Cómo descubrimos, y confirmamos, el verdadero lugar de nacimiento de Allende
por Hermes Benitez (Edmonton, Canadá)
11 años atrás 8 min lectura
«Hay hombres que hasta después de muertos dan luz de aurora»
José Martí
Al volver a leer en piensaChile, después de más de 4 años, el artículo en el que conjuntamente con Juan Gonzalo Rocha dábamos cuenta de los resultados de nuestras investigaciones acerca de los verdaderos nombres de Allende, así como de cuál habría sido la ciudad en la que efectivamente nació él, comprendí de inmediato que aquel artículo proyectaba una imagen inadecuada del proceso mediante el cual se llega a descubrir, establecer y confirmar algún hecho histórico. En primer lugar, porque allí se creaba la impresión de que se trataría de búsquedas hechas por personas que harían su trabajo, prácticamente, en un completo vacío social, que no habrían aprendido nada de nadie, que no hubieran seguido las pistas dejadas por otros autores o investigadores, que no hubieran leído ni estudiado, tampoco, los escritos de ningún biógrafo, ni asimilado los aportes, descubrimientos o conclusiones dejados por otros hombres, o mujeres, que investigaron antes, o investigan contemporáneamente, el mismo tema.
Por cierto, esta imagen es completamente falsa, una verdadera ilusión óptica, porque cualquier actividad que realicemos los seres humanos tendrá siempre un carácter social, colectivo, aunque a menudo ello sea ocultado bajo la espesa neblina de las ideologías conservadoras dominantes. De acuerdo con las cuales “no existe la sociedad sino solo los individuos”. Por desgracia, esta falsa imagen campea hoy el pensamiento y la práctica de muchos de aquellos que se involucran en este tipo de búsquedas, ya sea con fines históricos o periodísticos.
Con la perspectiva y conocimientos adquiridos en estos últimos años acerca de lo que constituía el tema principal de aquel artículo que redactamos con Juan Gonzalo Rocha en el 2010,creo que lo escribiríamos de otra manera. Por ejemplo, no nos limitaríamos a relatar solo nuestra parte en aquella búsqueda, sino que incluiríamos a todos aquellos que participaron, directa o indirectamente, en ella, antes y después que nosotros, y de cuyos trabajos vinimos a saber algo tardíamente: en primer lugar la escritora Virginia Vidal y el escritor y biógrafo de Allende Eduardo Labarca. Lo que ellos y nosotros tenemos en común es que a todos nos impulsa el deseo de poder llegar a establecer la verdad de los distintos hechos que constituyeron la existencia, obra y muerte de Allende, en vez de conformarnos con la simple aceptación de los prejuicios, falsedades o mitos que, en cuanto a esto, parecieran seguir dominando el sentido común histórico de la mayoría de nuestros compatriotas. Ello tiene, por cierto, su fundamento en una decisión moral previa, de respeto irrestricto por la verdad y los hechos, más allá de cuáles pudieran ser nuestros deseos o prejuicios, respecto de lo que se investiga.
Con el fin de oponer algo a aquella visión individualista de la investigación histórica, o periodística, y de ser justos, es decir, de reconocer a cada cual su contribución, al publicar en el 2013 “Los verdaderos nombre de Allende”, como capítulo 17 de mi libro titulado Pensando a Allende, agregué, la siguiente nota No. 8:
“Posteriormente a la publicación de este trabajo, descubrimos que ya en abril del 2006 la escritora Virginia Vidal había ubicado y examinado los documentos legales que permiten establecer el verdadero lugar de nacimiento de Allende. En unos pasajes de su extenso y valioso ensayo sobre el Presidente se pregunta ella: “¿Dónde nació Salvador Allende? Aunque Valparaíso se disputa su cuna, quise salir de dudas y fui a buscar al Registro Civil los certificados de nacimiento y muerte del Presidente Allende: Salvador Guillermo Allende Gossens, nació el 26 de junio de 1908 a la una y media de la madrugada en Avenida España 615, Santiago, como lo demuestra el certificado firmado por su propio padre que lo inscribió en la Circunscripción No. 2 del Registro Civil de Santiago, el 17 de julio de ese mismo año, bajo la partida [No.] 1754. Sin embargo, es indiscutible que Salvador sentía como suyo ese puerto de donde procedían sus antecesores, es así como él mismo afirmó: “Soy porteño, y soy el primer presidente porteño”. (Véase: Virginia Vidal, «El Presidente Allende y su raro valor», Le Monde.fr. Blog abonné. Salvador Allende. Allende en el Mundo. Archives de Catégorie).
