No hay duda que los asesinos proceden de modo similar en cualquier tiempo y lugar que se encuentren. Las escenas de morboso triunfalismo en las que se exhibe como trofeo de caza el cuerpo sin vida del comandante Raúl Reyes, envían de inmediato un rayo de claridad a la Memoria histórica atesorada por nuestros pueblos americanos. ¡Cómo no recordar ese lejano Octubre de 1967 cuando, creyéndose victoriosos, mostraron a nuestro Ernesto Che Guevara inerme en la lavandería del Hospital de Valle Grande! Entonces también desfilaron a su lado infinidad de sátrapas y vampiros posando para la “inmortalidad”. Pero ninguno de ellos logró sobrevivir ante el peso de su propia degradación humana. Mientras, nuestro Che y sus compañeros siguen allá y aquí, luchando y construyendo en mil “rincones oscuros” del planeta; vivos, como no los querían.
Ayer como hoy, el Pentágono, la White House y sus lacayos descorchan botellas de champán, refocilándose ante su efímero triunfo. Celebran la victoria de la mentira, sus millones y sus armas, reafirmando en cada brindis su compromiso con la muerte.
Pero quienes apuestan a favor de la guerra como forma de resolver a su manera los conflictos se equivocan una vez más, como en Vietnam, Irak, Palestina, Afganistán…
Del 4 de febrero al 6 de marzo
En corto tiempo han quedado desenmascarados totalmente los que quieren la prolongación del conflicto. Idearon convocar “espontáneamente” a la marcha de repudio contra el “terrorismo de las FARC” del pasado 4 de febrero, pensando movilizar millones de colombianos que les sirvieran de manto protector frente a lo que tenían pensado hacer después a mansalva. Pero ahora se quedan desnudos ante el mundo retratándose como los únicos que no desean la paz, mientras descorchan botellas de champán al conocer la muerte de Raúl y sus compañeros.
A pocos les quedan todavía dudas que el gobierno de Uribe, sus FFMM, la oligarquía colombiana y el imperio no están para nada interesados en la Paz: Con los paramilitares de nuevo cuño y los militares de siempre han continuado masacrando y desplazando colombianos, prolongando así el exterminio y el despojo como si nada pasara; sabotearon hasta cuando no pudieron la entrega de los primeros liberados; detuvieron a portadores de mensajes y evidencias; asesinaron a otros emisarios; bombardearon constantemente en la proximidad de los sitios donde se encontraban en camino los rehenes; cercaron militarmente los mismos, inútilmente. Y cuando constatan que les ha sido imposible impedir que el proceso político en marcha hacia la Paz se haga por fin concreto y tome fuerza involucrando a variados actores nacionales e internacionales, intentan dinamitarlo mediante la operación de exterminio realizada en territorio ecuatoriano.
¿Qué pensarán ahora aquellos ingenuos que concurrieron a la marcha del 4F creyendo que lo hacían apoyando la Paz? ¿Habrán entendido que fueron manipulados y empleados como el aval político que el régimen necesitaba para desarrollar la ofensiva contra la Paz y que les ha utilizado asimismo para cometer la masacre? ¿Se habrán decidido a participar ahora en esta marcha convocada el 6 de Marzo, esta vez contra la impunidad y por la memoria de las víctimas, por el acuerdo humanitario y por la Paz… o se limitarán a encogerse de hombros y continuar formando parte de esos sectores ya fascistizados que apoyan a Uribe y los suyos ante cada una de sus acciones por deleznables que estas sean?
UAV, Tucano A-29B, AH-60L Black Hawk Arpía y LGB Griffin: cuatro jinetes del Apocalípsis en acción.
Quienes insisten dentro de Colombia en una solución militar no parecen dispuestos al diálogo. Para continuar la guerra disponen de poderosos recursos de variado tipo proporcionados por la potencia imperial más poderosa que haya existido jamás y por su aliado, el gobierno de Israel.
