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«El Estado cometió el error más grande al acusar a mapuches de terroristas»

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SANTIAGO I Hace unas semanas el etnohistoriador José Bengoa se enteró de una gratificante noticia: su nominación al Premio Altazor 2008 en la categoría ensayo literario, por el libro “El Tratado de Quilín”, que da a conocer un documento clave en la historia de Chile realizado entre mapuche y españoles en el siglo XVII. Pero no es la primera vez que su extenso trabajo es reconocido, ya que ha obtenido varios premios y nominaciones gracias a su prolífica carrera, cuyo campo de trabajo principal gira en torno a la antropología rural, la etnografía de los indígenas chilenos y latinoamericanos, la interculturalidad y la pobreza.

De hecho, el antropólogo fue uno de los integrantes de la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato, creada en 2001 con el fin de preparar un informe que diera propuestas y recomendaciones para instaurar una nueva política de Estado con respecto a los pueblos originarios, que fue entregado en 2003.

Bengoa explica que una de las conclusiones del texto apuntaba a la inexistencia de fórmulas y estructuras institucionales capaces de procesar las políticas indígenas, que, al no tener representación parlamentaria, no cuentan con un camino institucional para plantear sus demandas. Por ende, se preveía una bomba de tiempo, que en estos últimos meses ha dado claras señales de estallar.

Y a pesar de que el informe de la instancia no ha sido considerado en las políticas gubernamentales, la muerte del joven Matías Catrileo, la prolongada huelga de hambre de Patricia Troncoso, los casos de violencia en el sur del país o la militarización de la zona denunciada por los comuneros, son hechos que parecen confirmar dichas advertencias.

– ¿Cómo califica el manejo del Gobierno en el conflicto, que tiene como símbolo la huelga de hambre de Patricia Troncoso?
– Hay un fenómeno muy profundo de discriminación, de desprecio, de mal tratamiento del tema, de malas conciencias. Lo concreto es que hay una persona que estaba al borde de la muerte y que las consecuencias de esto son impredecibles, tanto a nivel nacional como internacional. El tema indígena hoy no es algo baladí en el mundo: tiene mucha importancia, tiene una alta sensibilidad internacional.

– ¿Y esto formaría parte de una “invisibilización” del tema indígena?
– Hay distintas formas de verlo: invisibilizar, criminalizar, pensar que este es un tema policial o que es puramente un problema de desarrollo, de gente pobre. O, finalmente, no pensar. Es un tema que se invisibiliza tanto en la sociedad como en los sectores responsables de la conducción. Hay temas que “molestan” y es mejor no tocarlos.
Realmente encuentro incomprensible la situación.

– En base a sus amplios conocimientos sobre el tema indígena ¿cuál considera debe ser la línea a nivel gubernamental para que este conflicto no siga acrecentándose?
– Creo que es tan evidente que es casi ingenuo decirlo: reconocer la existencia de un conflicto, de demandas, reconocer la existencia de otro, de un sujeto político. Es necesario establecer la relación desde el plano de lo político. Las personas que están presas, son presos políticos. El mismo Estado cometió el error más grande al acusarlos de terroristas, porque al hacerlo obviamente los clasificó en un ámbito que es político.

Por lo tanto, si frente a eso se actúa en términos puramente policiales no hay salida. La salida es que van a haber más presos, más violencia, y el Estado chileno probablemente va a seguir metiendo presa gente, va a seguir habiendo conflicto y va a tratar de manejarlo mediante la fuerza. Pero eso no es resolver nada. Es bien incomprensible, dramática y frustrante la situación que estamos viviendo en este momento. Y lo único que se esperaría es que haya un cambio de orientación lo más rápido posible.

– ¿Y esto se da principalmente porque los pueblos indígenas no están reconocidos constitucionalmente?
-O sea eso es lo formal. Lo sustantivo es que en las relaciones cotidianas haya un reconocimiento. Alguien puede reconocer los derechos de la mujer en el papel, pero si en la práctica no lo hace, quedó en el papel. Hay una relación entre el reconocimiento legal y un reconocimiento cotidiano en el ejercicio de las relaciones. Pero en Chile no existe eso. No existe el reconocimiento de que son personas que tienen demandas políticas y derecho a plantearlas, y que se discutan de igual a igual. Se las descarta antes de empezar a conversar.

Reetnización y globalización

La visión de la actualidad nacional en torno al conflicto estado chileno – pueblo mapuche que manifiesta Bengoa, se sostiene en su amplio manejo del tema. De hecho, una de sus obras más conocidas es ''La Emergencia Indígena en América Latina'', donde plantea una tendencia al resurgimiento de los pueblos originarios en la región y, al mismo tiempo, analiza la urgencia de enfrentar sus demandas.

– La “reetnización" que describe, ¿cómo se vive en el caso de los mapuche?
– Hay algunos casos, sobre todo en el norte, donde antiguas comunidades indígenas fueron perdiendo sus formas más públicas de expresarse como indígenas y gracias a la acción del Estado y de la sociedad que abrió espacios, ellos han vuelto a plantearse como culturas indígenas. Pero no es el caso mapuche. Ellos nunca han perdido su conciencia de pueblo, por el contrario, es uno de los pueblos indígenas de América Latina con más alta conciencia de sí mismos. Lo que ocurre en la cuestión mapuche, y en toda Latinoamérica, es que se ha producido una emergencia de lo étnico, se ha renovado el discurso étnico de tal forma, que hoy se plantea uno mucho más moderno, más fuerte, que no es más ni menos que el discurso de los derechos.

Si uno mira la proclama de los indígenas, reivindica los derechos que hoy le reconoce el mundo internacional. En septiembre de 2007 Chile votó favorablemente en la Asamblea General de la ONU por la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Al leerla, se entiende que tienen derecho a gestionar, gerenciar, dirigir sus propios asuntos.

– ¿Esto también se vincula con el tema de la globalización?
– Hay un factor muy importante y es que frente a este mundo global surgen nuevas identidades o las antiguas encuentran espacios. Y eso es un fenómeno mundial. Es decir, las personas quieren tener varios sombreros: puedes ser miembro de la Unión Europea, español, catalán, diversas adscripciones. Ya no existe esa idea de la adscripción única, propia del patrioterismo del siglo XIX. Se ha abierto un espacio enorme para las minorías y los grupos indígenas, lo que permite mayor comunicación entre ellos. Es cosa de ver seminarios y encuentros en que participan dirigentes. La prensa siempre sigue con una actitud despreciativa cada vez que aparece un dirigente que viaja, como si no tuviera derecho hacerlo y los únicos que pudieran fueran los empresarios y los que están en el mundo globalizado de los negocios. Pero también hay una globalización por “abajo”
Martes 5 de Febrero de 2008

* Gentileza www.elmostrador.cl

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