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Austeridad fiscal en Chile. Los hechos detrás de las cifras

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Empecemos con una cita del humorista estadounidense Will Rogers. “Yo no cuento chistes. Solo miro al gobierno y cuento lo que hace”.

AUSTERIDAD EN EL GOBIERNO
La semana pasada, con mucha fanfarria, el gobierno de Chile anunció medidas para reducir gastos. El argumento fue que como muchos chilenos tenían que apretarse el cinturón, también lo harían las autoridades. Todo muy bien, excepto que hay una pequeña diferencia. Efectivamente la mayor parte de los chilenos encuentra difícil llegar a fin de mes, con la inflación en torno al 10%, pero Hacienda no tiene ese problema. En realidad, la austeridad en el gasto fiscal es tan relevante como regalarles condones a los eunucos del harem.

De todos modos no es un programa tan, tan austero. El uso de teléfonos celulares y el consumo de electricidad y de agua deben ser reducidos en los círculos oficiales (presumiblemente ya no tirarán la cadena después de cada “cagada”).

Solo los vehículos de más de seis años serán reemplazados. Las consultorías, seminarios y viajes serán reducidos, y cada cual viajará en clase económica si el vuelo es de menos de 10 horas.

Los gastos generales serán recortados en un 25%. No habrá tarjetas de fin de año, excepto por correo electrónico. Detalles más, detalles menos, eso es todo. El Banco Central ya había anticipado la medida. Durante algunos meses su sitio web ha estado pidiendo notas y artículos para un seminario sobre la inflación a realizarse en octubre.

La información estipula claramente que el BC no puede financiar ni los gastos de viaje ni la estadía de quién venga de fuera (supongo que esto debiese garantizar que ningún Iibre pensador extranjero vendrá a molestar la muy confortable ideología del BC).

¿Cuánto ahorrará todo esto? Las autoridades mascullaron una estimación de unos U$ 40 millones. ¡Cielos! Una buena suma, a menos que sepas que en la primera mitad del 2008 el Ministerio de Hacienda tuvo un excedente de siete mil seiscientos cincuenta y dos millones de dólares. El ahorro propuesto equivale a menos de un día de excedente (o sea 0,52%). De modo que los altos funcionarios correrán el riesgo de una trombosis de clase económica cuando viajen a Bogotá o a Caracas para ahorrar un cabo de vela. Tal vez pudiesen esperar un “upgrade” con LAN, pero si estás pensando en ello, Air France acaba de informarme oficialmente que ellos “no ofrecen “upgrades” gratuitos a menos que el avión esté más que repleto”.

AUSTERIDAD EN EL GASTO
Lo que precede sería anecdótico si no fuese porque hay amenazas de acciones más serias para el presupuesto del 2009, que será austero como una medida anti-inflacionaria (una teoría que he desacreditado en mi reciente nota económica “101”).

Pero después de todo, ¿qué es lo que van a recortar? Proyectos que son cruciales y que ya tienen años de retraso. Obras de riego, agua potable para zonas rurales y caminos en la región de Los Lagos, -estos últimos para evitar que la población pierda horas transportándose en barcos inseguros y sin vigilancia-, todo ello está en peligro. Lo que no va a reducir la inflación pero muy seguramente logrará acortar algunas vidas.

Algunas instituciones estatales han estado sufriendo de la austeridad por años. El Servicio Médico Legal estuvo en huelga hace unos días. Sus empleados protestaban no solo por sus salarios de menos de U$400 al mes (menos de 200 mil pesos mensuales) sino por las espantosas condiciones en las que realizan su trabajo.

Uno de sus dirigentes sindicales reveló que les dan solo un guante por autopsia, y si tienen que utilizar las dos manos para manipular un cuerpo, la otra no está protegida. Frecuentemente no hay gas en las instalaciones para tomar una ducha caliente y limpiarse después de un trabajo potencialmente peligroso. Para ello tienen que esperar llegar a casa.

Todo lo cual palidece comparado con la situación del Instituto Nacional. Fundado en 1813, pocos años después de la independencia, este colegio público ha sido por generaciones el modelo de la excelencia de la educación pública en Chile. Hasta fines de los años 60 el país fue en realidad un modelo en la región por el éxito de la educación pública. El Instituto Nacional era lo mejor de lo mejor. Formó la élite sin tomar en cuenta sus orígenes. Fue el ejemplo a mostrar, la vitrina, la Academia Gorodok del intelecto chileno. ¡Dieciocho presidentes de Chile estudiaron allí!

