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Chile: El reverso del bicentenario de los que mandan

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“…aportemos grandes esfuerzos, para que el segundo  siglo de vida de esta república sea una era
sin interrupción, de verdaderos progresos morales que eleven grado a grado el
valor y la dignidad de los seres que formamos esta comunidad hasta llegar a un
estado tal de perfección donde haya desaparecido todo vestigio de inmoralidad,
todo sedimento de injusticias, y sin dolorosas transiciones lleguemos a vivir
en un verdadero y completo estado de felicidad y amor.”

Extracto de una conferencia dictada en Rengo – Chile por
Luis Emilio Recabarren en la noche del 3 de septiembre de 1910, en ocasión del
Centenario de la
Independencia de Chile.

Cuando este texto se encuentre frente a los lectores ya
habrá pasado la fiebre aparatosa del bicentenario, ampliada como espejos
repetidos por los medios de comunicación dominantes. Los aspectos centrales,
las puestas en escena y la luminaria en 3D de La Moneda serán parte de la
resaca nacional. Las celebraciones oficiales y por arriba del Bicentenario,
bien amuebladas por la retórica de la unidad nacional -ficticia en una sociedad
tan desigual como la chilena- se volverán registros en el anuario de las
direcciones políticas de la
Derecha y la Concertación. Mientras
tanto, el pueblo profundo habrá bailado su cueca en lo oscuro como remedio
peregrino.

Sin embargo, la coyuntura, marcada a fuego por la huelga de
hambre de los prisioneros mapuche, los altos índices de desempleo, el malestar
generalizado de la población ilustrada en las encuestas ante a la mala vida,
habrán opacado la pirotecnia de los de arriba.

Adelante se dan a conocer las miradas reflexivas,
independientes y críticas de personas, profesionales, trabajadores, y mapuche
en torno  a una juerga bicentenaria, tan
cerca del poder concentrado de los pocos, y tan lejos de la vida cotidiana de
los muchos.

LA
MISMA HISTORIA

Oscar Ortiz es historiador, académico y fue el secretario
personal del legendario dirigente Clotario Blest que en octubre cumple 20 años
desde su fallecimiento. Ortiz aclara que “Lo más increíble de todo esto es que
de nuevo se celebró el 18 de septiembre de 1810, es decir,  la caída de O’Higgins. La independencia del
país es el 12 de febrero de 1818. Y cuando derribaron definitivamente a
O’Higgins y no quedó ningún vestigio de él, cambiaron la fecha.”

En similar sentido, el economista Patricio Guzmán dice con
ironía que  “Al menos en los últimos
años, hemos estado dando  muestras de una
seriedad de la palabra empeñada de nuestras clases dominantes, porque como el
18 de septiembre original lo que se juró fue lealtad a ‘nuestro amado’ rey
Fernando VII que estaba en prisión entonces, y con el paso del tiempo el
compromiso se ha cumplido. Hemos entregado las aguas a empresas españolas, las
carreteras, el 40 % de la banca. En consecuencia, continuamos leales a nuestro
monarca.”

LOS PERIODISTAS ACUSAN
Uno de los principales periodistas del territorio que
infatigablemente ha hecho gala de su autonomía en el trabajo de interpretar la
actualidad, es Paul Walder, editor de www.elclarin.cl y colaborador de innumerables
publicaciones web y de papel.

-¿Qué hay que celebrar en el Bicentenario?
"Junto a la institucionalidad, bajo la simbología y la
retórica de la chilenidad, es bien poco lo que podemos celebrar. Mejor
dejárselo a la oligarquía, a la publicidad y al consumo de masas. Pero desde
otra mirada, sí hay algo que celebrar para este Bicentenario, que ha
coincidido, y en un verdadero acto simbólico, con los mineros sepultados y la
huelga de hambre de los presos mapuche. Es como si la historia, como relato
interesado y sesgado, haya resentido su artificialidad con la presencia hoy día
de un pasado negado durante 200 años. Creo que es una oportunidad de abrir
todos esos pliegues oscuros que no aparecen en esta historia novelada del
Bicentenario y exhibirlos, para su reflexión y protesta, como el verdadero
carácter de estos 200 años."

Otro periodista inagotable y lúcido, residente en Francia –pero siempre de
recorridos frecuentes por Chile y medio mundo-, Paco Peña, inscribe con belleza
atronadora que “Los Tedéums celebratorios y jubilosos, la Santa Alianza y la Unión Sagrada que va
desde los Ochocientos hasta Teillier y compañía, declaran con voz engolada : «
La patria celebra dos siglos de vida independiente ». ¿La Patria ? ¿Cuál Patria ?
¿independiente ? ¿qué Independencia ? 
Esta conjuración pretende esconder y disimular que lo que hoy pretende
celebrar con tanto boato nunca ha sido puesto en tela de juicio con tanta
fuerza y convicción por tantos hombres libres en nuestro país y en el
extranjero. Los azules hijos de Lautaro, de Caupolicán, de Galvarino, de Fresia
y de Guacolda, de Pelantaru y de Lientur, los hijos de los volcanes, ríos,
selvas y costas de Araucanía, han echado la puerta abajo de este jolgorio
anunciado y han retornado de la tierra, han renacido como plantas eternas, que
no tienen sólo algunos siglos o escasos años en nuestro territorio, sino que
han crecido de lo más profundo de nuestro suelo. Durante siglos se ha tratado
de exterminarlos y desde la mazmorras del sur hoy nos interpelan. Desde ahora
habrá un antes y un después de  la huelga
de hambre de los treinta y cuatro hermanos recluidos en La Araucanía. Pero la
luz vendrá como dijo el poeta, a pesar de los puñales, de los mercaderes, de la
soldadesca y de los carceleros. »

