Sobre Henry Boys y lo que significa no tener ni idea
por José Pedro Cornejo (Chile)
9 años atrás 6 min lectura
4 de marzo de 2017
Hace pocos días fue entrevistado en un programa de televisión el así llamado “intelectual de derecha” Henry Boys, quien hizo alarde de lo que más abunda en la derecha conservadora de nuestro país: una muy confiada ignorancia.
Lo primero que llama la atención de este personaje es que es un proclamado «intelectual». Cuando se dice que alguien es intelectual, se esperaría escuchar — en el mejor de los casos — una interesante visión del mundo o una novedosa interpretación de la realidad, si ello no es así, entonces, buenos argumentos, pero si ya ninguna de esas cosas se logran, se esperaría escuchar — al menos — a alguien con buenas credenciales y claridad en sus dichos. Nada de esto sucede en el caso de este “intelectual”. Henry Boys no tiene una interpretación interesante de la realidad, sino sólo una inocente mitología religiosa en la que incluso el diablo se deja mencionar, como compensación usa siempre el tono del convencido a pesar de que en varias ocasiones no tiene idea de lo que habla, y su gran credencial es que él es abogado de la PUC. Que me perdonen mis amigos de la PUC, pero en Chile aún no hay universidades de nivel internacional y nadie jamás se convirtió en intelectual por ser abogado, sea de la universidad que fuere. Por el contrario, justamente debido a lecturas fuera del derecho es que un abogado puede llegar a convertirse en intelectual.
Por otra parte, llega a ser preocupante la exposición de argumentos de Henry Boys, pues en ellos él se muestra sin ninguna vergüenza y con total seguridad a pesar de no tener idea de aquello de que habla. Argumentos falaces o directamente falsos hay por montones — como la muy reiterada pendiente resbalosa del aborto —, pero lo que más hay en su discurso es ignorancia. No sólo ignorancia debido a que basa su ideología en la existencia de un dios que nadie jamás ha experimentado — no más que en textos de la más dudosa procedencia — y en supuestos deberes que nacen de ello, sino porque Boys habla de personas y hechos históricos de los que evidentemente no leyó más que “a la pasada” en wikipedia o en un par de citas en facebook.
De muestra un botón. Algunos ejemplos:
- Al comienzo de la entrevista Boys cita a Mandela. Probablemente Boys piense que el mayor mérito de Mandela fue ser negro y nada más que eso. Seguramente Mandela, quien fue parte del partido comunista sudafricano, estaría horrorizado al ser citado por este muchacho que dice ser quien terminará con el marxismo en Chile. Claramente Boys no sabe a quién cita.
- Boys argumentando en contra de la legitimación democrática del aborto intenta una analogía. Afirma que Hitler fue electo por vía democrática, por lo que concluye que «Hitler mató judíos por vía democrática». Así, la vía democrática no legitima aquello que valida. Hay que explicarle muchas cosas a nuestro “intelectual”. En Alemania se vota — hasta el día de hoy — por partidos, no por candidatos. Cuando el NSDAP ganó las elecciones, Hindemburg se transformó en presidente y fue éste el que nombró a Hitler como canciller en 1933. Cuando Hindemburg muere al año siguiente, Hitler toma también su cargo y los unifica para desde entonces gobernar como «guía» (Führer). Sin embargo, la así llamada «solución final», conocida por nosotros como holocausto y por los judíos como «shoa» es una acción política que se llevó a cabo desde 1941 una vez comenzada la segunda guerra mundial, momento en que para Hitler — que ya era un verdadero emperador — ya ni siquiera el partido le importaba mucho, pues su poder era absoluto. Los judíos no fueron asesinados por vía democrática y la ley de aborto tampoco va a desatar un holocausto, tal como Boys varias veces falazmente afirma.
No queda más que decir que Boys, quien planea destruir el marxismo, no conoce lo que busca destruir. Se ve que nunca ha leído un texto marxista, no sabe de qué habla. Lo que Boys odia del marxismo es una caricatura que alguien le enseñó en su familia y que seguramente se reforzó en la cápsula de la escuela de derecho PUC, pero no es más que eso, una fantasía en la cabeza de este muchacho.
