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La corrupción en la Fuerza Aérea chilena: El hombre en las sombras

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El último negocio de Ariztía
Es probable que "Ariztía" evoque en la mayoría de los chilenos dos cosas: pollos y riqueza. Lo primero, por la agroindustria dedicada a la producción avícola que lleva ese nombre, y lo segundo, por las altas posiciones en la sociedad de quienes llevan ese apellido. Pero Conrado Enrique Ariztía O’Brien (64 años) sale de esa duplicidad de significado y agrega uno propio: tecnología en defensa.

Hasta hace pocos días, nadie sabía que había participado en el negocio con que Chile compró 25 aviones Mirage a Bélgica. Por las cuentas que mantuvo en bancos extranjeros pasó más de un millón de dólares, sospechosos de ser comisiones ilegales por dicho negocio, concretado en 1994. Más aún, desde sus cuentas se emitieron cheques y se efectuaron transferencias a oficiales activos de la Fuerza Aérea.

Su nombre sonó en medio del escándalo que provocó el descubrimiento de que una serie de oficiales de la institución partiendo por el propio jefe castrense, Fernando Rojas Vender, importaban muebles de ratán y otras especies, pasándolos como pertrechos militares. En ese entonces se cuestionó que la FACH también favorecía a la agencia de viajes que tenía Ariztía O’Brien, comprándole la mayoría de los pasajes aéreos para su personal.

Desde mediados de los noventa comenzó una fructífera carrera como representante de fabricantes de armamento del ámbito aeronáutico, además de equipos electrónicos, convirtiéndolo en uno de los principales contactos con la FACH.

El trabajo de la justicia de Bélgica y el alzamiento del secreto bancario por parte de las autoridades de Estados Unidos permitieron descubrir que Ariztía recibió fuertes sumas de dinero desde la Dirección General de Aeronáutica Civil y de la Misión Naval chilena en ese país.

Y hoy se juega una de sus últimas cartas con el proceso de renovación de la flota de aviones de entrenamiento de la FACH, que debe quedar definido antes de mayo. La inversión superará los 100 millones de dólares y el empresario no ha dejado nada al azar para que el modelo PC-21, de la compañía suiza Pilatus Aircrafts, gane la millonaria propuesta (ver recuadro).

La trama
Una copia del pasaporte de Conrado Ariztía figura en los archivos del Espirito Santo Bank, de Miami.
Ariztía O’Brien mantiene varias empresas en Chile. Pero hay una que funciona como su principal referente y centro de operaciones: I-Systems. Esta sociedad anónima cerrada fue creada en 1992 y actualmente mantiene un capital cercano al millón de dólares. Es controlada en un 99% de sus acciones por él mismo, y el 1% restante lo posee su hijo Conrado Ariztía Izquierdo.

En la esquina de Avenida Italia con la calle Colo Colo, Ñuñoa, una de las clásicas casas de ese sector (con antejardín, dos pisos, construcción gruesa y tejuela) es la sede de esta empresa. Ni las dos cámaras de seguridad ni un guardia que ronda de civil el frontis hacen sospechar que en ese lugar se han fraguado negocios millonarios que han llevado a Ariztía O’Brien a manejar casi 20 millones de dólares en sus cuentas bancarias.

"Un hombre discreto", aseguran al unísono un par de cuidadores de autos que trabajan en el sector. No utiliza autos de lujo para desplazarse y su ritmo es tan discreto que los días en que LND intentó obtener una imagen suya o conversar con él, nunca apareció. Pese a los insistentes llamados telefónicos y correos electrónicos, el ejecutivo no quiso responder.

Mánager de los aviones CASA
A través de I-Systems, Ariztía realiza su principal negocio, que es representar a empresas de armamento y asegurar el mercado chileno para ellos. Entre los más destacados, aparte de Pilatus Aircrafts, representa los intereses comerciales de RACAL (dedicada a la producción de tecnología de punta en defensa), Sagem (fabricante de suministros electrónicos) y los poderosos helicópteros Sikorsky Aircraft Corp.

Pero en su trayectoria, desde inicios de la década de 1990, también ha sido el "mánager general" del fabricante español de aviones CASA, de la alemana Siemens Plessey Electronic Systems, BAE Systems (British Aerospace) y Larcan Inc.

