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Las elecciones no se realizan para hacer cambios

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La biografía de Miguel Ruiz, por razones de espacio, la resumo en siete puntos:
1.- Funcionario de INDAP (Instituto de Desarrollo Agropecuario), ocupó cargos de nivel departamental y provincial. Durante 8 años.
2.- Presidente Provincial de la Unidad Popular (70-71), en la Provincia de Bio-Bio. A la época contaba con 24 años.
3.- Candidato a Diputado por la UP en la Provincia de Bio-Bio (1973).
4.- Intendente de la Provincia de Aconcagua hasta el día del golpe.
5- Activo miembro de la solidaridad con Chile y otros países, dirigió organismos de nivel local y nacional. Fue coordinador de solidaridad con Nicaragua, por acuerdo UP-MIR, en Canadá, antes del triunfo de la Revolución Sandinista. Ocupó el cargo de Secretario Ejecutivo de la UP para Canadá. El único que ocupó ese cargo.
6.- Por casi 10 años fue Director del Periódico JORNADA, en Toronto, que daba tribuna a sectores latinoamericanos de izquierda.
7.- Tiene 63 anos.

Nos enteramos, por un artículo publicado en Piensa Chile ("Un relato de nuestra historia", 21 de septiembre de 2008), que la noche del 10 de septiembre del 1973 Miguel Ruiz, Intendente de Aconcagua, tuvo varias fuentes con información detallada del golpe que se estaba desarrollando.

Surgen dudas y claridades. Tomamos contacto con Miguel Ruiz, 35 años después de estos hechos, y le pedimos una entrevista para mayores luces.

Tito Alvarado.- Tú dices que informaste de todo al ministerio del interior y hasta hubo una conversación con el Ministro Briones. Supongo que el Presidente Allende te dio algunas instrucciones o el Ministro te dijo algo acerca de qué hacer.
Miguel Ruiz.- No hablé con el Presidente Allende. Sólo lo hice con el Ministro del Interior, Carlos Briones. Nuestra conversación, en lo fundamental, consistió en que el conociera lo que estaba sucediendo. Deseaba tener el máximo de información. Creo que no había una real percepción de que el golpe sería ese día.

T.A.- ¿A 35 años sientes que sirvió para algo esa información o era demasiado tarde?
M: R.- Era mi obligación dar la información. No importaba tanto si era tarde o temprano. Te confieso que no estaba pensando en las futuras generaciones de luchadores sociales. Sin embargo, creo que, 35 años más tarde, esta es una gran lección, sobre todo para America Latina, donde existen varios gobiernos “progresistas” y de izquierda que están comenzando a enfrentarse al problema de la defensa del gobierno y las conquistas de los trabajadores. Esta es una lección que no sólo sirve para Chile. La defensa del gobierno y las conquistas de los trabajadores debe estar siempre presente en la lucha de los pueblos.

T. A.-Dices en tu artículo “Hace 35 años que sucedieron estos hechos. Hoy los relato pensando en las nuevas generaciones de luchadores sociales. La historia debe conocerse y escribirse tal cual fue, no existe otra forma: conocerla plenamente para no volverla a repetir.”  Mi interrogante es si se trata de conocer la improvisación, la inmovilidad, la excesiva confianza, el no tener un plan para frenar el golpe y en que nos puede ayudar hoy en Chile, cuando hay elecciones y no están presentes los grandes temas como la recuperación de las riquezas nacionales, como salarios justos, como un sistema educacional basado en las necesidades de la gente, como utilizar en Chile y para Chile las ganancias del cobre, como avanzar hacia una real democracia.
M. R.- Vamos por parte. Esta es una larga pregunta. Ya contesté algo sobre la defensa del gobierno y las conquistas de los trabajadores. Eso es válido para Chile y para el resto del mundo. No se trata de conquistar el gobierno, avanzar, construir y luego perderlo. En cualquier estrategia de cambios profundos debe estar presente el asunto de la defensa del gobierno y las conquistas de los trabajadores. Tu hablas de la improvisación, de la inmovilidad, de la excesiva confianza y la carencia de un plan para frenar el golpe. Bueno, eso es exactamente lo que trato de explicar. Esa fue una de las principales deficiencias que tuvimos. Pero es necesarios decir que creo que plan hubo, pero, como se plegaron todas las ramas de las fuerzas armadas, fracasó. Pienso, y esto lo he pensado por largo tiempo, que la estrategia de tener sólo algunos oficiales al lado del gobierno y los trabajadores no basta, eso es muy limitado.

Respecto a las elecciones. En el Chile de hoy, tú lo sabes, yo lo sé, las elecciones no se realizan para hacer cambios. Menos cambios profundos. Sólo se hacen para renovarles los cargos a los que ya están en ellos y algunos que puedan acceder a esos cargos. Es así porque esta fue una negociación pactada, en realidad una capitulación, que impide tocar los problemas esenciales del país. Vale decir, respetar la “democracia” que había en ese momento, o sea, el engendro de la dictadura. No tocar el sistema bi-nominal. Y por ningún motivo tocar el sistema capitalista y su forma actual, el neoliberalismo. Finalmente, no juzgar a los culpables de los crímenes, lo ha aceptado toda la Concertación. Lo conseguido en este sentido es producto de la lucha constante de los familiares de las víctimas, o sea, sus organizaciones, un extraordinario grupo de abogados y algunos jueces que son más sensibles y mejor preparados. Pinochet murió sin que la Justicia chilena le tocara un pelo. Y vaya que cometió crímenes de todo tipo, horrendos. Los Díscolos, no son más que la excepción a la regla: un poco de pataleo, pero de verdad, nada. En cuanto a las riquezas nacionales, pienso que es otro tema que estaba pactado. De lo que queda de nacionalización ha habido bastante dinero, la Concertación se conforma con eso. En cuanto a salarios justos. Para que nos hacemos los lesos, la Concertación ha promovido la desmovilización, especialmente de los trabajadores, hasta hace un tiempo con éxito, para mediatizar a los que reclaman. Eso está cambiando porque los trabajadores comienzan a sentir el peso de la burla y el desprecio de la Concertación que en la práctica ha co-gobernado con la derecha.

