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México: Descontento social, obstáculo de Calderón

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Con la mirada seria, ceñida por sus profundas ojeras, aclara que el “quinazo” sólo podrá darse si Felipe Calderón y el panismo tradicional derrotan a la organización secreta de extrema derecha denominada el Yunque y al dirigente panista Manuel Espino, en la próxima Asamblea del Partido Acción Nacional (PAN), en la cual serán electos los nuevos 300 consejeros nacionales de ese partido.

En la segunda entrevista con Contralínea, al término de la primera etapa de La Otra Campaña y antes de entrar en lo que denomina una etapa de silencio mediático, el jefe militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) explica que el presidente de México aún no puede actuar en contra de los hijos de Marta Sahagún, Manuel y Jorge Bribiesca, porque carece del respaldo incluso de las fracciones panistas en el Congreso de la Unión. Por ello, especifica, en marzo próximo se definirá el rumbo del sexenio.

Sobre la nueva relación que Felipe Calderón plantea con las fuerzas armadas, el guerrillero advierte que ésta responde a la lectura que hace del país. “Todos saben que la situación social se está agudizando y que no va a haber mejoras económicas, entonces las opciones que tienen es ‘la zanahoria y el garrote’, la represión y las limosnas”, explica mientras prepara su tabaco.

El subcomandante Marcos refiere que Calderón tiene tres obstáculos para concluir su sexenio: el movimiento de Andrés Manuel López Obrador, La Otra Campaña y los brotes de descontento social “espontáneos y más o menos organizados”, como el de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca.

Tras visitar las 32 entidades de la República y “echar” trato con el México de abajo, especialmente con los pueblos indios, el Delegado Zero de la Comisión Sexta del EZLN afirma que la “insurrección civil y pacífica” que impulsa podría acontecer antes de 2010. Reconoce que la vía armada no está cancelada para cambiar el sistema político y económico del país, pero indica que para La Otra Campaña esa opción está descartada.

Espesas bocanadas con olor a maple invaden El Rincón Zapatista, librería y cafetería ubicada en el 7 bis de la calle Zapotecos, colonia Obrera.

El gabinete de Calderón es un símbolo de la pugna por Acción Nacional y por la Presidencia de la República. Se habla de [Francisco] Ramírez Acuña, pero no se habla de [Alberto] Cárdenas Jiménez y de que hay una rivalidad fuerte. De pronto con lo del conflicto de Oaxaca se olvidó la pugna entre Calderón y Espino, y es importante porque en marzo es la asamblea del PAN y va a ser la disputa entre el Yunque y el panismo tradicional, porque Calderón no es del Yunque. De ahí depende la alianza con los bárbaros del norte, con Luis H. álvarez y esa banda. Porque el control de Acción Nacional es el que le va a asegurar el control de la fracción del PAN en las cámaras de Diputados y Senadores a Calderón. Aunque Elba Esther [Gordillo] le está haciendo la chamba con el PRI, quedó resentida porque quería la Secretaría de Educación Pública y se la dio a Josefina [Vázquez Mota].

Todavía hay muchas deudas que tiene que pagar Calderón, no sólo a los norteamericanos, pues a esos aunque no le pidan nada les va a pagar, por eso el recorte presupuestal, por eso el programa económico, por eso ese gabinete económico. Todavía falta que pague muchas deudas a los medios de comunicación, sobre todo electrónicos, a los sectores políticos que le apoyaron, fundamentalmente a Elba Esther Gordillo, y eso se paga con puestos.

Y falta que resuelva la disputa de Acción Nacional, porque el candidato de Los Pinos y del Yunque era Marta Sahagún y luego fue Santiago Creel, y las encuestas iban por ese lado, el que estaba más abajo era Felipe Calderón. Calderón gana porque agrupa al panismo tradicional, lo opone al Yunque y gana la consulta interna. Mientras Creel se dedicaba a aparecer en televisión, en las fiestas charras y todo eso, Calderón empezó a hacer trabajo entre los militantes y consiguió la candidatura, pero entonces se lastimaron mucho, y en la campaña todavía se lastimó mucho a Calderón, sobre todo Espino: entre ellos se estuvieron peleando.