- Boys afirma: «»Ni una menos» es una fachada para una ideología marxista. Se ve a la mujer como una clase porque el proletariado desapareció como clase social». A lo cual luego agrega, que los proletarios ya no tienen la cohesión de antes, ya nadie ve a gente que por la calle se salude diciendo «hola proletario! cómo está proletario!» Y como si eso fuese poco, remata diciendo que la burguesía tampoco existe, porque ahora hay comunistas que pueden viajar en primera clase. Si usted no está en este momento riéndose a carcajadas, paso a explicarle porqué debería hacerlo. Las mujeres son un grupo social, pero no son una clase social, ambos conceptos son distintos. Las mujeres son un grupo social porque se les puede distinguir entre otros grupos de la sociedad, pero no son una clase social, porque lo que las define como mujeres no es el rol que ellas juegan en la economía de una sociedad. Por otra parte, afirmar que el proletariado dejó de existir es sólo muestra de que no se conoce la sociedad en que se vive y un buen ejemplo de lo aislada que la realidad que una persona de derecho PUC puede llegar a estar. Que los trabajadores hoy tengan zapatos y — en el mejor de los casos — ropa limpia, no quiere decir que su rol en la economía haya cambiado. El proletariado no es un club al que se entra, sino una clase a la que se pertenece debido a la actividad que se desempeña, da lo mismo si alguien se considere a sí mismo proletario o no, o si esté o no orgulloso de ello. La mayoría de los trabajadores asalariados son proletarios sin importar si estos viven en la miseria, son mineros o artesanos o trabajan frente a un computador. Ser proletario no es pertenecer a un club, como sí lo es ser «abogado de la católica». Finalmente, pensar que la burguesía no existe porque una persona con ideas de izquierda hoy puede acceder a bienes de lujo es no entender nada. Ser de izquierda o ser incluso marxista no significa ser pobre, ni tener que serlo. Cuando el marxismo plantea una sociedad sin clases no busca una sociedad de pobres, sino una sociedad donde todos seamos igualmente ricos. En una sociedad sin clases, la riqueza no es destruida, sino igualmente repartida.
El intelectual de derecha Henry Boys no es más que un niño que se presenta disfrazado de Clark Kent creyendo ser Superman.
*Fuente: El Mostrador
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Un refugiado es un refugiado
Un niño es un niño y el miedo es el miedo
Destierro es destierro
Y una hipocresía es una hipocresía
No hay signo, no hay bando
No hay ideología ni misterio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
Un daño es un daño, del verbo dañar
Todos los daños son daños centrales
Un niño es un niño
No existen los daños colaterales
No hay meta, no hay causa
Ningún motivo, ningún premio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
El fin es un punto por siempre distante
Una cambiante ficción
Un ciclón a merced de una hoja
Una paradoja como la de Zenón
Donde algo parece que se va acercando
Y siempre se escapa, siempre se esconde
Siempre a la misma exacta distancia
De un mismo horizonte (mismo horizonte)
El dedo que aprieta el gatillo
Debería saber esto
No hay tuyos ni suyos ni míos
Si son niños, son nuestros (todos los niños son nuestros)
Ni patria ni credo hay
Ni diferencias de criterio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
Ya estaba bueno que alguien le saliera al paso de estos pseudo intelectuales, que con todo desparpajo hablan de lo divino y de lo humano sin tener idea, sus razonamientos están llenos de falacias, sus postulados no pasan de ser opiniones, y tienen de admiradores un montón de mujeres desinformadas y no aficionadas al pensamiento lógico, que repiten como loros cualquier cosa que les reafirme su precario pensamiento. Y lo peor es que las envían por whatsapp.
La UDI es especialista en tener estos personajes entre sus filas, y no me cabe ninguna duda que les dan soga, sabiendo que son unos imbéciles, pero que el público a donde van dirigidos sus discursos no se va a dar ni cuenta. Ya con el cuento de la UDI popular y su método de clientelismo que ya era viejo en tiempos de Julio Cesar, cuyo alimento provenía de una Fundación «sin fines de lucro» alimentada por facturas falsas administrada por Longueira, cosechaban los suficientes votos para tener un nicho en el sistema político.