El Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores brinca al escenario pese a la represión
por Andrés Figueroa Cornejo (Chile)
15 años atrás 14 min lectura
“Unidad, organización y lucha“ arden las palabras negras en la ancha y recién nacida bandera del Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores. Letra tras letra, con la profundidad oceánica de las esperanzas de todos los tiempos, la bandera es empuñada por trabajadores jóvenes a las diez de la mañana helada del Primero de Mayo de 2009, en la Alameda del Libertador Bernardo O`Higgins, donde tantas y tantas luchas se han librado en Santiago de Chile.
A pesar de que antes que la marcha convocada por el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, y al mismo tiempo, alto dirigente interno del Partido Socialista en el gobierno, Arturo Martínez, comenzara, ya han sido detenidos selectiva, discrecional y sin argumentos, decenas de dirigentes y miembros del flamante Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores por las fuerzas especiales de carabineros. Pero esa detención numerosa -sólo justificada por el temor ante el surgimiento de una fuerza nueva política declaradamente anticapitalista y no domesticada- nada más ofrece mayor brío a la marcha del MPT que se encolumna disciplinadamente entre los miles de asalariados y cesantes que ocupan el centro poniente capitalino.
En la tercera comisaría, los detenidos son cuatro veces registrados, otras tantas más fotografiados y grabados por policías de civil, mientras afuera, en la marcha general del Primero de Mayo la protesta social salpica el mediodía no sólo en Santiago, sino que por medio de concentraciones a lo largo de todo el país. Sin embargo, no importa que la represión antes de comenzada siquiera las actividades haya sido ordenada por la Intendencia y por los temblores de Arturo Martínez, el cual ha convertido a la CUT en un apéndice amargo de las políticas gubernamentales contra el trabajo y para fiesta del capital. Eso lo saben cada día más los trabajadores y trabajadoras, cada día más el pueblo.
Lo significativo es que, más allá de los arrestos, se realiza el acto público e independiente del MPT, su hito fundacional en el Parque Almagro, donde se erige el busto del hermano mayor de la clase obrera chilena que brilló a fines del siglo XIX y en los albores del XX, Luis Emilio Recabarren, el gigante que prologó la unidad del pueblo trabajador, cuando la resistencia contra la explotación y la incertidumbre apenas anotaba sus primeras hazañas. Allí, ante más de un millar de asalariados organizados y no organizados, pobladores, estudiantes secundarios y universitarios, ambientalistas de pelea dura y actores sociales de toda impronta, jóvenes y mujeres, que aplauden el hip hop inteligente y rebelde de SubVerso, luego escuchan el discurso único y unitario, esencial y ardiente de uno de los voceros del Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores, el Secretario General de la Confederación de Sindicatos Bancarios, Luis Mesina:
“Estimados compañeros y compañeras:
Reciban un caluroso saludo de todos los colectivos, agrupaciones y organizaciones políticas y sociales que conforman el Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores MPT. Me ha correspondido el gran honor y privilegio, de dirigir unas palabras en esta fecha tan significativa para los trabajadores de todo el mundo.
Efectivamente, hoy, conmemoramos, y pocas veces se dice, un día de lucha, un día de férreo compromiso con los intereses de la clase trabajadora. Hace 123 años, en 1886 más de 200 mil trabajadores se lanzaron a la Huelga General en busca de mejoras laborales. La jornada de 8 horas diarias de trabajo no era una quimera, era la expresión concreta de que ya no se podía continuar viviendo bajo la explotación brutal del sistema capitalista. La heroica y estoica voluntad de los dirigentes de la época; de los trabajadores, y especialmente, la actitud resuelta de luchar por lo que consideraban justo, se convirtió en el arma más poderosa y eficaz de los trabajadores para alcanzar sus legítimas demandas, de paso nos enseñaron, que la unidad y movilización de los trabajadores es una fuerza social irreducible e invencible.
Esos hechos, que culminaron con la trágica muerte en la horca de sus más importantes dirigentes, requieren de nuestro reconocimiento. Hoy, amenazados por la brutalidad del sistema capitalista que atenta contra los derechos mas elementales, incluida la jornada de 8 horas, exige un comportamiento de nosotros, acorde con esas exigencias de defender esos derechos. Lejos de mejorar nuestras condiciones, a pesar de los avances de la creación humana, del avance de la técnica y la ciencia, este sistema inmoral, sólo nos ofrece un mundo sin perspectivas, un mundo lleno de incertidumbre.
