Ya van más de 20 días de huelga de hambre de los ex prisioneros políticos que exigen al Estado mejoras en sus pensiones, legislación en reparación y un mayor protagonismo del Gobierno en los casos en los que piden que se haga verdad y justicia. En Rancagua, los dirigentes quedaron esperando a emisarios del Ejecutivo, mientras desde Santiago se acusa al subsecretario del Interior de buscar debilitar el movimiento mediante maniobras políticas.