“Un sobreviviente privilegiado sin derecho a callar”
por Reinaldo Antonio Erick Zott Chuecas (Austria)
13 años atrás 24 min lectura
Estimados Srs de la Agencia de noticias Orbe.
En la medida que se han tomado la libertad de citarme – sin previa consulta, ni concederme la oportunidad de desmentirles – como autor de declaraciones falsas, que buscan confundir y manipular a la opinión publica, me veo en la obligacion de exigirles que publiquen y difundan – de igual forma – mi categórico desmentido (Krassnoff: Prisionero por Torturar a Chile) a las infamias de Krassnoff vertidas en su libro y hoy profusamente difundidas a traves de su agencia, bajo el falso titulo “Declaracion Judicial de Ex Mirista….” Cabe decir que no existe en ningun tribunal chileno, ni del mundo, una declaracion en donde yo afirme lo publicado mas abajo, en todos los procesos en que he declarado queda expresamente claro que Krassnoff fue autor material e intelectual de los crímenes por los cuales se me cito a declarar y posteriormente se le ha condenado. Por lo tanto, les ruego que – en aras a las obligaciones legales y de etica periodistica – informen debidamente a opinión publica y publiquen mi desmentido en el adjunto aludido, de la misma forma y contexto que la información difundida por ustedes mas abajo.
Agradeciendo de antemano la favorable acogida, les saluda Atte.
Reinaldo Antonio Erick ZOTT CHUECAS
Funcionario ( R ) United Nations
Johannesgasse 3
A-1010 Wien (Viena-Austria)
Tel. 0043 699 107 66773
E-mail: erick@floridita.at
ESTAS SON LAS DECLARACIONES INVENTADAS PARA DEFENDER LO INDEFENDIBLE:
(ORBE) SANTIAGO, 21 de Noviembre de 2011 13:51
DECLARACION JUDICIAL DE EX MIRISTA ERIC ZOTT NIEGA TODA PARTICIPACION DE KRASSNOFF EN TORTURAS CONTRA DETENIDOS
En el marco de la polémica generada por el acto en homenaje al brigadier (r) Miguel Krassnoff, continúan apareciendo diversas informaciones relacionadas con el uniformado, entre ellas la declaración judicial dada por el jefe del MIR en la Región de Valparaíso, Eric Zott, quien también era integrante del Comité Central, en la cual niega que el ex militar haya torturado a integrantes del movimiento.
En los careos sostenidos ante la ministra en visita Gloria Olivares, a partir de Octubre de 1992, Krassnoff fue informado que sería careado con con un testigo clave que acababa de arribar al país procedente de Londres, y el cual se presentó ante Olivares afirmando: «Señora, mi nombre es Eric Zott».
En la declaración, el ex MIR indicó que «mire, señora Ministro, son la una diez de la tarde. A mí me invitaron a esto, a participar en este proceso como testigo. Al saber que se trataba del señor Krassnoff, acepté de inmediato. Felizmente me pagaron el pasaje, la estadía y todo. Mi avión aterrizó, aproximadamente, a las once de la mañana. Yo vivo en Londres actualmente y trabajo en la BBC. Pero no estoy aquí para lo que usted cree señora Ministro, yo vine exclusivamente porque quería conocer personalmente al, en esa época, señor Teniente Krassnoff».
«Pese a no haber tenido jamás ningún contacto con él, quería conocerlo. A este señor yo no lo vi nunca antes, para que usted sepa, señora Ministro. Que quede claro, él no me detuvo, ni me torturó, ni nada. Sin embargo, mientras yo estaba en actividades, cuando estaba a cargo del MIR en mi región, escuché hablar mucho de él. Porque él, evidentemente, cooperó bastante en nuestra derrota», expresó.
