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El lado “B” de la DC para el golpe…!!!

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Dos años del mantenimiento de los intentos de colaboración que al final se enfrentaron con la decisión de Pinochet y los militares de no devolver el gobierno a los civiles y realizar una refundación capitalista neoliberal, el desengaño vino cuando los DC’s se dieron cuenta que no estaban considerados.
Respecto a la Democracia Cristiana, con mucha razón la Declaración de los 13” hace énfasis en la responsabilidad de la directiva de ese Partido, que tenía la mayoría electoral y dominaba ambas Cámaras – sus dos presidentes eran democratacristianos, Eduardo Frei y Luis Pareto, respectivamente – de no haber impedido este golpe de Estado, que terminó por destruir la institucionalidad.
Grupo de los Trece, es el apelativo con que se reconoce a los 13 militantes del Partido Demócrata Cristiano de Chile que el día 13 de septiembre de 1973, dos días después del derrocamiento del presidente Salvador Allende, firmaron una declaración pública de rechazo al golpe militar.
La declaración de los 13 estableció una clara distancia con la postura oficial de los dirigentes máximos del partido, encabezados por el expresidente Eduardo Frei Montalva y por el entonces senador Patricio Aylwin, quienes dieron inicialmente su apoyo explícito a la Junta Militar.

Condenamos categóricamente el derrocamiento del Presidente Constitucional de Chile, señor Salvador Allende, de cuyo Gobierno, por decisión de la voluntad popular y de nuestro partido, fuimos invariables opositores. Nos inclinamos respetuosos ante el sacrificio que él hizo de su vida en defensa de la Autoridad Constitucional.  13 de septiembre de 1973. ( doc. Original Museo de la memoria  )
En el fondo, el militarismo de derecha invadió la base de la Democracia Cristiana que, en su mayoría, rechazabas el diálogo Allende- Aylwin y estaba claramente embarcada en la solución golpista. Está suficientemente probado que Eduardo Frei Montalva, siendo presidente del senado y líder indiscutido de la CODE, (Confederación Democrática), no tuvo ninguna voluntad, aún a petición del cardenal Raúl Silva Henríquez, de dar una salida democrática a la crisis, estando seguro de la inminencia del golpe de Estado.
Dos años que terminaron en forma abrupta con la decisión del régimen, este no vaciló en reprimir a militantes de la DC, de censurarlos, saco del aire la radio Presidente Balmaceda, encarcelar y expulsar del país a algunos dirigentes y ex parlamentarios, se intenta asesinar en Italia a Bernardo Leighton y su esposa, Anita Fresno. Ante las protestas vino la proscripción.
Aylwin y Frei se convirtieron en el objetivo, y después, el ex presidente fue asesinado, según todo lo indica, por decisión de los mismos a los que un día saludó como salvadores de Chile.
La DC, dirigida por Patricio Aylwin ligado firmemente a Eduardo Frei Montalva, fue determinante para el golpe militar. Aylwin se convirtió en presidente del partido reemplazando a Renán Fuentealba con apoyo del freísmo y bajo el lema “no dejar pasar una al gobierno”.
Expresaba una opinión parcial, no era unánime en el partido, generada por la influencia sediciosa de la derecha golpista. El freismo jugaba al golpe militar apostando a que una vez derrocado el gobierno constitucional, los militares les entregarían el mando del país. Las maniobras desestabilizadoras del gobierno norteamericano tuvieron sin duda mucha importancia, y aún no se conocen en detalle. A la corriente mayoritaria de Frei y Aylwin se oponía una minoría encabezada por Bernardo Leighton y Renán Fuentealba, que se mantuvo firme y no pudo ser silenciada.
El ex senador Renán Fuentealba estimaba que los aparentes intentos de los últimos meses para buscar una salida a la crisis institucional que amenazaba a la democracia chilena, habían sido una farsa. La directiva DC y Patricio Aylwin no tenían ningún interés en evitar el golpe. Así lo dijo en una carta que envió a Gabriel Valdés a fines del año l973: “Nunca hubo la intención clara y determinada de hacer un esfuerzo máximo para buscar una salida democrática. Más bien hubo una farsa de conversaciones, cuyo éxito no se deseaba realmente. Los hechos demuestran que hay muchos comprometidos en el ‘pronunciamiento’, el cual se trata de justificar enviando al extranjero delegaciones”.
En 1975, Radomiro Tomic señalaba para la revista Chile-América, publicada por exiliados chilenos en Roma, que algunos elementos esenciales en la responsabilidad de la DC en su apoyo al golpe militar y a la junta de gobierno eran los siguientes: que el 9 de agosto de 1972, de acuerdo a una petición de Patricio Aylwin, el presidente Allende había formado un gabinete con participación institucional de militares. A los pocos días, la DC se desligó del compromiso y empezó a exigir la renuncia de los uniformados.