CHILE, PAÍS DE POETAS
Por razones misteriosas, el país ha producido
extraordinarios poetas. Será el riesgo de habitar las faldas de la cordillera,
hundida a pique en el mar ; o por esa forma lateral de nombrar las cosas que
distingue a los chilenos.

Lo cierto es que el poeta Alejandro Lavquén asegura que
"Los doscientos años fueron celebrados por un gobierno derechista
neoliberal con raíces pinochetistas, un gobierno con carácter de patrón de
fundo y populista. Todo dentro de una democracia que no es lo que parece. Una
democracia que permite, entre otras cosas, la represión al pueblo Mapuche
mientras a quienes están condenados por atropellos a los derechos humanos se
les permite dar conferencias de prensa desde la cárcel;  acusar de terroristas a jóvenes por el simple
hecho de adherir al anarquismo o repudiar el sistema neoliberal; aceptar unas
fuerzas armadas doctrinariamente facistoides, hipócritas y arrogantes; que la
libertad de prensa sea limitada por los recursos económicos; y que se pretenda
distorsionar la historia, haciéndonos creer que tipos como, por ejemplo, Diego
Portales, Gabriel González Videla, Gonzalo Vial o Jaime Guzmán han sido un
ejemplo de lo que debe ser un demócrata".

Por su lado, el ex-poeta y ex-tremista, José Ángel Cuevas («Para
qué quiero otro Amor»), con  simpleza
veterana anota que  “Sólo deseo saludar
al pueblo de Chile, ese que llevó adelante la nacionalizaciòn del cobre en
1971, y la Reforma
Agraria; ese pueblo que 
cayó masacrado, golpeado y perseguido.

Le solicitaría, eso sí, 
a la UDI y
Renovación Nacional que le pidan perdón al país por los 17 años en que tuvieron
a Chile sin libertad, que instigaron a las FF.AA. a hacer abandono de sus
deberes,  permitieron la intromisión de
EE.UU. en los asuntos internos, que crearon la DINA-CNI para defender
las privatizaciones, la destrucciòn de las universidades, los fondos de los
trabajadores y etc. Así  sea.”   

El vate Jorge Héctor Alvarado, carga contra la miseria
cultural del país actual, "La pobreza omnipresente, la indiferencia y lo
indolente, la consagración y persistencia de la esterilidad hacen que la
reconstrucción intelectual de Chile sea un pastiche, que la obsesión virulenta
y esterilizante del poder que ostenta la derecha destapada disimulan la
decrepitud de este suelo, de esta libero-democracia; que cualquier celebración
del Bicentenario es un comodín excéntrico, que las lobotomías parecieren ser el
antídoto para no convivir con la sal de la pobreza: la conciencia supina, la
soberbia ignorancia".

LOS TRABAJADORES DICEN
Directo y al hueso, el presidente de los trabajadores
subcontratistas de Codelco-El Teniente, SITECO, Jorge Peña, denuncia que  “Los trabajadores no tenemos nada que
celebrar ya que vivimos como esclavos, al igual que en 1810. La inmensa mayoría
de los trabajadores, y por lo mismo sus familias, y la mayoría de los chilenos,
tenemos sueldos que nos sirven sólo para mantenernos vivos. Las leyes laborales
no se respetan, la seguridad en el trabajo tampoco, las jornadas de trabajo
sobrepasan las 10 horas diarias. Para los trabajadores nunca se ha concretado
la promesa de libertad y mucho menos la de progreso. Nuestras nuevas cadenas
son las tarjetas de crédito, los préstamos bancarios, los préstamos de las
cajas de compensación, los avances en efectivo de las casas comerciales.
Tampoco son nuestros el cobre, el agua (dulce y salada), no lo son los bosques,
la tierra, las comunicaciones, los servicios básicos. Todo es de extranjeros.
Por lo tanto no tenemos patrimonio, y por esa misma razón, mucho menos tenemos
patria. La inmensa mayoría de los chilenos, no tenemos nada, pero absolutamente
nada que celebrar.”

