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Estados Unidos enfrenta a China y al mundo para sobrevivir

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La sensación de inestabilidad política y económica que recorre los diferentes ámbitos mundiales, proviene principalmente de las decisiones erráticas que está tomando Donald Trump, el cual no parece entender o prefiere ignorar la situación económica que vive Estados Unidos, optando por una visión ultra nacionalista que no concuerda con los objetivos de los mercados e inversiones globalizadas de las transnacionales, que operan con altos niveles de competencia internacional.

La globalización acumula una deuda total de US$ 232,9 billones, equivalente a casi 3,5 veces el PIB, o 327% del PIB de todo el mundo. Se implemento después de varias décadas estimulando la apertura económica en muchos países, los cuales abrieron sus mercados a un altísimo costo, como fue la destrucción masiva de industrias, productos y servicios que dejaron de producirse localmente, para dar paso a los grandes conglomerados mundiales. A Donald Trump no le importa mayormente la economía, probablemente porque no la entiende o la considera desde su rol empresarial, donde se siente un gran negociador, en que lo importante para él, es difundir políticamente su egocentrismo personal, lo que no sirve para liderar a Estados Unidos y menos para el resto del mundo.

Los líderes de las grandes economías, los economistas y los analistas de mercados, prevén efectos colaterales que hará disminuir el comercio mundial afectando los commodities  y a las empresas, si a las agresivas políticas comerciales de Trump le suceden nuevas replicas de los países afectados. Revertir la globalización tomaría tiempo y significará reducir las megas industrias que abastecen al mundo, sufriendo grandes pérdidas, como advierten algunos fabricantes de motocicleta (Harley-Davidson) y de automóviles (GM) y de electrónica.  ¿Puede ser solo una estrategia negociadora para reelegir a Donald Trump por cuatro años más, o sepultura el modelo neo liberal de los Estados Unidos que está agotado, aislándolo del mundo?

La perspectiva de algunos hitos históricos, señalan indicios del origen de la política que aplica el gobierno de Donald Trump y la extrema derecha, la cual no es alentadora, mezclada con el estilo egocéntrico del presidente.  El largo recorrido de la política de Estados Unidos, en especial después de la II G.M., originó  un gran triunfalismo de post guerra, que fortaleció la consolidación de una cultura competitiva, individualista y muy centrada en el libre mercado, hasta lograr la concentración de la riqueza y el aumento del poder en las pocas manos que conocemos.

El triunfalismo los motivo a autodefinirse como nación excepcional y con supremacía sobre el resto del mundo. Recordemos que en su historial político tienen la mancha de haber sido los únicos en lanzar bombas atómicas a otro país (Japón), y que dicha amenaza de poder se volvió a sentir en la tensión con Corea del Norte.  El concepto de excepcionalidad es una idea que abrazan una buena parte de los políticos estadounidenses, incluidos los demócratas, además de muchos millones de estadounidenses, según encuestas recientes, y eso podría explicar cierta afinidad de parte de la población con la política de Trump, lo que es una peligrosa distorsión de la realidad, porque el resto del mundo no piensa así.

Los rasgos característicos de la colonización de Norteamérica, fue su cultura puritana propensa al dominio de extensos territorios, algunos habitados por poblaciones indígenas que fueron exterminadas en beneficio de una expansión que sumo nuevos territorios de donde extraer riquezas. El siglo XVIII, marcó el auge en el arribo de esclavos estimados en 5.500.000 personas. Fue la energía humana gratuita que duro más de un siglo, lo que permitió aumentar la formación de capital a las primeras grandes fortunas y empresarios de aquellos tiempos.

