Gracias al enorme poder económico que le da el orden vigente, Andrónico Luksic expresa su opinión indirecta y cotidianamente a gran escala, al punto de poder incidir de modo decisivo en la opinión pública, privilegio que no tiene el resto de la ciudadanía. En tales circunstancias el contenido de un tuit, aparte de previsible, llega a ser un pelo de la cola.