Nuestra sociedad se mueve sobre una enorme cantidad de excrementos
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9 años atrás 6 min lectura
Pulso Sindical Nº 269 – del 05 al 12 de febrero de 2015
Dineros en cuentas de bancos suizos, negocios en las sociedades anónimas deportivas con ventas de pases de futbolistas que solo sirven para blanquear platas truchas (cualquier semejanza con la trata de personas es pura coincidencia), las movidas de PENTA que ahora comienza a abrir espacios a transacciones similares en SOQUIMICH, las ventas y compras de diversas empresas chilenas a empresarios nacionales y extranjeros, el lucro o no lucro de la universidad ARCIS, el negocio de Eugenio Díaz en la CNA, el millonario préstamo a la nuera de Bachelet y así suma y sigue.
Se trata de millones, cientos y miles de millones de pesos danzando descontrolados aquí y allá, hasta que alguna investigación o una delación descubre la canallada. Explota la bomba en los medios, se acusan unos a otros, dan y exigen certificados de blancura y luego las cosas vuelven a la normalidad.
El capital presente en cada acción oscura y delictuosa del sistema.
En nuestro país se pueden dar el lujo los dueños del dinero de comprar autoridades, envenenar y robar las aguas, cerrar las playas y explotar a destajo. Si los de abajo protestan, siempre tendrán los amos el apoyo irrestricto del estado de derecho y la fuerza pública actuará sin vacilaciones.
¿Si no como explicar que los habitantes de Canela tuvieran que esperar 20 años para acceder al mar, o que se haya condenado a Rodrigo Mundaca quien denunció el robo de agua en Petorca, mientras los rateros siguen intentando evadir la ley, y que los habitantes de Caimanes sean reprimidos brutalmente por exigir que se cumpla la ley?.
No parece llamar la atención que entre los que se roban el agua en Petorca la Ligua y Cabildo estén los Perez Yoma, conocidos por las casas Copeva y por regalar caballos a ministros de estado, o que quienes tienen la grande en Caimanes son los poderosos Luksic que además aprueban créditos a nueras de presidentas en un «dos por tres».
Sobre esta enorme cantidad de excremento se mueve nuestra sociedad, sociedad a la que lamentablemente le importa mas ver traseros y pechugas, exhibidas hasta la saciedad por los canales de televisión a propósito de las vacaciones de verano (y todos los años es lo mismo) que solidarizar con sus hermanos que tratan de enfrentar al capital, en todas sus formas.
Sociedad que enloquece cada fin de semana en descomunales tacos para entrar y salir de la ciudad capital, mientras en las ciudades y pueblos a los que llegan los depredadores, la basura se esparce por todos lados, aumentan los asaltos, los jóvenes se entregan sin control al consumo de alcohol y drogas, mientras la policía se preocupa principalmente de reprimir a miles de vendedores ambulantes que buscan generar recursos para el resto del año.
Es tal la enajenación instalada por el modelo -porque nuevamente es el capital el responsable primario de estos y otros excesos – que casi nadie reacciona cuando el cardenal Ezzati aparece llamando a los laicos para que se manifiesten contra el proyecto de ley sobre aborto.
Sí, el mismo personero que se ha hecho el tonto con las acciones degeneradas de miembros de su grey, el que poco o nada dijo cuando algunas señoritas de bien parieron y les quitaron sus bebes recién nacidos para darlos en adopción, con el apoyo y auspicio de un servidor de la madre iglesia, se permite venir a dar lecciones de moral y de vida.
A no temer, aún, dueños del país, todo seguirá igual o casi igual. Pero váyanse con cuidado porque sus excesos, tarde o temprano, serán castigados.
Es esta enajenación, complementada con altas dosis de desesperanza y temor, lo que permite que el modelo instale un proyecto de reforma laboral como el que está en discusión.
Se trata de un mal proyecto, no cabe duda, pero es el silencio sobre el mismo lo que mas preocupa. No hay suficiente información a dirigentes y trabajadores, que les permitan constatar que les están pasando gato por liebre. El furor de las vacaciones provocará que muchos ni se enteren de cómo se están violando nuevamente sus derechos.
