Colombia: Mas allá del Premio Nóbel de la Paz a Santos, la guerra, con sus diversas expresiones, continúa
De nuevo, la élite colombiana ha logrado salir indemne de todo el dolor y el vejamen que produjo en más de 50 años. Esta vez, incluso, con los laureles de un premio Nobel aunque es verdad que a la vista de algunos casos de asignación de ese premio (recientes y no tanto) no demuestran que siempre se premie una voluntad de paz.
Viendo el premio Nobel en ese prisma, parecería más una mampara para esconder una dura realidad: la guerra, con sus diversas expresiones, continúa.
La atribución unilateral del Premio Nobel de la Paz es un escándalo absoluto
La atribución del Premio Nobel de la Paz al presidente colombiano Juan Manuel Santos, y en forma exclusiva, es un gesto que nos deja sin palabras. No podemos dar crédito a lo que oímos y a lo vemos: así es que, ¿el mérito de la firma de un acuerdo de paz sólo se le reconoce a uno de los firmantes? ¿En que estaba pensando el Comité noruego? Para firmar un acuerdo, se necesitan por lo menos dos, y en Colombia, los firmantes eran dos: Santos y las FARC-EP.
Santos, Nobel de Paz: Bofetada a las víctimas de los falsos positivos
Una cosa es reconocer que Santos –desde su perspectiva egoísta y los intereses gremiales del sector oligárquico que representa, interesados en profundizar la inversión en los territorios- abrió la mesa de negociaciones con las FARC-EP. Otra cosa es olvidar que Santos fue ministro estrella de defensa de Uribe cuando cobraba forma el escándalo de las chuzadas y de la parapolítica. Olvidar que fue él quien presidió el bombardeo a territorio ecuatoriano en el 2008, el que en su campaña se ufanó de estar orgulloso de que Colombia fuera visto como el Israel de América Latina.
El Premio Nobel de la Paz para el Presidente Juan Manuel Santos
Las reacciones a la adjudicación de este Premio, como era de esperar, han sido muy disímiles: Ingrid Betancourt, raptada por las FARC en febrero de 2002 y liberada en julio de 2008 plantea, a mi modo ver, muy justamente, que el Premio Nobel debería haber sido otorgado junto con Santos, a las FARC-EP, representadas por Rodrigo Londoño, como jefe de esta organización.