A comienzos de este año, la Comunidad de Carpintero del Resguardo Indígena de Huellas Caloto en el Cauca, se reunió en Minga para proyectar su trabajo organizativo. Colmados de ilusiones y de la mano de los mayores, jóvenes, mujeres y niños participaron en la primera asamblea del año. Reflexionaron sobre temas que afectan su territorio, y a partir de ahí construyeron propuestas de resistencia para beneficio de todos los comuneros.
Hasta hace diez años en Carpintero se podía vivir tranquilamente. Actualmente, con el apogeo de las comunicaciones y el incremento de los grupos armados legales e ilegales ya no se puede decir lo mismo. Carpintero es una comunidad rodeada por cerros, en uno de ellos instalaron las torres de las transnacionales Comcel y Movistar, así como un Batallón de la Tercera Brigada que agrupa alrededor de quinientos soldados. La disputa por la invasión del territorio por parte de los dos bandos se hace cada vez más extensa. “Hay semanas donde nos toca vivir con los sonidos de los estallidos de las pipas de gas, con los rafagazos de los helicópteros que vuelan el área y con los disparos de la guerrilla y el ejército”, cuenta uno de sus habitantes. Por causa de esto, el colegio de secundaria que está ubicado a dos horas de la comunidad no pudo continuar su año lectivo. Los jóvenes estudiantes retornaron a sus casas un mes antes de la salida normal.
Aunque Carpintero se encuentra en la profundidad de las montañas del Cauca y posiblemente nunca aparezca en los medios masivos de comunicación, la asamblea participativa que finalizó hace unos días reiteró con sabiduría el análisis político y social que ahora menciona en parte el informe de Human Rights Watch.
Aunque a algunos les incomode el informe, éste ratifica una vez más lo que en Carpintero y en los miles de territorios excluidos del país siempre se ha denunciado: que los derechos humanos no se respetan en Colombia, que los paramilitares, a pesar de que el gobierno niega su existencia (o les cambia de nombre), siguen imponiendo su ley con motosierra, que la barbarie de las FARC resulta tan perjudicial para los pueblos como beneficiosa para las transnacionales, no porque sean iguales en términos de lo que las explica, o porque trabajen con ellos, sino porque les terminan sirviendo.
Paralelo a esto, una seguridad democrática dedicada a los falsos positivos, mientras su principal promotor ofrece el dinero del pueblo en su campaña política para continuar con la dictadura y se dedica a perseguir no sólo a la oposición y a la Corte Constitucional , sino a todo el que representa un estorbo para su proyecto de terror. Como ven, en Colombia somos los ciudadanos quienes debemos protegernos del Estado actual, en vez de ser al contrario: un Estado que defienda a sus habitantes.
Los países suramericanos cuentan con grandes riquezas naturales. Colombia es uno de ellos y por esta causa sigue siendo uno de los territorios disputados por las fuerzas armadas que cada día controlan el territorio para dar paso libre a la inversión extranjera que ve en nuestras tierras la posibilidad de llenar más sus bolsillos. Para el régimen es muy fácil conseguir lo que se propone ya que a través del terror y la guerra desplazan y matan las esperanzas de vida de millones de colombianos. No es cierto que las regalías lleguen a las comunidades en obras sociales que beneficien al pueblo. ¿Cuáles obras sociales?, si en muchas comunidades no se cuenta con una escuela digna, pues son los padres de familia que con mucho esfuerzo hacen ranchos improvisados para proteger a los profesores y estudiantes del sol y de la lluvia.
La salud es un negocio, el que tiene plata accede a ella y el pobre se muere en la puerta de los hospitales y las disculpas de los administrativos de la salud es que no hay cupo en una clínica de cuarto nivel.