Desde una perspectiva complementaria, Jorge Bustos,
presidente de la
Confederación de la
Gente del Mar, analiza el estado de cosas a la hora del
Bicentenario cuando evalúa que la fecha “Nos encuentra con la clase obrera
atomizada y dividida en varias centrales, producto de la instalación de agentes
sindicales en sus cúpulas de escasa o nula representatividad, con una
intelectualidad auto secuestrada y muda salvo honrosas acepciones,  en sus 4×4 y parcelitas de agrado, con una
clase política derrotada por sus ansias neoliberales y una izquierda
socialdemócrata que busca una salida por las alturas y deja de lado lo popular.
Así las cosas no tenemos nada que celebrar, pues además celebrar el
Bicentenario, es en definitiva reafirmar nuestra dependencia cultural, política
y económica de Europa y potenciar el neo colonialismo”.

LA
INDIGNACIÓN JUSTA: LOS MAPUCHE

El Colectivo Informativo Mapuexpress – www.mapuexpress.net-,
la Corporación
Urracas de Temuco, el Hogar y Centro Cultural Mapuche We
Liwen,  el Parlamento Mapuche Koz Koz –
Koyagtun, la
Organización Salvemos Cobquecura, la Casa de Arte Mapuche, el
Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales – OLCA, Gvbam Logko
Pikun Wiji  Mapu (Consejo De Logko), la Corporación de Mujeres
Mapuche "Aukiñko Zomo", la Coordinación de Comunidades Mapuches en
Conflictos socio Ambientales – Región de la Araucanía, y el Grupo de
Trabajo Por Derechos Colectivos, mancomunadamente expresan que “La celebración
que desde el poder se promueve de 200 años es 
para festejar a un Estado patriarcal, genocida, explotador,
colonialista, unicentrista, etnocentrista, capitalista mercantil,  antidemocrático, oligárquico, policial,   lo que para nada es el reflejo verdadero de
los pueblos que conviven en este país llamado Chile, quienes en su gran mayoría
han tenido que soportar el  fomento de
las desigualdades sociales, exclusión, avasallamiento, discriminación y
racismo. Llamar a festejar así, estableciendo la relación que un Estado es
igual a una Nación, la chilena, es anclarse a doctrinas arcaicas y violentistas
y es, a su vez,  negar la pre existencia
en miles de años de los pueblos originarios, ocultando las  invasiones, los despojos territoriales y las
violaciones de derechos cometidos por el Estado, con crímenes de Lesa
Humanidad”, y suman que “Por ello, no podemos olvidar que hay un territorio
ancestral transfronterizo llamado wallmapu, territorio del pueblo mapuche
extendido de mar a mar (en el cono sur de América), territorio que hasta fines
del siglo 19, hace tan solo 129 años, 
fue libre y soberano, con organización propia, invadido bélicamente de
manera simultánea y coordinada por agentes militares del estado chileno y
argentino, con masacres y genocidios, causando progresivamente el
reduccionismo, el desplazamiento forzado y el empobrecimiento, hechos que en el
presente se reclaman por justicia. Y  en
vez que se restituyan derechos,  el
Estado ha optado por reprimir y criminalizar toda demanda y protesta a estas
razones, existiendo miles de mapuche judicializados  y cientos de personas violentadas. En este
llamado Bicentenario levantamos nuestras voces para seguir avanzando por los
caminos que abren a nuevas realidades, a nuevas propuestas de vida y comencemos
a celebrar cada acto de justicia que se obtenga. En este llamado Bicentenario
decimos: Mucho por cambiar, Todo para Transformar.”

De la misma forma, Pascual Pichún Paillalao, Lonko;  Aucán Huilcamán Paillama, del Consejo de
Todas las Tierras; Galvarino Reiman Huilcamán, 
de la Asociación
Ñancucheo Lumaco; y  José Santos
Millao,  presidente nacional Admapu,  recuerdan 
que “durante 1810- 1881 el pueblo mapuche tuvo una vida independiente y
soberana por más de 70 años ante el Estado de Chile y que éste, en un acto
unilateral, lo invadió militarmente, hecho conocido como la Pacificación de la Araucanía, provocando un
despojo del territorio y anexando ilegal e ilegítimamente a su soberanía que no
tiene”.

A su vez, consideran que “el Estado de Chile, desde la
invasión militar unilateral consumado durante 1881, ha impuesto la
doctrina de la negación de los Pueblos Indígenas y su derecho, y en particular
del Pueblo Mapuche. Esta doctrina se ha mantenido invariable en el tiempo y tal
como están las cosas se prevé que esta política se extenderá más allá del
Bicentenario”.

El 18 de setiembre 2010 con motivo al Bicentenario de Chile,
los dirigentes mapuche concurrieron desde su ancestral territorio –wallmapuche-
al Cerro Welén- Santa Lucía, donde afirmaron “nuestra voluntad colectiva para
transitar por un proceso político organizativo e instalar un Autogobierno
Mapuche y, al mismo tiempo, hacer un llamado a todos los Mapuches interesados
para trabajar conjuntamente y materializar el inherente derecho a la
autodeterminación.”

¿Qué quedó después de la algarabía artificial, el ruido
vacío de las fondas, las latas arrugadas, los viva Chile como pretexto del
arrebato chovinista y sin más contenido que las risas fotográficas de los
mandantes? Un martes 21 de septiembre que asoma una nueva primavera que todavía
no termina de llegar para las grandes mayorías.

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