Viejo, pobre, enfermo y solo: el infierno en la tierra
En Chile las más altas tasas de suicidios tienen prevalencia en la vejez y en la juventud. Es que el suicidio y la eutanasia, en muchos casos, se convierte en la forma de evitar el infierno de ser viejo, enfermo, solo, pobre y dependiente, un ser visto por la indolente sociedad como una basura que hay que lanzar al vertedero. Morir dignamente debiera ser un derecho humano, tan importante como el derecho a la vida y a la igualdad entre los hombres y mujeres. Desgraciadamente, cuando los beatos dicen defender el derecho a la vida olvidan que la pobreza condena a un alto porcentaje de los chilenos a una existencia miserable e indigna y, en no pocos casos, a vivir en lo que llaman hipócritamente, en “situación de calle”.
Los abortones de la pinche república
No pocos abortones de la moral aplicada al prójimo se escudan detrás de la defensa de la vida, de los derechos del nonato, olvidando que no levantan un dedo cuando se masacra, o se viola, a los niños ya nacidos, supuestamente “protegidos” por el SENAME, organismo público que les sirve de caja para sus emprendimientos políticos. Y confunden un Estado laico –o supuestamente laico– con un Estado confesional en el que las leyes son dictadas por los “textos sagrados”, la verdad revelada y el dogma.
Benito Lalane, joven haitiano, murió de hipotermia en la comuna de Pudahuel
Convocan a velatón por fallecimiento de migrantes ante indiferencia de la sociedad.
Bajo el lema“Sé una luz” es que este sábado 17 de junio a las 18:00 hrs. se realizará un encuentro en Plaza de Armas a fin de visibilizar estos hechos y posicionar un discurso anti racista y anti discriminatorio. El último caso conocido es el fallecimiento del ciudadano haitiano Benito Lalane, que murió de hipotermia en la comuna de Pudahuel.
El doble crimen a Nabila Rifo
Mucho se ha comentado sobre el caso de Nabila Rifo, mujer y madre de Coyhaique que fue agredida hasta casi la muerte por el padre de sus hijos, un hombre llamado Mauricio Ortega. Todo el morbo en ciernes de una sociedad cartucha e hipócrita se ha visto transcurrir por estos días. En el juicio a Nabila hemos visto de todo, desde la condena pública a su vida sexual hasta su rol de madre, como si todo esto sirviera como justificación a su brutal agresión hasta casi su posible muerte.