Mientras Krassnoff miraba de reojo la escena, Zott prosiguió: «En nuestras conversaciones clandestinas internas se hablaba mucho del Teniente Krassnoff. Él hizo, realmente, un trabajo de inteligencia. Conversó mucho con cada uno de los capturados, habló mucho con los nuestros. La verdad es que yo no tuve acceso a ninguna información relacionada ni con tortura, ni con nada parecido, practicada o supuestamente practicada por el entonces Teniente Krassnoff, que es el Coronel que está sentado aquí. Por eso me llamó mucho la atención, porque realmente con su trabajo quebró muchos compañeros nuestros. Muchos terminaron delatando depósito de armas, depósitos logísticos, casas de seguridad».
«Por nuestras redes me llegó también la información sobre la historia de su familia. Con todo respeto, mi Coronel, qué carajada le hicieron los marxistas a su familia, ¿no? Me interesó tanto esto que, tras ser detenido, cuando fui expulsado y exiliado del país, decidí irme a Austria. ¿Sabe por qué escogí Austria? Porque quise comprobar la historia del Teniente Krassnoff. Efectivamente, me fui a Austria, porque usted nació en el Tirol, ¿cierto?» «… Sí, efectivamente…», respondió el oficial. «¿Y fue bautizado en la Iglesia de San Miguel?» «…Sí…» «Yo vi su partida de nacimiento, señora Ministro. Nació ahí. Vi también un monumento a los caídos, a los Cosacos, a los combatientes del Ejército Ruso Blanco, caídos y traicionados por los ingleses y entregados a los soviéticos. Eso fue una barbaridad, eso fue un holocausto. Los soviéticos se encargaron de liquidar a toda una casta, una casta privilegiada, hombres intelectuales, gente guerrera, que representaba la máxima tradición del alma rusa. Ellos los martirizaron. Al papá y al abuelo de mi Coronel, que está sentado aquí, se los llevaron después a Moscú. Estuvieron dos años en la cárcel de Luvianca. ¿Sabe usted, señora, que le ofrecieron al papá y al abuelo trabajar para los marxistas y que ellos se negaron? ¿Sabe que fueron colgados y sus cuerpos fueron hechos desaparecer? ¿Sabía usted esto, señora Ministro?», afirmó.
Finalmente, Zott terminó afirmando que «ya le conté que en la actualidad yo trabajo en la BBC de Londres. Nosotros estamos esperando obtener la autorización de desclasificación de los últimos documentos de la Conferencia de Yalta. Este fue el último de los horrendos crímenes cometidos por los aliados y manejado por Moscú. Esto no puede quedar en la impunidad. Nosotros, la BBC de Londres, estamos esperando la desclasificación de los documentos, porque vamos hacer un documental al respecto. Señor Krassnoff, aquí tiene mi tarjeta. Señora Ministro, usted me va a perdonar, pero yo tengo vuelo a las cuatro de la tarde. Señor Coronel, con todo respeto, ha sido un honor, me tiene su disposición, lo que se le ofrezca. Con permiso. Hasta luego».
Prisionero por torturar a Chile
La reciente publicación de “Prisionero por servir a Chile”, de Miguel Krassnoff Martchenko y Gisela Silva Encina , es una burda manipulación de los hechos históricos y semi biográficos por el otrora torturador, que se hacía y aún se hace llamar un “inocente analista”
de la infaustamente recordada DINA.
Erick Zott, una de sus víctimas, desmiente puntualmente cada una de las difamaciones que, sobre él, pretende hacer este criminal.
Erick Zott (Austria)
Prisionero por servir a Chile revela la acción desesperada de un ex oficial operativo de la DINA, Miguel Krassnoff Martchenko, condenado por crímenes de Lesa Humanidad para reclutar voluntades que apoyen su “causa” criminal.