El mensaje de lo de Oaxaca tiene varios destinatarios no sólo afuera, también adentro. Este recular del PRI que decía que iba a vetar a [Eduardo] Medina Mora, que era un maldito y no sé qué, y que luego dicen que lo saludamos y saludan también a Ramírez Acuña, pues es que les están sacando los expedientes: quién del PRI no tiene una investigación por narcotráfico en la DEA que no esté pendiente, pues ahora sí que todos.

Faltan muchos ajustes. En este primer tramo, las definiciones que va a tomar Calderón no tienen que ver sólo sobre el rumbo del país, el manejo de medios y qué imagen le da a los grupos opositores, es también adentro, porque si no, no va a poder hacer lo que prometió, que son las reformas. Si tú me garantizas las reformas en energéticos, en electricidad y petróleo, la reforma fiscal, órale, te apoyamos, y para hacer eso tendría que tener un acuerdo en el Congreso, hasta ahora, desde Salinas, nadie lo ha logrado, ni Zedillo ni Fox, y él va a tener que hacer eso.

–Felipe Calderón sería un presidente muy débil, sin capacidad siquiera para enviar una iniciativa, tal vez por el descontento social que le generaría.
–Sí, por eso, pero para poder hacer las reformas necesita arreglar primero su casa, y luego el barrio y luego el vecindario y así se tiene que ir. La detención de estos de la APPO que no son dirigentes, de Flavio, no es el ‘quinazo’. Todavía falta.

–¿Piensas que se va a dar uno?
–Sí. El golpe a la APPO, a Oaxaca, es decir, las detenciones recientes, no le da la legitimidad que requiere, necesita algo que sí lo legitime y son dos grandes opciones, decimos nosotros: que el EZLN lo legitime ante los que mandan realmente, al decir ‘aquí ya no se va a poder hacer nada sin permiso o por la libre’, que es lo que hizo el EZLN, desafiar todo eso; o que [lo legitime] un sector de la clase en el poder, que son los Bribiesca Sahagún.

–Crees que se actúe en contra de los Bribiesca.
–No todavía, porque no tiene ese control. No puede irse contra nadie de adentro porque los grupos brincan. Todos están olvidando una parte fundamental del sistema político mexicano: el primero de diciembre de 2006 empezó a correr la cuenta regresiva para 2012, todos están en campaña ya, el único que no está en campaña es Calderón, eso es lo que olvidan todos. López Obrador está en campaña y lo que dice es que ‘si antes empecé en el gobierno de la Ciudad de México sobre el PRD, ahora voy a construir una estructura paralela y si pierdo el PRD voy a hacer mi nuevo partido’.
Todo el gabinete va sobre el 2012, toda la Cámara de Diputados y la de Senadores y la Conago van sobre el 2012. Todos empezaron la carrera y eso es lo que dificulta porque ya no se trata de tener una prebenda si todos empiezan a pensar quién sigue, quién es el próximo candidato de Acción Nacional, del Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática o de un nuevo partido, y todos están haciendo su apuesta política en eso, todos en la clase política menos Calderón, porque ése lo que tiene que hacer es tratar de llegar a 2012 y para eso tiene tres grandes cosas en contra: el movimiento de López Obrador, La Otra Campaña y los brotes de descontento social espontáneos más o menos organizados, como el de Oaxaca, que van a seguir ocurriendo. Y él no tiene la perspectiva de, bueno a la mejor se va aventar la reelección, pero creo que salie
ndo así como sale, necesita hacerse fuerte para que esa disputa por el 2012 no lo afecte.

–Qué proyecto de país ofrece Calderón al plantear un recorte presupuestal de miles de millones de pesos a la cultura, la ciencia y educación, y destinar más recursos económicos a las fuerzas armadas.
–La medida tiene dos señales. Primero, la cultura que no sea una mercancía no le interesa al Estado mexicano, en este caso a Felipe Calderón. En ese sentido está recortando el presupuesto para orillar a la cultura a sobrevivir, a convertirse en mercancía. Y por otro lado está el temor de la derecha de que todo lo que signifique pensamiento, creatividad, imaginación es sospechoso de ser subversivo. Desde la época de Salinas, no sólo con Acción Nacional sino con el PRI, hay una ofensiva contra la cultura en México para empezar a invadir los espacios que antes estaban como en una zona libre para promover la creatividad, sobre todo lo que se refiere a la historia: la ofensiva sobre la cultura histórica, sobre las raíces históricas de nuestro país es empezar a convertir el patrimonio histórico de la nación en una especie de mundo de Disney para turistas. Si las ruinas o los restos de las civilizaciones pasadas no son atractivas, pues se trabaja sobre ellas para convertirlas en eso, que es el caso de El Tajín, en Veracruz; Teotihuacan, ese espectáculo de luz y sonido, de efectos especiales en la cultura: como traer la historia, pero la historia agradable, mediática, más cercana al esquema de Hollywood que a lo que significa la raíz histórica de un país.

