
16 de enero de 2021
El sistema presidencial estadounidense se fundó en la época de la esclavitud en el siglo XVIII; se basa en el sufragio indirecto, sesgado en todos los sentidos posibles, gangrenado por el dinero hasta la médula… Qué importa: en los medios de comunicación fue suficiente que peligrosos aprendices de fascistas irrumpieran en el Capitolio para que Estados Unidos se convirtieran mágicamente en «la gran democracia por excelencia».
Vertiginosas desigualdades sociales, racismo estructural, machismo virulento, falta de seguridad social, sectas religiosas fanáticas, grupos nazis y supremacistas armados, represión de migrantes, agresiones homofóbicas y… apoyo imperialista a dictaduras en todo el mundo. De repente, Trump es designado como la causa principal, si no exclusiva, de todos estos males. Sin embargo, estos no son nuevos. Como recordatorio, fue Clinton quien comenzó a construir el Muro en la frontera mexicana…
Las mezcolanzas, cuanto más grandes, mejor cuelan
Tras el asalto fascista al Capitolio, las y los políticos y los principales medios de comunicación repiten casi unánimemente el mismo estribillo moralizador:
«La polarización y la radicalización hacen el juego a los extremistas que ponen en peligro la democracia, unámonos para defenderla, silenciemos nuestras disputas, amémonos los unos a los otros».
Traducido en términos políticos y sociales, esto significa:
«Trabajen bien, acepten pacientemente sacrificios e injusticias, obedezcan a la policía y respeten sus gobiernos. De lo contrario, los malos extremistas («de derechas o de izquierdas», agregó incidentalmente un funcionario del MR-Movimiento Reformador belga..) pondrán en peligro las sagradas instituciones de la Democracia».
Para dejar las cosas completamente claras, algunas y algunos observadores también se han atrevido a poner un signo de igualdad entre las pandillas fascistas lanzadas por Trump al asalto del Capitolio y el movimiento de Chalecos Amarillos lanzado por la base social contra la política de austeridad-seguridad de Emmanuel Macron. Las mezcolanzas, cuanto más grandes, mejor cuelan…
De una mentira a otra
Aunque sea más sutil y se reclame de los valores democráticos, este discurso dominante no es, a fin de cuentas, menos falso que el de Trump. Simplemente, reemplaza las verdades alternativas por el pensamiento único (la Verdad revelada por las y los creadores de opinión) y el discurso de odio por declaraciones de amor y armonía social (que chorrean hipocresía).
La amenaza de un intento de golpe de Estado trumpista era evidente desde hace meses. ¿Por qué las y los políticos y sus agentes mediáticos no nos alertaron? ¿Cómo habrían reaccionado si Trump hubiera tenido éxito en usar el Tribunal Supremo de los Estados Unidos para revertir el resultado de la votación, como claramente pretendía? Lo más probable es que se hubieran contentado con un comentario desaprobador, mientras destacaban las rarezas del sistema estadounidense… ¡Ni hablar de poner en duda la «mayor democracia del mundo»!
El asalto fascista como revelador
¿Por qué entonces toda la agitación actual? Porque lo que sucedió en el Capitolio está cambiando el ambiente entre la opinión pública. De repente, las masas populares observan con preocupación que el desempleo masivo, la desigualdad, las leyes del mercado, la guerra de todos y todas contra todos y todas y la supremacía imperialista hacen renacer la barbarie fascista y racista, como en la década de 1930. También constatan que, como en la década de 1930, los intentos de abrir el camino al poder a esta barbarie vienen no solo de abajo (QAnon y gentes tipo Proud Boys), sino a menudo también de arriba, a veces incluso de la cúspide de estos Estados que se dicen democráticos. ¿Es necesario recordar que el rey Víctor Manuel III allanó el camino para Mussolini en Italia? ¿Que Leopoldo III y Hendrik De Man, en nuestro país (Bélgica), favorecieron el Nuevo Orden?
