El oro del Sahara y el expolio de Marruecos
por José Carmona (España)
4 años atrás 4 min lectura
La parte occidental del desierto africano es rica en materias primas, pero están totalmente controladas por la monarquía marroquí. Pertenecen al pueblo saharaui pero son explotadas por su vecino del norte.
TIFARITI (SÁHARA OCCIDENTAL)
ACTUALIZADO:
Se toman con humor, quizá por no llorar, su dramático estado: llevan cuarenta años en suelo argelino a la espera de que los organismos internacionales medien en su guerra con Marruecos. La República Árabe Saharaui Democrática (RASD) pide recuperar su territorio invadido y volver a una tierra que sienten como prometida; un anhelo nacional.
«En los setenta hubo varios golpes de Estado en Marruecos contra la monarquía», rememora Mojtar Lebuehi, delegado del Frente Polisario en Colombia, movimiento que da voz al pueblo saharaui. Esos levantamientos militares se produjeron durante los años del plomo, etapa de inestabilidad que a punto estuvo de ver caer la Corona. «El rey, para embarcar al Ejército en una aventura lejos del palacio, les dio la guerra en el Sahara. Se hicieron los militares más ricos de África y desde entonces no ha vuelto a haber tensión militar», resume.
Detrás de todo conflicto geográfico hay toneladas de factores económicos. Pocas invasiones se explican solo con banderas. Si un tanque pasa por una carretera es probable que debajo de ella haya petróleo; o gas. La historia del Sahara no es excepcional, ya que su guerra se entiende con dos vocablos: fosfato y pesca.
«Al Sahara Occidental se le conoce como el Kuwait del norte de África, por su cantidad de ingresos», evoca Lebuehi, experto en la materia. Su riqueza de materias primas y su potencial pesquero colocan a la región como un enclave único en el continente. «Nuestra costa es bastante rica en recursos de fauna marina y una de las orillas mas importantes de la zona por sus grandes reservas de fosfato a cielo abierto. No en vano, al rey de Marruecos se le conoce como el rey de la piedra fosfórica», relata.
Utilidad del fosfato
El fosfato es un fertilizante muy requerido por los países europeos por su inorgánico y sus diferentes posibilidades de explotación, desde abono orgánico hasta la elaboración de algunos tipos de queso. Solo EEUU supera la productividad de la región del Sahara Occidental. La zona es tan provechosa, que el reino de Mohamed VI ha puesto muros con minas antipersona para evitar que nadie más saque rentabilidad a estas tierras. Hasta siete millones de bombas hay plantadas por el desierto para que los saharauis no puedan acceder a los enclaves principales del régimen marroquí, que además están protegidos por un muro de 2.700 kilómetros de longitud.
«El fosfato es un abono orgánico. Hoy, con toda la crisis alimentaria, se ha disparado su precio», estiman economistas saharauis que han acudido a Tifariti al XV Congreso Nacional.
«Marruecos controla el precio de fosfato, porque además de sus reservas, con lo que nos expolia se convierte en el segundo productor a nivel mundial. Gracias a este dominio en el mercado tienen a media Europa callada. Es el uso político de los recursos económicos», asevera Elmami Brahim, abogado del Frente Polisario.
Reservas marinas
Pero no solo el fosfato justifica una guerra de cuatro décadas. Las aguas que corresponden al RASD son extremadamente ricas para la pesca. La Unión Europa y Marruecos tienen un acuerdo por el que el 90% de las capturas se realizan en aguas adyacentes al Sahara Occidental.
La flota europea se vio obligada a abandonar estas aguas hace un año y medio, cuando expiró el anterior acuerdo. Bruselas y Rabat acordaron casi una semana después un nuevo tratado, en virtud del cual la UE pagaría a Marruecos una media anual de 52 millones de euros durante cuatro años. La entrada en vigor del acuerdo supuso la posibilidad de acceder a 92 licencias por parte de buques españoles en el caladero marroquí, según informó Europa Press.
El acuerdo pesquero deja a Marruecos más de 50.000 millones al año en licitaciones para faenar
«Marruecos puede reclamar el Sahara y hace en torno a esto un lema, pero realmente su interés es retener sus beneficios económicos. No hay datos totales, pero por ejemplo, el acuerdo pesquero deja a Marruecos varios millones de euros al año en licitaciones para faenar», relata Lebuehi desde Tifariti.
En la dieta saharaui el atún en lata es una constante. Estos envases llevan estampados logos que advierten de que el producto llega al desierto gracias a programas de ayuda humanitaria. Esa caridad no sería necesaria si este pueblo pudiera pescar en su propio mar. «La historia del mundo no ha variado. Si las violaciones no existieran, no haría falta un sistema de ayuda humanitaria», zanja Brahim.
*Fuente: Público.es
José Carmona
@josecarmonagilo
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