Entonces Calderón está diciendo dos cosas, una: todos los deberes del Estado que no signifiquen garantizarle al capital una entrada cabal para llevarse lo que tiene que llevarse, no le interesa al gobierno de Calderón. ‘A nosotros lo que nos interesa es mantener el control de la población –que es lo mismo que ofrecía López Obrador, pero por otros medios–, a través del uso de la policía y del ejército, eso es lo que nos interesa, eso es lo que le va a garantizar al capital tranquilidad’. Y todo lo que es un costo extra que no significa un capital político, un capital económico, como el caso de la cultura, queda fuera, ese es el doble mensaje. Además porque fue en este sector, en el cultural y artístico, donde Calderón tiene más repudio por lo que representa Acción Nacional y la derecha, y es en ese sector donde más apoyo tuvo su principal competidor en la elección presidencial que es López Obrador.

El apoyo financiero a las fuerzas armadas.
–Lo que está haciendo Calderón es una lectura de lo que está pasando en el país. él vendió en todo momento la idea de que el problema principal de este país es la seguridad, no la miseria ni el analfabetismo y mucho menos la cultura. Le está diciendo a la sociedad “yo voy a darte tranquilidad, voy a aumentarle el salario a los militares”, aunque esto no signifique una modernización del Ejército, de la armada y del aparato policiaco. Modernización no es que tengan mejores armamentos, la lógica que se está generando con la propuesta de Calderón es que “si la delincuencia organizada está mejor armada y mejor pagada, yo mejoro el armamento y la preparación del Ejército”. Entonces empieza una escala militar. Eso ya lo vimos a nivel mega con la carrera armamentista entre Estados Unidos y la ex Unión Soviética: si el narco usa por ejemplo bazucas, pues que el Ejército use tanques, y luego el narco va a usar cohetes tierra-tierra, que son contra los blindajes de los tanques, y así se va a ir escalando hasta que se compren bombas nucleares locales de pequeño impacto, ahí no hay ninguna solución.

Modernización del Ejército significaría meterlo en una lavadora porque lo que está olvidando Calderón, o no lo olvida, lo sabe y está tratando de dar la propina extra, es que los altos mandos del Ejército tienen ligas con la delincuencia organizada. Aunque siempre el símil de la delincuencia organizada es el narco, no es así, en realidad la mayor entrada de dinero de la delincuencia organizada viene por la trata de blancas, la pornografía, los giros negros, que no tiene la imagen violenta del narco pero es igual crimen organizado y está perfectamente implicado con el aparato de gobierno. El caso de [Mario] Marín en Puebla es sintomático. Prácticamente como fue saliendo a la luz no hay gobernador que haya quedado fuera, empezando por el ex gobernador de Chiapas, [Pablo] Salazar Mendiguchía.

–Además de la lógica de aumentar el salario a las fuerzas armadas, durante el recorrido de La Otra Campaña encontraste en la Huasteca Potosina la militarización de zonas adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y simpatizantes del EZLN, que también está sucediendo en la Montaña de Guerrero, ¿se está preparando el régimen para sofocar este movimiento?
–Lo que está pasando es que esa militarización que hay en lo que ellos llaman los focos rojos es prácticamente a partir del movimiento zapatista en 94. Falta ver la partida que está dedicada a armamento y a modernización, y no sólo es el armamento y la modernización sino también los cursos de intercambio a los oficiales, para que vayan a otros países, a Estados Unidos para ponerlo claro, en esta lógica de convertir a los ejércitos latinoamericanos en las policías internas y que abandonen su carácter de defensores de la soberanía nacional, que ese es el sentido constitucional de las fuerzas armadas en México. Lo que está pasando es que en el gobierno saben que la situación social se está agudizando y que no va a haber mejoras económicas, entonces las opciones que tienen es “la zanahoria y el garrote”, dicen ellos, la represión y las limosnas, decimos nosotros. Pero saben que éstas no van a alcanzar, como detectamos nosotros en La Otra Campaña está esa especie de filtro que va minando la ayuda social que el Estado mexicano destina a los sectores más desfavorecidos, y resulta que no llega nada o llega muy poco. Se trata de inhibir cualquier movimiento precisamente en los lugares donde podría tener base social, que son las zonas rurales, como La Huasteca o Guerrero.

