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Los bonos, otro monstruo financiero que amenaza la economía mundial

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Las noticias que provienen de Grecia revelan una gran tensión centrada en los aspectos técnicos de su economía, aún cuando el fondo del problema tiene una raíz de orden político. Las economías que se han movido en el esquema neo liberal, llámense griegos, españoles, portugueses, italianos, operan con reglas del FMI y enfrentan una poderosa contraparte como la Unión Europea, el BCE y los países del norte, que responden a una elite cuya perspectiva es salvar el negocio de los bancos y los acreedores, dueños del dinero. Grecia debe a los bancos europeos y al FMI, de acuerdo con el Departamento del Tesoro griego, cerca de € 300.000 millones de euros. De acuerdo al pronóstico del Instituto Levy, este año 2015 la deuda nacional se podría elevar hasta el 205% del PIB.
La impresión que se intenta construir en el ambiente internacional, es que los griegos y también otros países son unos aprovechados, (algunos ya lo creen) de un sistema demasiado generoso como para que Grecia destine el 17,5% del PIB al pago de las pensiones, en comparación con lo que el país puede permitirse. Los griegos pertenecen a una cultura que ha legado una enorme contribución a la humanidad, pero no son clientes “Prime” para este modelo que cuestiona sus pensiones, apenas suficiente para que los jubilados lleguen a fin de mes, y lo poco que reciben lo deben compartir con la familia cercana en la supervivencia de hijos, hermanos, tíos, etc., todos cesantes. Razones éticas impiden a los líderes griegos conciliar las diferencias con la UE, donde solo cuentan los euros.
La crisis tiene un origen político, porque detrás de ella subyace salvar el modelo de economía con un sistema financiero que deformaron hasta convertirlo en un instrumento para financiar los descomunales déficits de las guerras, las intervenciones políticas con garrotes, los sofisticados sistemas de armas y las bases militares desplegadas en todo el mundo, en defensa de una hegemonía que están perdiendo y que se niegan aceptar. Un ejemplo es el programa de gobierno que eligió a D. Cameron en el Reino Unido, que contempla gastar £ 46.000 millones de libras en remodelar la flota de submarinos nucleares Trident, para la política exterior británica, gasto sin relación con las expectativas económicas, que no son buenas, salvo para los sectores de gran fortuna y capital.
Las realidades las alimentan con datos manipulados que funcionan como racionalidades de orden económico para confundir el entendimiento de las personas y formar “el orden universal correcto”, el cual se convierte en un estándar en el inconsciente colectivo, que opera automáticamente sin cuestionar nada. Con cada nuevo celular, Tv Led/HD, o auto con un motor de 700 hp, etc., que producen, allá vamos todos detrás de esas “nuevas necesidades” que imponen las trasnacionales con una agobiante publicidad. Chris Sacca, un inversor en compañías como Twitter Inc. y Uber Technologies Inc., expresó que “demasiado dinero está fluyendo a nuevas empresas de tecnología y que se producirá un error en una próxima desaceleración de la industria”, con muchas empresas que desaparecerán.
Aún está vigente el sostener la hipótesis de no dejar caer a los “demasiado grande para caer”. Salvaron la banca fabricando billetes a raudales. Sólo la FED emitió más de US$ 4.5 millones de millones de dólares, parte de los cuales cruzaron hasta la banca europea, dinero que hoy se ha multiplicado varias veces y que amenaza con salirse de control concentrado en burbujas. Los activos en manos de los estadounidenses rondan los US$ 100 millones de millones y si se descuenta la deuda US$ 14.5 millones de millones, la riqueza acumulada de US$ 85.5 billones está principalmente en el 10% de los más ricos. No es una opinión, lo avala un estudio presentado por Makoto Nakajima, economista Senior del Departamento de Investigación del Banco de la Reserva Federal de Filadelfia, quien estima que la compra de bonos y activos, conocido como Quantitative Easing, el mayor motor que ha impulsado la subida en los precios de la renta variable, ha beneficiado de forma desproporcionada a la sociedad.