En segundo lugar el “apoyo frontal” de la DC a la huelga de los camioneros y otros sectores de claro carácter “ilegal y absolutamente inmoral a la luz de la moral cristiana”. Tercero, la declaración de la Cámara de Diputados, controlada por la DC, “ilegalizando” al gobierno; finalmente, la declaración de la directiva nacional del PDC del 12 de septiembre de 1973 en apoyo al golpe militar Y “el silencio del Congreso Nacional, poder constitucional cuyas dos ramas estaban bajo el control de la Democracia Cristiana, que se negó a todo pronunciamiento de solidaridad con el gobierno a raíz de la tentativa de golpe de Estado del 29 de junio y que aceptó sin protesta la clausura el 11 de septiembre”.
El compromiso de la DC con la extrema derecha y la orientación golpista se acentuó con la frustración del bloque opositor ante el resultado de las elecciones parlamentarias del 4 de marzo de 1973. La votación obtenida por la Unidad Popular cerraba la posibilidad de derribar al gobierno mediante la declaración de inhabilidad del presidente de la República. Sólo quedaba el camino del golpe de Estado. Ante esa opción, la DC se inclinó por la ruptura institucional mediante un alzamiento militar.
Repasando responsabilidades, meses después Radomiro Tomic diría: “… la Democracia Cristiana no puede pedir para sí el papel de Poncio Pilatos en el desastre institucional. La gravitación de lo que se hace o se deja de hacer cuando se controla el cuarenta por ciento del Congreso Nacional, el treinta por ciento del electorado nacional, el treinta y dos por ciento de los trabajadores organizados en la CUT, el cuarenta por ciento del campesinado y las organizaciones juveniles chilenas, diarios, radio y TV, cinco de las ocho universidades del país, la gravitación, digo, de una fuerza de tal envergadura, tiene efectos decisivos por sus acciones o por sus omisiones”.
Los diputados demócratacristianos -José Monares, Baldemar Carrasco, Gustavo Ramírez, Eduardo Sepúlveda, Lautaro Vergara y Arturo Frei- elaboraron junto a tres diputados derechistas el proyecto de acuerdo de la Cámara de Diputados que acusaba al presidente Salvador Allende de estar violando la Constitución. Los parlamentarios actuaron por instrucciones de sus partidos. La declaración aprobada fue calificada por el general Carlos Prats como “un tajo decisivo, con el que se mutila en dos partes la comunidad nacional”.
En concreto, Aylwin y Frei en sendos documentos (el ex presidente en la famosa carta a Mariano Rumor, primer ministro italiano y presidente mundial de la DC, y en una entrevista al diario español ABC, titulada “Los militares han salvado a Chile”), defendieron el golpe militar que sacaría al país del caos y evitaría que cayera bajo una tiranía comunista. Democratacristianos comisionados por la directiva integraron delegaciones que viajaron a Estados Unidos, Europa y América Latina a justificar lo injustificable. A España, Francia y otros países viajaron el ex ministro de Justicia de Frei, Pedro J. Rodríguez y Alejandro Silva Bascuñán, académico y presidente del Colegio de Abogados. El propio Frei viajó a dar explicaciones a Europa y Estados Unidos.
Todo esto financiado por la CIA, como reveló Jack Kubisch, integrante del Comité de los 40. Según él, en octubre del 73 habría autorizado el financiamiento de un viaje a Europa y América Latina para explicar el apoyo del PDC al golpe militar. Hasta julio de l974 la CIA entregó fondos a la DC para financiar su funcionamiento en apoyo de la dictadura. No era novedad. Desde los años 60 la DC recibía aportes de la CIA para cerrar el paso al comunismo, y en especial para derrotar las candidaturas presidenciales de Salvador Allende.
Los parlamentarios Enrique Krauss, Juan Hamilton y Juan de Dios Carmona viajaron por América Latina. En noviembre de 1973, luego de la condena por la Asamblea General de Naciones Unidas a la dictadura por sus violaciones a los derechos humanos, cinco ex ministros, seis ex senadores y seis diputados DC junto a ex ministros y ex parlamentarios de derecha, rechazaron el acuerdo de Naciones Unidas, reiteraron su “confianza en las fuerzas armadas” que harían “honor a su tradición heroica y a su compromiso con el país”, y atribuyeron a “errores y excesos” la situación de emergencia que vivía el país.
Entre los ex ministros y parlamentarios DC firmaron Modesto Collados, Carlos Figueroa, Ramón Valdivieso, Sergio Ossa Pretot, Jorge Lavandero, José Musalem, Enrique Krauss, Alejandro Noemi y otros.
La DC aportó a la dictadura técnicos y especialistas, también políticos. En sus manos estuvo el Ministerio de Justicia en el primer gabinete de la dictadura, con el ministro Gonzalo Prieto Gándara y el subsecretario Max Silva, de larga trayectoria como dirigente universitario. En el Ministerio de Relaciones Exteriores, conducido férreamente por el vicealmirante Ismael Huerta, hubo un subsecretario DC, Enrique Carvallo, y de esa misma filiación fueron los subsecretarios de Economía y del Trabajo.
La DC participó con economistas partidarios del neoliberalismo como Juan Villarzú, que se convirtió en director del Presupuesto, Andrés Sanfuentes y Alvaro Bardón, que ocuparía cargos importantes en el aparato económico de la dictadura, descollando Jorge Cauas, que fuera ministro de Hacienda de Frei Montalva y después en la dictadura, aplicando la política de shock que abrió camino a los “Chicago boys” capitaneados por Sergio de Castro. Cauas contó con la asesoría de otro DC, Carlos Massad, que servía en organismos internacionales.
Dos personeros destacados de la DC con raíces en la Falange, William Thayer Arteaga, ex ministro del Trabajo, y Juan de Dios Carmona Peralta, ex senador y ex ministro de Defensa, renunciaron a la DC y se pusieron al servicio de la dictadura. Carmona había sido pieza clave en la conspiración, actuando como nexo con el general Oscar Bonilla, ex edecán militar de Frei Montalva, así como lo fue el también ex ministro de Defensa, Sergio Ossa Pretot.
¡¡Los chilenos tenemos mala memoria y somos los únicos animales que chocamos con la misma piedra repitiendo una y otra vez los mismos errores y después reclamamos siempre, culpando a otros !!
*Fuente: Espoleta21

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1 Comentario

  1. David Valencia

    Pregunta, aparece firmando algo Jorge Lavandero en favor de los golpistas, o sea ¿ el tambien estuvo a favor ? , ¿ por que entonces aparecio un buen tiempo atras haciendo campaña por renacionalizar el cobre ?. Si hay mas informacion se agradeceria poder completar.

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