27 de junio de 2019
En medio de la conmemoración de los 65 años del nacimiento de nuestro Comandante Hugo Chávez Frías, quiero resaltar de él su inmensa capacidad de construir mayorías con vocación de poder democrático.
Con Chávez construimos una mayoría plural, diversa, democrática.
Chávez fue un líder que unió a las multitudes desesperanzadas de la década de los 90 del siglo XX, les abrió un camino democrático, pacífico y electoral, las dotó de un proyecto nacional y las condujo a la toma del poder político y con estas produjo las más grandes transformaciones democráticas de nuestra historia.
Chávez nace como figura histórica en medio de la rebelión militar del 4 de febrero de 1992, pero es partir de 1994, cuando sale de prisión, que comienza el proceso de acumulación de fuerzas populares y patrióticas en el seno de la sociedad.
Son bien conocidas las dificultades que tuvo que enfrentar para desplegar una estrategia democrática en ese sentido, por un lado el acoso del gobierno de turno y por otro las tendencias sectarias, guerrerista y hasta fascistoides en el seno del Movimiento Bolivariano, que se negaban al camino político.
Bastantes veces el Comandante Chávez nos relató esa etapa, en lo personal nos tocó vivirla políticamente, de lucha contra estas tendencias, las cuales siempre ejemplificaba con aquella historia de cuando él dio la orden de expansión de la militancia, notó que este crecimiento era muy lento, se puso a indagar y en un Círculo Bolivariano le respondieron: “Chávez, es mejor ser poquitos pero irreductibles”.
También tuvo que confrontar la resistencia a participar en las elecciones presidenciales, posición en la cual casi fue derrotado por las referidas tendencias internas en 1996.
El Comandante no se rindió, se fue el mismo a las calles, a las catacumbas y en 1998 emergió como el más gran líder de masas del siglo XX y principios del siglo XXI, fundó un instrumento electoral plural, diverso, democrático el Movimiento V República (MVR); conformó una gran alianza nacional con todo el que se quiso unir, el Polo Patriótico; presentó un programa viable y sencillo que resumía los anhelos de las mayorías, la Agenda Alternativa Bolivariana; enarboló una bandera: ¡Constituyente! Y así nos condujo a nuestra primera victoria, el 6 de diciembre de aquel año.
A lo largo de poco más de 12 años de ejercicio de su liderazgo nacional, Chávez nunca renunció a ser mayoría. A partir de 2010, somete a un proceso de autocrítica su propio liderazgo y de critica a nosotros los dirigentes del PSUV, proceso expresado en el documento “5 Líneas de Acción Política”, donde cuestiona el sectarismo y la desconexión con las bases populares; él mismo se va a la calle, se deja interpelar e interpela. Convoca a la reunificación de las fuerzas patrióticas y a la construcción de una hegemonía democrática:
“Estamos obligados a convencer y a construir, eso no se decreta, una gran sociedad patriótica que incluya a los sectores medios de la población, intelectuales, profesionales, técnicos, a los llamados ni ni o apolíticos”.
Desde esa idea llama a la conformación, en 2012, de una nueva gran alianza: el Gran Polo Patriótico, como mecanismo para romper con el sectarismo, el cual consideraba como una gran amenaza a la viabilidad democrática de la revolución. En tal sentido expresa:
“Dejemos el sectarismo, aquí estamos nosotros, cierren la puerta, ¡No! hay que abrir las puertas a través del debate, del dialogo”.
Chávez nunca permitió que los grupos, “anillos” o asesores lo convirtieran en minoría. Chávez sabía que una revolución sin ser mayoría, fenece. Las revoluciones no las hacen los gobiernos, las hacen las mayorías populares, las hacen los pueblos bajo un liderazgo ético.
Hoy, el PSUV no puede conformarse con ser la mayor de las minorías electorales. El chavismo nació de las mayorías y solo siendo mayoría política, social y cultural, expresada electoralmente, podrá lograr sus objetivos de consolidar y expandir la Independencia, la democracia protagónica, la igualdad social, una sociedad productiva y honesta, forjar una cultura del trabajo, en fin, abrir el camino hacia una democracia socialista.
En tiempos de agresión imperialista, las consignas y las políticas de atrincheramientos son necesarias para resistir, pero no son suficientes para una contra ofensiva revolucionaria. La necesaria unidad y cohesión no debe ser contradictoria con la participación protagónica de las mayorías contestarías, criticas, rebeldes que conforman el Chavismo. Ya lo decía Chávez:
“La unidad, no es aquello de monolítica, que vamos hacer todos iguales, ¡Patria o Muerte Venceremos!; ¡No, No y No!. La unidad es diversa, es contingente, va evolucionando, a veces se fortalece, a veces se debilita (….) Hay que cabalgar sobre la unidad, revisándola, cohesionándola, con debate, con argumentos, convenciendo, esto es vital”.
Para nosotros y nosotras, vital es practicar el profundo e inequívoco pensamiento democrático popular de Chávez. Para profundizar este tema, comparto este video del Colectivo Tatuy Tv, para que vean y oigan a Chávez:
Es hora de pasar de la consigna defensiva “Rodilla en tierra” a la consigna revolucionaria de Chávez de aquel marzo de 1994, cuando fue liberado en el Paseo Los Próceres: “¡Vamos a la calle, a las catacumbas, vamos a la carga a la toma del poder político!”. Vamos a la carga pues, a reunificar a la mayoría social chavista. Seamos irreductibles, pero siempre seamos una mayoría democrática.
Hoy es necesario una contraofensiva popular, democrática revolucionaria y chavista para refundar las bases éticas políticas de la Revolución Bolivariana como garantía de la Independencia, la paz y la democracia socialista en Venezuela. Solo por el camino de Chávez y no por otro lo lograremos. Así será.
PD. Compatriotas, durante el mes de agosto haremos un receso en nuestros escritos, más no en la batalla revolucionaria de todos los días.
*Fuente: Elías Jaua
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