El nacimiento de un siglo eurasiático. Las alianzas comerciales son solo parte del futuro pacto
Un fantasma persigue a Washington, la inquietante visión de una alianza china-rusa combinada con una expansiva simbiosis de comercio e intercambio de bienes a través de gran parte de la masa continental eurasiática a costa de EE.UU. Y no es ninguna sorpresa que Washington esté ansioso. Esa alianza ya es un hecho en una variedad de maneras: mediante el grupo BRICS de potencias emergentes (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica); en la Organización de Cooperación de Shanghái, el contrapeso asiático a la OTAN; dentro del G20 y a través del Movimiento de No Alineados (NAM) de 120 naciones. El comercio y el intercambio de bienes son solo parte del futuro pacto.
Vladímir Putin: «Las relaciones con China son la prioridad de la política exterior rusa”
Rusia y China están promocionando activamente la idea de formar una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo estable en Asia-Pacífico. Debe fundamentarse en los principios de la igualdad, el respeto del derecho internacional, la indivisibilidad de la seguridad y el rechazo a usar fuerza o a amenazar con ella. A día de hoy esta tarea cada vez es más urgente. Y la futura cumbre se centra en la realización de esta tarea.
Rusia y China firmarán un acuerdo histórico de suministro de gas
El presidente ruso, Vladímir Putin, viajará a la capital china la próxima semana. Se espera que en la visita se firme el acuerdo que garantizará el suministro a China de 38.000 millones de metros cúbicos anuales de gas durante 30 años. China es el mayor socio comercial de Rusia fuera de la Unión Europea. Ambos países esperan que el comercio bilateral llegue a los 100.000 millones de dólares en el año 2015 y 200.000 millones para el 2020.
La voz de los que no votaron
Como si no existiera, ninguna candidatura menciona siquiera el recurso fundamental en base al cual vive y se reproduce la economía chilena: el cobre. Ninguna de las candidatas menciona su recuperación soberana para la República. La razón es clara: ¿Cómo enajenarse a los empresarios de las transnacionales principales donantes de ambas candidaturas?
¿Cómo creer las propuestas de las candidatas cuando Alianza y Concertación en casi 24 años de gestión se han negado sistemáticamente a abordar los privilegios irritantes que dividen irremediablemente la sociedad chilena?