Pero Baja California también estaba militarizado, y no se entiende por qué, porque ni siquiera es ruta del narco, la ruta está en el centro y en el Golfo de México, en el Pacífico no. Lo que se trata es más bien de prever este desplazamiento que vimos de la población más desfavorecida del sur y del sureste hacia el centro con toda la tradición de lucha. En Zacatecas y en San Luis Potosí nos platicaban de este desplazamiento de los coterráneos, o sea, la gente que nació ahí ya no vive ahí, está en otro lado, pero se sigue produciendo, y nos explicaban que están contratando como peones a los que vienen del sur y del sureste. El sur y el sureste aparte de que aceptaría según ellos una alta cuota de explotación, es gente muy rebelde, también la del norte pero en su concepción de ellos no. Entonces, digamos que están tratando de prevenir un estallido social que se dé por focos, pero nosotros pensamos que un estallido coordinado a nivel nacional no hay ejército que pueda con él ni el norteamericano, y si no que lo diga [George] Bush y [Tony] Blair en Irak, que resultó que con todo el aparato ‘no vamos ganando’, dice Blair, que es una forma de decir vamos perdiendo pero más elegante.

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–Además de esta militarización, que se está agudizando, Calderón entra con una represión directa contra el movimiento de la APPO, ¿qué podemos esperar del respeto a los derechos humanos en este sexenio, cuando incluso el
secretario de Gobernación, Francisco Ramírez, es señalado de haber reprimido a los altermundistas en 2004, en Guadalajara?
–La esencia del Estado moderno mexicano, del gobierno mexicano a partir de la época neoliberal, es que no tiene ningún interés en la opinión pública interna, o sea nacional, y tiene mucho interés en la opinión pública internacional. Lo que ellos van a hacer es lo que han hecho en varios sexenios, que es que los derechos humanos importan si brincan a la arena internacional. El caso de los mal llamados globalifóbicos en Guadalajara, en la medida en que no tuvo un impacto internacional fue algo que se fue postergando y postergando, a pesar de que había pruebas; eso le permitió a Ramírez Acuña navegar con ‘que a lo mejor sí o a la mejor no’, era una apuesta sobre todo electoral: ‘si nosotros le damos el mensaje a la derecha en México, y a nivel mundial, de que vamos a optar por esta vía y nos da resultados entonces nos van a elegir’, cosa que así ocurrió.

Lo que está planteando el gobierno de Calderón es la continuidad del gobierno de Fox porque la represión a Oaxaca empieza con Fox y Abascal, y con Fox y Abascal y Peña Nieto fue Atenco, y otros hechos. Y como cada vez un hecho represivo echa al olvido el anterior, Oaxaca dejó atrás a Atenco, han pasado inadvertidos. Lo que pensamos nosotros que va a hacer Calderón es combinar eso con ajustes dentro de la clase política, y con esta imagen de baño de pueblo posterior a la campaña electoral que está haciendo, está diciendo a la gente descontenta ‘si sigues un proceso organizativo independiente –que es lo que es la APPO– esto es lo que se espera’. El destinatario no es sólo la APPO, es también La Otra Campaña, el EZLN y todos los movimientos que se mantienen fuera del círculo de la clase política. ‘A cambio de no hacer nada ahí yo te ofrezco la limosna’, que es la continuidad de la política social de Fox, que fue un fracaso.

