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Manifiesto Eco-Socialista (IV y Última Parte)

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IV. MODELO TEÓRICO DE LA DOBLE EXPLOTACIÓN
Según Marx y Engels “la dinámica de evolución de la sociedad humana e está determinada por la lucha social en torno a la apropiación del plustrabajo o su manifestación como plusproducto o plusvalor”, es decir, que la lucha de clases es por la apropiación de este excedente productivo.

Algunas definiciones importantes que debemos a Marx y Engels:

  • Trabajo necesario (tn) = tiempo mínimo invertido en producir los bienes necesarios para reponer las fuerzas productivas, es decir el producto necesario (pn).
  • Plustrabajo (pt) = trabajo más allá del mínimo necesario que genera el plusproducto (pp)

Ahora bien, en el proceso de “realización del capital” como dice Marx, el capitalista tiene un capital acumulado (k) que invierte en este proceso y que se divide en dos componentes:

  • Capital constante (c) que se emplea para adquirir maquinarias, equipos, edificios, etcétera, el cual se deprecia, se desgasta y debe reponerse.
  • Capital variable (v) que es el que utiliza para el pago de los salarios.

Así entonces, la mano de obra contratada con el capital variable (v) genera tanto el producto necesario (pn) para reproducir la fuerza productiva del trabajador y el plusproducto (pp), un valor extra, un plusvalor (pv) o plusvalía que es apropiado por el empresario y cuando vende la mercancía, realiza la ganancia, es decir, el plusvalor o plusvalía se convierte en ganancia, en donde la tasa de ganancia (g) se puede expresar como:

g = m/v+c

En donde m es la ganancia propiamente tal o el plusvalor o plusvalía.

Así las cosas, la tasa de plusvalor (pv/v) es la medida específica del grado de explotación en la sociedad capitalista, también se puede expresar como tasa de plustrabajo (pt/tn) en toda sociedad de clases y este es el coeficiente idóneo para medir el grado de injusticia social en cualquier sociedad.

Hasta aquí, todo bien en general. Sin embargo, en Chile y también en América latina, el pescador artesanal no sufre ni es víctima de la explotación capitalista en el sentido clásico, es decir, de sufrir una expropiación de su plustrabajo.

Sus condiciones de miseria y pobreza que son muy importantes, provienen de la pérdida del acceso a los recursos naturales, a los peces, a la productividad de los ecosistemas naturales. Esto es verdad, no sólo para los pescadores artesanales, sino también para los pirquineros y los mapuches que sufren la expropiación de sus bosques. Al capitalista no le interesa el fruto del trabajo del pescador artesanal, sino más bien, la productividad del ecosistema natural.
 
Pienso que hay dos elementos que no hemos debidamente considerado:

1. La pérdida de productividad de los ecosistemas naturales como resultado de la acción del hombre que requiere ser restaurado para la sustentabilidad de la sociedad humana.

2. El plusvalor o la productividad de los ecosistemas naturales.
La cuestión es que en la teoría del valor neoclásica, que avala “científicamente” la realización del capital, es imposible resolver el problema ecológico, puesto que en su sistema de ecuaciones, al incorporar la productividad de los ecosistemas naturales, se limita significativamente la realización del capital y probablemente tienda a desaparecer, es decir, la rentabilidad del capital no sería sino renta económica de la productividad de los ecosistemas naturales.

En el sistema de ecuaciones neoclásico:

pY= F(wT,bK)

En donde,

            T= Trabajo
            w = VPT (valor de la productividad del trabajo)
            K= Capital
            b = VPK (Valor de la productividad del capital)

Al agregar, la productividad de los ecosistemas naturales:

e = VPE (Valor de la productividad ecológica)

Entonces,
             pY = F(wT, b’K, eE)

Entonces,
             b = b’ + e

O sea, la ganancia tendría que necesariamente aceptarse como parte de la productividad de los ecosistemas naturales, e decir, no sería genuina, sino una suerte de apropiación de la productividad ecológica. Incluso es posible demostrar que b’ podría ser cero y que b sólo podría explicarse por apropiación de rentas de la naturaleza.

Esto que es inaceptable para el modelo de legitimación ideológica de la “realización del capital”, es perfectamente posible incorporarlo en el sistema de ecuaciones de la teoría del valor clásica de Marx.
 
