Verdad Histórica y Nuevo Trato: La Eutopía* que no se cumplió
por Olga Larrazabal S. (Chile)
12 años atrás 11 min lectura
El 18 de Enero del 2001, se emitió el Decreto Supremo 19, que crea la Comisión Verdad y Nuevo Trato, considerando que:
“Que para el Gobierno de Chile es motivo de especial preocupación la situación de los pueblos indígenas, por lo que durante esta gestión se han adoptado una serie de medidas a su favor,
Que en la Carta a los Pueblos Indígenas de Chile de fecha 31 de Mayo de 2001, el Presidente de la República manifestó el compromiso del gobierno con sus pueblos originarios
Que en esta carta se anunció la creación de una comisión de Verdad y Nuevo Trato, que apoye al Gobierno en la elaboración de una política para el Estado de Chile que aborde los problemas fundamentales de los pueblos indígenas.
Que se requiere consensuar las distintas visiones sobre la temática indígena, por lo que se requiere de una comisión de integración amplia y plural, que permita generar las bases para un reencuentro de las diversas culturas que conviven en nuestro país.
Que es necesario avanzar en una relación, basada en el reconocimiento de diversidades y no en la imposición de esquemas uniformes, en el respeto mutuo y no en la discriminación, en la participación y no en la exclusión y en el trabajo mancomunado de todos.
Que el Gobierno de Chile está empeñado en lograr que el país enfrente el bicentenario de la República como una nación plena y justamente desarrollada e integrada.”
Todo muy bonito.
En el artículo 3 se lee lo siguiente:
Art 3 La Comisión Verdad y Nuevo Trato estará integrada por las siguientes personas:
Patricio Aylwin Azocar, quién la presidirá
Antonio Alcafuz Cuquil
José Bengoa Cabello
Sandra Berna Martínez
Juan Claro González
Obispo Sergio Contreras Navia
Enrique Correa Ríos
Armando de Ramon Folch
Alberto Hotus Chávez
Francisco Huenchumilla Jaramillo
Aucán Huilcamán Paillán
Carlos Inquiltupa Tito
Felipe Larraín Bascuñan
José Llancapán Calfucura
Adolfo Millabur Ñancuil
José Santos Millao Palacios
Sonia Montecino Aguirre
Samuel Palma Manríquez
Carlos Peña González
Ivonne Quispe Osorio
Galvarino Raimán Huilcamán
Ricardo Rivadeneira Monreal
Victor Caniullán Coliñir
José Quidel Lincoleo
Rosamel Millmán Reinao
El Decreto lo firmó el Presidente Ricardo Lagos y el plazo fue 31 de Octubre del 2003.
Incluyo esta lista porque veo algunos nombres conocidos, Felipe Larraín, Carlos Peña, José Bengoa, Enrique Correa, Patricio Aylwin, que deben haber leído los informes originales, y que deberían decir algo sobre el tema. Por último tratar de enfriar esta euforia represiva y apelar a la cordura y a una visión del futuro más digna.
El año 2008 la Presidenta Bachelet aparece prologando este documento y entregando su versión oficial para ser difundida en todos los establecimientos educacionales del país. ¿Sabían eso? Porque lo que es yo, no tenía idea.
Es una versión muy resumida y descafeinada, en la cual se tiende a disminuir la presencia indígena de la zona central, como si hubiera estado vacía. La expropiación de las tierras indígenas, de 100 pueblos de indios, hecha entre el Limarí y el Bío Bío entre los años 1823 y 1830, queda expresada en un pequeño párrafo en la página 88.
Aquí se consolida la construcción de la hacienda y el empobrecimiento y proletarización de los indios, que ya perdido su idioma, pierden sus tierras, sus nombres pikunches y la noción de haber sido indios. Lo curioso es que todo esto pasa bajo la República, donde se supone que todos son ciudadanos, mostrando que desde el comienzo hay algunos que son más ciudadanos que otros y que los gobiernos están vinculados tanto afectiva como económicamente con el grupo de criollos que heredó el poder y que tiene mayores raíces europeas. Los “otros” no tienen importancia dentro de su paisaje.
Esta idea de “reducir” los pueblos de indios, que eran más de 100 en la Zona Central viene de 1813, en que se dicta un Reglamento para llevar a los indios a las villas, y supongo que hacerlos ciudadanos de la nueva República y que se terminaran de mestizar. Pero no se hace cargo de las indemnizaciones ni restitución de tierras comunales.
Además estas villas se financiarían con el remate de las tierras indígenas que pasaron a manos del Estado. Ese Estado misterioso que remató algunas tierras, otras se las regaló a próceres que pelearon en alguna guerra y otras las reservaron para nuevos colonos extranjeros. ¿Cuál fue el criterio y el objetivo? Misterio.
En cuanto a los indios, me pregunto ¿Cuál era su destino? ¿En que trabajarían estos desarraigados de la tierra en las nuevas villas, si lo que sabían hacer era cultivar la tierra? Supongo que ejercerían los trabajos más bajos reservados a los que nada tienen, servir y vender su cuerpo, y así el paisaje humano del Chile del Centenario llegó a ser desolador.