Me parece que la diferencia entre Calderón y Fox por supuesto no va a ser encontrada en el programa económico, ni siquiera en el gabinete económico, pues es el mismo de Salinas el que está operando; tampoco en el de política social, que va a seguir en la misma simulación; tampoco en el de la represión, golpes efectivos, selectivos, el acompañamiento de los medios para satanizar al golpeado; la diferencia va a ser en la presencia de Calderón en los medios. A diferencia de la de Fox, Calderón va a cuidar más su imagen pública, porque Fox, en los primeros meses de gobierno, la echó al traste por esas ocurrencias, sus chascarrillos, su forma de ser que hizo perder toda ascendencia moral de la imagen presidencial en la mayoría de la población y ya no se diga en la clase política. Su exposición en los medios va a ser más cuidada y los medios van a estar de acuerdo, les conviene que un presidente no dé esa imagen interna, prefieren a un presidente que dé la imagen de duro a que dé la imagen de un payaso, como fue Vicente Fox. En esa misma línea era la propuesta de López Obrador. él decía que había que recuperar la imagen presidencial, la figura, la silla, lo que representaba la silla, y pienso que en la clase política todos están de acuerdo en eso, que el saldo negativo de Fox para la clase política fue la destrucción de la superioridad moral, ética, política o de capacidad del presidente de la República, como si fuera responsabilidad sólo de Fox y no de toda la clase política. Porque fueron los escándalos de los videos, que se marca mucho el del PRD, pero empieza con el niño verde y luego se siguió con otros que exhibían a la clase política como lo que es: una clase parásita.

–¿Adviertes que se pudieran reactivar las órdenes de aprehensión en tu contra y de toda la comandancia del EZLN?
–Sí. Nosotros lo preveíamos desde antes de que se hiciera pública la Sexta Declaración y por eso el EZLN hace un ajuste interno en su estructura política militar, con el presupuesto de que la totalidad de su dirección es detenida, muerta o desaparecida. Nosotros pensamos que tarde o temprano esta posibilidad se va a ir haciendo cada vez más presente. Y ahora con la detención de los que no son dirigentes de la APPO, pero que los medios manejaron como dirigentes, se vuelve a manejar esto. En realidad el régimen sabe que ni Sosa ni los demás dirigen la APPO, pero el hecho de que se está manejando así es una advertencia para varios lados: por un lado es el movimiento de López Obrador, que a diferencia del EZLN que se le acusa de sedición, todo lo que es rebeldía, a Flavio Sosa y a esa banda es de bloqueo de carreteras, que es todo lo que hizo precisamente la alianza Por el Bien de Todos y el movimiento postelectoral.

Eligieron a Flavio Sosa porque es del PRD, ese es el mensaje. Con esto consiguen que la disputa por la APPO se defina por el lado de las instituciones, por el lado del PRD y no por el lado de los sectores más independientes y autónomos que hay en la APPO, porque el golpe fuerte fue el del 25 de noviembre, que es cuando agarran a toda la chaviza y a la banda, pues porque ahí estaba, ni siquiera les preguntaron si eran o no eran. Ese es el golpe fuerte. El golpe mediático es el que dice ‘vamos a hacer ese ajuste de cuentas con el PRD’. Pero la APPO no depende de los que detuvieron ahora, tienen un peso más fuerte —en todo caso comparándolo con los detenidos después— y buena parte del motor de las movilizaciones de la APPO está puesto. Es como la imagen que utilizaron en Atenco, de que deteniendo a Nacho habían detenido a la dirección del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y resultó que no, que había más gente que ha estado en un proceso de reorganización y rearticulación, y ya cuando se dan cuenta es cuando vuelven a amenazar con reactivar las órdenes de aprehensión contra el resto, pero nosotros estamos listos desde antes.

– Sobre la disputa a la que ha entrado el PRD por un movimiento como el de Oaxaca, ¿crees que haya en el futuro más enfrentamientos de este tipo? Ahora, con la Convención Nacional Democrática, López Obrador tiene un movimiento amplio con capacidad de reunir a muchas personas, pero ¿es posible que más adelante haya un jaloneo por ver quién se queda con un movimiento, con el capital que le puede representar un movimiento como el de la APPO e incluso el de La Otra Campaña?
–El de la APPO es un movimiento legítimo y eso es algo que no tiene la izquierda institucional, ni la lucha electoral ni la lucha contra el fraude. La lucha contra el fraude tenía la legitimidad y la acabaron de vender después de la toma de posesión de Calderón. No sé de dónde se lee que el poder de convocatoria de López Obrador se mantiene. Nosotros vemos que va en declive y que ha provocado mucha rabia y desilusión y, ahora, escepticismo en el movimiento que no era partidario, que era ciudadano. Finalmente les prometieron la Presidencia y no. En la campaña electoral, el fraude era imposible. De hecho por eso López Obrador dedica buena parte de su campaña a convencer a la derecha de que no iba a haber problema, pero en ningún momento hubo una alerta roja del PRD ni de la coalición por un posible fraude.