¿Hasta cuándo unas pocas organizaciones van a mandar en el mundo? será hasta que despertemos y entendamos que la vida vale más que el dinero. No nos podemos vender por unas supuestas regalías que llegan de los que matan la vida del planeta con el saqueo natural, con la imposición de maquilas y la mano armada. “Vasos de leche”, en Perú; “jefas de familia”, en México; “oportunidades”, en Guatemala; y “familias en acción”, en Colombia, son proyectos que en lo único que se diferencian es en el nombre, pero que tienen un mismo objetivo, crear dependencia en las familias. Pero estas son las migajas que los dueños del mundo entregan a cambio de nuestras riquezas. Riquezas que descaradamente son procesadas al servicio de la máquina devastadora del consumo que convierte la tierra y la comida en mercancía. En Colombia, los campesinos e indígenas ven con amargura como el gobierno propicia la implementación de la siembra de grandes extensiones de caña de azúcar y palma de aceite en territorios donde antes se cultivaba la comida para los pueblos, y que hoy es utilizada para alimentar a los carros con los mal llamados biocombustibles.
Pero el que se opone al “desarrollo” se convierte en carne de cañón. Somos estorbo por impedir la ampliación de los monocultivos. Nos tratan como si fuéramos terroristas y traidores de la patria para justificar sus macabros asesinatos. Es el caso del reconocido líder ARGENITO DÍAZ, quien por decir la verdad y reclamar el derecho a la tierra, fue asesinado en el departamento del Chocó por manos de los paramilitares.
Registramos con dolor la muerte de este compañero. Nos duele la estrategia sistemática de ocupación que se vive no sólo en Colombia sino en el mundo. Nos duele también cada lágrima derramada en Haití y aprovechada con descaro por los medios para hacer propaganda a gobiernos codiciosos que buscan aplastar y dominar en medio del dolor.
Es vergonzoso que los países que se llaman a sí mismos "del primer mundo" como EE.UU se aprovechen de desastres naturales en Haití para acentuar sus fuerzas militares disfrazadas como ayuda humanitaria. Eso da a entender que la militarización de Haití representa una amenaza para los países limítrofes que no quieren abrirle las puertas a las potencias mundiales que vienen codiciando riquezas que no les pertenecen. Lo que deberíamos hacer es ayudarles a reconstruir su país para que en su propio territorio puedan vivir dignamente.
Con su política de exterminio los amos del mundo despojan y matan. Llegan al norte del Cauca, invaden Carpintero, Munchique, Corinto, Pueblo Nuevo Ceral y Chocó. Esta es la misma ocupación que asalta a Haití, que mató a Argenito, que hoy despoja todo el continente y el planeta para imponer por la fuerza su codicia. Esta es la misma ocupación que manipula y persigue la verdad. Esa verdad que disgusta a unos pocos y que no todos los periodistas se atreven a decir. La persecución al maestro y compañero Alfredo Molano, el señalamiento a algunos miembros del Tejido de Comunicación, la destrucción de la torre de Radio Pa`yumat y la ocupación militar en el mismo lugar, son amenazas para negarnos el derecho a la palabra verdadera. Palabra que debe ponerse en libertad.
Ratificamos que la verdad debe estar al servicio de los pueblos para caminar con verdad y justicia. Alfredo Molano, que como nadie, le ha dado la palabra a Colombia, a la Colombia negada y silenciada. Callar a Alfredo Molano es negarnos la existencia. Seguirlo haciendo. A Alfredo Molano lo persiguen los Araujo y sus cómplices en un montaje jurídico que constituye evidencia contundente de lo que Alfredo Molano denunció. Al perseguirlo confiesan su culpa y se condenan. No juzgan a Molano. Más bien, se juzgan y se condenan frente a la verdad que él nombra. Nosotros y nosotras, Alfredo Molano, caminamos tu palabra que es la nuestra, la de la Colombia que viene y a la que has convertido en grito conmovedor y en camino. Pones en libertad nuestra palabra para cambiar ese país de los dueños sin pueblos, por el país de los pueblos sin dueños.
Sabemos que ese país no se va a cambiar desde Carpintero, o desde Haití o desde ningún proceso o localidad particular. No lo pudo cambiar Argenito y lo asesinaron. Solamente nos queda su memoria como inspiración de justicia y transformación. Pero tampoco vamos a resistir ni a transformar sin Carpintero, sin la conciencia de ocupación en Haití y la solidaridad para ayudarlos a construir resistencia y libertad. Tampoco lo haremos sin las verdades de Molano y sin la memoria de Argenito convertida en camino y en ejemplo de liberación para los millones de Argenitos que habitamos este mundo.
e-mail de contacto: acincauca@yahoo.es
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