La reconquista interrumpió este proceso y consolidándose la Independencia se emite un bando el 4 de Marzo de 1819 siendo Director Supremo Bernardo O’Higgins, que otorgó la ciudadanía a todos los indios y se les eximió de los tributos personales que habían tenido que pagarle a la Corona de España: “El sistema liberal que ha adoptado Chile no puede permitir que esa porción preciosa de nuestra especie continúe en tal estado de abatimiento. Por tanto, declaro que para lo sucesivo, deben ser llamados ciudadanos chilenos y libres como los demás habitantes del estado” Hombre cuerdo y compasivo, Don Bernardo, y además, estadista ilustrado.
Pero en 1823, habiendo renunciado O’Higgins a su calidad de director Supremo, el nuevo director supremo Ramón Freire, militar golpista, comienza de nuevo el proceso de desarraigamiento indígena, se mensuran las tierras, y se rematan en 1830 quedándose el Estado con el 75% de ellas.
La versión larga y detallada del tema se puede encontrar en http://biblioteca.serindigena.org/libros_digitales/cvhynt/v_iii/t_ii/v3_t2_c2-El.html en que aparece el Informe Final de la Comisión Autónoma Mapuche.
También hay una Guerra Esclavista, ya que era mucho más barato tomar prisioneros o raptar indios, que comprar esclavos negros para los trabajos del campo. Esta costumbre de raptar indios duró casi todo el siglo 19, y el blanco preferido fueron los huilliches de los alrededores del lago Llanquihue y de la costa de Osorno, y también los de Chiloé.
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-37512009000100001
Las personas encargaban chinitos o chinitas es decir niños indios para el servicio de las casas, igual que hoy en día compran una mascota.
En cuanto a las tierras del sur del Bío Bío, el Estado Chileno anexó 5.2 millones de Há, de las cuales los mapuche obtuvieron un 9.3%. El 90% restante se dividió en grandes haciendas, y asentamiento de colonos chilenos, suizos, franceses e italianos.
Los problemas actuales no se deben a ese 90% expropiado por el Estado, sino porque ese 10% restante no ha sido respetado debido a la actitud del Estado de Chile, que asentó colonos en la Araucanía en las reservas que les dejaron a los indios.
Debe haber sido confuso para una comunidad mapuche encontrarse un buen día, de frente con un montón de extranjeros que decían que el Estado de Chile les había dado títulos de las tierras que los mismos chilenos les habían dado a ellos, los sobrevivientes de la “Pacificación”, que fue como un quinto de la población indígena.
Como los europeos que llegaban con camas y petacas tenían un papelito oficial en la mano, y habían venido de muy lejos, deben haberse instalado haciendo caso omiso de lo que decían los indios, llamando a la policía si era del caso. Pero lo más probable es que hayan necesitado ayuda para sobrevivir. Todos estos líos entre algunos mapuches y algunos colonos, vienen de comienzos del siglo 20. Los mismos nombres de los colonos se repiten habiendo sido demandados por mapuches por ocupación ilegal ya en 1930, y la cosa se ha enmarañado brutalmente.
Un articulista de La Nación de Buenos Aires decía: Si tienen reclamos de tierras, vayan a los Tribunales…Qué investigue este caballero, y verá como entre Tribunales, Notarios y Winchster de repetición ha pasado más de un siglo y la cosa no ha mejorado mucho.
La devolución de ciertas tierras a las comunidades en tiempos de Allende, concluyó con que el día 12 de Septiembre amanecieron los “dueños” europeos con los carabineros expulsando a los comuneros, algunos de los cuales desaparecieron para siempre. Y la memoria de los agravios es porfiada.
Quiero pensar que quizás los primitivos colonos, conscientes de la merced de tierras que recibieron significaba el desalojo de personas, fueron más contemporizadores y humildes en sus relaciones personales que sus nietos, y llegaron a algún entendimiento con sus vecinos indios. Pero los nietos que nacieron diciendo “esta tierra es mía” saben que Dios atiende en Santiago o en la Intendencia, principalmente a los europeos antes que a los mapuches y a medida que pasa el tiempo y los predios se valorizan, están menos dispuestos a compartir nada.
La obsesión de los gobiernos de turno por expropiar tierras nativas, no pagar ni un veinte y rematarlas entre sus escogidos, es de antología. Les ha dado lo mismo que fueran ciudadanos chilenos o no. Y esta falta de respeto por el propio pueblo sigue rampante. Es cosa de escuchar algunas perlas de sabiduría dichas por personas que una supondría que tienen cierta conciencia de su trabajo político.
Laurence Golborne insinuaba cambiar los balines de goma de las Fuerzas de Orden en Araucanía por balines de verdad.
La Sra Cristi y compañía postulaban “quitarles los beneficios que les habían dado a los mapuches” como si no hubieran Tribunales de Justicia para investigar el asesinato y no colgarle el poncho a todos los mapuches. Como si el Presi fuera un reyecito que da y quita favores a su arbitrio.