La operación de exterminio concretada contra el grupo de Raúl Reyes se efectuó probablemente colocando en servicio lo más selecto de la tecnología de muerte en posesión del régimen uribista. Por vez primera se combinaron para una acción recursos bélicos que están en poder de las FFMM de Colombia desde hace pocos años. Y esto es una alerta en por lo menos dos sentidos.
Uno: es que si se decidieron a utilizarlos es porque estimaron que era el momento adecuado, no solo militarmente hablando sino para presionar con fuerza brutal y generar un hecho político destinado a frenar en seco el proceso de Paz que venía realizándose contra la voluntad del régimen y el imperio (“la guerra es la continuación de la política por otros medios…”).
Y dos: experimentar en el terreno con el poder efectivo y precisión letal del armamento para el caso que más adelante fuera requerido su empleo en un escenario militar de escala más importante (y pueden ustedes adivinar cuál pudiera ser éste).
No me detendré aquí a detallar el grado de participación de las fuerzas militares del Pentágono en la acción que significó la muerte de Raúl y sus compañeros. Las bases militares, los asesores, oficiales, soldados y mercenarios contratistas imperiales e israelies; los recursos de última generación de detección satelital… no se encuentran de vacaciones en Colombia sino trabajando día y noche para lograr su cometido; nos podemos entonces ahorrar retórica en ello. En todo caso la “ayuda” operacional de fuerzas externas aparece como obvia e imprescindible: el armamento empleado, así como la información vital es de procedencia yanqui e israelí y no debería extrañar entonces a nadie que se hayan prestado desde algún sitio del SouthCommand todas las formas de asesoría que el momento requería. Que para eso están, para cuidar siempre sus intereses (1).
De acuerdo a lo que hasta ahora se conoce de la masacre, queda claro que la versión entregada cínicamente por el gobierno de Colombia se derrumba en el ridículo hasta cuando la analiza un niño. Haré de todas formas algunas pequeñas aclaraciones a prueba de bobos, partiendo de la base que la posición exacta del lugar donde se encontraba Raúl y sus compañeros fuera proporcionada por los expertos yanquis y sus satélites adhoc… quiénes sino ellos:
1) NO es verdad que hayan existido combates en el área previos al momento del exterminio de Raúl y sus compañeros, como intenta convencer el comunicado oficial del gobierno de Uribe, dado que es sencillamente imposible que los guerrilleros se hubieran retirado después del supuesto combate a concentrarse en su campamento emplazado en las cercanías y puesto a dormir confiada y relajadamente.
2) Tampoco es posible que hayan sido sorprendidos durante su sueño por un bombardeo “tradicional” efectuado desde una escuadrilla de aviones o helicópteros. Por si alguien no recuerda, estos aparatos son bastante ruidosos a pesar de cualquier tecnología de punta que dispongan y consecuentemente no habrían podido acercarse al “blanco” en punta de pies. Es decir los compañeros no pudieron haber sido asesinados dormidos, sordos, sin haber dejado en pie una guardia (a no ser que Santos nos diga ahora que los guerrilleros estaban profundamente dormidos con motivo de los sedantes y drogas que consumen…).
Se desprenden de esto por lo menos dos consideraciones:
– El primer golpe demoledor no pudo provenir entonces de un ataque “desde arriba”, como en un bombardeo tradicional, sino que se efectuó desde una distancia mayor. Para ello se requiere ineludiblemente del empleo de bombas capaces de dirigirse veloz e “inteligentemente” al “blanco” mientras éste es enfocado con un haz de láser. La velocidad de un ataque de este tipo elimina la posibilidad de respuesta y tentativas de evasión de cualquier blanco; nadie alcanza siquiera a darse cuenta y menos a ponerse a salvo, la sorpresa en este caso es total.
