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Obama y la región: ¿Tiene importancia América Latina?

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A una semana de la elección del nuevo Presidente de los Estados Unidos, el demócrata, Barack Obama, América Latina, comienza a preguntarse qué tipo de relación e importancia tendrá la región para la nueva administración estadounidense. 

América Latina, para Barack Obama, es un espacio geográfico desconocido. Nunca visitó en su calidad de senador, algún país de la región. Además, en su campaña electoral, no incluyó temáticas vinculadas con el ámbito regional, salvo su visita a la Fundación Cubana-Americana. 

A pesar de ello, cualquier intento de revisar las relaciones entre la Casa Blanca y los países vecinos, es un avance importante, al considerar la unilateralidad mostrada por la administración del ex Presidente George W. Bush, durante todo su mandato. Incluso en el último año, Washington, enfrentó una crisis diplomática con países como Bolivia y Venezuela, lo que implicó la retirada de los embajadores y el rompimiento de vínculos políticos, que debieran ser normalizados con la nueva administración. 

Barack Obama, enfrenta una región con pocos vínculos políticos cercanos salvo aquellas relaciones con Colombia, México y algunos países centroamericanos, atraídos por la cercanía histórica y geográfica, y por temáticas vinculadas con el conflicto armado colombiano, el combate al narcotráfico y los TLC, con algunas economías regionales. 

Estados Unidos ha perdido presencia política y comercial en el sur de América. Otros actores extra regionales, como Rusia, China e incluso Irán, mantienen mayores vínculos con gobiernos sudamericanos. Miembros de la Unión Europea, entre ellos España, mantienen una presencia empresarial y comercial más notoria en el ámbito público que Estados Unidos. La llegada al poder de líderes anti-estadounidenses, genera que el mapa político regional, le sea adverso y además complejo para el país del norte. 

Washington, entiende perfectamente que debe tener relaciones más fluidas con algunos países de la región en el ámbito político, diplomático, económico y comercial. En dicho escenario, Cuba resulta un símbolo del más alto nivel y apertura del diálogo estadounidense con nuestra América. Uno de los temas pendientes entre Washington y La Habana, es el bloqueo contra el país caribeño. 

Todo hace indicar que la nueva administración suavizará las prohibiciones de viajes y envío de dinero hacia la Isla. Respecto de establecer un diálogo político, con el gobernante Raúl Castro, parece un tema aún lejano, sobre todo por la presión que podrían ejercer algunos sectores de la comunidad cubana- americana, en Miami, que insisten en una política de confrontación con La Habana. 

Otras de las definiciones claves, tiene relación con los vínculos diplomáticos con Venezuela. Estados Unidos, requiere de seguridad energética, para garantizar su recuperación económica y el gobierno de Hugo Chávez, mantiene la conveniencia financiera de mantener en su cartera de negocios, a un cliente como los Estados Unidos. En un mundo globalizado, por lo general, la relación política y diplomática, entre los gobiernos, mantienen carriles separados de aquellos negocios que los vinculan entre sí. 

Colombia, el mayor aliado de la Casa Blanca en la región, observa con cierta preocupación su nueva relación con los Estados Unidos. El gobierno del Presidente Álvaro Uribe, sabe que se mantendrá el apoyo al combate del narcotráfico. Sin embargo, la cobertura financiera del llamado “Plan Colombia” pudiera verse disminuido por la situación económica que atraviesa el país del norte, pero además, cualquier ayuda estará supedita a los resultados concretos que puedan ser medidos en el corto plazo y el compromiso real de no violar los derechos humanos. La muerte de más de 20 jóvenes a manos de militares, tuvo su primera reacción de rechazo en los nuevos círculos de influencia en los Estados Unidos.  

Otro de los temas que complican las relaciones entre ambos países, es la revisión del esperado TLC que aún no llega y las nuevas exigencias demandadas por Washington, que retrasaría la firma del acuerdo. Algo parecido ocurre con México y su relación comercial con los Estados Unidos, por que la nueva administración, busca revisar ciertas políticas aplicadas por el gobierno anterior, en la búsqueda de lograr mayores restricciones y defensa del mercado y los productores estadounidenses. 

En el caso de Brasil, su relación se mantendrá en su calidad de país líder de la región. Sin embargo, el gobierno caribeño, mira con preocupación su relación comercial. El mayor avance en material energética (Exportación de Etanol a los Estados Unidos) podría verse complicado, de mantener la nueva administración del Presidente Barack Obama, su empeño en aplicar un impuesto a dicha importación.   

A pesar de los nuevos escenarios creados con la llegada de Barack Obama, a la Casa Blanca, todo hace indicar que una vez más, América Latina, sigue olvidada, para el gobierno estadounidense. Esta vez, la crisis financiera y económica que golpea al interior de los Estados Unidos, resulta ser el motivo perfecto para un nuevo período de indiferencia y fractura en la relación política regional. 

Tal vez, dicha apatía  no sea tan mala como parece. Ello permite cierta movilidad y el relacionamiento regional (Convergencias como UNASUR),   sobre todo en el sur del continente. A pesar de no ser una zona de máxima preocupación para la Casa Blanca, la llegada al gobierno de un nuevo liderazgo como el anticipado por Obama, genera cierta expectativa y entusiasmo. Sea como sea, es mejor que la unilateralidad mostrada por el gobierno anterior.      

El autor es Cientista Político.

Director del Observatorio de la Realidad Ciudadana, de Universidad ARCIS Valparaíso
Arena Pública, plataforma de opinión de Universidad ARCIs

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