Así entonces, podríamos incorporar los siguientes conceptos:

  • Trabajo necesario humano (tnh) = tiempo mínimo invertido en producir los bienes necesarios para reponer las fuerzas productivas, es decir el producto necesario humano (pnh).
  • Trabajo necesario ecológico (tne) = tiempo mínimo necesario para reproducir o restaurar la productividad natural de los ecosistemas, sin lo cual, es imposible sustentar la continuidad de la sociedad humana (pne).
  • Plustrabajo (pt) = trabajo más allá del mínimo necesario que genera el plusproducto (pp)
    Producto ecológico (pe) = productividad, el aporte productivo, de los ecosistemas biológicos naturales

Así entonces, el trabajo humano en un determinado período de tiempo debería tener como resultado, tanto el producto necesario humano (pnh) para reproducir la fuerza productiva del trabajador, como el producto necesario ecológico para restaurar los ecosistemas (pne), el producto ecológico (pe) y el plusproducto (pp), un valor extra, un plusvalor (pv) o plusvalía. Tanto esta última como el tne y el pe, son apropiados por el capitalista cuando éste controla el proceso productivo y, cuando éste vende la mercancía, realiza la ganancia, la que puede expresarse como:

m = pne + pe+ pp

y la tasa de ganancia como:

g = m/v+c = (pne + pe + pp)/v + c

En donde m es la ganancia propiamente tal o el plusvalor o plusvalía.

La nueva tasa de plusvalor –que es la medida de la explotación en la sociedad capitalista- puede entonces expresarse como:

 (pne + pe + pp)/v

Estos dos nuevos conceptos, el producto necesario ecológico y el producto ecológico, permiten extender la teoría de Marx a fin de incorporar la apropiación no sólo del plusvalor del trabajo, sino también, de la productividad de los ecosistemas naturales, que es una característica muy propia del desarrollo capitalista en América latina.

Así también, permiten hacer de la teoría de Marx, no sólo una crítica a la economía capitalista por su carácter explotador y usurpador del valor del trabajo, sino también por su carácter explotador y usurpador del valor productivo de los ecosistemas naturales. En este sentido la tasa de plusvalor es también una medida de la ausencia de sustentabilidad del capitalismo, es decir una medida del grado de amenaza de éste sobre la supervivencia de la vida en el planeta.
 
V. MANIFIESTO ECO-SOCIALISTA

Un ordenamiento económico, social y político eco-socialista requeriría fundamentalmente lo siguiente:

