Axel Kaiser y la desigualdad como problema de envidiosos
Puede parecer ridículo preguntarse si la desigualdad es un problema de envidiosos, dentro de un contexto mundial en donde la concentración de la riqueza ha aumentado ampliamente durante la pandemia, pero pareciera que buena parte de la elite lo cree, más allá de que solo unos pocos lo digan públicamente.
Evelyn, la envidiosa
«El odio es rectilíneo y no teme la verdad: la envidia es torcida y trabaja la mentira. Envidiando se sufre más que odiando: como esos tormentos enfermizos que se tornan terroríficos de noche, amplificados por el horror de las fantasmagóricas tinieblas. El odio puede hervir en los grandes corazones; puede ser justo y santo; lo es muchas veces, cuando quiere borrar la tiranía, la infamia, la indignidad. La envidia es de corazones pequeños, secos, enjutos y carentes. La envidia nace, pues, del sentimiento de inferioridad respecto de su objeto.»