Por ello, este acto, autónomo, independiente de las organizaciones políticas tradicionales; independientes de los gobiernos de turno y de los patrones, como nos enseñaron Recabarren y Clotario, cobra importancia mayúscula. Es en el marco de una de las crisis más severas del capitalismo que desarrollamos este encuentro. Y lo hacemos, convencidos de que la alternativa de un mundo mejor sólo es posible si actuamos unidos tras los objetivos de acabar con este sistema inhumano. Ninguna confianza podemos tener dentro de los márgenes estrechos de esta economía, ni una sola ilusión, podemos albergar en los marcos de esta institucionalidad política.
Este Estado capitalista debe ser superado. Este Estado capitalista debe ser destruido.
Los anuncios recientes de la OIT de que durante el presente año, más de 50 millones de trabajadores perderán el empleo en el planeta, es razón más que suficiente para decidirnos a pelear, estamos interpelados éticamente a luchar. Todos quienes estamos aquí, debemos asumir un compromiso con la unidad y la lucha, la sola posibilidad de que padezcamos la barbarie es condición más que suficiente para luchar.
Sin embargo, no podemos ni debemos confundirnos. La gran mayoría de los gobiernos del mundo, por supuesto el nuestro, se han unido en una santa cruzada para salvar al sistema capitalista. En esta ocasión, como nunca antes, han echado mano de forma descarada al erario nacional de todos los Estados. Con recursos públicos se han agrupado para salvar al capitalismo, pues le temen a que los pueblos, cansados de tanta inmoralidad y explotación terminen uniéndose para derribar este oprobioso sistema.
Nada podemos esperar entonces dentro de los marcos de este sistema. Ninguna confianza con los actuales gobiernos. La Concertación y la Alianza por Chile son más de lo mismo. Seguramente vendrán con el mismo cuento de los últimos años, “a parar la derecha” nos dirán, “a votar por el mal menor”. Desde el MPT decimos, categóricamente ni lo uno, ni lo otro. La concertación y la Alianza están para servir al gran capital, para resguardar los intereses de los más poderosos; para reprimir cualquier intento de organización y lucha de los oprimidos.
Asimismo, que no se equivoquen aquellos que vienen de tumbo en tumbo en los últimos años. Ayer apoyaron en segunda vuelta a Lagos y después a Bachelet, y hoy, cínicamente negocian a cualquier precio cupos parlamentarios para terminar compartiendo las migajas del banquete patronal, quizás esperarán que los trabajadores y el pueblo les siga en esa aventura electoral cuyos objetivos están distantes de las necesidades del pueblo.
Llamamos fraternal y unitariamente a todos los honestos luchadores, sociales y políticos, que aún continúan creyendo que los cambios serán posibles por la vía electoral, a rebelarse ante la mentira. Les decimos que resulta inmoral votar por el empresario Eduardo Frei en segunda vuelta, como seguramente llamarán a hacerlo los dirigentes del JUNTOS PODEMOS. Nuestro pueblo, sus trabajadores necesitan recuperar su dignidad, y sólo podrán hacerlo si cuentan con una conducción política honesta, moralmente comprometida con sus intereses y no con los de la clase patronal.
Teillier a nombre del PC ha impuesto el nombre de Arrate como candidato de las “fuerzas progresistas”. El mismo que tantas veces oficio de ministro en las carteras de Educación y Trabajo, cumpliendo eficientemente el rol de garante del sistema, que luego le valió ser embajador en la Argentina, el mismo que durante los 80, desarrolló el papel de desnaturalizador del Partido de Allende y que hoy buscan presentarlo como heredero de los verdaderos socialistas.
Si los comunistas de base, los socialistas allendistas, los humanistas honestos, creen de verdad que este sistema capitalista es inhumano y que está destruyendo el planeta, entonces nada tienen que hacer con alianzas espurias con la Concertación
Nuestro pueblo, los trabajadores hemos sido muchas veces engañados, y este empeño unitario que se manifiesta en el MPT es la expresión de que hemos dicho basta. Hemos dicho basta a la corrupción; hemos dicho basta a la explotación inhumana; hemos dicho basta a la destrucción de nuestro planeta por la voracidad del capital; y hemos dicho basta a la dispersión y desunión de los luchadores, pues esta desunión y dispersión es lo que permite que continúen robándonos las ilusiones a millones de chilenos que esperan ansiosos una nueva alternativa; una alternativa de verdad al servicio de las mayorías oprimidas.