La solución para los Bancos Centrales llámense FED, Banco de Japón, BCE, Bank of England, etc., es lograr una meta inflacionaria de un 2%. ¿Desde cuándo la inflación dejó de ser un mal perverso para convertirse en una virtud? No olvidemos que la inflación demuele en las cifras, los mejores años de trabajo de las personas, las que no pueden retroceder el tiempo para recuperar la vida perdida. La inflación es consecuencia de excesos por decisiones políticas y económicas que no trepidan en tomar los líderes para financiar gastos que los eleven al pódium de la glorificación.
Cuando los altos dignatarios del BCE, el FMI, el Ministro Wolfgang Schäuble, o el Deutsche Bank, intentan estigmatizar a los pensionados griegos, como “cargas” de un sistema demasiado generoso, se les olvida a estos personajes que, cuando a ellos les fue funcional el “monstruo financiero” que crearon, lo dirigieron a exportar y no trepidaron en firmar cuantiosos créditos con “elástico” a la misma Grecia que ahora denostan y a la cual le quieren aplicar más brutales recortes sociales para que devuelvan el dinero, luego seguirán con Portugal, España, Italia, etc.
El “monstruo financiero” tiene cifras, datos y circunstancias. El analista financiero independiente, Antonio Iruzubieta, señala que desde los máximos de principios de abril, los mercados de bonos están experimentado un período de ventas y caídas de precio muy extraño, fuerte y superiores al 10% en el caso del activo más representativo, el T-Bond, (Bono del Departamento del Tesoro de EE.UU), con un menor valor en el mercado global de bonos, estimado en US$ 1.2 billones. Los operadores de mercado se han embarcado en un peligroso juego apostando BILLONES con estrategias que intentan anticipar el comportamiento de la FED, y de los otros Bancos Centrales, bajo la premisa de que la actual coyuntura económica deja escasas posibilidades a la FED, y al resto de los bancos centrales, para mover los tipos (tasas) al alza.
Las grandes potencias como China, Rusia, Arabia, etc., han dejado de acumular reservas en dólares y bonos. Peor aún, están reduciendo su exposición al mercado de renta fija de Estados Unidos, mediante ventas netas de bonos, porque no les conviene seguir operando en una rueda sin fin, que succiona y succiona las riquezas de los países, poniendo más presión a Estados Unidos para financiar nueva deuda, y seguir expandiendo el crédito sin que se traduzca en inversiones reales, porque el dinero ha ido a parar al mercado especulativo y la inversión empresarial, no sólo en EEUU, sino también en Japón, la eurozona y Reino Unido, sigue siendo el talón de Aquiles tras el azote de la Gran Recesión en el 2009.
Bill Gross, el principal gestor de bonos del planeta, también llegó a la conclusión que «el mercado alcista de los bonos, que ha durado 35 años, llegará pronto a su fin». En esa misma línea Robert Shiller, el ganador del premio Nobel, señaló que el mercado de los bonos se encuentra en niveles «irracionalmente altos». La burbuja de la deuda mundial se ha hinchado a más de US$ 76 millones de millones de dólares, mientras que las tasas de interés nunca habían sido tan bajas en un período tan prolongado de tiempo. Esto genera una enorme tensión que está sacudiendo los mercados de bonos en Alemania y EE UU, cuyo impacto incide en el costo de la deuda.
Según el estratega de Citigroup, Stephen Antczack, el tamaño del mercado de bonos corporativos en EEUU ha crecido en 3,7 billones de dólares en la última década y sus tenedores se limitan a tres tipos de inversores: fondos de inversión, inversores internacionales y compañías de seguros. De acuerdo a los datos del Citigroup, los fondos de inversión son los que más posiciones han tomado en el mercado, duplicando su cuota hasta al 22% en sólo 10 años. Esta clase de fondos está obligada a vender, en el momento en que sus clientes comiencen a exigir su dinero. Fuera de las fronteras de EEUU, los inversores internacionales poseen otro cuarto del mercado. Desde Wells Fargo se han hecho sonar las alarmas, al afirmar que si el dólar se debilita al mismo tiempo que sube la rentabilidad de estos bonos, los inversores extranjeros podrían deshacer posiciones de inmediato y se caerá el castillo de naipes.
