Pero esa ceguera es una de las causas de la guerra y de todas las violencias que padecemos. Sumados los seis millones largos que rechazan los acuerdos y los seis millones que los aprueban, no se hace un país. Colombia no son 12 millones de personas: queda por saber lo que piensan los 20 millones de ciudadanos que no votaron y los 18 que no pueden votar. (NdR piensaChile: Colombia con aprox 48 millones de ciudadanos, tenía el año 2014 un total de 32.795.962 electores habilitados)
La anémica democracia colombiana muestra ostentosa sus 12 millones de votos, los ganadores muestran triunfales sus seis millones, proclamando: “esto ha dicho Colombia”, y todos se esfuerzan por ignorar esos 20 millones de ciudadanos que resultaron inmunes a la esperanza, a la propaganda, al soborno y a la amenaza.
Pero en esos 20 millones no sólo están los problemas del país sino que están también las soluciones. Allí está la sociedad no formalizada, la que no tiene empleo ni propiedades, la que no tiene acceso más que a un sistema enfermizo de salud y a un sistema incompetente de educación.
Los jóvenes desamparados a merced de la violencia y de la marginalidad, los mayores sin pensiones, los que padecen un sistema de justicia inicuo y siempre postergado, los desplazados de todas las violencias, millones de personas cuya indudable vocación de paz se ve contrariada por la pobreza, la falta de oportunidades, la adversidad y la desesperación, pero que aun así sostienen con su recursividad y su esfuerzo este país paralizado por la burocracia y exprimido por la corrupción.
Claro que a los políticos de derecha y de izquierda no les importa la gente que no vota, ese no es su negocio. Pero a quien quiera arreglar el país sí deberían importarle, y no como electores sino como conciudadanos, hijos de nuestra historia y padres de nuestro futuro. Si algo es evidente es que el proceso de paz de estos cinco años no fue diseñado para ellos y ni siquiera los tuvo en cuenta.
Bien merecida tiene Santos la indiferencia de las grandes mayorías de este país, que son las que debían llenar las calles y las plazas el día de la firma del acuerdo, y salir a votar jubilosas el 2 de octubre, pero que ni siquiera se sintieron convocadas. Aquí, como siempre, no se llama a la gente a construir la paz sino a aprobar la paz que los expertos diseñan bien lejos de la vereda y del barrio.
¿Quién le dijo a Santos que la firma solemne de un acuerdo de paz en un país desgarrado se hacía en una ceremonia VIP diseñada sólo para la tribuna internacional, en la ciudad más elitista del país, y dejando por fuera no sólo a la gente humilde de la propia ciudad sino hasta a los medios de comunicación nacionales?
¿No está pintada ahí la arrogancia de esta aristocracia de medio pelo que no logra diferenciar la paz de todos de un festival elitista? ¿Cómo logra el presidente soslayar el hecho de que ni siquiera el gobierno de España haya venido a respaldar su ceremonia, para no hablar de Barack Obama, que es capaz de visitar por varios días a Cuba, el mayor adversario de su país, y ni se digna acompañar a quien ha sido el socio más fiel de los Estados Unidos en el continente desde el día siguiente de la toma de Panamá?
¿Por qué dijo Santos que si perdía el Sí al otro día recomenzaba la guerra? ¿Por qué dijo Humberto de la Calle que no había acuerdo mejor y ahora todos se disponen a mejorarlo? La paz que diseñan nuestras élites y su clase política es una paz para ellas, pero no para el país. Ahora van a intentar montar otra vez el Frente Nacional, y veremos no sólo a Uribe en Palacio sino a lo mejor el renacer de aquella vieja fraternidad que por razones electorales se revistió por un tiempo con los ropajes de la Bella y la bestia.
Ya están hablando del medio país del Sí y del medio país del No: que Colombia se vaya preparando para quedar una vez más por fuera del acuerdo entre los dirigentes, que cuando se odian es para ponernos a pelear entre nosotros, y cuando se unen es para borrarnos. Todavía están pensando que se puede hacer la paz sin empezar a corregir las tremendas injusticias que dieron origen a la guerra.