Entonces a la hora que se da el fraude está el primer golpe porque ‘nos preparamos para festejar y ahora resulta que tenemos que lamentar’. Y luego se da el movimiento postelectoral del ‘voto por voto, casilla por casilla’ y que se va a lograr que se revise la votación y tampoco, y luego la CND como salida para levantar el plantón y la expectativa de que ahora ‘no vamos a permitir que Calderón tomé posesión’, y según los pitazos y lo que hemos visto, sí hubo una negociación de diputados y senadores para permitir la toma
de posesión con un cierto desgaste: el que lo tenía que pagar era Fox más que Calderón. Según esto se estaba manejando lo de una sede alterna y de última hora se da lo de la entrada, y los rumores que hay abajo y el descontento que hay dentro del movimiento de López Obrador es que hubo una negociación entre los líderes de las fracciones para que se dejara esa puerta de trasbanderas libre, y entonces todos aparecieran como sorprendidos.

Entonces la disputa por la APPO es por un movimiento legítimo que al PRD no le cuesta nada perder, porque no ha hecho nada por ese movimiento. Toda la parte última de la campaña que coincide con lo de Oaxaca no hace ninguna mención, todo el movimiento postelectoral no hace ninguna mención. La CND no hace ningún llamado a la movilización después de las represiones fuertes y es hasta ahora que detienen a Flavio, es cuando deciden meterse. Está el antecedente de que les quitaron toda la oposición, todos los que eran críticos se evaporaron, entonces en cualquier momento que surja un movimiento con legitimidad en nuestro país, esta llamada izquierda institucional, el PRD, el PT y Convergencia, van a tratar de entrar por la disputa o se van a sumar al clima de aislamiento, que eso es lo que están haciendo con La Otra Campaña. No hay ninguna referencia a los hechos represivos en contra de La Otra Campaña a pesar de que hay presos dentro de los presos de Oaxaca que son de La Otra Campaña. No hay ninguna referencia a ellos porque dicen que esos ahora sí que son los radicales, los ultras. Es como la revisión de la represión que hubo en el Periférico en la ENAH, que ahí sí se aplica el bando 13 y que luego no se aplica en Reforma, lo que dicen es que ‘se pueden hacer determinadas cosas si las haces bajo mi dirección, y bajo mi dirección quiere decir que yo te negocio’. Imagínate que la dirección de la APPO pase a Jesús Ortega o a Ricardo Monreal, que son quienes han hablado de eso, sería muy triste.

–¿Qué es lo que sigue ahora para La Otra Campaña?
–Nosotros pensamos hacer lo siguiente: a finales de febrero, en la siguiente etapa, es empezar a rehacer el recorrido al revés, desde el norte hasta el sureste, y ya saliendo el resto de la delegación de la Comisión Sexta en visitas menos carrereadas, tardando en las zonas varias semanas o meses y haciendo varios grupos, y nada más el Delegado Zero recorriendo ya las delegaciones, no los actos, sino que va hablar con los compañeros y a tratar de hacer la unidad entre la Comisión Sexta y sus delegados en cada zona y región, para estar ya sobre el programa nacional de lucha. Entonces, según nosotros, viene una etapa más gris, oscura, de menor impacto mediático, a lo que ustedes llamaban el silencio del EZLN. Entonces estamos en silencio y La Otra Campaña va sobre eso, y pensamos que donde reviente pues vamos a tener que entrarle. A lo de Oaxaca nos movilizamos y todo eso, pero debe cumplirse la etapa del programa nacional de lucha, que es lo que nos va a hacer diferentes, es decir, otra forma de hacer política. Nosotros decimos que eso se lleva el 2007 y el 2008 debía ser una nueva definición, ahora sí producto de lo que tocamos abajo todos. Nosotros pensamos que nos golpeen o no nos golpeen podríamos entrar a mediados del sexenio de Calderón ya con posibilidades de ponerle fecha, porque los demás ya le pusieron fecha: el movimiento de López Obrador ya dijo 2012, los únicos que faltan de ponerle fecha son los que van a ganar o sea nosotros.

