Qué me puede aportar? En esta
oportunidad eso no existió”. Así resume un hombre de la banca cómo se
rompió una tradición no escrita y que marca un cambio de estilo.

Aún así, la SBIF es vista por el gremio como el ente que debiera ser su
contraparte en el proyecto del Sernac Financiero. No el Servicio
Nacional del Consumidor, que es al que tienen al frente, y al que
catalogan de político y mediático. “Le gustan las cámaras y los
titulares. ¿Qué experiencia tienen del negocio financiero?”, plantea un
directivo de un banco. Desde la Asociación de Bancos (ABIF) uno de sus
ejecutivos afirma: “Nos parece bien que haya protección de los clientes,
pero el Sernac está preocupado del azúcar de los cereales, de los
útiles escolares. No es lo mismo vender zapatos que créditos. No es lo
mismo que te supervise el Sernac o la SBIF, que es un ente súper
técnico”.

“Le tienen más miedo al Sernac que a la Super, porque es más
pro-consumidores”, dice el diputado UDI, Gonzalo Arenas, quien preside
la comisión de Economía que aprobó la idea de legislar.

La distancia entre la banca y el organismo de protección al consumidor
la grafica uno de sus altos directivos: “Por primera vez vino alguien de
la Asociación de Bancos al Sernac. Hernán Somerville no debe haber
sabido la dirección”.

Por la ruta lógica

Aterrados desde que oyeron hablar del Sernac Financiero, los bancos
esperaron a ver cómo venía el proyecto de ley. “Podía ser un monstruo.
Iba a ser una revolución para los clientes se dijo en la época de la
campaña”, afirma un representante de la ASIB.

Desde la Asociación de Bancos (ABIF) uno de sus ejecutivos afirma: “Nos
parece bien que haya protección de los clientes, pero el Sernac está
preocupado del azúcar de los cereales, de los útiles escolares. No es lo
mismo vender zapatos que créditos. No es lo mismo que te supervise el
Sernac o la SBIF, que es un ente súper técnico”.

“La verdad es que no contiene nada importante. Sólo establece que el
Sernac va a poder pedir información por escrito a los bancos, que habrá
ministros de fe (funcionarios para certificar los hechos que sirvan como
prueba en los tribunales) y como gran cosa que va a haber un
reglamento, lo que siempre ocurre con una ley”, afirma el diputado DC,
Fuad Chahín, miembro de la comisión de Economía, quien se reunió con el
ministro del ramo, Juan Andrés Fontaine, y el subsecretario Tomás
Flores, de quienes depende el proyecto, porque el Sernac está bajo la
tutela de Economía.

Chahín les entregó una minuta con planteamientos que apuntan al meollo
de la discusión que se va a generar: que todas las cláusulas abusivas,
incluidas las anunciadas por la Superintendencia, queden establecidas en
la ley.

“Si yo quiero demandar a un banco no puedo invocar una circular de la
Superintendencia, porque ésta puede multar a la institución, pero no
puede ordenar que me indemnicen por los perjuicios”, explica Chahín.

Fontaine lo escuchó. “Nos parece súper interesante, estamos discutiendo
las indicaciones que vamos a presentar. Voy a llamar a alguno de ustedes
(de la comisión) para que opine antes. Nunca llamó”, dice Chahín. Las
indicaciones serán presentadas por el Ejecutivo, a través de las
carteras de Economía y Hacienda, hoy martes y revelarán hasta dónde está
dispuesto a llegar el gobierno.

Como el proyecto pertenece a Economía (también lleva la firma de
Hacienda), los bancos comenzaron por la ruta lógica: Juan Andrés
Fontaine. “Se sentaron con él, que entiende bien el negocio (fue
director del Banco de Chile) para revisar las llamadas cláusulas
abusivas. Le plantearon cuáles podían eliminar, cuáles ni muertos, por
qué sí y por qué no”, relata un asesor de la banca.