Desde 2003, cuando fue creado el sistema de Chile Compra, I-Systems se inscribió como proveedor del Estado. Así, ha logrado realizar ventas por más de medio millón de dólares al año. Dentro de las ventas que más sobresalen están las realizadas a la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), que depende de la FACH: una importación de sistemas de comunicaciones VHF/AM por más de 508 mil dólares (unos 250 millones de pesos).

Su nombre también está vinculado a Dassault, el fabricante francés de los cazabombarderos Mirage. Sagem, una de las empresas internacionales que representa, es una subsidiaria del poderoso constructor galo.

Sagem es un importante fabricante de tecnología de navegación y sistemas ópticos para la defensa.

En 1994, cuando se decidía por la compra de los aviones que reemplazarían la vieja flota de Hawker-Hunter, Conrado Ariztía ya representaba a esta empresa. En ese entonces recomendaba la compra de los Mirage 2000 que pertenecían a Israel, e hizo un informe desfavorable frente a la opción de los Mirage 5 que ofrecía la empresa belga Sabca.

Pero Ariztía sabía que en ese momento tenía más que ganar y poco que perder. La Fuerza Aérea, que encabezaba el general Ramón Vega, se inclinaba por la opción belga. Pero esa alternativa traería consigo otro negocio para Ariztía y en nada perjudicaba las relaciones con Carlos Honzik, el representante de Sabca. Esta última entidad también es una subsidiaria de Dassault, pertenecen a la misma familia.

Los aviones belgas (20 operativos y 5 para repuestos), con un costo total para las arcas fiscales de 109 millones de dólares, si bien habían sido repotenciados por la empresa bajo los estándares de la OTAN (gracias al programa Mirsip), carecían de tecnología de navegación y radar modernos.

Por ello no extrañó que pocos años después, en 1996, la empresa que representaba Ariztía, Sagem, se ganara un millonario contrato de más de 20 millones de dólares para suministrar a la FACH la tecnología requerida.

En un período que va desde 1995 a 1997 etapa que coincide con el pago que hizo Chile a la empresa Sabca por los aviones, Sagem depositó un total de 1,8 millones de dólares en las cuentas que Ariztía mantuvo en el Espirito Santo Bank.

Negocio redondo. Pero no sería todo.

El brazo largo
La justicia belga ha levantado el manto oculto que había cubierto el negocio de la venta de los Mirage a Chile. Carlos Honzik (fallecido en 1999) creó una sociedad de papel en Islas Vírgenes: Berthier Investment Inc. Mediante esta empresa, Honzik abrió una cuenta en el Clariden Bank de Zurcí (Suiza), a través de la cual recibió un total de 14,45 millones de dólares, correspondientes a comisiones para los intermediarios, que, según la justicia de Bélgica, fueron ilegales.

Así, Berthier actuó como caja pagadora que distribuyó el dinero a través de bancos de distintos países, utilizando cuentas a nombre de otras sociedades al portador (off shore) creadas tanto por las empresas como por los intermediarios para ocultar el origen de los fondos y los titulares de esas empresas.

Lo que estaba claro hasta ahora es que se pagaron comisiones al general Jacques Lefebvre (representante de Europavia, otra subsidiaria de Sabca), Bernard Carayon (hoy diputado francés), François de Smet (dueño de Combak, pantalla de Sabca y Honzik en Chile). Pero los últimos antecedentes conocidos indican que una parte de los dineros (1.169.735 dólares) fue a parar a otra sociedad de papel: la Intercountry Holding.

Una vez que las autoridades de Estados Unidos levantaron el secreto bancario se descubrió que dicha sociedad era de propiedad del Conrado Ariztía O’Brien.

La entidad aparece creada en Nassau (Bahamas). Tenía una cuenta (0116154103) en el Espirito Santo Bank de Miami, abierta en septiembre de 1993. En la ficha de cliente del banco estadounidense aparece registrada a nombre de otra entidad, United Management Services Ltd., otra sociedad de papel, creada en Nassau también por Ariztía. Destacan que dicha cuenta asimismo fue asesorada por el ejecutivo del banco Edgard Tatman, el mismo que manejó las cuentas de Augusto Pinochet para ocultar su fortuna en el mismo banco.

