Los Herederos
¿Por qué nuestro sistema social nos parece más aceptable que el Apartheid o el régimen de castas? Por la promesa de la meritocracia. El trato implícito que sostiene nuestro pacto social es que, aunque las desigualdades sean enormes, al menos una proporción de jóvenes brillantes podrá ascender, a punta de mérito y esfuerzo, hasta el tope de la pirámide. Sin esa esperanza, el modelo pierde gran parte de su legitimidad, para quedar desnudo como un sistema de castas: la perpetuación de una élite cerrada.
La segregación social en Chile es consecuencia de la construcción de guetos urbanos cargados de injusticia
La segregación es consecuencia de la construcción de guetos urbanos cargados de injusticia y que tienen mucho en común: mala calidad de las viviendas, espacios comunes deteriorados y falta de bienes públicos, mala calidad del transporte y ausencia de conectividad. Cada uno de estos espacios, además, coinciden en tejidos viales internos laberínticos que obstaculizan el libre tránsito de las personas, lo que gatilla un difícil acceso a servicios públicos tales como la salud y la educación, y otros de emergencia como ambulancias, carabineros y bomberos.
La reforma pendiente frente a la universidad de mercado
La educación superior también exhibe estos problemas, las mujeres no están igualmente representadas en las más altas jerarquías académicas, por ejemplo, no acceden a cargos directivos de igual manera. Son evidencias de enormes inequidades, pero también ésta se expresa más sutilmente en estereotipos esperados. El caso de una mujer que se exprese con “exceso de libertad o independencia”, que tenga “demasiada opinión”, o que abiertamente no esté alineada ni sea sumisa, es a veces resentido y rechazado. El lenguaje que se use puede ser también discriminador, y no es algo meramente anecdótico, ni fácil de frenar.
La educación gratuita, pública, laica y universal
Frederick Hayek, el maestro de la escuela neoliberal, sostiene que la desigualdad es connatural al hombre, el ser humano se desarrolla en el mercado y es lógico que venzan los más capacitados, lo que es un verdadero darwinismo social; este concepto es eje de nuestro sistema educacional: siempre ganan, en la competencia, aquellos mejor aprovisionados económica, social y culturalmente. Es cierto que las distintas reformas educacionales lo han humanizado, pero su esencia permanece incólume.