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La batalla por determinar el origen de la pandemia

La batalla por determinar el origen de la pandemia
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31 de mayo de 2021
Sobre el origen de la pandemia se saben muy pocas cosas, como que partió en la ciudad de Wuhan, en China, probablemente en diciembre de 2019. Dado ese origen, y la presencia de una alta población de murciélagos en la provincia de Hubei, de la cual Wuhan es capital, y la costumbre de los ciudadanos de comer ese animal salvaje, cuya especie porta varios coronavirus, la hipótesis que imperó fue que hubo una zoonosis (transmisión entre especies) en torno a la actividad del mercado de dicha ciudad.

Sin embargo, a partir de la decisión de Joe Biden, presidente de Estados Unidos, de pedir a la comunidad de inteligencia de su país que investigue el origen de la pandemia en un plazo de 90 días, surgió con fuerza otra hipótesis: la pandemia pudo haber empezado a partir de una filtración del virus Sars-Cov-2 del Laboratorio de Virología de Wuhan, el que investiga -entre otras cosas- la amplia gama de coronavirus de los murciélagos de las cuevas de Hubei.

En rigor la hipótesis no es nueva. De hecho, tras la misión de la OMS a China en marzo de este año, aparecieron varios artículos que alimentaron dudas sobre la hipótesis del Mercado de Wuhan. En este mismo newsletter, por ejemplo, referenciamos un artículo de MIT Technology Review, que planteaba que era muy difícil que el virus del Covid-19 haya pasado de murciélagos a personas, dada la gran distancia entre las cuevas y Wuhan, por lo que debía haber una tercera especie que debió servir de eslabón. Como nadie la ha encontrado, explicaba en ese momento, Antonio Regalado, en Nadie puede encontrar al animal que transmitió el Covid-19 a las personas, la situación se abría a nuevas explicaciones, lo que implicaba mirar con detenimiento la vilipendiada hipótesis de la filtración.

La hipótesis de la filtración fue percibida como altamente inconveniente, pues habría dado pábulo a una infinidad de teorías de la conspiración, como por ejemplo, que la pandemia es parte de una guerra biológica emprendida por China. Eso, pese a que esta hipótesis más bien plantea que todo fue un lamentable accidente sucedido en el Laboratorio de Virología de Wuhan, donde el virus del Covid-19 era solamente parte de los múltiples cultivos asociados a la investigación científica y no un virus creado por el ser humano. Al respecto, es interesante otro artículo que por ese entonces publicó MIT Technology Review, respecto de un científico australiano, de origen ruso, Nikolai Petrovsky, quien desde el principio trabajó la hipótesis de la filtración, pero que fue desoído sistemáticamente, pese a lo razonable de sus argumentos: ¿El coronavirus se filtró de un laboratorio? Este científico dice que no debemos descartarlo.

En el newsletter The Morning de The New York Times, escrito por David Leonhardt, y titulado esta vez como La teoría de la fuga en el laboratorio (en español), se ofrecen otros antecedentes antes ignorados sobre esta hipótesis, algunos de los cuales datan desde hace 15 meses.

¿Qué cambió?

En lo científico, no mucho, pues de todos modos la información que respalda la filtración es todavía insuficiente como para darle pleno crédito. Esto, pese a que Leondhart plantea que pudo haberse producido «una burbuja de falso consenso» entre la mayor parte de los científicos, reacios a escuchar argumentos como el de Petrovsky. Al respecto, vale la pena observar la cronología de eventos que ofrece The Washington Post: Cronología: Cómo de pronto la teoría de la filtración de laboratorio se volvió creíble.

Pero sí hay cambios en lo político.

Al respecto, recomiendo el artículo de The Washington PostLa renovada atención sobre el Laboratorio de Wuhan revuelve la política de la pandemia, donde un equipo de periodistas indaga en las razones de política interna que tienen Biden y los demócratas para cambiar de parecer, en instancias en que tendieron a no dar crédito a la hipótesis de la filtración. Esto, pues cada vez queda más lejos el momento en que Donald Trump estaba empecinado en culpar a China de la pandemia (y librarse así de ser mal evaluado por su desempeño frente a ella, en pleno año electoral).

Al respecto, vuelvo a recomendar un artículo de The Washington Post de gran calidad investigativa, que ya había sido referenciado en ediciones anteriores de este newsletter; Cómo el Covid aceleró el declive y la caída de la relación entre Estados Unidos y China, donde Josh Rogin aborda los trepidantes días en que empezó la pandemia y cómo Donald Trump desoyó las tempranísimas alarmas de uno de sus asesores, y prefirió creerle a Xi Jinping, quien simplemente lo engañó por teléfono llevándolo a infravalorar la amenaza sanitaria. Este episodio inicial explica en parte la posterior ira de Trump y su voluntad de endosarle a China la pandemia.

Finalmente, recomiendo el artículo de PoliticoDe alguna manera no importa el origen de la pandemia, donde Joanne Kenen y Renuka Rayasam exponen que la presión humana sobre las poblaciones animales -las que causan las zoonosis- y las debilidades de seguridad de los laboratorios, son aspectos que deben tratarse con toda atención, con el objetivo de prevenir la próxima pandemia.

-El autor, Andrés Almeida, es Editor General de Interferencia

*Fuente: Enviado por  Interferencia a piensaChile

Martes, 1 de junio de 2021

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Por Andrés Almeida,
Editor General de Interferencia

 

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