–Estás pensando en 2010
–No, porque nosotros pensamos que el país nos va marcando la pauta. Claro, 2010, todo el peso en el imaginario nacional que hay, pero quién sabe si aguante, porque por ejemplo Atenco nos precipitó, ahora sí que no estaba programado, no le pusimos fecha para Atenco. Probablemente una medida represiva, sobre todo como está Calderón, lo adelante. La tradición en México es que las cosas nunca son cuando alguien dice que son, la Revolución del 20 de noviembre no estaba programada para el 20 de noviembre, la del 16 de septiembre, la lucha de Independencia, tampoco; pero algo pasa, casi siempre son golpes represivos los que desatan todo y empieza el desorden y luego ya se va acomodando y acaba en un desmadre. Eso es lo que no queremos, que acabe en un desmadre, porque es donde entran los profesionales de la política a agandallar a la gente.

–Dices que la guerra descalifica a muchas personas y por lo tanto no tienen participación y su voz no es escuchada, y que el fruto de una guerra no es para toda la población. ¿Ya das por cancelada la opción armada para cambiar el régimen, el sistema político y económico del país?
–No. Sigue y seguirá existiendo. Para lo que queremos hacer está descartado, porque nosotros no queremos tomar el poder y desde ahí decidir la transformación de la sociedad, pero sí se puede hacer una revolución armada, tomar el poder. De hecho es la tradición histórica de este país para hacer las transformaciones, y de buena parte de América Latina. Pero nosotros no queremos el mismo destino, y si no queremos el mismo destino pues no debemos seguir el mismo camino. Si nosotros hacemos una lucha armada no defensiva sino ofensiva, una revolucionaria, que pasa a destrozar la columna vertebral del aparato represivo del Estado: la policía, el ejército; los tumbas, al Estado se le acaba su soporte represivo y entra en crisis, se corre o lo que sea, y esa organización o ese grupo de organizaciones armadas toman el poder, no el poder militar, toman el poder político, y ahí se deciden las cosas; entonces las disidencias, las críticas, las posiciones diferentes son sospechosas de ser reaccionarias.

Exactamente como el movimiento de López Obrador trató a La Otra Campaña y al EZLN: por ser críticos decían que servíamos a la derecha. En caso de que los grupos revolucionarios tomen el poder, van a tratar todas las críticas, disidencias o posiciones diferentes como al servicio de la derecha, pero ya con el aparato represivo, y nosotros no pensamos que se pueda cambiar así. Aunque limpien de disidentes al país y que desde arriba se decida, no se puede, tarde o temprano pasa la cuota, porque no se pueden construir las cosas desde arriba, decimos nosotros. De hecho así fue y es la historia del EZLN y de los zapatistas: en la concepción clásica que tomó el EZLN la opción armada iba a generar que los pueblos se acercaran y se controlara un territorio, y fue al revés, la acción armada es consecuencia de la organización de los pueblos, y el hecho de que pueda desaparecer físicamente el EZLN y mantenerse la estructura. Nosotros decimos que sí puede ser que se levanten en armas. De hecho en varios estados los que tienen el poder son grupos armados, que no son revolucionarios, son narcos, pero son los que mandan. En varios estados del país no se hace nada si no es con la venía de los cárteles. De hecho ellos son los que ponen a los candidatos, compran los partidos políticos, ahí ya mandan ellos aunque no sean revolucionarios. Pero no está la participación que queremos nosotros.

Antes de despedirse, introduce los dedos en la boca del pequeño saco de tabaco, que desde hace un par horas descansa en la mesa. Con la porción exacta, llena la cazoleta. En el pasamontañas, la apenas ranura de los labios se abre para esa boquilla rota en el medio, incapaz de ocultar el tiempo. El subcomandante masculla: “Qué envidia me dan de ver a un país transformándose desde abajo; qué ganas de reportarlo, yo que soy un viejo reportero”, mientras el fuego instantáneo del encendedor quema las hojas secas con olor a maple. Adornada con un par de pulseras artesanales y uno de sus dos relojes, su mano, que aprensa con fuerza el pequeño saco, desciende hasta el bolsillo derecho del pantalón negro tipo militar. Las últimas bocanadas casi se han disipado. Sólo perm
anece el olor.

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