Yo creo que la lucha por cambiar la Constitución debió ser una tarea principal de la izquierda. Debió ser su bandera de lucha. Hay otros países que lo han hecho, cuando no tenían una obligación moral tan grande como los chilenos, de tratar de cambiar una Constitución hecha a la medida de un tirano criminal. Desde luego aún hay tiempo: pero no se trata de cualquier Constitución. Se trata de conquistar una Constitución que le de al pueblo, a sus organizaciones, una real y efectiva participación,

Pero todo esto que tú me planteas no se puede realizar si no existe una izquierda que luche. No una que negocie sin la participación del pueblo. Hay partidos que vienen preparando, desde hace tiempo, su paso a la Concertación. Olvidan que la Concertación les dio con todo. Los marginó completa y groseramente, Sin embargo hay “acuerdo por omisión”. Omitir, dejar de votar… curioso pacto. Nombrar candidatos que puedan renunciar fácilmente. La conexión de pequeños sectores de la Concertación, que más parecen ser el anzuelo, que una posición sincera, llevan 18 años ahí, encantados, y ahora comienzan a darse cuenta que la Concertación se “olvido” de muchas cosas. Creo, que esa conexión servirá para incorporar nuevos socios, menores, en todo caso. Si les resulta y vuelven a ganar, todo seguirá igual.

T. A.- ¿Qué rescatas de Allende, el de los duros días finales del Gobierno Popular, el de las horas del golpe y el que se proyecta hacia adelante?
M. R. Tal vez no diga nada nuevo. Otros ya lo habrán dichos antes, si hay alguna diferencia es que sigo sosteniendo que Allende dio una lección de consecuencia, de dignidad, de valor y respeto al pueblo que lo había elegido. Sin embargo quisiera decirte que hay algo que me da vueltas en la cabeza desde hace mucho tiempo: creo que los análisis que se han hecho, y en algunos casos por los mismos dirigentes de ese tiempo, ponen al gobierno y todo lo que él significó como el epicentro donde se produjeron los problemas, los errores y las deficiencias que en definitiva nos llevaron a la derrota. No estoy negando que hubieron deficiencias. Lo que estoy tratando de decir, por un lado es que un gobierno que realizó tantos y tan profundos cambios en menos de tres años, es un gobierno extraordinario y que en esa titánica tarea hubo deficiencias. Pero lo que si estoy cuestionando es que el peso de la derrota sea culpa del gobierno exclusivamente. La falencia principal del proceso fue evidentemente política, los errores hay que buscarlos en la dirigencia política, que no estuvo a la altura de las circunstancias. No fue capaz de tener una dirección unificada, esencial en un proceso de tal envergadura. La lucha política la tenían que enfrentar los partidos políticos, no sólo el gobierno. Lo mismo en el plano de una defensa adecuada. A mi juicio, faltó entender correctamente las particularidades del proceso. Por otro lado, digámoslo con franqueza, ¿dónde se encuentran hoy muchos de los dirigentes importantes de ese tiempo? En la vereda del frente.

El dramático y casi bochornoso relato -no desmentido- del 11 en los momentos en que arreciaba la presión militar contra La Moneda, entre el Presidente y un emisario del PS al que Allende, enérgico, increpa: “yo cumpliré con mi deber ustedes cumplan con el suyo”; esa elocuente escena no puede dejar lugar a dudas. En cuanto a la proyección de Allende, yo creo que es un legado vivo, actuante porque en realidad es de gran actualidad y también de futuro. Cuando existen personas que luchan por re-nacionalizar el cobre en Chile. Cuando los indígenas, los campesinos y obreros bolivianos nacionalizan sus riquezas esenciales y cuando los trabajadores de Venezuela, México y muchos otros lugares defienden sus riquezas básicas están pensando en Allende, porque el ya no es un símbolo chileno solamente, ha traspasado hace mucho tiempo las fronteras. Allende esta presente principalmente con los que luchan por la democracia y contra el neoliberalismo.

¿Qué es para ti ser allendista?
M. R.- Rescato de él su consecuencia: dijo que defendería con su propia vida el mandato que el pueblo le había dado, y lo cumplió. No se rindió ante un enemigo infinitamente más poderoso en términos de fuerza y no dudó en enfrentarlos a pesar de ello. Rescato su valor, su dignidad, su honradez y su lealtad, virtudes que han desaparecido de la actividad política actual en Chile. De su pensamiento hago mío su anti-capitalismo y anti-imperialismo y la necesidad de construir una sociedad donde los seres humanos puedan desarrollarse plenamente.

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