Factores importantes de la incipiente industrialización fueron los descubrimientos modernos, como el  petróleo, la electricidad, los ferrocarriles, el telégrafo, etc. No obstante lo anterior, la incorporación masiva de obreros en la producción industrial, con largas y extenuantes jornadas, fue el mayor aporte de valor al capitalismo, por sus bajos salarios.  Es y ha sido un sistema político, económico cuya ideología portaba el gene de la auto destrucción. Se va consumiendo así mismo, como ocurre en la actualidad, grandes empresas mundiales van eliminando empresas más chicas, desarticulando mercados para crear otros más excluyentes. Las crisis sistémicas programadas se suceden en forma de recesiones, inflaciones que agregan más corrupción y más desigualdad.

La gran recesión de 1928, fue producto de vicios en la economía, la banca y la especulación, paralizando la economía de EE UU y de gran parte del mundo, poniendo en evidencia  la precariedad de las relaciones del trabajo en el mundo privado. El cierre de industrias y empresas, lanzó a la calle a millones de trabadores que no tenían que comer y se alimentaban por las ollas comunes. No existía la seguridad social y no fue porque hubiera que inventarla, nadie pensó ni querían pensar en proteger al trabajador, como sucede hoy,  que volvemos a ver cómo crece la precariedad del trabajo sin protección social.

Ha trascurrido más de un siglo de una historia donde se encuentra la raíz de la respuesta que buscamos. La conexión de aquella época con nuestros tiempos, es un hilo ideológico neo liberal modernizado y tamizado a través del mundo científico. Universidades dedicadas y financiadas por adinerados hombres y grupos de poder, cuya función es perfeccionar y complejizar, como dominar al “otro” con recursos inteligentes, que mueva las masas a seguir las ideas de la extrema  derecha. Es un núcleo doctrinario que hoy sigue dejando su huella en sueldos bajos, pensiones miserables, trabajos precarios, despidos masivos por necesidades de la empresa, fondos previsionales del ahorro del trabajo, secuestrados por las empresas que los utilizan como crédito para que ellas sigan creciendo. En resumen, la teoría del crecimiento neo liberal en acción, donde se prepara la próxima gran crisis con un daño nunca antes visto por la humanidad, atendiendo a las cifras involucradas.

Los Estados Unidos y el mundo están en un grave problema.  El declive de la economía neo liberal a nivel mundial está provocando el fenómeno migratorio en Norteamérica, Centro América, Sudamérica, Europa, África, Medio Oriente, etc., producto de los profundos desequilibrios provocados por las guerras y las intervenciones en países en donde su política botó gobiernos e instalo caudillos, provocando una desintegración moral social que sólo sirvió a las grandes empresas, beneficiadas en la explotación de materias primas que extraen a bajísimo costo, con nulas o bajas tasas impositivas, para aumentar más el capital.

El mito populista inventado por Donald Trump, de que Estados Unidos está mal porque el resto del mundo les roba en todo, no lo cree nadie. Salvo por alguna minoría de la población norteamericana que se quedó pegada en el siglo XX, que no entiende de geografía ni reflexiona porqué el gasto militar en su país fue de US$ 635 mil millones en el 2017, solo para imponer su voluntad al mundo por la fuerza. También desconocen la interrelación de miles de productos que producen las transnacionalmente y que ellos consumen con la materia prima ultra barata que proviene de los países en desarrollo o del tercer mundo. Eso desmiente la teoría del aprovechamiento hacia EE UU.

Gran parte del déficit de  EE UU., en cuenta corriente y la deuda que contraen en bonos del Tesoro es para sostener un PIB per cápita de US$ 59.531, muy mal distribuido en los 325.886.000  habitantes que tiene Estados Unidos, porque casi un 50% de la población vive en condiciones de pobreza. Esta condición no mejorará en el futuro. Las proyecciones calculan que en pocos años más, el 1% más rico del planeta poseerá dos tercios de la riqueza global. Por eso las empresas norteamericanas se instalaron fuera de Estados Unidos, y hoy esa misma política neo liberal diseñada para concentrar el capital, compitiendo a gran escala,  las está destruyendo a tal nivel, que las industrias de automóviles en EE.UU, están casi regalando sus automóviles, porque la población está empobrecida y sólo puede comprar con crédito a largo plazo, debido a que los salarios medios reales en la mayor parte de los países desarrollados han crecido desde el año 2000, en el mejor de los casos, un escaso 1% anual como promedio.