Colombia dispone para una acción de estas características de las LGB Griffin israelíes que pueden ser portadas en los helicópteros AH-60L Black Hawk Arpía o en los aviones Tucanes A-29B, los cuales a su vez tienen instalado los visores láser indicadores adecuados para realizar la acción (Toplite o FLIR Brite Star). Las LGB pueden así ser disparadas y guiadas desde un mismo aparato aéreo que vuela a una distancia de algunos kilómetros del blanco. Todo el asunto radica en mantener bien enfocado con el láser el sitio exacto que se pretende destruir, algo que para militares fogueados en las guerras modernas (como en Irak) no representa mayor problema, pero para el caso de los colombianos no se podría decir lo mismo. Recordar por ejemplo que ninguno de los bombardeos últimos contra los rehenes y sus escoltas en los que han participado Tucanos o helicópteros han dado resultados militares salvo que se quieran contabilizar como tales algunos monos araña, dantas y guacamayas alcanzados; esto nos indica además de paso que en esos bombardeos se emplearon bombas “tradicionales” y no se contó con una asesoría de información satelital de primer orden.
– Para contrarrestar la posibilidad del error en un ataque con LGBs dirigido desde avión o helicóptero, le quedaba entonces a la FFMM colombiana la posibilidad de colocar en tierra, en la cercanía del grupo guerrillero, a uno de sus soldados comando camuflado: un francotirador equipado de un puntero láser cuya misión sería la de “iluminar” con éste el blanco a destruir en tierra (haciendo “zotting”), el cual así sería “visto” y alcanzado a velocidad del rayo por las bombas LGB Griffin inteligentes lanzadas desde alguna distancia por el avión o helicóptero. Sería bueno preguntarse entonces si acaso el único comando militar fallecido supuestamente en la acción, Carlos Edilson Hernández, no habrá desempeñado este rol de posible francotirador “zotter”, pereciendo al ser alcanzado casualmente por las explosiones de las bombas lanzadas por sus jefes.
Solo se conocerá la verdadera participación de este militar cuando las tres compañeras convalescientes de sus heridas puedan entregar su versión de lo sucedido; se podrá entonces, de acuerdo a lo que ellas digan, saber si él estuvo infiltrado como informante desde antes entre las filas guerrilleras o si estaba haciendo el papel de “zotter”, camuflado sin que nadie se enterara en las proximidades del campamento y muriera alcanzado por su propio “fuego amigo”.
Una victoria a lo Pirro…
Aunque con la muerte de Raúl Reyes y sus compañeros se haya golpeado duramente las filas de las FARC, no existen elementos para considerar que se trata de una derrota de la cual no pudieran recuperarse. Una fuerza guerrillera que ha logrado persistir durante tantos años haciendo frente a todo el enorme acoso imperial y nativo, encontrará siempre relevos. Como dice el comandante Iván Márquez: “En el caso colombiano, para que se dé una derrota militar de la guerrilla debe derrotarse primero la pobreza, la exclusión, los abusos del poder, el abandono social, la ausencia de democracia y la injusticia secular. Por la vía militar, la derrota de la guerrilla no es más que una quimera.”
Tampoco el asesinato de quien aparecía como uno de los portavoces en las conversaciones por el intercambio humanitario y los posibles acuerdos de Paz (2), ha logrado detener la iniciativa política en esa dirección que era lo que pretendía Uribe y el imperio. Al contrario, con la experiencia que este golpe artero deja, y para prevenir otros similares pudieran resultar fortalecidas nuevas y diversas formas de coordinación necesarias para la enorme tarea. A pesar de las amenazas pendientes sobre las cabezas de los demás participantes, como las que recibe constantemente la senadora Piedad Córdoba, empiezan a sumarse nuevos actores al largo camino hacia la Paz como es el caso de algunos de los recientemente liberados (3).
Paradojalmente entonces, siguen siendo quienes trabajan en estos momentos por poner fin a un conflicto que no tiene salida militar, los que mantienen en sus manos la iniciativa política que demuestra ante todo el mundo lo inútil de persistir en el empleo de la muerte como método de resolución. Por más que existan poderosos sectores interesados en mantener incendiada Colombia y extender el fuego a otras áreas de la región, sus intentos quedan rápida y ridículamente al desnudo ante las propuestas y acciones que enfilan hacia la Paz.
