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Día: 8 de febrero de 2020

Cultura, Denuncia

 Incendio del Museo Violeta Parra

Violeta Parra ha estado presente en la Plaza de la Dignidad desde que se inició el alzamiento popular en octubre pasado. Toda su obra artística está dedicada a quienes luchan hoy por acabar con las injusticias. Violeta le cantó al trabajador despojado de sus derechos; al minero del oro, salitre y carbón, que viven sus noches oscuras; a los pobladores donde cada familia tiene chiquillos y que con su miseria viven en conventillos y también dejó en claro que, al medio de la Alameda de las Delicias, Chile limita al centro de la injusticia.
Esa es nuestra Violeta inmortal. Los muros de su Museo están llenos de rayados: Violeta vive; Violeta con nosotros; Violeta en primera línea.
Es demencial atribuirle el incendio a aquellos con quienes Violeta se identificó toda su vida.
¡Basta!.

Opinión

EL buen terror

¿Cómo calificar los calurosos días que se suceden en medio de una engañosa normalidad? Vela de armas, Paz armada, Calma que precede la tempestad, Día D -1… Lo cierto es que la costra política parasitaria no duerme, ni hace falta que se despierte: el muladar de sus intereses está en juego. Para prolongar la servidumbre de todo un pueblo vale todo. Una nota -acerada- de Edmundo Moure.

Análisis

La Solución Final para Palestina diseñada por ‘Trumpyahu’, en 32 apuntes

“Dime de qué presumes y te diré de qué careces” dice la sabiduría española. El llamado “Acuerdo del siglo” murió 10 segundos después de nacer: la parte palestina, que debería haberlo firmado para cumplirlo, y ni siquiera había sido consultada, lo mandó al cubo de basura de la historia. También las fuerzas progresistas israelíes, como el Partido Comunista y B’Tselem, una organización de derechos humanos, han rechazado la “bofetada del siglo”, como lo definió Mahmud Abbas.

Denuncia, Derechos Humanos, Historia - Memoria

"Mi padre, el genocida": las hijas de torturadores en Argentina que rompieron su silencio y contaron el "secreto familiar"

«¿Papá, es verdad que mataste a cientos de personas?» Ésta no es ciertamente una pregunta con la que muchos hijos e hijas sientan la necesidad de interpelar a sus padres. Pero para un grupo de mujeres en Argentina, se ha vuelto ineludible y urgente.
Sus padres han sido acusados y, en muchos casos, condenados por algunos de los peores crímenes cometidos en la historia reciente de Argentina: fueron policías y militares represores durante el último régimen militar.
Desde 1976 y por casi siete años, las juntas militares que tuvieron el control del país persiguieron a sus oponentes políticos – comunistas, socialistas, estudiantes, artistas, líderes sindicales… todo aquel a quien consideraran una amenaza- y secuestraron, torturaron y dieron muerte a miles de ciudadanos.
Esta es la historia de dos hijas de aquellos hombres que, tras cuatro décadas, alzan públicamente la voz contra sus padres.

Educación, Represión

»Por favor, déjenme pasar la lista. Aunque estés lejos, Catalina, grita fuerte “¡presente!”«

Yo tampoco lo creía: hice zapping diez veces en la tv, y mi notebook añoso al menos tres veces lo debí reiniciar. Pero era cierto: los medios cómplices de Rozas, Blumel y Piñera se dejaron caer ayer sobre una dulce y cándida muchacha… como jauría de hienas que desangran a una presa fácil cuyo rostro indefenso expuesto en los medios me hizo llorar; refiero a cómo los poderes mediáticos sobreexponen a mi alumna de 3º medio, una niña, sabiendo que asesinos de verde turistean libres por las calles de mi país bajo el resquicio del arraigo y la firma mensual..
Aunque para ella lo peor fue lo previo: los intocables de verde la arrastran por el cemento como quienes zarandean en el suelo a su antojo a una muñeca de trapo, pacos al parecer sin hijos, sin empatía ni moral.

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