Lo que sucedió el 6 de enero en Washington está funcionando como revelador. La conmoción nacional e internacional es enorme, comparable a la del 11 de septiembre, en otro terreno. Entonces, los responsables políticos del capitalismo y sus agentes mediáticos se apresuran. ¿Para poner fin al desempleo masivo, las desigualdades, las leyes del mercado, la guerra de todos y todas contra todos y todas, la supremacía imperialista? Pues no, todo lo contrario: se apresuran a salvar estas sus políticas injustas, salvar las instituciones a través de las cuales promulgan estas políticas y salvar la ideología hipócrita que hace que estas instituciones parezcan defensoras democráticas del interés general, cuando están al servicio de intereses particulares de las y los poderosos. Porque, sin el control de esta ideología, todo el sistema se desmoronaría como un castillo de naipes.
Humo pseudodemocrático
El significado de la maniobra es muy claro en Estados Unidos, donde el estupor creado por el golpe de Trump se utiliza para tratar de consolidar la frágil posición de Joe Biden, para justificar su acercamiento a los republicanos «anti-Trump» (entre comillas) y, por lo tanto, la eliminación de todo lo que el programa del futuro presidente podría incluir concesiones hechas a Bernie Sanders y a la izquierda del Partido Demócrata… Defensa de la democracia, ¡ni hablar! La maniobra no conducirá a una alternativa democrática, social y ecológica al Trumpismo, sino a una reformulación del tipo de política que hizo posible el trumpismo y, en consecuencia, a su fortalecimiento.
El mismo tipo de maniobra está en marcha en Europa. En un discurso de circunstancias, Emmanuel Macron tuvo el descaro de presentarse como el defensor de los derechos democráticos que está tratando de enterrar. Otra muestra notable fue la complaciente entrevista con Charles Michel (Charles Michel es el presidente del Consejo Europeo en ejercicio y antes fue primer ministro de Bélgica ndt), en RTBF hace unos días1/. Charles Michel, el exjefe del gobierno más antisocial de la posguerra; Charles Michel, el hombre que gobernó con un Secretario de Estado de Asilo fascistoide y admirador explícito de Trump; Charles Michel, a quien la pobreza en la que uno de cada cuatro niños y niñas crece no le impide dormir; Charles Michel, el hombre que encontró democrático imponer la jubilación a los 67 años (!) cuando esta medida criminal ni siquiera estaba en la agenda de los partidos que formaban su coalición… Charles Michel, el presidente de un Consejo Europeo no elegido, vino a instarnos a defender La Democracia.
Necesidad de una respuesta, urgencia de una alternativa
Este humo pseudodemocrático está presente en todos los países. Con tanto mayor riesgo de éxito, cuanto que la pandemia favorece a la vez los discursos de unidad nacional por encima de las divisiones sociales, los abusos policiales y los deslizamientos autoritarios. En todos los países, como en los Estados Unidos, el resultado será el fortalecimiento de la derecha extrema y de la extrema derecha populista, racista, conspiracionista y sexista. El peligro que esto representa no puede ser combatido por la sagrada unión de todos los demócratas – una unión sagrada en la regresión social neoliberal y productivista. Sólo se puede combatir mediante la movilización masiva de las y los explotados y oprimidos contra todas las formas de dominación, en defensa de sus derechos democráticos y, por lo tanto, de sus derechos sociales, en defensa del derecho de las generaciones futuras a un medio ambiente de calidad.
En esta movilización es de esperar que las y los partidarios del ecosocialismo se reúnan en torno a una alternativa digna de ese nombre, porque el sistema capitalista solo puede aportar regresión social, destrucción ecológica y despotismo político.
10/01/2021
-El autor, Daniel Tanuro, es miembro de la Izquierda Anticapitalista, autor de «Demasiado tarde para ser pesimista» ( Sylone-viento sur, 2020)
Traducción: Faustino Eguberri para viento sur
*Fuente Original: Europe-Solidaire
*Fuente para piensaChile: VientoSur
Notas:
1/ RTBF, « Jeudi en prime », 7 janvier 2021.
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