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21 de diciembre: entre el miedo y el olvido

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Es diciembre año 2012, tiempos preñados de predicciones cosmológicas y científicas. En las entrañas de una cultura antigua llamada Civilización Maya se elaboró minuciosamente un calendario muy particular. Éste, predice que a finales del 2012, exactamente el 21 de diciembre, se sucederán cambios profundos en el ciclo cosmológico.

En la mayoría de los medios de comunicación social oficial y público se habla del “fin del mundo”. A medida que se acerca la fecha se genera expectativa, preocupación y ansiedad. Es usual que en cada término de milenio –o de algún evento natural de magnitud- se propague una psicosis colectiva y de pánico escénico entre los habitantes del planeta. La subjetividad humana es especialista en imaginarse situaciones límites o de manejar la información conforme a la medida de los intereses mediáticos.

Lo real y tangible a nuestros sentidos es que -desde hace rato- empezaron a manifestarse fenómenos astronómicos, geológicos y telúricos de consideración. La predicción de los Mayas concuerda con el alineamiento de nuestro sistema solar con el centro de la galaxia. Como consecuencia de este fenómeno se anuncian tormentas solares inusuales las cuales emitirán ondas electromagnéticas que producirán auroras boreales muy peculiares y probablemente provocarán la caída del sistema comunicacional y energético del planeta, particularmente la electricidad, el internet y la informática entre los servicios más vulnerables.

Para nuestra tranquilidad -si sacamos cuentas- nuestro planeta tiene una data geológica de más de 4.500 millones años de formación evolutiva. Otra especulación científica, la National Geographic planteó que en los confines del espacio se libra una batalla volátil entre dos fuerzas poderosas y antagónicas: la materia oscura vs. energía oscura. Ambas son fuerzas opuestas que tiene la capacidad de despedazar el universo. Esta destrucción se produciría átomo por átomo. Es decir, sería como un gran colapso donde el universo se destruiría de dos posible formas: o las estrellas se irán apagando poco a poco hasta que el universo quede en una completa oscuridad con frío y sin vida; o que el universo se destruya violentamente contrayéndose hasta reducir todo a partículas primarias. De todos modos, por ahora no debemos preocuparnos, ya que estimaciones científicas esto podría ocurrir dentro de 50 mil millones de año más.

En lo particular, un acontecer histórico que no debemos olvidar en esta fecha: la masacre de la Escuela Domingo Santa María de Iquique ocurrido hace exactamente 105 años atrás. Este hecho social trágico y sangriento marcó la memoria y la vida de toda una generación de familias abnegadas y luchadoras, de hombres rudos y valientes, hoy, de  hijos y nietos de obreros y trabajadores de las pampas salitreras.

Fueron ejecutados aproximadamente entre 2.000 a 3.600 trabajadores, muriendo acribillados a ráfaga de metralla de alto calibre por decisiones políticas y gubernamentales desde Santiago de Chile, en el Gobierno Parlamentarista de Pedro Montt Montt (1906-1910). Las ejecuciones a cargo del ejército tuvieron un móvil político con la intención de destruir y desmantelar el movimiento obrero del norte, liderado inicialmente por el movimiento anarquista en Chile ya desde 1899, luego por el Partido Obrero Socialista de Luis Emilio Recabarren fundado en 1912.

Entre las víctimas se encontraban hombres de varias étnias y nacionalidades, niños y mujeres, destacándose presencia andina de peruanos y bolivianos que solidarizaron con la lucha de los trabajadores y familias chilenas. La rebeldía y la huelga general eran las mejores armas para manifestar el descontento ante las condiciones de miseria y explotación laboral impuestas por empresarios y patrones ingleses.

¿Habrá cambiado la situación de los trabajadores y trabajadoras latinoamericanos en relación a sus derechos civiles, sociales, políticos y económicos?… ¿Qué paralelismos podemos hacer entre esa época y la nuestra?… ¿qué proyecciones sociales, políticas y económicas podemos vislumbrar para los trabajadores y trabajadoras de Chile a corto y mediano plazo?.

Para concluir, un nuevo ciclo cosmológico está por engendrarse y la humanidad experimentará cambios cualitativos en todos los niveles de la existencia y sobrevivencia orgánica, fundamentalmente en lo emocional, lo psicológico y lo espiritual a la par de un nuevo amanecer galáctico. Las culturas andinas le denominan el “pachacutec” que significa tiempo de grandes transformaciones, no de fatalidad, sino de potencial positivo.  Es el despertar consciente de todas las culturas y sociedades humanas camino hacia una nueva etapa histórica.

Finalmente, un homenaje póstumo, digno y reivindicativo para los trabajadores y sus familias de las pampas salitreras del norte de Chile, extensivo e inclusivo para todas las trabajadoras y trabajadores obreros, campesinos, técnicos y profesionales dependientes e independientes diseminado a lo largo y ancho de este promisorio país.

–          El autor de este Artículo es Diplomado en Derechos del Niño y Políticas Sociales para la Infancia-Adolescencia. En la actualidad es Técnico en Prevención y realiza labores de desarrollo social y comunitario en Iquique.

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