¿Que planea realizar Trump en el largo plazo? Al parecer se trata de enfrentar el modelo neo liberal agotado de Estados Unidos, contra un modelo “sui generis” neo liberal chino. Sin duda que la solución de este conflicto, encierra peligro para la humanidad, si llegan hasta las últimas consecuencias, porque Trump reacciona sin pensar en una  estrategia de largo plazo,  porque no la tiene.

Estados Unidos, con a Donald Trump en la presidencia, obedece a un congreso. Si aumenta la guerra comercial, algunos creen que puede resistir mejor por su fuerte y vigorosa economía. Veamos algunas cifras para pesar las diferencias. El PIB per cápita el 2017 fue de US$ 59.531, con un producto Interno bruto de US$ 19,39 billones en el 2017 y con una deuda fiscal de 21,2 billones, casi 110% del  PIB. La tasa de ahorro interno neto de Estados Unidos fue solo del 1,5% del ingreso nacional en el 2017, en consecuencia, no sobra mucho para que otros países puedan robarle a EE UU, porque todo lo que ingresa lo consumen.  El superávit de Estados Unidos, es muy amplio en el sector servicios, pero a Trump el sector servicios no le importa mayormente porque los estados que votan por él son principalmente manufactureros. Esa es toda la profundidad de la economía que maneja Donald Trump, a pesar que el 43% de los hogares estadounidenses solo pueden permitirse un modo de vida básico. Las proyecciones del PIB antes de la guerra comercial eran a bajar en los próximos años, porque el neo liberalismo maduró todo lo que podía madurar en Estados Unidos. Desde 1971 hasta la fecha, el sistema monetario mundial basado en el dólar de papel ya no responde como anfetamina para crecer, lo demostraron los  últimos US$ 4.5 billones que imprimieron para la crisis 2008, por lo cual, la capacidad para aguantar más dolor en una guerra comercial será baja.

El líder chino Xi Jinping, obedece a un partido único, el Partido Comunista. China generó una riqueza total de US$ 12,86 billones de dólares en el 2017, y tuvieron un PIB per cápita de US$ 8.643 para una población estimada en 1.400 millones de personas, es decir, 4.3 veces más que la de Estados Unidos. El ingreso disponible para los habitantes de las ciudades chinas aumentó casi un 40% en 5 años. En el caso de los chinos, las ventajas son diferencias no monetarias. El PIB per cápita de US$ 8.123 puede caer y afectar al 60% de la población, el resto varios cientos de millones de personas no han ingresado al consumo de su modelo “sui génesis” neo liberal y no están afecto al daño. El partido único manda y funcionan como un todo al momento de tomar una decisión. Esa es una gran diferencia con EE UU, porque en este último, toda la población está implicada y tienen un congreso.

China es un potente competidor que  podría infligir un fuerte castigo a los más de US$ 200 mil millones de inversión de las compañías estadounidenses en China, sin perjuicio de deshacerse de los más de US$ 3 billones en reservas y deudas en bonos del Tesoro de norteamericano. En conflictos anteriores con países extranjeros, los ciudadanos chinos inflamados por la cobertura de noticias nacionalistas, ordenadas por el partido único, son muy eficaces para boicotear marcas internacionales. Ocurrió con  Toyota Motor Corp., y Hundai Motor Co., perjudicando las ganancias corporativas. La evaluación social de China muestra otra ventaja no monetaria que se debe considerar, el volumen de su población. Del total de su población, se estima que tiene un potencial de inteligencia humana estimado en 20 millones de genios, es decir, personas de gran capacidad para investigar, innovar, producir y cambiar todo a niveles impensado en occidente. En definitiva se trata de un enfrentamiento que Estados Unidos necesita para sobrevivir y donde tiene todo para perder en el mediano plazo.

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