¿Qué han hecho del Instituto Nacional? Arruinarlo.
Sus laboratorios y sus servicios higiénicos son una desgracia. Solo una de sus salas de reuniones está en servicio. Las 25 personas encargadas de la limpieza son insuficientes para cuidar de más de 100 salas de clase utilizadas por 4.200 alumnos en dos turnos. El sistema eléctrico no ha sido renovado en sesenta años y el techo se llueve. El Instituto Nacional solía proponer actividades extra curriculares tales como el ajedrez, idioma japonés y música. Hoy en día, la falta de medios permite solo una: el fútbol.

Ni siquiera hay dinero suficiente para profesores, de modo que algunas clases no reciben lecciones de matemáticas en todo el año, en un país en el que los cajeros tienen que usar una calculadora para dar cambio de un billete de mil pesos cuando el importe es de doscientos, excepto que los graduados del Instituto Nacional no se supone que lleguen a ser cajeros del comercio sino presidentes de la república.

Si lo piensas, puedes recordar el episodio en el que Ricardo Lagos, graduado del Instituto Nacional, erró el cálculo de la potencia financiera relativa de Chile y Venezuela en un seminario de la FLACSO.

Para devolverle el lustre al Instituto Nacional se requieren entre 10 y 11millones de dólares. Actualmente su presupuesto de mantenimiento anual es de 33 mil dólares. No hay que ser un genio para darse cuenta de donde está el problema, ni hay que leer libros de la política económica en Nueva Zelanda, ni viajar a Irlanda, ni invitar expertos de Dinamarca (para no mencionar al presidente de Letonia, que hace poco estuvo en Santiago tratando de darle alguna credibilidad a esa asociación de aldeas folklóricas que se ve a sí misma como una nación). Los ejemplos a seguir, cuando tienes todo ese dinero dándose vueltas inútilmente, debiesen ser los países del golfo Pérsico.

Y LO QUE DICE LA GENTE…
El 6 de agosto se efectuó en Santiago un animado seminario de políticas económicas auspiciado por la Cámara Chileno-Americana de comercio (AMCHAM). En él, dos economistas de diferentes lados del espectro político discutieron el qué hacer con los excedentes fiscales. Ninguno de ellos es un extremista en su propio sector político, y les consideré como gente más bien lúcida.

No estuvieron de acuerdo en qué hacer con los U$ 30 mil millones acumulados (llamados, grandilocuentemente, “fondos soberanos”). Como era de prever, dirás tú. Bueno, lo creas o no, la discusión no fue acerca de saber si reemplazar las instalaciones eléctricas del Instituto Nacional o hacer más rico a un gestor de inversiones de Lichtenstein. Uno de los dos quería invertir en proyectos (en el extranjero desde luego) y el otro propuso invertir el dinero en acciones de empresas extranjeras. ¿Bernie Cornfeld’s IOS o ENRON?

No obstante, no fueron los únicos en perderse. Hace unos días también tuvimos las sugerencias de Ricardo Caballero, un economista chileno recientemente nombrado Profesor de Economía Internacional en el MIT (Massachussets Institute of Technology). El Sr. Caballero, como Franco Modigliani (ver el último párrafo) que también es del MIT, tiene una solución milagrosa para los problemas de Chile. “Hay serios problemas con el mercado del trabajo en Chile” declaró el Sr. Caballero.

Pos bueno, pos vale, pos m’alegro. Sólo podemos concordar. ¿Qué clase de problemas ve el Sr. Caballero entre los trabajadores de Chile? ¿El hecho de que un reciente sondeo de opinión muestra que 45% están descontentos con sus horarios de trabajo? ¿O bien los cientos de millones de dólares que cada año sus empleadores les roban de las cotizaciones para la salud y las pensiones, con plena impunidad? ¿O las lágrimas de cocodrilo de los patrones que protestaron porque ya no podrán trampear pagando menos del salario mínimo?  ¿O es la costumbre de despedir a los trabajadores justo antes de tener que darles un contrato estable, recontratándoles inmediatamente después para evitar pagar las indemnizaciones y otros beneficios? ¿O el truco que consiste en crear una empresa separada para cada tienda de una cadena comercial para evitar la formación de sindicatos poderosos en una sola empresa?

Nada de lo que precede. El Sr. Caballero (que por esto se ganó el premio “La huevada de la semana”) dijo que el mercado del trabajo no es suficientemente “flexible”. Si todo lo ya dicho, unido a salarios miserables, no es flexibilidad, entonces debe estar proponiendo el regreso al esclavismo. Me temo que ni siquiera los seniles vejestorios de la Academia Sueca serían tan locos como para darle el Premio Nobel en el futuro.

