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Un saludo de fin de año, con los ojos en la lucha que viene

Un saludo de fin de año, con los ojos en la lucha que viene
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31 de diciembre de 2025

Queridos lectores, compañeras y compañeros:

Al cerrar este año, no podemos sino mirar al mundo con profunda preocupación. Vivimos tiempos en que la paz se ve amenazada por la fuerza bruta y la impunidad. En las aguas del Caribe, la potencia del norte bombardea, confisca y actúa como juez y parte, violando el derecho internacional y la soberanía de los pueblos bajo el pretexto de una guerra contra las drogas que en realidad encubre una guerra por el control geopolítico y los recursos naturales, especialmente, el petróleo de Venezuela. Frente a estos actos de agresión, la respuesta mayoritaria de nuestra América Latina es clara: rechazamos la intervención y exigimos paz con soberanía. No es solo una posición política; es un grito desde la dignidad de quienes históricamente hemos visto nuestras tierras y mares ser tratados como patio trasero definido por la Doctrina Monroe.

Y mientras estas tormentas azotan nuestro continente, en Chile nos enfrentamos a una encrucijada histórica. El 11 de marzo asumirá un gobierno de ultraderecha, cuyo programa no es solo la profundización del modelo neoliberal, sino también la promoción de un proyecto político que divide, excluye y niega los derechos conquistados con sangre y lucha. Nos esperan tiempos duros de resistencia, pero también de construcción.

En este momento, la gran debilidad que observamos –y que duele– es la dispersión de las fuerzas progresistas y de izquierda. Carecemos de una propuesta de país clara, sólida y capaz de unir a la inmensa mayoría tras un horizonte común. Para construirla, debemos volver a lo esencial. Como dijo Engels junto a la tumba de Marx, el gran descubrimiento fue recordarnos que, antes que la política, el arte o la religión, está la necesidad básica de comer, beber, tener techo y vestirse.

Toda gran transformación debe partir de ahí: de la economía concreta, de la producción de la vida material. No podemos hablar de soberanía si no somos capaces de garantizar el plato de comida, la vivienda digna, la salud y el trabajo estable para nuestro pueblo.

Por eso, nuestra tarea urgente para el año que comienza no es solo denunciar o resistir, sino construir colectivamente. Debemos dar un paso audaz y convocar a un gran proceso unitario para elaborar un Plan de Desarrollo Nacional soberano y popular. Un plan que:

  1. Ponga nuestras riquezas básicas al servicio del pueblo: el cobre, el litio, el mar, la tierra, la energía, el conocimiento. No para enriquecer a transnacionales, sino para generar los recursos que financien salud, educación, vivienda y tecnología propia.

  2. Defienda la soberanía integral: soberanía alimentaria, energética, tecnológica y financiera. Un país que no controla sus recursos estratégicos es un país vulnerable a presiones y agresiones externas, como las que hoy vemos en el Caribe.

  3. Coordine inteligentemente el trabajo de los próximos años, uniendo las luchas sociales, las capacidades técnicas, la creatividad cultural y la voluntad política en un solo proyecto nacional de justicia y dignidad.

Este plan no puede ser escrito en un escritorio por unos pocos. Debe nacer de asambleas territoriales, de debates sectoriales, de la sabiduría de los trabajadores, las mujeres, los jóvenes, los pueblos originarios. Debe ser el programa común que nos permita pasar de la defensiva a la ofensiva histórica. Nuestra lucha debe terminar de ser una sucesión de propuestas bien intencionadas, pero que no engarzan en un gran todo y que deja afuera, sin posibilidad de participar a centenas, a miles de compañeras y compañeros, con un alto nivel profesional, en Chile y el extranjero, que quieren aportar, desde allí donde viven, a la construcción de ese gran país que todos soñamos.

El 2025 será un año duro, un año de prueba, de lucha contra la ultraderecha, pero será también año de oportunidades. O dejamos que el miedo y la fragmentación nos venzan, o nos unimos en torno a lo fundamental: la defensa de la vida, el pan, la tierra y la soberanía.

La izquierda que Chile necesita es aquella que no pierde de vista ni las grandes batallas políticas ni las “pequeñas grandes necesidades” cotidianas. Es la que sabe que, sin base material, no hay liberación posible.

Que el nuevo año nos encuentre organizados, claros en nuestras ideas y firmes en nuestra voluntad de construir, desde abajo, el país que soñamos.

Por la unidad, la soberanía y un Plan de Desarrollo para el pueblo.

¡Hasta la victoria siempre!

Un abrazo fraterno,

La Redacción de piensaChile

PD: Quienes se sientan identificados por esta propuesta, escríbannos. Nadie nos regalará la unidad, nadie nos regalará la victoria. No sólo la queremos, la necesitamos. Hay que trabajarla,

«Tenemos razones puras,Tenemos porque pelear,Tenemos las manos duras,Tenernos con que ganar
Unámonos como hermanosQue nadie nos vencerá»
Email: redaccion@piensachile.com
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