La descalificación patronal del citado cuerpo legal por una parte, y la sobre valorización que del mismo hacen el sindicalismo oficialista y representantes de la coalición de gobierno por la otra, dejan ver claramente el destino final del engendro. Se aprobará otra mala reforma, que ha sido posible de instalar debido a las actuales condiciones en que se encuentra la organización de los trabajadores.
Y es justamente este el punto en el que debemos centrarnos.
No es suficiente el discurso diciendo NO a las propuestas del gobierno. Lo hicimos en 1990, en 2001 y la maquina la han pasado igual sin mucho drama.
Y es que no basta mostrarle los dientes a los poderosos y rechazar lo que proponen. No es suficiente que vean nuestros puños cerrados. Se trata de que contemos con la capacidad orgánica para movilizarnos con rapidez y fuerza, de que tengamos la decisión de dar el combo en el hocico si es que nos provocan en exceso. Y, aunque nos duela reconocerlo, no estamos en condiciones de actuar y reaccionar prestamente.
¿Cuántos son los trabajadores organizados en Chile y cuantos los que podrán negociar colectivamente? Una minoría, que siendo generosos podría acercarse al 10% del total de los que venden su fuerza de trabajo. Y esa minoría no las tiene completamente claras, como que debe recurrir a apoyos externos para sacar adelante sus procesos de negociación e incluso para denunciar abusos de la patronal. ¿Por qué?.
Muchas son las razones. Carecer de conciencia de clase, no tener claro cual es el adversario, haber comprado el cuento de que el dialogo da frutos y que todo se arregla instalando mesas.
Que quede claro. No recibirán mucho los trabajadores si no se asumen como lo que son hoy. Explotados por un modelo que les necesita dispersos, ignorantes, desorganizados.
Es desde aquí que debemos iniciar la construcción. La obligación la tenemos todos aquellos que nos mantenemos de pie, dignos y orgullosos pese a los golpes del sistema.
Tenemos el deber de rechazar las reformas por que son malas, pésimas, pero también estamos conminados a entregar una opinión de por donde debiera ir la discusión de las mismas, para que nadie mañana nos acuse que solo criticamos sin proponer.
Las reformas fueron acordadas por el gobierno, el sindicalismo oficialista y la CPC y como tal se transformarán en nueva ley. Eso debemos denunciarlo a los cuatro vientos y desde ahí incentivar la rebelión.
La gran tarea es ponerse a trabajar de una vez en una propuesta capaz de ser asumida y defendida por los millones de no organizados.
Necesitamos que se instalen en la relación capital trabajo algunas cuestiones mínimas, que no serán concedías por el sistema sino que deberemos de arrebatárselas.
Requerimos de un gran trabajo en la calle para concientizar, instalarnos a la salida de los lugares de trabajo a entregar material educativo, explicar a los desesperanzados como se pueden defender ciertos derechos, como se debe enfrentar al sistema.
Hagamos el esfuerzo por generar organización, por desarrollar la unidad, por derrotar las desconfianzas. Entender que toda acción es importante por mínima que sea, es el mejor homenaje que podemos hacer a quienes constituyeron la Central Única de Trabajadores un 12 de Febrero de 1953.
– El autor, Manuel Ahumada Lillo, es Presidente de la C.G.T Chile
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El objetivo de nuestra lucha es que el poder quede en manos de los trabajadores, que seamos nosotros los que gestionemos la agenda de gobierno; se trata de resguardar los intereses de la mayoría, de derribar la corrupción y la irracionalidad de un régimen neoliberal que mercantiliza todo: la educación, la salud, las jubilaciones, el trabajo y hasta la vida de las personas. En ese contexto debemos crear las condiciones para privar a los parásitos explotadores (a esos que viven de nuestro esfuerzo) de las fuentes económicas que sustentan el control social y político que ejercen sobre nosotros y que incuestionablemente representan un obstáculo formidable para la construcción de un Chile popular.
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