Esta biografía por encargo, refleja fielmente el autorretrato característico de quienes, como él, no han tenido la dignidad, ni el coraje civil de asumir sus responsabilidades, ni de responder por sus actos ante el Estado que lo acogió, ni ante la institución que lo invistió para la defensa de su país y no para el asesinato de sus ciudadanos, y mucho menos ante los subalternos que involucró en acciones criminales. Miguel Krassnoff Martchenko, tampoco ha sido capaz de firmar con su nombre esta versión fantasiosa mediante la cual pretende auto exculparse de todos los crímenes cometidos. Un triste legado para un actor comprometido y condecorado por sus “atributos” y “habilidades” operativas en la guerra sucia y quien, al mismo tiempo, se encubre de “inocente analista” frente a los tribunales, su familia y la opinión publica.
Me avocaré, pues, a desmentir los abusos de razón y difamación que directamente me aluden y que están expuestos en las páginas 169, 170 y 171 bajo el título: Un paréntesis: el testigo venido de Londres
Los hechos
El 25 de septiembre de 1992, fui citado por la Ministro en Visita de la Corte de Apelaciones de Santiago Sra. Gloria Olivares, con el objetivo de ratificar mi declaración policial frente al tribunal a su cargo. Como consecuencia de esta declaración, el día 28 de septiembre del mismo año, se realizó un careo con el inculpado Miguel Krassnoff Martchenko, para ratificar mis dichos referente a las funciones que me eran conocidas de éste como jefe y responsable operativo de la DINA en la represión al MIR.
En aquella declaración afirmé que al momento de mi detención -17 de enero de 1975- pude constatar que Miguel Krassnoff Martchenko, conocido por el alias de “Capitán Miguel”, pertenecía a la jefatura de la Brigada Caupolicán (dependiente de la Brigada de Inteligencia Metropolitana de la DINA) y tenia bajo su mando directo las unidades operativas Halcón 1 y Halcón 2, unidades con dedicación exclusiva a secuestrar, interrogar bajo torturas, a todo sospechoso(a) de estar vinculado en alguna forma con el MIR. El “Capitán Miguel”, junto a Marcelo Moren Brito, alias “El Coronta”, su jefe superior (jefe de todas las unidades operativas BIM-DINA adscritas al Cuartel Terranova) eran los dos personajes más representativos y reconocidos del terror que reinaba en el “Cuartel Terranova” o “Villa Grimaldi” en esta época[1]
Toda persona relacionada con temas judiciales conoce el rigor protocolar que rodea una declaración bajo juramento frente a un tribunal. Y más aun las formalidades requeridas en un careo entre testigos e inculpados, realizados en presencia de un Ministro en Visita de la Corte de Apelaciones. Por lo tanto, el relato contenido en las páginas aludidas de su libro, es una burla a las víctimas, al sentido común de las personas que desean conocer la verdad y, de paso, al tribunal en referencia. Ningún testigo impone condiciones, ni da instructivas al juez responsable de la causa.
Dicho lo anterior, no prestare atención a los falsos diálogos-monólogos que, según los autores del mencionado libro, yo le habría formulado a la Ministro y al inculpado, por tratarse una torpe ficción para inventar opiniones de reconocimiento que buscan lustrar una conciencia desbordada de daños irreparables. Sólo me voy a referir a las difamaciones que según su relato yo habría dicho en el marco de este careo.
Aclaraciones
1. Londres y la BBC: En primer lugar debo señalar que fui detenido por la DINA el 17 de enero de 1975 en Viña del Mar [2] detención que se prolongó hasta el 6 de noviembre de 1976, fecha de mi expulsión del país. Desde el 7 de noviembre de 1976, resido en la ciudad de Viena (Austria) y desde 1979 trabajo para las Naciones Unidas (UNOV). Eso quiere decir que nunca he residido ni de manera temporal o permanente en otra ciudad u otro país que no haya sido éste y, menos en Londres. Tampoco he trabajado ni he establecido contacto alguno bajo ningún concepto o pretexto con la BBC de Londres.
Por otra parte, al momento de mi salida forzosa de Chile tampoco tuve la opción de elegir el país donde pasar mi exilio, y, en el caso de haber sido así, seguro que no lo hubiera hecho influido por el interés de conocer el pasado de Miguel Krassnoff Martchenko y/o sus antepasados familiares, como se afirma de modo teatral en el mencionado relato.