El mérito de esta jornada que efectuamos, independiente de la burocracia sindical, es que nos hemos agrupado organizaciones genuinas y legítimas que de verdad queremos avanzar hacia el mejoramiento de las condiciones económicas, de quienes hacen posible la riqueza. La convocatoria amplia, unitaria y democrática efectuada por el MPT, es uno de los sellos que pretendemos imprimirle a este movimiento, surgido de la imperiosa necesidad de avanzar, por dotar a los trabajadores y a los pueblos, de una conducción realmente democrática, transparente y fiel a los principios de la independencia de clase.
El MPT, surgió de la confluencia de varios luchadores, de varias organizaciones, que durante muchos años han observado como la mentira, la traición y el despotismo se ha convertido en la práctica de quienes hoy gobiernan y, cansados de tanta postergación han decidido avanzar hacia la construcción de una dirección alternativa, que ponga en primer lugar los intereses de las mayorías explotadas.
Son los trabajadores asalariados, los pueblos originarios, los miles de pobladores sin casa o altamente endeudados; los ecologistas; las minorías sexuales; los trabajadores del arte y la cultura, quienes hoy demandan representación, y en esa gran tarea estamos empeñados los acá presentes.
Resulta imprescindible estimados compañeros y compañeras, subrayar el carácter anticapitalista e antiimperialista del MPT, de igual manera, reivindicarnos nuestra condición latinoamericanista y no, como irrisoriamente ha pretendido hacernos creer la derecha y la Concertación, sujetos desprovistos de identidad, imponiéndonos patrones anglosajones, cuyo fin es cristalizar mayores grados de enajenación de nuestro pueblo.
Debemos prepararnos para más complejas y difíciles batallas durante el presente año. La banca continuará imponiendo condiciones y restricciones en la política crediticia, y con ello, acelerará la tendencia al crecimiento negativo, aumentando el desempleo. El capitalismo en su fase de mayor descomposición, requiere continuar manteniendo su tasa de ganancia, y ello sólo puede alcanzarlo con la intensificación de la explotación; con el desarrollo de fuerzas destructivas de la humanidad; con el aumento del narcotráfico, de la prostitución, de la carrera armamentista. Nada entonces podemos esperar los trabajadores, estamos condenados a presenciar, si nada hacemos, la destrucción de miles de fuerzas productivas.
Entonces, la debacle de la civilización no es una fatalidad. Depende de nosotros reordenar las fuerzas sociales. Es preciso y urgente que el batallón pesado de la sociedad, los trabajadores, los asalariados, recompongamos nuestras fuerzas; reordenemos nuestra dirección sindical; que nos decidamos a librar un combate para zafarnos de la burocracia sindical, que se acostumbró a negociar a espalda de los trabajadores.
Ese es el compromiso que podemos entregar en esta fecha histórica a los mártires de Chicago. Sólo tendrá sentido el esfuerzo y el sacrificio de la gesta de 1886, si hoy adquirimos el compromiso por retomar la lucha que ellos iniciaron, con mayor fuerza y perseverancia.
Antecedentes sobran y quienes pagamos las consecuencias de este sistema somos los explotados, los oprimidos de siempre. El escándalo de la colusión de los precios de los medicamentos organizada por las tres cadenas farmacéuticas que controlan el mercado nacional es sólo un botón de muestra. El 50 % de las colocaciones en la banca están concentradas sólo en tres bancos. Un 40 % usa la electricidad producida por la empresa española Endesa. El Estado de Chile es un auténtico paraíso para la tendencia monopólica que conduce la economía mundial. En torno a los gigantescos oligopolios se organiza la concurrencia de los pequeños productores, proveedores, comercio minorista, condenados a los precios irrisorios por sus servicios y productos impuestos por las mega corporaciones. De hecho, son innumerables las quiebras de pequeñas empresas y la destrucción de empleo, considerando que el 80 % de los asalariados del país se desempeña en alguna PYME.
