Partido Socialista de Chile: ¿capitalistas progres?
por Aldo Torres Baeza (Chile)
8 años atrás 3 min lectura
12 de mayo de 2017

Cuando el PS especula su capital en empresas que apuestan por el monocultivo o una empresa estatal que pasó a ser administrada por privados en dictadura, no solo está buscando rentabilizar la inversión, sino que, a la vez, está comprometiendo su interpretación de la realidad en oposición a la biodiversidad de la naturaleza y la privatización de lo público en regímenes dictatoriales.
La cartera de inversiones del PS es fructífera y diversa, incluye inversiones en SQM (privatizada en dictadura), Autopista del Sol y Vespucio Norte (concesionadas por Lagos), Sonda (dueña del sistema operador del Transantiago), Arauco (Monocultivo de Pino, que es igual a decir incendios en el sur), Aguas Andinas (privatización del agua), etcétera, etcétera.
Lo interesante es que en cada una de las inversiones hay un modo de pensar e interpretar el mundo: especular en Aguas Andinas es, por ejemplo, comprometerse con la privatización del agua. El PS, como cualquier otro partido político, es una entidad que interpreta el mundo y, por tanto, explica la realidad desde un determinado ángulo. La política es eso: una lucha por explicar la realidad. Ahí está el tema político de fondo.
Cuando el PS especula su capital en empresas que apuestan por el monocultivo o una empresa estatal que pasó a ser administrada por privados en dictadura, no solo está buscando rentabilizar la inversión, sino que, a la vez, está comprometiendo su interpretación de la realidad en oposición a la biodiversidad de la naturaleza y la privatización de lo público en regímenes dictatoriales.
Más allá de todo lo mediático que vendrá, del aprovechamiento de Piñera y la derecha en general, sería interesante saber cómo se redefine políticamente la cúpula del PS de cara a estas nuevas elecciones presidenciales: ¿neoliberales con rostro humano?, ¿capitalistas progres?, ¿o aún creen que les basta con esconderse tras la figura de Guillier?
Invertir aquí o allá también es una decisión política: no es lo mismo apostar por empresas que generan valor social a invertir en empresas que envenenan la tierra. Por eso, creo que en cada apuesta del PS está contenida una visión del mundo. Esto que parece elemental guarda importantes implicancias, porque si comenzamos a sumar una a una las empresas donde invierten, entonces vemos que no solo están comprometidos con una u otra empresa que podría, como dicen, representar “conflicto de intereses” a la hora de legislar, también hay un modelo económico con el que se comprometen, esperando que estas empresas rentabilicen sus inversiones. En este caso, ese modelo es el neoliberal, que mercantiliza cada aspecto de la vida. En esa canasta ideológica apuestan sus huevos.
Ahí anida el problema de fondo, que implica una definición política urgente. Mientras tanto, y ante todas las evidencias, podemos preguntarnos si el PS aceptará ser un partido neoliberal y capitalista y redefinirá su hoja de ruta en torno a ese modelo. Si no es así, ¿entonces cómo se distinguen de la centroderecha si aceptaron el consenso neoliberal?, ¿qué explicación política darán las cúpulas a esos militantes que firmaron para legalizar el partido?, ¿cómo le hablarán ahora al militante de base, ese que creyó (y cree) en el proyecto de Salvador Allende y que hoy se siente estafado por la cúpula partidista?, ¿de qué modo se comprometen con el oprimido cuando administran el sistema económico que oprime…?
Hace poco las cúpulas del PS descartaron a Fernando Atria como candidato presidencial, que definía abiertamente su proyecto político como antineoliberal. Está claro por qué razón.
Más allá de todo lo mediático que vendrá, del aprovechamiento de Piñera y la derecha en general, sería interesante saber cómo se redefine políticamente la cúpula del PS de cara a estas nuevas elecciones presidenciales: ¿neoliberales con rostro humano?, ¿capitalistas progres?, ¿o aún creen que les basta con esconderse tras la figura de Guillier?
*Fuente: El Mostrador
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