Los que escucharon a Bill Dudley, jefe de la Reserva Federal de Nueva York, en un discurso en un foro Bloomberg hace algunas semanas atrás, creen que se le “escapó” una clave en referencia a las tasas de interés, al señalar que naturalmente esta debe ser 3.5 %, cuando la inflación regrese a 2 %, un dato importante de tener en cuenta, considerando que, según los indicadores adelantados, la inflación en Estados Unidos podría llegar a un 2 % antes de fin de año. Si la estabilidad financiera se vuelve prioritaria, sacrificarán nuevamente la economía real. Esto ya ocurrió antes, durante la dirección de A. Greenspan, después de relajar la política monetaria la tasa llegó a subir al 5.5 %, la que dio inicio al descalabro conocido como la deuda Sub Prime y el reventón de la burbuja hipotecaria.
Tanto Janet Yellen, la presidenta de la FED, como Jamie Dimon, el jefe de J.P. Morgan y los propios funcionarios del FMI han dejado en claro que si la liquidez se evapora en el mercado de bonos, la situación podría desencadenar una venta masiva y dificultar aún más la normalización monetaria en EEUU. Hace más de una semana, Christine Lagarde, del FMI, pidió a la Fed que retrase la subida de tipos hasta la primera mitad del 2016. La FED, a iniciativa propia, ha rebajado sustancialmente sus estimaciones de crecimiento de EE UU., para 2015, desde el rango 2.3% – 2.7% hasta el nuevo 1.8% – 2%. Si la FED sigue sin subir los tipos, será indicio que algo va  mal en la economía, lo que inevitablemente se trasladará al resto de las economías mundiales. Si por el contrario, si se ve obligada a subir las tasas, la economía puede volver a frenarse o retroceder, sin perjuicio del encarecimiento de toda la deuda mundial pactada en dólares, que tendrá efectos recesivos en los países deudores, como los emergentes.
€ 2.000.000.000.000 (dos millones de millones de euros) de los bonos de la zona euro, un tercio del mercado de deuda pública, se han estado negociando con rendimientos negativos desde principio del 2015, y aún quedan muchos datos que no han surgido y otros que son “cocinados” en las fuentes oficiales, pretendiendo hacernos creer que las macro magnitudes mejorarán, cuando no es tal. Un solo dato, el de Shadow Statistics, muestra que el dato alternativo calculado por ellos respecto del paro en EE UU., es de alrededor de 23% y el dato oficial es de 5.5%. Perdonen la expresión, pero se te suben a la cabeza, te mean y luego te dicen que está lloviendo.
Los dineros que provienen de los ahorradores, son inversores de largo plazo y su origen principal son los fondos de pensiones, aseguradoras, fondos soberanos, especialmente en Renta Fija. El riesgo es gigantesco, pero no son los griegos los responsable de la tensión acumulada. ¿Cómo puede un país con sólo el 1,7% del PIB de la zona euro y un minúsculo 0,3% del PIB y una deuda de € 300.000 mil millones verse como riesgo para la economía mundial? Ellos pueden ser la chispa, pero la montaña de pólvora creada alrededor es responsabilidad de los que sostienen el neo liberalismo a ultranza. El riesgo son, una vez más, para los fondos de pensiones de todos los trabajadores los que se pueden volatilizar, además de las tensiones hegemónicas que se pueden acentuar, porque en estos días el Sr Tsipras de Grecia se fue a Rusia a conversar con Putin y negociar acuerdos energéticos y económicos, por lo que no puede descartarse un acuerdo antes del 30 de Junio con la UE. El impacto mayor no será tanto del euro, será la ruptura de la Unión Europea, que puede contagiar a otros países de Europa, incluso a Gran Bretaña.
Con mentiras nos hacen creer que todo va está bien, que EE UU., se está recuperando cuando sobran razones para dudar de las cifras. Finlandia paso de ser un severo tutor de Grecia para convertirse hoy en otro país de Europa que languidece y que apenas crecerá este año un 0,3% el PIB. Grecia puede gatillar el desarme del monstruo financiero armado por una ambiciosa elite dueña de la riqueza y el dinero, pero las amenazas son varias. La caída de los bonos por la burbuja, en especial de EE UU., donde la renta fija y la variable están sobrevaloradas. La profundización de la crisis China. Los chispazos por el enfrentamiento económico en la disputa hegemónica, y el conflicto en el Medio Oriente que es otro polvorín de gran magnitud.

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