¡Pero cuidado! No debe subestimarse en ningún momento el peligro latente de una escalada desesperada del conflicto por parte del régimen colombiano y sus mentores en dirección de una mayor tensión y violencia dentro de Colombia, que pudiera abarcar también otros países vecinos. No debe olvidarse que si bien para Uribe y los suyos el problema radica principalmente al interior de Colombia, su amo imperial tiene en mente ideas de poder y control que abarcan más allá de las fronteras. No va éste a renunciar en utilizar a un régimen que se ha constituido en su punta de lanza en la región. Siempre guardarán una carta en la manga para seguir adelante con la guerra sucia contra nuestros pueblos.
Por el momento, poco está logrando Uribe junto a sus generales y ministros pregonando a toda voz que Ecuador por aquí, que Venezuela Bolivariana por allá… mantienen relaciones y apoyan a las FARC, mostrando como prueba algún computador “blindado” que contiene ficheros de supuesta información confidencial y hasta “radioactiva”, fabricados con premura y chapucería. Cacarean hasta por los codos que Chávez y Correa han tenido encuentros con representantes de los “terroristas”… y deberían agregar que asimismo los han tenido centenares de personas y organizaciones colombianas y de todo el mundo que trabajan para que Colombia deje de desangrarse.
No cabrían entonces en los discos duros de los computadores encontrados la infinidad de contactos que la guerrilla ha realizado en la dirección de alcanzar un acuerdo para la Paz, ni tampoco les haría falta a los hipócritas del gobierno complicarse tanto buscando por recónditos lugares las dichosas pruebas, pues es del conocimiento de la comunidad nacional e internacional que existen gobiernos, organizaciones e individuos que están trabajando en esa dirección. La verdadera prueba concreta de ello ha sido el haber obtenido la liberación de algunas de las personas mantenidas como rehenes, a pesar de los escollos que les han colocado en el camino.
Aunque Uribe, los suyos y el imperio amenacen, chillen y enloquezcan, ya no son solamente Hugo Chávez y Piedad Córdoba, junto a los familiares de los retenidos y otros cuantos colombianos dignos quienes se desvelan por alcanzar un acuerdo hacia el intercambio humanitario y la Paz. De poco les ha servido entonces el masacrar a Raúl Reyes y a sus compañeros esperando con ello dinamitar también la esperanza y la decisión de avanzar hacia la Paz. Hoy, el mundo entero tiene sus ojos puestos en Colombia y en los esfuerzos de quienes continúan enfrentando a la guerra con la voluntad de la Paz.
Hacia la Paz Bolivariana
Cada vez queda más claro a la mayoría, que el accionar militar desarrollado en las últimas semanas pretende cerrar a como dé lugar el capítulo de liberaciones unilaterales de rehenes alcanzado mediante los diálogos entre la guerrilla y los diversos personeros nacionales y extranjeros que en ello han participado, para así desmovilizar sin esperanzas a quienes persistieran en construír un camino hacia la Paz.
Pero el amo imperial tiene también sus propios planes que van más allá de dinamitar procesos internos de Paz: pretende como nunca antes utilizar a su peón Uribe como ariete contra los gobiernos populares que le incomodan en la región.
Así como el imperio tiene muy claro que sus problemas regionales no son solamente el caso de “Colombia”; para quienes se encuentran por el lado de nuestros pueblos se abre el desafío de encontrar más y nuevas vías, métodos y formas para continuar con el largo proceso hacia la Paz en Colombia, tantas veces ya interrumpido, incorporando esta vez como nunca antes en cada paso una visión y actitud de internacionalismo bolivariano.
“Bolívar lanzó una estrella, que junto a Martí brilló, Fidel la dignificó, para andar por estas tierras…”
(Pablo Milanés)
Notas
(1) Aporrea Granma Granma
(3) Aporrea
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