Pero, ¿cómo ocurrió, en nuestro caso, que decidiéramos ponernos a investigar el lugar de nacimiento de Allende? Si mal no recuerdo, fue durante el año 2009, que Juan Gonzalo Rocha me informó por vía electrónica que en alguna publicación chilena, alguien había manifestado dudas acerca del lugar de nacimiento del Presidente Allende. Es muy posible que se haya tratado de una nota de Jorge Molina Alomar, publicada en El Mercurio de Santiago, del 4 de abril del 2008, en la que se informaba, aunque del modo más escueto, que su inscripción de nacimiento consignaba que Salvador Allende había nacido en Santiago, y no en Valparaíso. Asunto que, por cierto, nos pareció importante y muy digno de ser investigado, de modo que casi de inmediato nos pusimos a la tarea de ubicar la documentación a partir de la cual pudiera confirmarse, o refutarse, que Allende había nacido en Valparaíso, sin saber que Virginia Vidal había hecho esto ya en el 2007, es decir, cuatro años antes que nosotros. El tema central de nuestro artículo, publicado originalmente en piensaChile el día 12 de mayo del 2010, que en realidad no es tal sino una especie de informe de investigación, era, por cierto, poder establecer la verdad o falsedad de la historia, largamente repetida, de que Allende había sido bautizado con los nombres de Salvador Isabelino del Sagrado Corazón de Jesús Allende Gossens. Pero esta búsqueda nos conduciría, inesperadamente, a la cuestión del lugar de nacimiento de aquél.
Virginia Vidal pareciera haber creído que el documento de nacimiento de Allende ubicado por ella, era, por sí solo, suficiente para poder establecer en forma definitiva el verdadero lugar donde, en 1908, arribó a este mundo el líder popular, puesto que ella no continuó con su investigación, dejando la impresión que consideraba el caso como definitivamente resuelto y cerrado. Nosotros no lo entendimos así y desde el primer momento comprendimos que la información contenida en la inscripción de nacimiento de Allende no era suficiente para demostrar que no había nacido en Valparaíso sino en Santiago, porque en Chile por muchos años ha sido una práctica común que los padres no inscriban a sus hijos, o hijas, en el lugar donde nacieron, sino en la ciudad que les quede más a mano, o les resulte más conveniente. De manera que era necesario poder encontrar alguna otra documentación que corroborara en forma independiente la información contenida en la inscripción de nacimiento.
El descubrimiento más importante, en cuanto a esto, lo haría Juan Gonzalo Rocha, al encontrar en el Museo Masónico de la Gran Logia de Chile, en Santiago, ubicado en el edificio del Club de La República, Marcoleta 657, un revelador y casi desconocido documento. Se trataba de la carpeta de postulación de Allende a la Masonería, de la Logia Progreso No. 4 de Valparaíso, fechada el 18 de junio de 1935. En su interior se consignaban sus datos personales en el siguiente orden: Nombre: Salvador Allende Gossens; Edad: 26 años; Nacionalidad: Chilena; lugar de nacimiento: Santiago; Fecha de nacimiento: 1908. Junto con estos datos básicos, en aquel documento se dejaba constancia, también, que la profesión del patrocinado era la de Médico-Cirujano, y que su lugar de residencia entonces era la ciudad de Valparaíso; y todo ello bajo la firma inconfundible del propio Salvador Allende. He aquí que habíamos conseguido dar con la corroboración independiente que se necesitaba para confirmar de modo definitivo la información contenida en la inscripción de nacimiento del Presidente.
Pero este no sería el final de aquella búsqueda, porque recientemente nos enteramos de las gestiones realizadas por el escritor y biógrafo de Allende, Eduardo Labarca, quien, como buen investigador, no se conformó con la prueba suministrada por aquel documento masónico, e hizo algo que a nadie se le había ocurrido antes, al darse el trabajo de buscar los documentos de matrícula de los liceos en los que estudió Allende, así como el Acta de su Matrimonio con Hortensia Bussi, expedida en la oficina del Registro Civil de Ñuñoa. Lo que Eduardo Labarca descubrió es que en todos estos documentos Allende aparece siempre registrado como habiendo nacido en Santiago. Si es que a alguien le quedaba alguna duda acerca del verdadero lugar de nacimiento de Allende, estos recientes descubrimientos y constataciones del escritor vinieron a confirmar, o a reconfirmar, de manera absolutamente definitiva e inapelable, que Allende había nacido en Santiago.
De manera que aquello que, a primera vista, aparecía como un proceso puramente individualista, se nos ha revelado como su entero opuesto, es decir, como una búsqueda “socializada” en la que cada cual colabora y contribuye, muchas veces en forma inconsciente, a su éxito. Esto le recuerda a uno lo que Hegel, el gran pensador alemán en cuya filosofía se formó intelectualmente Karl Marx, denominara como “la astucia de la razón”, es decir, el hecho de aunque todos creemos estar trabajando puramente en beneficio propio, contribuimos en muchos casos a la realización de algunos de los más altos fines sociales y de la razón. De allí que los investigadores futuros de los diferentes aspectos de lo que hoy se denomina técnicamente como la «historia reciente de Chile», cosecharán los frutos producidos por las semillas que ya han sido plantadas por la actual generación de investigadores, a la que pertenecemos, entre otros, Virginia Vidal, Eduardo Labarca, Juan Gonzalo Rocha, el autor de este artículo, así como Pierre Kalfon, Diana Veneros, Patricia Verdugo, Alejandra Rojas, Ignacio González Camus, Mario Amorós, Tomás Moulian, José Manuel Martínez, y varios otros.
28 de junio del 2014.
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