Empresarios y políticos, Pepsi y Coca Cola, todos juntos posando para la foto. Todos riéndose del chiste, impresentable, ordinario, rasca, de una muñeca inflable para “estimular la economía”. Me da náuseas y, sobre todo, vergüenza de hombre. Nauseas por lo evidente, pero también lo que se esconde en el fondo de todas estas reuniones: ¿Por qué razón los políticos tienen que babear de cena en cena con el empresariado?, ¿A quién deben consentir?, ¿Qué intereses representan?…
Es rasca, es impresentable. Y sí, es para exagerar. De hecho, debiese haber una legislación que regule este tipo de idioteces. Ley Fantuzzi podría llamarse. Debería legislarse porque creo que también existe la agresión simbólica, que en muchos casos es igual de dañina que la agresión real, pues es la agresión que se instala como naturalización de las cosas. Si no fuera así, ¿entonces por qué a nadie, ni a Fantuzzi ni al comité “creativo”, se le pasó por la cabeza que no era nada gracioso regalar una mujer de plástico que se debía estimular?, ¿Por qué ni ministros ni candidatos alzaron la voz y, en cambio, rieron del chiste idiota, cómplices de la agresión?…
Simple: es así porque naturalizamos una visión. He ahí la profundidad de la agresión simbólica. Vivimos en una sociedad patriarcal y molecularmente machista, en una estructura social levantada para que el hombre siempre aparezca como triunfador, un tipo de imagen dura y agresiva, que debe pasearse en el automóvil último modelo y “acceder” a mujeres perfectas, siendo cómplices de la mercantilización del cuerpo y del placer, cosificando a la mujer y reduciéndola a mercancía. Qué más grafico de esta visión que la fotografía misma: empresarios y políticos, todos machos blancos, ninguna mujer alrededor. El estereotipo del macho ganador riéndose de una mujer de plástico que, para ellos, se debe estimular. ¡Qué horror!
La foto dice mucho más de lo evidente: ahí está el estereotipo de machos mutilados emocionalmente, podemos verlos: unos, sobornando; los otros, dejándose sobornar con regalitos idiotas. Como ellos, muchos. Crecimos en un país de hombres mutilados emocionalmente: se nos entrena para ganar, no para vivir, así como juega el niño sin saber que juega o canta el pájaro sin saber que canta. El solo mencionar esta realidad se considera como una disminución de virilidad. ¡Qué tontera! Ya basta de aceptar ese rol masculino estereotipado que se nos impone por osmosis. Por eso: no más muñecas inflables ni chistecitos huevones contra las mujeres.
Hay que ser drástico, de una vez por todas. Si no, la agresión simbólica seguirá dando pie para la agresión real, entonces, de tanto en tanto, tendremos que seguir retorciéndonos con femicidos y agresiones contra las mujeres, mujeres que pueden ser tú madre, tú abuela, tú pareja, tú amiga, tú hija, cualquier mujer, de cualquier parte del mundo…
Señor Fantuzzi, su chiste me da nauseas. Patéticos políticos, su complicidad es vomitiva. Ínflense ustedes, y salgan a volar por ahí. Después se quejan de la desafección de la gente. ¡Jódanse!
©2016 Politika | diarioelect.politika@gmail.com
Artículos Relacionados
Con Trump nos esperan tiempos dramáticos
por Leonardo Boff (Brasil)
7 años atrás 3 min lectura
Breve diálogo en torno a un jarro con agua, una Ministra, y una pingüina
por Hermes H. Benítez, (Edmonton, Canadá)
17 años atrás 6 min lectura
Sin novedad (pánico) en el frente occidental
por Pepe Escobar (París, Francia)
2 años atrás 8 min lectura
1 Comentario
Deja una respuesta Cancelar la respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Conferencia: «Palestina: el camino hacia la paz y el respeto por los derechos humanos»
por Nicolás Boeglin (Costa Rica)
1 día atrás
31 de enero de 2025
«Lo que está ocurriendo en Gaza no es una operación militar, es una agresión a gran escala contra nuestro pueblo. Son masacres contra civiles inocentes. Nada en el derecho natural ni en el derecho internacional permite atacar a civiles y perpetrar contra ellos ataques tan indiscriminados y bárbaros
Niños palestinos: Rehenes del silencio
por Sharon Zhang
1 día atrás
31 de enero de 2025
Son al menos 300 los niños palestinos en prisiones y centros de tortura israelíes. Save the Children informó que la mayoría son obligados a desnudarse frente a los soldados, sometidos a golpizas y privados de agua y comida. Esta semana, Defensa de Niñas y Niños Internacional – Palestina denunció que la cifra de niños detenidos sin cargos llegó a un nuevo récord.
Conferencia: «Palestina: el camino hacia la paz y el respeto por los derechos humanos»
por Nicolás Boeglin (Costa Rica)
1 día atrás
31 de enero de 2025
«Lo que está ocurriendo en Gaza no es una operación militar, es una agresión a gran escala contra nuestro pueblo. Son masacres contra civiles inocentes. Nada en el derecho natural ni en el derecho internacional permite atacar a civiles y perpetrar contra ellos ataques tan indiscriminados y bárbaros
Niños palestinos: Rehenes del silencio
por Sharon Zhang
1 día atrás
31 de enero de 2025
Son al menos 300 los niños palestinos en prisiones y centros de tortura israelíes. Save the Children informó que la mayoría son obligados a desnudarse frente a los soldados, sometidos a golpizas y privados de agua y comida. Esta semana, Defensa de Niñas y Niños Internacional – Palestina denunció que la cifra de niños detenidos sin cargos llegó a un nuevo récord.
Excelente opinión.Muchas concordamos en que esta irrisoria puesta en escena, para hacer alusión a la economía chilena, con la grotesca presentación de un mono inflable con la boca sellada y el sexo explícito , no es más que la exposición de lo fatuo, burdo, chato, vergonzoso, ridículo, con claras características de misoginia, con arbitrariedad de parte de hombres empresarios, menoscabando los roles de la mujer, rebajando su condición a un objeto y apartando de la mujer todo tipo de igualdad con los hombres. Si querían ser groseros al cubo ¿ por qué no pusieron un falo envejecido, con pastilla azul al lado, simulando levantarlo ? A ninguna mujer normal eso le sería agradable , porque hay millones de elementos con qué comparar si de comparaciones se trata, pero no de ese nivel que traspasa todos los límites y cae en la chabacanería más absoluta.