Nuestra cultura se caracteriza por el exceso en casi todos los ámbitos de la vida: exceso en la utilización de los recursos naturales, en la explotación de la fuerza de trabajo, en la especulación financiera, en la acumulación de riqueza. La crisis actual es en gran parte fruto de este exceso.
El historiador inglés Arnold Toynbee en sus estudios sobre el nacimiento y muerte de las civilizaciones señala que éstas entran en colapso cuando el exceso, en más o en menos, empieza a dominar. Es lo que estamos viendo actualmente. De ahí la importancia de reflexionar sobre la justa medida, que acaba siendo sinónimo de sostenibilidad.
La justa medida tiene que ver con lo óptimo relativo, es decir, con el equilibrio dinámico entre el más y el menos. Por una parte, toda medida es sentida negativamente como límite a nuestras pretensiones. De ahí nace la voluntad y hasta el placer de violar el límite. Y por la otra, es sentida positivamente como la capacidad de usar en forma moderada potencialidades que pueden dar otro rumbo a la historia y así garantizar la continuidad de la vida.
Veamos rápidamente el lugar de la justa medida en algunas de las grandes culturas que conocemos.
En las culturas de la cuenca del Mediterráneo, especialmente entre los egipcios, griegos, latinos y hebreos la búsqueda de la justa medida era central. Lo mismo se da en el budismo y en la filosofía ecológica del Feng Shui chino. Para estas tradiciones el símbolo era la balanza y las respectivas divinidades femeninas, tutoras del equilibrio.
La diosa Maat era la personificación de la justa medida para los egipcios. Bajo su responsabilidad estaba la medida política que permitía que todo fluyera equilibrada y armoniosamente. Pero los sabios egipcios pronto percibieron que ese equilibrio solo era sostenible si la medida exterior correspondía a la medida interior. En caso contrario, impera el legalismo. Hoy sabemos que su visión influyó fuertemente en el pensamiento griego y latino e hizo que una de las características fundamentales de la cultura griega fuese la búsqueda insaciable de la medida (metrón en griego, de donde viene nuestro metro). Es clásica la formulación, verdadera regla de oro: «la perfección está en la justa medida de todas las cosas».
La diosa Némesis, venerada por griegos y latinos, correspondía a la diosa Maat de los egipcios. Representaba la justicia divina y la justa medida. Quien osase sobrepasar la propia medida (eso se llamaba hybris = arrogancia y presunción exacerbadas) era inmediatamente fulminado por esta divinidad. Así, por ejemplo, los campeones olímpicos que, como en los días actuales, se dejaban endiosar por sus admiradores; también los escritores y artistas que permitían su divinización por causa de sus obras.
La Biblia judeocristiana formula, a su manera, la búsqueda de esta medida: Se basa en el reconocimiento del límite infranqueable entre el Creador y la criatura. Ésta jamás podrá traspasar ese límite y ser como Dios. La gran tentación formulada por la serpiente a Adán y Eva en el paraíso terrenal era: si traspasaban el límite serían como Dios. Lo traspasaron y recibieron el castigo: la expulsión del paraíso. Pecado es no aceptar la situación de criatura, es rechazar ese límite y esa medida, es intentar elevarse a la altura divina.
A pesar de la expulsión, la misión de cultivar y guardar el jardín del Edén continuó. Aquí se anuncia una medida de valor siempre actual: el ser humano puede intervenir en la naturaleza siempre que esté orientado por la medida del cuidado, pues «cultivar» expresa el cuidado esencial y «guardar» es sinónimo de garantizar la sostenibilidad.
Pero hay que preguntar: ¿Quién garantiza la sostenibilidad? Se han señalado muchas fuentes inspiradoras, generalmente indicadas como únicas: la naturaleza o la razón universal o la sabiduría de los pueblos o las religiones y la revelación contenida en la Biblia judeocristiana, o en el Corán o en las Upanishads o en el Tao, y otras.
Hoy estamos cada vez más convencidos de que nada puede ser reducido a una única causa (monocausalidad) o a un único factor, pues nada es lineal y simple. Todo es complejo y está entretejido de inter-retro-relaciones de redes de inclusiones. Por eso necesitamos articular todas esas instancias y algunas otras. Juntas, deben ayudarnos a encontrar una justa medida adecuada, pues todas aportan alguna luz y comunican alguna verdad. Sabiduría es asumir estas verdades que potencian el equilibrio y permiten que la vida viva y evitan conflictos innecesarios.
La pregunta para nosotros hoy es: ¿Cuál es la justa medida de intervención en la naturaleza que por un lado preserve el capital natural, y por el otro nos comporte beneficios? Por no haber encontrado todavía la formula, estamos patinando en la crisis.
* Fuente Koinonia
Artículos Relacionados
Jesús, Judas y María Magdalena
por Rafael Luis Gumucio Rivas (Chile)
18 años atrás 2 min lectura
Crisis Chile-Perú ¿están sus pueblos involucrados?
por Marcel Claude (Oceana - Chile)
18 años atrás 7 min lectura
Eduardo Artés y José Antonio Kast
por Rafael Luis Gumucio Rivas, El Viejo (Chile)
6 años atrás 5 min lectura
¿Un triunfo constituyente de la ultraderecha chilena?
por Andres Kogan Valderrama (Chile)
7 meses atrás 4 min lectura
Niños israelíes cantan la aniquilación de Gaza (Canción genocida en Israel)
por Daniel García (Francia)
1 día atrás
«Las caras angelicales de los niños israelíes cantan la aniquilación del pueblo de Gaza. Es imposible no pensar en todas las fotos de niños palestinos muertos o mutilados bajo las implacables bombas de las FDI mientras se escucha esta letra genocida. Una vieja canción versionada y parodiada en la que inocentes glorifican la guerra que Israel libra hoy contra los palestinos.»
“Papá, ¿vamos a morir hoy?”
por Natalia Junquera
1 día atrás
“He perdido dos casas, cinco familiares, amigos y colegas. Siempre he estado detrás de la cámara, pero hoy yo soy la noticia. Perder a mi padre y mis parientes me ha roto el corazón y nos ha dejado sin hogar. Cada foto que hago cuenta una historia. Compártanlas. Cuéntenle al mundo lo que está sucediendo en Gaza”.
“Papá, ¿vamos a morir hoy?”
por Natalia Junquera
1 día atrás
“He perdido dos casas, cinco familiares, amigos y colegas. Siempre he estado detrás de la cámara, pero hoy yo soy la noticia. Perder a mi padre y mis parientes me ha roto el corazón y nos ha dejado sin hogar. Cada foto que hago cuenta una historia. Compártanlas. Cuéntenle al mundo lo que está sucediendo en Gaza”.
Marruecos, país que viola Resoluciones de la ONU y ocupa militarme el territorio del Sahara Occidental NO PUEDE presidir el Consejo de DD.HH.
por Sociedad Civil Saharaui
1 día atrás
“No se puede permitir que un Estado que intenta obstruir el diálogo con la ONU, negándose a implementar y seguir las recomendaciones de los órganos de la ONU e incluso atacando públicamente a los expertos de la ONU a la vez que castiga a los defensores de Derechos Humanos por su participación en el Consejo de Derechos Humanos, actúe como su presidente. Destruirá la legitimidad misma de la que depende el Consejo de Derechos Humanos para sobrevivir, a la vez que abandonará a un pueblo que ha estado bajo ocupación desde 1975”,