Las 12 transferencias
Ariztía, a través de Intercountry, recibió un total de 12 transferencias, entre el 9 de enero de 1995 y el 18 de marzo de 1997.

El empresario chileno ha negado reiteradamente haber participado en el negocio de los Mirage. "Con relación a las negociaciones que hubo para finalmente comprar los aviones a Bélgica, quiero expresar que nunca participé en éstas", declaró Ariztía ante la justicia chilena.

Pero los documentos estadounidenses a los que tuvo acceso exclusivo LND difieren de esa versión. Para la justicia belga, Ariztía recibió parte de las comisiones y se prestó a su ulterior distribución, que "podrían constituir el pago de comisiones ocultas" a ex funcionarios de la FACH.

Ariztía no sólo mantuvo las cuentas a nombre de Intercountry en el Espirito Santo Bank. Cinco cuentas fueron abiertas a nombre de las sociedades que poseía: Intercountry, Management Consultants, Technical Ventures, Organizational Investments, además de la ya mencionada I-Systems.

En su poder mantiene otras tres cuentas (115400327, 115343897 y 106427255). El examen de los movimientos de Ariztía permitió descubrir que envió dinero a dos oficiales en activo de la FACH: el coronel Luis Bolton Montalvo, por 160 mil dólares, y Florencio Dublé, por 60 mil unidades de la misma moneda.

Dublé fue jefe del Estado Mayor de la FACH y también uno de los sancionados en 1998 por el escándalo de los envíos personales realizados por oficiales desde el extranjero utilizando la figura de "pertrechos militares". También se lo señala como jefe de Logística a la fecha en que se realizó la compra de los Mirage.

LND consultó a la FACH sobre las adquisiciones o venta de material en las que Conrado Ariztía haya tenido algún grado de participación entre 1994 y 2007. El Departamento Comunicacional de la institución aclaró que "la Fuerza Aérea no tiene contratos con el señor Conrado Ariztía".

Asimismo, se consultó si existieron contratos con I-Systems durante el mismo periodo. La FACH respondió que "con I-System no ha habido contratos, ni existen actualmente".

No obstante, el examen de las cuentas de Ariztía arrojó que en 1998, una de ellas (la 106135337), que precisamente I-Systems tenía en el Espirito Santo, recibió la suma de 1.143.072 dólares (más de 500 millones de pesos al cambio actual). Los dineros provenían de la Dirección General de Aeronáutica Civil y hasta ahora se desconoce el origen de dicha transacción.

El detalle de los movimientos indica que se realizaron después de transferencias para completar dicho monto: 601.925 dólares, el 18 de febrero de 1998; 350.020, el 22 de abril, y 187.127, el 20 de noviembre.

En ese mismo sentido se descubrió que el 16 de octubre de 1995 se depositaron 136.341 dólares en la cuenta 116153762 de Technical Ventures Inc., provenientes de la Chilean Naval Mision en EEUU.

En su momento, el entonces diputado Nelson Ávila denunció la importación de muebles de ratán y el favoritismo por la empresa de viajes que tenía Conrado Ariztía. Hoy, al senador no le llama la atención que se sigan haciendo negocios con el empresario.

"No me sorprende en absoluto. Los lazos que cultivan por parte de intermediarios en ventas de armas y pertrechos son muy fuertes y difíciles de erradicar. El nombre de esta persona [Ariztía], cuando hice la denuncia de los muebles de ratán, salió a colación por la gran amistad que tenía con el entonces comandante en jefe de la FACH, el general Fernando Rojas Vender".

A juicio del legislador, esos lazos aún se mantienen porque "independiente de las personas, parece ser que tales vínculos se desarrollan con la alta cúpula institucional y de ahí que sea un observador privilegiado de cómo se mueve el cuadro de las cotizaciones urdiendo trabajos o negocios.

En los próximos días la Cancillería debe entregar la traducción oficial del exhorto que envió Bélgica a la justicia chilena, que contendría parte de la información que compromete a varias personas en el pago y movimiento de comisiones. Mientras, la FACH debe resolver si se queda con la propuesta suiza, para los aviones de entrenamiento, que defiende Ariztía. LND

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