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Con 70 años de diferencia: Guernica e Irak

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Con motivo del septuagésimo aniversario de la barbarie de Guernica, aquel atroz bombardeo de la aviación nazi al servicio de Franco que redujo a cenizas la localidad vasca, se le pregunta al historiador alemán Wolfgang Wippermann, presidente de la asociación germano-vasca Guernica, si se puede hablar de un antes y un después a raíz de aquel trágico episodio ocurrido durante la Guerra Civil española: Guernica significó no solamente un ataque con el terror como arma, sino una fractura de la civilización. Así es como Pablo Picasso lo percibió y lo expresó en su cuadro "Guernica" de forma magistral.

Interrogado acerca del olvido que siguió a tan aciaga jornada, la contestación del historiador es así de clara e inapelable: El recuerdo de Guernica es ocultado, eliminado. Tras la Guerra Civil española y la victoria de los fascistas, el general Franco es recibido en el llamado "mundo libre" en nombre del anticomunismo. Eso provoca que el recuerdo de Guernica quede en el olvido. Evidentemente, en España estaba absolutamente prohibido hablar del tema. Pero es que en Alemania, la Guerra Fría y el conflicto de bloques provocó también que el recuerdo del ataque sobre Guernica cayera en el olvido.

Pienso que se podrían establecer semejanzas entre aquel bombardeo sobre la ciudad vasca y los que de modo intensivo y masivo hicieron posible la conquista y ocupación de Irak a cargo de las tropas anglo-norteamericanas. Hasta el silencio de quienes lo sufrieron, del que apenas tuvimos noticia a través de los medios de información occidentales, se podría comparar con el que perduró durante decenios sobre la barbarie de Guernica. Picasso gritó ese silencio en una obra de arte que nos recordará para siempre uno de las capítulos más desalmados de nuestra historia.

Visto que su presencia en las pinacotecas no ha servido para evitar la barbarie con episodios similares en otras ciudades del mundo, casi sería inútil que un artista iraquí pintase la tragedia de su pueblo a lo largo de estos últimos años. No obstante, quienes creemos en la trascendencia humanizadora del arte sin fronteras ni banderas, frente a los que pretenden sembrar de quiebras las civilizaciones por desbocados afanes de codicia y dominio, confiamos en que algún día nos llegue de Bagdad o Faluya, con sus bibliotecas quemadas y sus escuelas rotas, otro Guernica para su estampación en la conciencia de la Humanidad.

No olvidemos que de aquellas tierras y bajo aquellos cielos arrancaron los albores de la palabra para escribir en paz la voz de la cultura.


Bush huyendo de Guernica
‘El Guernica’ de Pablo Picasso. 1937. La obra representa la brutalidad de la guerra
El Guernica ha alcanzado tal grado de simbolismo que Estados Unidos cambió de escenario para que compareciesen ante los medios los representantes de los países en la sede de la ONU durante los comienzos de la guerra de Irak. Tratar de justificar la invasión y los bombardeos con la desgarradora visión de Picasso a sus espaldas era demasiado bochornoso incluso para la Administración Bush. La copia presente en el edificio de la ONU de New York pasó a un segundo plano.

¿Quién tiene que pedir perdón por Gernika?
Pablo Sanz Yagüe – Madrid – 27/04/2007

Se cumplen 70 años del arrasamiento de Gernika por la aviación nazi, aliada de Franco. Nos compadecemos de las víctimas y execramos a los verdugos, como cada vez que evocamos hechos similares; hechos que retratan a la perfección a sus promotores, aunque tampoco faltan quienes los disculpen y comprendan; sólo hay que acordarse del alboroto que montaron (sectores sociales no precisamente marginales, pues el principal partido de la oposición destacó en esa brega) cuando se retiró la estatua ecuestre del dictador de una plaza de Madrid.

La villa martirizada de Gernika, por méritos propios y por el valor añadido del cuadro de Picasso, simboliza a los ojos de la humanidad la barbarie de la guerra, y con razón -repito- nos conmovemos con el recordatorio de su bombardeo. Pero eso no es motivo para que olvidemos otras ciudades que han sufrido la misma barbarie.

Madrid, sin ir más lejos, soportó bombardeos constantes desde septiembre del 36. Millones de proyectiles cayeron sobre la capital durante la guerra, causando miles de víctimas. Una noche, la del 17 de noviembre, los muertos por esos bombardeos salvajes fueron 200 (no es cierto que los atentados del 11-M fueran los más graves de la historia de Madrid; Franco los superó con creces, a no ser que consideremos terrorismo poner bombas en los trenes, pero no lanzarlas desde los aviones).

Me ofende que el Gobierno vasco exija al central pedir perdón por aquel "crimen cometido en nombre de España". Mal andan de memoria histórica si todavía no se han enterado de que no fue España la que bombardeó Gernika o Madrid, sino una facción de españoles, mientras la otra parte se defendía como podía de tales agresiones.

Puestos a decir dislates, podríamos sugerir al Gobierno vasco que si Bilbao se hubiese resistido a Franco como lo hizo Madrid -en vez de rendirse a las primeras de cambio, pactando por su cuenta y dejando al resto de España con el culo al aire (la España legal, la republicana, la que les concedió el primer estatuto de autonomía)-, quizás no hubiera que lamentar ahora tantos equívocos; y que el Gobierno vasco debería pedirnos perdón a los demás por aquella defección.

Bien está que alimenten sus mitos, pero no a costa de agraviar a otros, y menos a quienes combatieron a Franco con tanto o más coraje que ellos.
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