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Del sol a la mesa: energía solar en Villaseca (Elqui, Chile)

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En tiempos de crisis surge la pregunta ¿como vivir de manera autónoma con los recursos que la naturaleza nos brinda sin destruirla? ¿Como hacer para vivir de forma independiente y en armonía con el medio ambiente? El tema de la energía se ha vuelto un desafío cada vez más grande para el mundo entero.

En el norte de Chile, en Villaseca, mujeres rurales hace ya veinte años se preguntaban lo mismo. El proyecto que sacaron adelante deja estupefacto. Asombra lo eficiente y sencillo que es su propuesta: “Del sol a la mesa” – cocinar con la energía solar. Si hay algo que sobra en la Cuarta Región , en Villaseca, a 5 km . de Vicuña, es el sol y el calor desértico. Usarlo como fuente de energía doméstica fue la idea inicial de un  proyecto piloto del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) encabezado por Teresa Guzmán. 

En Villaseca muchas condiciones favorecían el emprendimiento desde un principio e indicaban que la idea de la energía solar podría resultar: es un lugar muy seco y árido con una gran irradiación solar durante todo el año. Antes las mujeres del campo cocinaban únicamente con gas o con leña. Pero el constante uso de leña desfavorecía la preservación de la vegetación, erosionando los suelos y expandiendo aun más el desierto. Cada vez había que caminar más lejos para conseguir leña. A veces había que caminar medio día.

“Antes la gente olía a humo. La ropa se impregnaba de humo” recuerda Martita Rojas, una de las primeras pioneras en cocina solar. Hoy en día, ella y sus hermanas, Benilda y Pamela Rojas siguen el curso del sol no solo para hacer el pan de cada día.  En la mañana, a las 8.00 hrs, se sacan las cocinas al sol y se comienza a calentar agua. “Hay que empezar temprano, por que hay que acumular temperatura. La primera olla se demora un buen rato, una hora para hervir el agua” – Pero luego el horno ya estará caliente y hace hervir el agua en solo 15 minutos. Efectivamente hay que organizarse con el tiempo y estar constantemente pendiente del sol.  “No se trata de sacar la cocina al sol y dejarla parada allá a lo largo del día que las cosas se hagan solas. No! Tal como el sol gira, la cocina también tiene que moverse. Hay que enfocar las cocinas”

En el hogar generalmente son las mujeres quienes tienen la responsabilidad de la alimentación familiar. Fueron ellas las que más dispuestas estaban a probar las nuevas técnicas para mejorar la calidad de vida de sus familias. Gracias al uso de la energía solar se podía ahorrar entre 14 y 100% de gas mensualmente. Desde un comienzo las mujeres estuvieron involucradas en el proceso del proyecto del INTA (Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos, Universidad de Chile). Mediante talleres fueron capacitadas en varias etapas en el uso de la cocina solar. Construyeron sus propias cocinas y aprendieron nuevas recetas con base en una alimentación sana y equilibrada usando las frutas y verduras de la región.

 

Así, el horno de leña que tradicionalmente se encuentra en el patio de la casa, fue reemplazado por un horno solar. Martita cuenta como a lo largo de los años han ido perfeccionando las cocinas siguiendo sus experiencias.

Hoy en día se usan dos tipos diferentes de cocinas: el horno solar y la cocina parabólica. Esta última funciona de acuerdo a un reflector que concentra la radiación sobre un foco, en el cual se dispone el recipiente de cocina. Es como un gran círculo lleno de espejitos que reflejan los rayos del sol y los concentran en un solo punto donde se coloca la tetera. La cocina parabólica permite mayores temperaturas y es apta para freír. Martita muestra como un papel de diario prende fuego en el punto donde se concentran los rayos reflectados del sol. Funciona según el antiguo sistema inventado ya por Arquimides (ver: http://es.wikipedia.org/wiki/Arquímedes), quien intentaba quemar las velas de barcos enemigos.

Según la experiencia de las hermanas Rojas las cocinas parabólicas requieren más atención que los hornos por que tienen que ser movidos constantemente para no perder su punto de foco. Los hornos solares en cambio conservan mejor el calor. Son cajas de forma triangular con una tapa de vidrio por donde entra el sol. A veces disponen de reflectores adicionales de una superficie plateada que sirven para incrementar la radiación recibida a través la cubierta trasparente. Llama la atención que el interior de los hornos esté pintado de negro, igual que la tetera y las ollas: es para mantener el calor. Los hornos rinden mucho, con un horno solar pequeño se puede alimentar una familia de hasta seis personas. 

La primera cocina solar que Martita construyó sigue ahí entre otras nuevas y más grandes. Cariñosamente la llama “Lumila” – como si verdaderamente formara parte de la familia.  “Las cocinas solares me sacaron de la pobreza” dice Martita. “Me dieron la oportunidad de hacerme cargo de mi vida, tomar las riendas y salir adelante. Gracias a las cocinas solares no tengo que trabajar más como temporera.”  El cambio a la energía solar para las mujeres significó ganar independencia dentro de su círculo familiar y además adquirir suficiente autonomía para emprender propios proyectos.

Villaseca cuenta hoy con dos restaurantes de energía solar. Uno es el “Restauran Solar Villaseca”, el otro “Nuevo Restauran Solar Elqui” [1] que Martita y sus hermanas abrieron hace dos años. Su cocina solar se convirtió en una atracción turística de la región. Muchos extranjeros pasan por aquí y prueban los ricos platos tradicionales como el cabrito al jugo que es la especialidad de la casa. También hay pastel de choclo, pollo o cerdo con arroz y puré como platos de fondo y una gran variedad de surtido de verduras del huerto junto a pan amasado hecho al sol. A los vegetarianos se ofrecen platos especiales. Cautivan además los postres como leche asada, merengues y tortas acompañados de jugos naturales del valle de Elqui. 

La idea de usar la energía solar ha sido visionaria y tiene toda la fuerza para sacar adelante el pueblo entero. No obstante es difícil difundir el espíritu innovador de manera masiva, ya que el manejo de las cocinas depende de una rutina diaria, la que exige disciplina. Muchas de las cocinas parabólicas que se construyeron con entusiasmo hace veinte años bajo la iniciativa del INTA hoy forman parte del triste inventario del basural de patio trasero.

No todos los habitantes de Villaseca han tenido la perseverancia de aprovecharlas y prefieren seguir cocinando con gas.

Los expertos de marketing dicen que para cambiar las costumbres de un consumidor hay que atravesar diferentes resistencias – ya que no siempre nos gusta sacrificar nuestras comodidades. Parece que con el solo llamado a la conciencia para proteger el medio ambiente no se resuelve el asunto. El sencillo llamado a la buena voluntad de cuidar la naturaleza no es del todo suficiente para dar un impulso iniciador hacia un cambio permanente. Para promover el uso de energías solares en forma masiva habría que otorgarle un aire de exclusividad y prestigio remarcando su carácter vanguardista. Quizás así se valoraría el trabajo de las cocineras solares de Villaseca y encontraría seguidores, antes de que sea demasiado tarde.

– La autora es etnóloga y fotógrafa. Todas las fotos presentadas en este artículo son de su autoría.
Web de la autora
: www.miriamtamayo.com

Nota:
[1] La señora Martita nos recomienda avisar a los interesados, para una mejor atención (los platos deben ser preparados con tiempo)  reservar ojalá el día anterior a los teléfonos 09-312 19 26 o al 09-498 75 37  El restaurant está abierto de martes a domingo.

Recomendamos también ver: "Nuevo Solar Elqui", las cocinas solares de Villaseca

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