2. Pagos de pasajes y estadía: Desde mi detención, he hecho innumerables declaraciones policiales y judiciales (dentro y fuera de Chile) relacionadas con investigaciones a las violaciones de los DDHH. Afortunadamente, hasta hoy, nunca me he visto en la obligación de demandar reposiciones o pagos a ninguna institución privada o del Estado para cubrir los gastos originados por éstas. Con esto no quiero, desde luego, desacreditar a aquellos testigos sobrevivientes que por justas razones se han visto obligados a solicitar apoyo material para estos efectos.
3. La DINA versus Inteligencia: “Tortúrenla(o) hasta que se muera”
Tuve la suerte de sobrevivir la labor de Inteligencia de la DINA y la de sus “analistas”.
La aplicación indiscriminada de flagelaciones y tormentos de toda índole a las víctimas, fueron los únicos “métodos” para la recolección de información de las llamadas fuentes directas, como se dice en el argot de Inteligencia. En Villa Grimaldi -como seguramente ocurrió en los otros centros de tortura- se escuchaba diariamente los gritos de los “analistas” Marcelo Moren Brito y Miguel Krassnoff Martchenko tortúrenlo(a) hasta que se muera. El terror de la DINA consistió en hacer vivir la tortura y la masacre de las víctimas a flor de piel las 24 horas al día.
Es de señalar, por otra parte, que en la DINA los interrogatorios no eran registrados de ninguna manera, ni escrita, ni grabada, por lo tanto, los agentes en presencia y acto conocían la información, la “procesaban” y “actuaban” en consecuencia, todo al mismo tiempo. Además de que un agente operativo de la DINA (como el caso de Miguel Krassnoff, alias “Capitán Miguel”) tenía la multifunción de detener, interrogar y analizar la información obtenida para volver a comenzar con nuevas detenciones y así continuar con el espiral represivo. Después de dar por concluido un caso bajo investigación, el oficial al mando de la unidad responsable procedía a calificar los detenidos y sobre estas evaluaciones se decidía el destino final de la víctima.
Por lo tanto, la única característica y definición indiscutible para este camuflado organismo de inteligencia, es que fue una asociación ilícita para ejecutar el exterminio de los “enemigos políticos” de Pinochet, con licencia para matar y delinquir sin límites, quedando respaldados por la impunidad global que les garantizaba Augusto Pinochet.
4. Miguel Krassnoff Martchenko y sus antepasados
Al casi concluir el careo con Miguel Krassnoff Martchenko y en una obligada interrupción del actuario de la Ministro, se debió hacer una pausa, momento que el Sr. Krassnoff utilizo para un iniciar un Smalltalk que más o menos se desarrollo de la siguiente manera:
Miguel Krassnoff Martchenko (MKM): ¿Así es que usted vive en Austria?
Erick Zott (EZCH) : Efectivamente…
MKM: Interesante país…
EZCH: Así es -asentí nuevamente y acotando a continuación- especialmente para usted…
MKM: ¿Porque debería serlo?, preguntó
EZCH: Porque usted nació en Austria (15 de febrero de 1946, en el hospital de Lienz, Osttirol, Austria)
Acto seguido, MKM se desabrocho la guerrera y le pidió permiso a la Ministro para fumar…el que yo supiera que el había nacido en Austria lo desconcertó y la curiosidad paso a ser el factor dominante de este inofensivo Smalltalk. Hubo un silencio que delató el no saber como continuar y posteriormente el preguntó…
MKM: ¿Cómo lo sabe?
La Sra. Ministro intervino diciendo que si queríamos, estábamos autorizados a conversar Off the Record.
Sin dudar, decidí relatarle lo que sabía sobre su pasado y sus antepasados.