  • Entender que la sociedad justa, libre y fraterna que sintetiza las aspiraciones humanas en torno a la sincronización entre lo bello, lo bueno y lo verdadero es un desafío permanente y no es posible alcanzarlo de modo perfecto. Constituye una lucha sin cuartel con miras a lograr el predominio de la justicia sobre el abuso, la libertad sobre el esclavismo, la verdad sobre el oscurantismo, la fraternidad sobre la explotación, la razón sobre la brutalidad, la armonía sobre el desequilibrio.
  • Asumir la tarea de replantearse el desafío del “hombre nuevo”, entendiendo que este debe construirse sobre una naturaleza humana imperfecta, frágil y corruptible, en la que coexisten las virtudes con las miserias, las inclinaciones hacia lo sublime como hacia lo decadente y vil, la bondad y la crueldad, la paz y la violencia, el Eros con el Tánatos y, asumiendo que no es suficiente con crear las condiciones externas favorables para el surgimiento de un “hombre nuevo”, básicamente construido sobre las virtudes del alma humana. No obstante, una sociedad de justicia y en armonía con la naturaleza, requiere necesariamente un orden moral nuevo que limite, regule y reduzca considerablemente la tendencia hacia la destrucción, la injusticia, la agresión, la crueldad y la decadencia que anida en la naturaleza humana. Esta nueva sociedad requiere necesariamente de un “hombre nuevo” que valore y privilegie sus aspectos positivos sobre el lado oscuro de su naturaleza.
  • Superar el antropocentrismo exacerbado que hemos heredado de la Modernidad que ha entendido toda naturaleza como un insumo para beneficio exclusivamente humano que ha desprovisto de vida a la naturaleza y que ha legitimado el uso de esta más allá de sus límites. Es imprescindible reconocer el valor de toda forma de vida y propender a instaurar equilibrios y armonías que permitan la coexistencia de las diferentes especies. Un nuevo modo de habitar la tierra, requiere de una revalorización de la vida en todas sus formas.
  • Afirmar la razón como un instrumento fundamental en la construcción de la sociedad eco-socialista y en el modo de funcionamiento del “hombre nuevo”. No obstante valorar el papel que la razón ha de jugar en una sociedad eco-socialista, no debemos olvidar lo que sostiene Joseph Ratzinger en cuanto a que “si antes no podíamos eludir la cuestión de sí las religiones propiamente no eran una fuerza moral positiva, ahora no tenemos más remedio que plantearnos la duda acerca de la fiabilidad de la razón. Pues también la bomba atómica es un producto de la razón”. Es urgente redefinir el papel de la razón entendiendo la urgencia de superar el predominio de la racionalidad formal-instrumental que no ve sino la necesidad de satisfacer la lógica de la optimización y de la maximización de objetivos, independientemente de consideraciones estéticas, valóricas o morales. El llamado es entonces a completar la construcción de la Modernidad, tal como lo señala Habermas, mediante el fin de la dictadura de la racionalidad instrumental.
  • Instalar la “cuestión ecológica” como un tema central de la nueva utopía, vale decir, del optimismo sobre el futuro de la humanidad. Sin embargo y tal como lo sostiene Albert Camus, tratando de plantear el problema de la utopía tan correctamente como sea posible, vale decir, tratando “de hacerlo en el sentido de crear las condiciones para un pensamiento político modesto, es decir, liberado de todo mesianismo, emancipado de toda la nostalgia del paraíso terrenal”. He aquí, también, el aporte que puede hacer la “razón ecológica” a la construcción de un nuevo orden, al postular una vez más en la historia, la necesidad de volver a mirar a la Naturaleza como fuente de inspiración. El desafío ecológico es, en realidad, contribuir a superar el espíritu nihilista, redibujar un futuro abierto y esperanzador. Es decir, es el desafío de volver a creer y poner las energías humanas, personales y colectivas, en busca de un orden algo mejor del que heredamos, en el que la relación del hombre con la naturaleza esté construida sobre el respeto y la valoración de toda forma de vida.
  • Superar definitivamente la sociedad del lucro y de la acumulación. Una sociedad justa y respetuosa de los ritmos y dinámicas de la naturaleza, no es compatible con el lucro como motivación humana ni en lo individual ni en lo colectivo. En una sociedad eco-socialista, el “fin de lucro” es total y cabalmente incompatible con ésta. Una sociedad nueva sustentada en la justicia y en el respeto a la naturaleza debe superar el lucro como razón de ser del “hombre nuevo” y de la “sociedad nueva”, buscando legitimar la solidaridad, la generosidad y la cooperación en el lugar y rol que ha jugado el lucro en la sociedad capitalista. la solidaridad es a la sociedad eco-socialista lo que el “fin de lucro” es a la sociedad capitalista.
  • Superar la noción que ha instalado el capitalismo en cuanto a que el mercado y su lógica de funcionamiento interno, “la mano invisible”, logra ineluctablemente el bien colectivo. En una sociedad ordenada por el lucro, como es la sociedad capitalista, el funcionamiento del mercado tendrá como resultado exclusivamente la acumulación de capital, la pobreza y el abuso. En una sociedad eco-socialista el mercado debe, en primer lugar, ser eficazmente regulado para evitar la acumulación capitalista y para impedir el “lucro”, a fin de que éste sea exclusivamente un mecanismo de distribución y asignación de recursos, cuya eficacia estará determinada por el control democrático y la fiscalización que la sociedad haga de éste. Se entiende que un “hombre nuevo” sustentado en la solidaridad como meta sublime es un insumo crítico para el funcionamiento del mercado eficaz. No obstante, dejado el mercado a la libre expresión del lucro como meta colectiva, éste destruirá inevitablemente la solidaridad como razón de ser del “hombre nuevo” y de la “nueva sociedad”.
  • Legitimar el rol del Estado como una institución que expresa el interés público. En una sociedad eco-socialista el Estado debe jugar un rol preponderante para asegurar que el excedente productivo de la sociedad se oriente al mejoramiento real de la sociedad humana, regulando el funcionamiento del mercado y asegurando la relación equilibrada y respetuosa del orden humano con el orden natural.
  • Superar la propiedad privada de los medios de producción como una institución incuestionable del orden social. En una sociedad eco-socialista, deben tener supremacía las formas colectivas de propiedad en relación con los medios de producción, avanzando hacia la propiedad comunitaria, estatal y cooperativa, dejando la propiedad privada de los medios de producción exclusivamente en los sectores pequeños del aparato productivo.
  • Afirmar la democracia como mecanismo por excelencia del proceso de toma de decisiones políticas. La sociedad eco-socialista se debe sostener exclusivamente en el interés público, en las aspiraciones del pueblo y, para la “nueva sociedad”, no hay mecanismo más eficaz para expresar el sentir y los anhelos del pueblo que la democracia.
  • Afirmar como sujeto de la historia a los trabajadores. En una sociedad eco-socialista el trabajador, sea este campesino, intelectual, profesor u obrero, constituyen los actores irremplazables del proceso social, político y económico. En este sentido, la utopía eco-socialista reivindica la centralidad del trabajo y su reivindicación en el proceso de construcción de la nueva sociedad.

Nota:  Link a las otras partes del documento publicadas anteriormente:

        I   Parte de este documento  

       II  Parte de este documento

       III Parte de este documento  

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