¿Uribe a la cárcel? Corte Suprema de Colombia decreta su arresto y resurge la polarización
Es difícil encontrar en Colombia un personaje que levante tantos amores y odios como Álvaro Uribe. Muchos colombianos levantarían estatuas en su honor, muchos otros sueñan con verlo en la cárcel. ¿Qué papel jugó en la historia del país y por qué genera tantas pasiones enfrentadas entre sus compatriotas?
Pura gente decente
Hace cosa de una década las cumbres iberoamericanas daban oportunidad para departir al entonces jefe de Estado de España, Juan Carlos de Borbón, y al que era presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez. En un par de ocasiones coincidieron con el usurpador mexicano Felipe Calderón, y con el difunto Alan García, quien por segunda vez ejercía la presidencia peruana. En esos encuentros fastuosos hablaban de democracia, transparencia, paz, derechos humanos y esas cosas, y se presentaban como paladines bicontinentales de los más sagrados principios éticos.
Álvaro Uribe bajo arresto domiciliario: oportunidad para la justicia
Según las indagatorias, Uribe y su representante legal sobornaron a una decena de testigos para que modificaran su testimonio respecto de la participación del político en el Bloque Metro de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Éstas fueron una suerte de federación de grupos terroristas de extrema derecha que operaron de 1997 a 2004. Mediante ligas estrechas con los cárteles del narcotráfico, las AUC se integraron con el fin de combatir a las guerrillas que amenazaban a la oligarquía rural, pero también para exterminar a los pueblos indígenas y campesinos que resistían el despojo de tierras emprendido por los propios terratenientes y sus socios del crimen organizado.
¿Estamos ante un nuevo «Fujimorazo», pero esta vez, en Colombia?
La no extradición de alias Jesús Santrich, su liberación y posesión como congresista; la falta de consenso en el Congreso que le ha impedido, hasta ahora, hacer reformas a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP); y el fracaso de su intención de convocar un pacto nacional para realizar reformas a esos acuerdos, con el supuesto argumento de impedir que favorezcan al narcotráfico y acabar con lo que él califica de impunidad, son los más importantes reveses que ha sufrido Duque en estos últimos días.
Colombia: ganó el “niño de los mandados” de Alvaro Uribe
Iván Duque, un hombre joven y sin experiencia política, tiene la desgracia de estar bajo la sombra del delincuente, el ex Presidente Álvaro Uribe Vélez, ahora senador para evadir la justicia. Sus delitos son múltiples y conocidos: el paramilitarismo, el narcotráfico – aliado al Cartel de Medellín, el asesinato de campesinos y marginales en las ciudades, llamados “los falsos positivos”- hasta ahora tiene que responder a los Tribunales de Justicia por el soborno de testigos, y otros cuantos crímenes ligados a él y a su hermano Santiago.
Colombia: entre las urnas y las balas. Cada cuatro días están asesinando a un líder social
385 asesinatos de líderes sociales desde la firma de los acuerdos de paz con las FARC.
“Colombia sigue ostentando una categoría de un Estado democrático, que puede tener algunos problemas como el narcotráfico, como ciertas expresiones de violencia; pero, de lejos, esa definición pálida no expresa lo que ocurre en Colombia. Cada cuatro días están asesinando a un líder social en nuestro país, y eso no quiere decir que el proceso de paz no haya tenido un efecto benéfico. En Colombia han disminuido sensiblemente las cifras de violencia política, pero esa disminución no significa de ninguna manera que la criminalidad de Estado, el paramilitarismo y otros fenómenos como el narcotráfico no sigan siendo una amenaza contra muchos sectores que quieren un cambio político y social en Colombia.»
Una cloaca llamada Colombia
Dicen por ahí, con acierto, que las sociedades, a diferencia de los hombres, primero se pudren y después se mueren. De putrefacciones hace años está hediendo y supurando el sistema político colombiano, con sus lacras de vieja data que se multiplican cual cáncer en cada gobierno, en cada elección, tanto ayer como hoy.
Paramilitares en Colombia: un ‘déjà vú’ de sangre en tiempos de paz
Los grupos armados están copando las zonas que las FARC han dejado libres tras los acuerdos de paz. Las amenazas y asesinatos a líderes sociales, sindicalistas y defensores de derechos humanos se han disparado y temen que el exterminio político de hace décadas se repita. Mientras, el Gobierno de Santos niega el paramilitarismo y habla de crimen organizado. Al presentar este jueves su informe anual sobre la situación de derechos humanos en Colombia, la ONU alertó sobre el asesinato de 127 líderes sociales en el país el año pasado, de los cuales 64 eran activistas y otros tres están bajo verificación.
Colombia: Mas allá del Premio Nóbel de la Paz a Santos, la guerra, con sus diversas expresiones, continúa
De nuevo, la élite colombiana ha logrado salir indemne de todo el dolor y el vejamen que produjo en más de 50 años. Esta vez, incluso, con los laureles de un premio Nobel aunque es verdad que a la vista de algunos casos de asignación de ese premio (recientes y no tanto) no demuestran que siempre se premie una voluntad de paz.
Viendo el premio Nobel en ese prisma, parecería más una mampara para esconder una dura realidad: la guerra, con sus diversas expresiones, continúa.
El libro de Sergio Camargo: “El narcotraficante Nº 82 Álvaro Uribe Vélez, Presidente de Colombia”
Para tratar de entender lo que ocurre en Colombia
El texto reseña, publicado en el año 2008, entre otras cosas, que en los años 90 el ex presidente Uribe figuraba en una lista elaborada por Estados Unidos, como uno de los narcotraficantes más peligrosos de América Latina. En la misma lista, justo tres números antes, en el puesto 79, también aparecía el famoso narcotraficante Pablo Escobar.