EZCH: Hace unos años, en un reportaje de la televisión austriaca (ORF) referente al rol de Austria en la llamada “Segunda Republica” (“Oesterreich II”), en el capítulo que hace referencia a las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial (mayo de 1945). El relato pone atención en el frente Sur, en el Norte de Italia, donde las tropas alemanas se batían en retirada y al mencionar a sus aliados, se hace referencia a una Division Cosaca al mando del General Timofei Domanows, una agrupación militar compuesta en su mayoría por refugiados cosacos y sus familias [3] A esa fecha ellos tenían la finalidad de apoyar la retirada de las tropas alemanas hacia el Norte (protegerlos de los partisanos de la resistencia italiana). Al mostrar algunas imágenes sobre ellos, se hace referencia a Piotr Nikolaevich Krasnow (1869-1947) [4], quien en los últimos meses se había integrado como Ataman a esta agrupación.
Estupefacto al escuchar el nombre Krasnow, redoblé todos mis sentidos y la atención en el programa. Aquí me informo, que el 7 de mayo de 1945, las tropas cosacas, después de haber cruzado la frontera austro italiana en el Tirol del Este, se entregan a los ingleses y estos los recluyen en un improvisado campamento en el valle del río Drau (Drautal) en Lienz (Osttirol). Aquí, alrededor de 50.000 cosacos -soldados con sus familias- permanecieron 22 días antes de ser deportados a la zona controlada por el Ejercito Rojo (Judenburg- Steirmark), esta operación fue conocida como Operation Keelhaul [5], y pone un macabro final a la aventura militar de los cosacos como aliados y dependientes de las SS alemanas en la Segunda Guerra Mundial.
El nombre Piotr Krasnow, despertó la curiosidad por saber qué posible vinculo podría tener con Usted. Contacté a los autores del documental, los que me derivaron a los archivos por ellos consultados y a investigar en el pueblo de Lienz. Allí visité el gabinete de Identificación local y atónito pude comprobar que en estos registros figura el nacimiento -el día 15 de febrero de 1946, en el hospital local- de Michael Krasnow, hijo de Semjon Krasnow y Dhyna Martchenko. Un nombre y dos apellidos que fonéticamente correspondían a los suyos (Miguel Krassnoff Martchenko) y de acuerdo a la fecha, (el nacimiento se produjo después de 9 meses y 14 días de la deportación), fue un importante antecedente cronológico que confirmo los paralelos.
Hasta aquí mi relato Off the record sobre el cual MKM no pudo ocultar su sorpresa. Acto seguido, MKM me pregunto si seria posible tener acceso a este material. A lo cual respondí afirmativamente, que estaba dispuesto a no solo enviarle el material referido, sino también recabar más información -en archivos aun si explorar- respecto al destino de sus antepasados, con la única condición que el también aportara antecedentes confiables sobre la suerte corrida por los Detenidos Desaparecidos que este tribunal estaba investigando. MKM reacciono con silencio y con un gesto de insistencia a su deseo, me da su tarjeta de visita y aceptándola le insistí que la iniciativa quedaba en sus manos.
Hasta aquí lo formal e informal de este tramite judicial.