Pero no deja de ser alentador advertir que esta vez no les fue posible polarizar a los colombianos. De los seis millones que votaron por el sí, estoy seguro de que la mitad no cree en Santos, sino que anhela fervientemente la paz. Y de los seis millones que votaron por el no, la mitad, más que adorar a Uribe no quieren a Santos ni a las Farc, y tienen sus razones.
Es el viejo bipartidismo el que tiene al país como está. Es la vieja dirigencia y su clase política la que se nutre de nuestras esperanzas y de nuestros desengaños. Siempre nos hacen creer que debemos sentarnos a esperar las soluciones que están diseñando, el país feliz que sólo ellos saben cómo construir. Ahora han puesto a las Farc a pedir perdón en cada esquina, y eso está bien, pero los dueños de todo, que son los responsables de todo desde hace 70 años, nunca asumen su responsabilidad. Hay que verlos: ellos son los que acusan y los que perdonan.
Y el día en que lo tengan todo bien diseñado, preparémonos para otra hermosa ceremonia VIP, a la que sí vendrán el rey de España y el presidente de los Estados Unidos. Otra ceremonia en la que no tendrán cabida esos 38 millones de colombianos que ahora quedaron por fuera, pero tampoco muchos de los que apasionadamente votaron por el Sí y por el No.
Porque el país de las élites colombianas es muy pequeño. Puede influir con su discurso de promesas y de rencores sobre 12 millones de personas: pero eso no significa que las vayan a dejar entrar en la fiesta.
*Fuente: Rebelión
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Artículos Relacionados
Candidata socialista a la presidencia de la convención es investigada por diversas irregularidades por la Contraloría
por Resumen.cl
4 años atrás 2 min lectura
Guerreros de los dioses. El sagrado derramamiento de la sangre ajena
por Emilio Cafassi (Uruguay)
11 años atrás 8 min lectura
Salvador Allende
por Patricio Guzmán
5 años atrás 1 min lectura
“En defensa de Taiwán”, AUKUS prepara una guerra nuclear
por Thierry Meyssan (París, Francia)
4 años atrás 11 min lectura
Caso Degollados: El audio en que condenado entrega detalles del paradero de detenidos desaparecidos
por CNN-Chile
5 años atrás 1 min lectura
Cherán, el pueblo de México que expulsó a delincuentes, políticos y policías
por Diversos Medios
9 años atrás 8 min lectura
El imaginario anticomunista: una ideología cívico-religiosa
por Matías Martínez González (Chile)
10 horas atrás
10 de agosto de 2025
El anticomunismo latinoamericano no es autóctono ni meramente local. A partir de 1947, con la Doctrina Truman y la fundación de la OEA, se institucionalizó una red hemisférica que articuló intereses geopolíticos, empresariales, clericales y militares. Estados Unidos financió programas de formación, intercambios universitarios, centros de investigación y publicaciones que promovieron una lectura binaria del mundo: democracia cristiana versus totalitarismo ateo.
A propósito de una carta abierta
por Manuel Acuña Asenjo (Chile)
13 horas atrás
10 de agosto de 2025
Los empresarios ya no se sienten necesitados de representantes. Han descubierto que sus negocios pueden funcionar solos. Lo que ha sucedido en Estados Unidos es un preludio de lo que puede suceder en el resto del planeta. Los adelantos tecnológicos han permitido todo ello. El empresariado puede, ahora, dirigir por sí mismo la sociedad.
Chile: Marcha en solidaridad con el Pueblo Palestino
por Piensa Prensa
14 horas atrás
10 de agosto de 2025
La solidaridad chilena con Palestina es fuerte y se manifiesta de diversas maneras, incluyendo acciones diplomáticas, manifestaciones en las calles, y expresiones culturales. Chile, hogar de la mayor comunidad palestina fuera del mundo árabe, ha mantenido relaciones amistosas con Palestina y ha abogado por su derecho a un estado independiente.
El artista palestino que dibujó un niño para dibujar la humanidad
por Olga Rodríguez (España)
2 días atrás
08 de agosto de 2025
“Me enfrentaba a ejércitos con caricaturas y dibujos de flores, esperanza y balas”,