UN THINK TANK SE SUICIDA
Algo raro le ocurrió la semana pasada a Expansiva, el think tank que se supone ejerce la mayor influencia en política económica. Para todos los efectos prácticos, desapareció. Fue “absorbido” por un nuevo centro de investigación creado en la moderada universidad Diego Portales. Con menos de 10 años de edad, Expansiva, creación del ministro de Hacienda Velasco, más que un centro ideológico fue un club selecto o una fraternidad de elite cuya membresía era casi obligatoria si querías un cargo importante en el equipo económico (en realidad era más bien al revés). El primer gabinete de Bachelet tuvo cuatro de sus miembros en él. Solo el mismo Velasco permanece. Para entrar debías ser propuesto por otro miembro, y lograr que ninguno de los integrantes se opusiese.

Los miembros del núcleo central fueron invitados a una cena la semana pasada (solo 20 de los 50 esperados aparecieron) y se les dijo que la organización desaparecía. Las negociaciones con la universidad fueron conducidas a sus espaldas. Puede ser que algunos de sus líderes estén juntando paja para la era post Bachelet en una institución académica con más posibilidades de sobrevivir que las miopes fundaciones alemanas, los grupos neofascistas estadounidenses y los emolientes fondos  Mossad que normalmente mantienen vivos los think tanks chilenos.

CARTA NO PUBLICADA POR EL MERCURIO
El 24 de julio le envié una carta al Mercurio. A pesar de que a menudo publican mis misivas, esta vez no lo hicieron. Por lo que reproduzco aquí su texto en español. El propósito es intentar desinflar la exagerada influencia de opiniones que encuentra su origen en grandes instituciones o apellidos. Hace algunas semanas ya me referí al tema de los “expertos” chilenos. A fines de los 80, en medio de la Crisis de la Deuda, tuve alguna correspondencia con Modigliani. No, no el pintor, muerto hace mucho tiempo, sino Franco, el homónimo Premio Nobel de economía. El estaba proponiendo, como solución para el serio problema que enfrentaban los países endeudados, convertir sus deudas en dólares en obligaciones en moneda local.

Su argumento era que esto eliminaría sus problemas de reservas de divisas. Desafortunadamente, a pesar de su Premio Nobel, las cifras de Modigliani estaban tan deformadas como las figuras que pintaba su primo. En la época en que discutíamos el problema no era la escasez de dólares sino un desequilibrio fiscal porque la carga de los  intereses se estaba yendo de las manos.

En la medida en que las tasas de interés domésticas eran casi siempre más altas que las tasas internacionales, aun cuando los mercados de capitales locales hubiesen podido manejar la conversión, habrían provocado una crisis aún peor. Con reticencia Modigliani terminó por concordar conmigo (con la mitad de su boca como decimos en armenio).

Esta es la carta enviada al Mercurio:

Sr. Director,

Las opiniones y predicciones de los organismos multilaterales tales como el FMI o el Banco Mundial suelen tener un gran impacto en Chile. No solamente permiten a las autoridades auto congratularse con los elogios de los informes elaborados en Washington, sino que además son tomados muy en serio por la comunidad analítica y empresarial del país.

Durante mi carrera de 20 años en la City de Londres, tuve oportunidad de interactuar estrechamente con dichos organismos. Debo decir que contrariamente a lo que muchos piensan en Chile, no son ni el oráculo de Delfos, ni una nueva versión de las tablas procedentes del Monte Sinaí.

No obstante la calidad y prestigio de algunos directivos de alto nivel, los analistas que hacen el trabajo en estas organizaciones son simples mortales como todos nosotros. Muchas veces son rezagados que no han podido obtener los puestos mucho mejor pagados en Wall Street, o funcionarios de países en desarrollo “recompensados” con un puesto en Washington. Una misión de varias personas visita el país analizado por pocos días. Se quedan en los mejores hoteles del sector oriente, y se pasean por oficinas gubernamentales y organismos empresariales, donde tienen acceso a opiniones parciales, y a la misma información y a las mismas cifras que cualquier analista que quisiera buscarlos. En general no hacen ningún esfuerzo para entrevistarse con la sociedad civil y tomar el verdadero pulso del país cuyo idioma los integrantes de la misión a menudo desconocen.

La crisis de la deuda de los años 80 y la década perdida que siguió, que resultó en no poca medida de los programas extremos impuestos por estos organismos, debería haber temperado en algo el prestigio exagerado del cual gozan. Nadie sabe mejor si un país está o no en crisis que la gran mayoría de su población, y no algún informe redactado a miles de kms.

Atentamente,

Armen Kouyoumdjian
Ex Subdirector General y Jefe de Estudios International Mexican Bank Londres

11 agosto 2008 (versión española de Luis Casado)

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