El Fin Justifica los Medios. A pesar de lo irrelevante de la gestión jurídica, encontré un buen argumento para extender mi información sobre los antepasados de MKM, tratar de encontrar rastros orientadores sobre este particular y siniestro personaje de la represión chilena. Efectivamente, pude constatar que hay muchos paralelos – mas allá de los familiares- entre los roles de las generaciones pasadas de MKM y su propia historia personal. Esta agrupación de Cosacos del Don, que sirvió como la guardia de elite del Zar (Ataman) fue la encargada y responsable de llevar la “guerra sucia” en la represión contra la oposición antizarista. Posteriormente, derrocado el Zar y hechos prisioneros, se les propuso una libertad a cambio de desistir en acciones antisoviéticas, aceptaron y fueron liberados. Sin cumplir el compromiso empeñado, se aliaron con cualquier país o ejercito para intentar revertir su derrota frente al nuevo régimen imperante. Después de deambular por Europa y cansados de insistirle a Hitler que los integraran militarmente como aliados, este – en 1943 – los destino a las SS como un Cuerpo de Combatientes Voluntarios Freiwilligenverbaende (Por el hecho de no ser arios, no se les dio uniformes, ni otorgo el rango militar usual de sus pares, tampoco se les llevo a un frente militar convencional) y su triste misión consistió en apoyar (haciendo el trabajo sucio) la represión a los partisanos de Tito en los Balcanes y otra parte de los Cosacos del Don, haría lo mismo contra los partisanos italianos: Sobre los logros y éxitos de estas campañas, la historia habla por si misma y a pesar de que sus propios escritos están llenos de gloria, heroísmo y medallas. Los historiadores europeos les asignan pálidos perfiles, de convicciones de oportunistas, antisemitas y de anticomunistas, caracterizándolos además como indolentes e implacables frente al dolor ajeno.
De tal palo, a tal astilla. El destino – y algunos intermediarios – quiso que a Miguel Krassnoff Martchenko y su familia se les otorgara asilo emigratorio en Chile. Su abuela fue la encomendada de transmitirle la tradición cultural sobre sus orígenes y la que – contra la voluntad de su madre – lo motivo para hacer la carrera militar. El golpe militar y sus “destacados meritos” en las operaciones militares contra civiles, lo promocionaron a la tropa de elite de Pinochet, creada para concluir la guerra sucia iniciada el 11 de septiembre del 73. Consumando los abusos de casualidad, esta tropa llevaría el mismo nombre de su madre (NdR: Dhyna). Con todos estos componentes y un par de medallas, quedaba sellado su CV en la huella de sus antepasados.
Las mujeres y hombres que sufrimos de su indolencia, que fuimos testigos de sus acciones criminales y que tuvimos la suerte de sobrevivir el holocausto chileno: no tenemos derecho a callar. Las imborrables vivencias de aquellos días, son nuestro patrimonio para denunciar y enfrentar a todos aquellos soldados de la Guerra Sucia que aun se escudan de analistas, y que adolecen de la dignidad y el coraje civil para asumir sus responsabilidades.
Las investigaciones contra criminales de Lesa Humanidad son empresas de largo aliento. La voluntad política, social e institucional que los protege, impide que estos casos se resuelvan con la agilidad jurídica acostumbrada. Los tribunales europeos continúan atendiendo casos o abriendo nuevos expedientes sobre denuncias de hechos que se originaron alrededor de 70 años atrás. Lamentablemente, el tiempo juega a favor de la impunidad, pero la perseverancia por conocer la verdad y hacer justicia han obtenido logros de gran valor jurisprudente y Chile tiene buenos ejemplos en este campo. Lo destacable es que estas investigaciones se hacen respetando cada coma dictada en los códigos de justicia, es mas aun, normalmente sus derechos se convierten en privilegios y las penas que reciben son inferiores a las de sus pares condenados por delitos comunes. Paradojalmente, estas son las garantías y derechos que ellos jamás nos concedieron.
Mi compromiso con las investigaciones a las violaciones de Derechos Humanos es un acto racional, voluntario y vitalicio, lo adopte en los primeros días de cautiverio en el Campo de Tres Alamos, cuando aun negado a aceptar la realidad, fui tomando conciencia en la existencia de los Detenidos Desaparecidos. El constatar que muchos de mis compañeros de detención y cautiverio en Villa Grimaldi fueron victimas del peor crimen de Lesa Humanidad, me marcó con la evidencia de mi nuevo estatus: un sobreviviente privilegiado sin derecho a callar.
