En los últimos años la humanidad ha vivido el reclamo de haberse centrado en sí misma. Científicos como Konrad Lorenz, advertían hace varias décadas sobre tal inclinación, explicando el cruel defecto de creernos el -centro de la creación, y no simplemente una rama del gran árbol de lo viviente. Con ello desdibujamos el holograma, descuidando al planeta y a los seres vivos que lo habitan, fundando el progreso en la destrucción de biosistemas y apoyados en el autoengaño, creyendo en la inocuidad de tal destrucción.