El Ministerio del Interior no tocó ni con el pétalo de una rosa a los camioneros que pedían justicia en Temuco y que obstaculizaron la carretera 5 Sur por un buen rato.
La Sra Von Baer llamaba a los valientes a solidarizarse con los agricultores de la zona del asesinato en contra de los malvados. Se nota que se le olvidó que los políticos tienen que creer en las instituciones de la república, y no promover la violencia, sino que buscar soluciones. Y ojalá, no demostrar tanta ignorancia histórica. Lo menos que necesitamos es una guerra represiva y vengativa en la Araucanía
Larroulet habla de terroristas extranjeros. El es descendiente de colonos ¿No estará un poco sesgado? Leí que detuvieron a un argentino. Antes tuvieron en la parrilla a un vasco, un poeta que creyendo que estaba en Europa, se declaraba anarquista, y tuvieron que soltarlo.
¿Dónde quedó este Informe de la Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato? Fondeado en la Biblioteca, para deleite de los ratones.
La única voz cuerda gubernamental que he escuchado es la del Diputado Gonzalo Arenas, que sacudió la cabeza y pidió más reflexión y conocimiento del día a día entre los actores del drama.
Lamentable lo del matrimonio Luchsinger, una pena para su familia, un retroceso en estas complicadas relaciones humanas, en que nos encanta encontrar los buenos y los malos y si es posible demonizar a un grupo grande. Pero en este menjunje ¿Quiénes son los buenos? ¿Quiénes son los malos? ¿Cómo se hace justicia?
Lo que está claro es que un asesinato, sea de Luchsinger o en La Pintana, debe merecer el mismo interés en los Tribunales de Justicia, que deben ser respetados en sus funciones.
Para enredar más la historia, las ricas tierras de Arauco, nombre español por lo demás, llenas de bosques nativos, de Canelos sagrados, de Laureles, Coigües, y Raulies, está siendo violentada por los productores de celulosa.
Estos devastan los bosques nativos, templos para los mapuches, consumen el agua de las napas subterráneas y dejan los pequeños predios de 1 o 2 Há encerrados, sin agua.
Del millón docientos mil habitantes de Chile que se considera mapuche, un 80% debe vivir en Santiago. Pero esos 240.000 que vive en el Sur, no quiere desaparecer ni como persona, ni como etnia, ni como cultura.
Para los chilenos, acostumbrados a que la apisonadora estatal les haya pasado por encima y los haya reducido a un número de carnet, una huella digital y una verdad farandulera, y todo sin protestar, esto de que los mapuches del sur quieran seguir siéndolo, les es muy extraño.
¿Por qué no se mestizan y se integran, se cambian el apellido, se tiñen el pelo y se mimetizan con la masa, y así nos dejan a todos tranquilos? Imagínense el suspiro de alivio de los descendientes de los colonos, de las fábricas de celulosa si estos sujetos desaparecieran. Las tierras que no deben ser muchas, serían para los grandes negocios, bosques transgénicos, plantaciones para biocombustibles, todo patentado y cobrando royalty por los genetistas de semillas.
Y la respuesta es: Porque no les da la gana. Porque ser mapuche les da un algo por lo que vivir, y les gusta. Porque veneran el bosque y la tierra, y no les importa vivir en una ruka, al contrario; porque viven en su tierra. Mapuche quiere decir: Hombre de la tierra.
Porque los winkas los redujeron a la pobreza, les quitaron sus tierras y sus ganados, y se niegan a perder la dignidad, que es lo único que les va quedando.
¿Y que es un hombre sin su dignidad? ¿Sin respeto por si mismo?
Nada
Enero 2013
- Eutopía= Lugar Bueno
Utopía= No lugar
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Al no conocer nuestra historia no se entiende la formación de nuestro pueblo ni sus miedos, no se entiende el comportamiento de los diversos gobiernos y sus arbitrariedades, que ya duran 200 años, y no se entiende el conflicto mapuche. Y al no entenderlo se favorece la violencia, la represión y los crímenes de una guerra de exterminio y desposeimiento no declarada. ¿Es paz lo que se quiere para el futuro? Porque masacrando al enemigo con el que se comparte un territorio, solo se obtiene guerras futuras y desgracias en ambos bandos.
No sé si las personas del Estado son ignorantes o se hacen los ignorantes, creo más lo último. Creo también que en la educación en historia que han entregado y siguen entregando al país han ocultado la verdadera historia y la siguen ocultando. Por eso es que con sus medios de Desinformación, como lo son el Mercurio y su cadena y la televisión, se les hace fácil tergiversar lo que les conviene a través de los montajes por ejemplo, y así justificar la represión al pueblo mapuche cuando éste reclama con justa razón la devolución de la tierra que el Estado le usurpó y después le entregó a los colonos donde los mapuche quedaron sólo con alrededor del 5% de los 10 millones de hectáreas que poseían al sur del Bío-Bío.