Notas
[1] La DINA fue creada y conceptuada como un organismo supremo, conductor y ejecutor de la Guerra Sucia posterior al golpe militar, habilitado para asumir y dirigir la política de exterminio de los enemigos políticos de Pinochet, sin obligaciones, ni responsabilidades de producir inteligencia para otros servicios o instituciones. Para garantizar estos objetivos, se estructuró una agrupación paramilitar con mando y dependencia directa de Pinochet, la que le garantizó independencia y poder para ejecutar su “misión” sin ser incomodada por persona o institución alguna.
La DINA nació como una entidad para operar al margen de la ley con sus estructuras compartimentadas y sus infraestructuras (cuarteles y cárceles) secretas. Su financiamiento, la logística, el armamento y transporte -en su gran mayoría- tenían orígenes ajenos al de las instituciones de la defensa nacional. El uso de identidades falsas, es una de las características que rigió su funcionamiento. Además, los criterios y fuentes de reclutamiento de su personal fueron más allá de las instituciones de las FFAA (civiles, extranjeros, funcionarios de investigaciones, gendarmes, carabineros, etc.), por esto, se descarto el uso de grados, uniformes y cualquier identidad corporativa vinculante con organismos regulares de la defensa nacional.
Sus miembros fueron elegidos, reclutados, organizados y preparados para cumplir con esta “sagrada misión”. Por esto no sorprende, que la mayoría de su personal, tenga un destacado prontuario como autores materiales de crímenes de Lesa Humanidad previos a su reclutamiento en la DINA, delitos cometidos en el día del golpe militar y/o en las posteriores semanas.
Con este formato “especial” se hizo viable el que la DINA pudiera permitirse “hacer desaparecer” a sus víctimas, el poder secuestrar sin tener que dar cuenta a nadie, ni permitir o aceptar algún tipo de investigación en su contra. Se puso al margen de la ley sin comprometer directamente al Estado.
Este modus explica y hace viable, por otro lado, que los puestos claves (especialmente los operativos), no siempre estaban cubiertos por personas que tenían la antigüedad requerida para esta función, sino por aquellos que “satisfacían los requisitos cualitativos” del Alto Mando de la DINA. Esto hacía posible que oficiales de menor antigüedad o graduación asumieran jefaturas y responsabilidades destinadas teóricamente para oficiales más antiguos. Es por esto, que desde fines de 1974, en la BIM (Brigada de Inteligencia Metropolitana) residente en el Cuartel Terranova/Villa Grimaldi, no obstante tener un Estado Mayor y decenas de oficiales en diferentes funciones de mando administrativo, para los agentes operativos, torturadores, guardias celadores y detenidos, “El Coronta”, Moren Brito, y el “Capitán Miguel” Krassnoff Martchenko en la practica se imponían como los verdaderos “jefes” de Villa Grimaldi, los que dirigían las acciones represivas y a todo el personal operativo allí adscrito y los que decidían sobre la vida y muerte de los allí secuestrados. Otro ejemplo corresponde al caso del “Guatón” Romo Mena, un civil que en muy corto plazo tuvo la autonomía y el mando destinado a los oficiales operativos de la DINA y que también fue un subalterno directo de Miguel Krassnoff Martchenko.
[2] Fui detenido el 17 de enero de 1975 en Viña del Mar por un comando de la DINA dirigido por Marcelo Moren Brito y secundado por Fernando Laureani Maturana y su Unidad Operativa “Vampiros”.
[3] Los Cosacos de Don, después de sufrir reiteradas derrotas en la Guerra Civil Rusa terminaron como luchadores voluntarios del régimen de Hitler y se reagruparon en dos grandes unidades militares. Los cosacos que venían de combatir en los territorios ocupados por el régimen alemán de la ex Unión Soviética fueron integrados en la XV Division de Caballería Cosaca de las SS (XV Cossack Cavalery Corp of Waffen SS) bajo el mando del Teniente General alemán Helmuth von Pannwitz con la misión de combatir a los partisanos de Tito en la ex -Yugoslavia. La segunda Division, estaba al mando del General cosaco Timofei Domanows, en su gran mayoría compuesta por refugiados (y sus familias) de la Guerra Civil Rusa y radicadas en “Kosakia” (un frustrado proyecto de seudo Estado en el Tirol). En las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, Piotr N. Krasnow se integro como Ataman histórico a esta Division. El objetivo militar de esta Division consistió en combatir a los partisanos de la resistencia italiana. Al final de guerra, ambas divisiones huyen hacia el Norte y se rinden en Austria a los ingleses.