Los ahorros fiscales se utilizan para oxigenar a los dueños de la banca y las grandes corporaciones. El Estado cumple eficientemente su rol de garante de los intereses de clase. Los miles de millones de dólares de nuestros ahorros previsionales, administrados por las AFPs., disminuyen como consecuencia de la especulación condenándonos a pensiones miserables.
El panorama para la mayoría de nuestro pueblo y para los trabajadores es incierto. No hay alternativa dentro de esta institucionalidad, si no es la Derecha, volverá a controlar el Estado la Concertación.
En este escenario surge una pequeña, pero decidida alternativa. La izquierda anticapitalista aglutinada en el MPT no es una plataforma electoral, tampoco una resucitación forzada de viejas agrupaciones revolucionarias, tampoco un grupo de iluminados surgidos de la estratósfera. Somos por sobre todo, el intento más serio de los últimos años por reagrupar a las organizaciones, colectivos e iniciativas más resueltas por construir una alternativa de lucha, con la puntería puesta en la recomposición del movimiento real de los pueblos y los trabajadores, en su necesario derrotero por la emancipación de las grandes mayorías despojadas por el capitalismo.
La unidad política del MPT también es un proceso en construcción, considerando sus piezas diversas y ligadas a sindicatos, trabajadores, ecologismo anticapitalista, feminismo, pueblos originarios, estudiantes y pobladores. En el MPT está casi todo por inventar, y su capacidad de crecimiento y eventual constitución en actor relevante en la arena política chilena, como síntesis de los intereses del pueblo trabajador y sus expresiones más multidimensionales, estará dictada por la generosidad, la claridad política, sus potencias inclusivas, su rectitud, coherencia y disposición insobornable con la mayoría explotada. Y por sobre todo, por de un componente ético fundamental, coherencia entra la práctica discursiva y nuestra conducta moral, fundamento sin el cual, todo será efímero y sin sentido.
La lucha de clases transcurre solapadamente mientras se agudiza la crisis capitalista en Chile y es preciso organizar con paso seguro y democracia radical, una herramienta que dispute la conducción de amplias franjas populares que, del descontento ambiental, pronto pasarán a la expresión activa, contra los efectos trágicos de un capitalismo que busca sortear la actual crisis, mediante la alianza estratégica con un Estado de su propiedad y el mantenimiento de sus tasas de ganancias a través de la concentración del capital y el empeoramiento de la vida de la mayoría de nuestro pueblo.
Nuestro llamado, nuestro grito de unidad a los miles y miles de trabajadores que sufren la cesantía y a aquellos que viven en la agonía de perder su empleo y con ello quedar expuestos a una vida miserable, es que la crisis capitalista la paguen los patrones; que la paguen los ricos; que la paguen los que la crearon, y ello sólo es posible, con nuestro compromiso de trabajar incansablemente por crear las condiciones para una huelga general que cimiente las bases para avanzar hacia transformaciones más estructurales.
Nuestros anhelos, nuestros sueños, son construir una sociedad sin clases, una sociedad de iguales y libres, un Chile y un mundo donde la explotación, la miseria y la discriminación de cualquier signo, no sean más que un mal recuerdo de este sistema oprobioso que sólo nos depara miseria e incertidumbre y que de permanecer indiferentes, nos llevará inevitablemente a la barbarie.
Invitamos por tanto, a todos los honestos compañeros y compañeras que se han hecho presentes hoy en este acto, a comprometer nuestros esfuerzos por la unidad y la lucha; a derribar las ataduras organizativas heredadas de la dictadura y consolidadas bajo la Concertación, a recuperar la confianza en nuestra fuerza propia, la fuerza de los trabajadores.
Adelante compañeros y compañeras, la sola posibilidad de pensar en un mundo mejor, más humano es condición más que suficiente para luchar.
¡A PARAR LOS DESPIDOS! ¡QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS RICOS!
¡AVANZAR HACIA LA HUELGA GENERAL!”
A media tarde son liberados los detenidos y a través de los medios de comunicación tradicionales son muchos los que se enteran del nacimiento de un nuevo sujeto político-social, el Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores. El anticapitalismo ya vuelve por sus fueros en Chile. Y vuelve a la manera de la audacia y ante el desafío de la unidad duradera.
Mayo 2 de 2009
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