Desde el 11 de septiembre de 1973 Chile dejó de ser una república para convertirse en un almacén: todo se compra y se vende, todo tiene un precio. Es cierto que el espíritu de almacenero nos viene de los vascos, que llegaron a Chile en el siglo XVIII, “virtud” que se ha prolongado hasta nuestros días. Nuestros aristócratas compraban los títulos de nobleza en la península para ostentar esos escudos en sus casas solariegas.