En eso estaban cuando sorpresivamente entraron en escena el
superintendente de Bancos, Carlos Budnevich, y el ministro de Hacienda,
Felipe Larraín, con sus medidas  anti-abusos. Según el subsecretario
Tomás Flores su cartera no fue informada. “No sé si me tenían que
avisar, sabíamos que se estaba estudiando el tema, pero es resorte de
Hacienda y la Superintendencia”, dijo a El Mostrador. Un reflejo de que
este tema está corriendo por más de un carril, de que Economía hasta
ahora ha sido menos activa y quién sabe si otra muestra de la rivalidad
entre Larraín y Fontaine.

Para el diputado Chahín “lo que hizo la Superintendencia fue zanjar un
tema antes de que legislemos sobre la materia; los bancos prefieren ser
supervisados por la Superintendencia que regulados por una ley que les
genera desconfianza porque no saben lo que pueda salir”.

¿Quién manda al retail?

Así como se sentaron extraoficialmente con el ministro Fontaine, los
bancos aceptaron ser parte de una mesa de trabajo con el Sernac
-conformada por los fiscales de los bancos de Chile, BCI, BICE, BBVA y
Scotia más el gerente general de la ASIB, Alejandro Alarcón, y el fiscal
José Manuel Montes- para acordar qué cláusulas estarían voluntariamente
dispuestos a  sacar de sus contratos.  Fue el director (i) del Sernac,
Juan Antonio Peribonio, quien tomó la iniciativa tras detectar en un
informe realizado por el gobierno anterior prácticas abiertamente
perjudiciales para los consumidores. Uno de cada cuatro reclamos que
recibe el Sernac corresponde al sistema financiero, léase bancos y
multitiendas. Pero las segundas llevan la delantera: 7.930 quejas
versus  4.290 entre enero y mayo de este año.

El negocio del retail no tiene encima un ente regulador fuerte. Por ley
le corresponde al Banco Central, que supervisa la emisión y pago de las
tarjetas de crédito. “Las grandes tiendas hacen ventas a plazo, no le
informan a nadie, no tienen normas de castigo o provisiones (dinero que
deben abonar en una cuenta para clientes riesgosos o que no pagan
disminuyendo así sus utilidades). De ahí viene la pelea entre D&S y
Wall Mart: no estaban de acuerdo en las provisiones que había hecho
Líder con su tarjeta Presto”, alega un representante de la Asociación de
Bancos.

El Sernac puede intervenir en caso de reclamos como en cualquier otra
industria. Informa al infractor y al ente que lo regula y actúa como
mediador. Si el cliente no está  de acuerdo inicia una acción
infraccional ante el Juzgado de Policía Local. Si se trata de demandas
colectivas recurre a los tribunales civiles, pero el trámite es tan
lento como todo proceso judicial.

El bullying de los bancos

No hay empresario que no conozca el dicho “los bancos te prestan el
paraguas cuando hay sol y te lo quitan cuando hay lluvia”. Industrias
completas han vivido esa experiencia y esta es la hora de la revancha.
La última que sufrió los rigores de la banca fue la del salmón, que
atravesó la peor crisis de su historia  producto del virus ISA y debió
renegociar una deuda de 1.200 millones de dólares.

Un testigo de las tratativas entrega una acabada descripción: “Los
empresarios salmoneros se sintieron ultrajados, porque los trataron
pésimo. Un banquero le dijo a uno: ‘no se te ocurra a ti, ni a tus
hijos, ni a tus nietos volver a entrar a este banco’. Vi como otro
salmonero le reprochó al gerente de un banco: ‘¿por qué me cagaste el
Año Nuevo diciéndome que me ibas a tirar a cartera vencida?”. Lo que no
ocurrió, pero hubiese sido sinónimo de protestos, caer en Dicom y morir
financieramente.

Otro ejemplo –dice- fue el round entre la plana mayor de un banco con
los gerentes y el dueño una empresa acuícola. ‘¿Cómo pudieron endeudarse
tanto? Ustedes son unos irresponsables’. ‘Que tanto -le  respondió el
empresario salmonero- si me ofreciste un préstamo de 250 millones de
dólares a mí o mi holding y no te los tome’. La misma fuente asegura
que  “el bullying es la norma de la banca. Te pegan coscachos, te
amenazan, se ríen de ti”.

Ahora no son pocos los que esperan que sea el momento de pasarles la cuenta.

5 de Octubre de 2010

*Fuente: El Mostrador

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