[4] Piotr Nikolaevich Krasnow 1869-1947, nacido el 22 de septiembre de 1869 en St. Petersburgo, hijo del Teniente general Nikolay Ivanovich Krasnow, de los cosacos del Don, oficial de la guardia del Zar llamada “Ataman”. Ejecutado (fusilados) el 17 de enero de 1947 en el patio del penal de Lefortowo.
[5] La Operación Keelhaul ocurrió el 29 de mayo de 1945, y corresponde al proceso de deportación por parte de los ingleses de las tropas cosacas prisioneras -aliadas y dependientes del Cuerpo Militar de las SS Alemanas- y que corresponde a una implementación del Acuerdo de Yalta (Yalta, 31 de Marzo de 1945) en el que los aliados se comprometían a deportar a la URSS todos los prisioneros de guerra de origen ruso y también, a aquellos de otras nacionalidades, que hubieran cometido crímenes de guerra en los territorios de la URSS.
Esta operación tiene varios momentos traumatizantes, cuando la tropa fue separada de sus oficiales y estos son llevados a otro campo, en el campamento ya quedo claro cual era el futuro que les esperaba. Allí comenzaron los primeros actos de resistencia pasiva, en donde, rodearon a un improvisado altar – en círculos de niños, ancianos, mujeres y finalmente la tropa desarmada- se pusieron a orar llorando pidiendo clemencia, al momento del traslado, los ingleses debieron reprimir y obligarlos por la fuerza a movilizarse.
Posteriormente, cruzando el puente sobre el río Mur -la línea de demarcación entre ingleses y soviéticos-, Fue aquí donde se generan las escenas más dramáticas que culminan con suicidios y parricidios de cosacos airándose y tirando a sus hijos y mujeres al río Mur, produciéndose un macabro espectáculo que traumatiza a las tropas inglesas y a los habitantes de la zona. En un cementerio cosaco de Lienz, están los nombres y restos de una gran parte de ellos.
En Judenburg, los soviéticos los acuartelan en los depósitos de una fabrica desmantelada y de allí, el día 4 de junio de 1945, trasladan a toda la cúpula (unas 7 personas que incluyen a Helmuth Pannwitz , los Krasnov’s y a otros Atamanes) a Baden en Baja Austria volando este mismo día a Moscu. El resto de los oficiales, tropa y familias fueron trasladados en tren a la URSS.
En la URSS, la cúpula militar de los cosacos es procesada y la mayoría de estos generales son condenados a muerte y fusilados el 17 de enero de 1947 en el patio del penal de Lefortowo. El resto de los oficiales y soldados son procesados y condenados a penas de trabajo forzado en Siberia. El año 1947 los cosacos reciben una amnistía, son liberados pero obligados a vivir en Siberia hasta que en 1953, con la muerte de Stalin, se producen las amnistías y liberaciones masivas. Es imposible tener cifras confiables de cuantos cosacos sobrevivieron este proceso, pero los más informados, afirman que alrededor de la mitad de los deportados lograron sobrevivir.
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La historiadora Silva Encina, autora del libro, no se molestó en verificar lo que decía Krasnoff con otras fuentes como lo requería la seriedad de su profesión. Bueno, así se escribe la historia en todas partes del mundo, y después pasa a ser una «verdad histórica» cualquier estupidez que algún historiador creativo inventa alrededor de un chisme que escuchó. Y con esas verdades históricas se justifican ideologías y mitos como lo que ha pasado en Chile con la historia escrita por el abuelo de esta señora, Francisco Encina y que fue «la» historia oficial por muchos años.