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Chile: El retorno de Lagos y el combate contra el olvido

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1.
En un paisito donde casi el 20% de la población es bebedor problema (esto según
lo afirma la OMS)
producto, entre otras variables, de las malas condiciones de existencia
ancestrales -culturales y materiales- y cuyo movimiento social comienza
lentamente a despercudirse de un largo letargo apenas estremecido los últimos
años por las protestas estudiantiles de los jóvenes secundarios, de los
trabajadores subcontratados del cobre  y
de los forestales que, lamentablemente, terminaron en mesas de negociaciones
infructuosas y amañadas por el gobierno anterior, ya arrancan los motores de la
formación de pactos electorales de una Concertación noqueada por la victoria de
la derecha tradicional para encarar las municipales de 2012.

2.
Hace muy poco retornó el ex presidente de la República Ricardo
Lagos Escobar al Partido Socialista  "a
colaborar en la formación de nuevos liderazgos". Como una manifestación más de
crisis de la Concertación,
quien fuera el mandatario del súper aperturismo económico chileno -que en
definitiva volvió más dependiente del capital transnacional al país, osificando
el modelo exportador extractivista y cuprífero-; que propició con vocación de
accionista la privatización de carreteras, agua y cobre; que durante su
gobierno acentuó la cruzada contra el pueblo mapuche y sus demandas históricas,
aplicando sin temblor la
Ley Antiterrorista -rémora de la dictadura-; y protagonizó
los escándalos de corrupción asociadas a las licitaciones y concesiones
tramposas del Ministerio de Obras Públicas 
(casos MOP-Gate y MOP-Ciade), de la 
CORFO-Inverlink , y de Ferrocarriles del Estado, ya
está de vuelta. En virtud de los enormes favores hechos graciosamente a los
dueños de Chile (con lágrimas de despedida genuinas del empresariado en un acto
exclusivo cuando acabó su período) y a las políticas emanadas de las entidades
imperialistas como el FMI y el Banco Mundial, irónica o bien por esas mismas
razones, el 2007 Lagos fue investido por el Secretario General de la ONU de la época como enviado
especial para el cambio climático, toda vez que bajo su mandato la celulosa Arauco
(Celco) se acriminó con los cisnes de cuello negro en el sur de Chile, y
propulsó el proyecto minero Pascua Lama que castiga actualmente con especial
fiereza el medioambiente de la zona; eliminó la medida contemplada en el Plan
de Descontaminación Atmosférica de Santiago que impedía la extensión de la
capital sobre tierras agrícolas, como asimismo, la violación de áreas de valor
natural y preservación ecológica. A qué mencionar que Lagos fue el único
gobernante  del continente en reconocer
al gobierno que se instaló por algunas horas mediante un golpe militar contra
el presidente Hugo Chávez en 2002, que sería rápidamente frustrado.

¿A qué habrá regresado? ¿A colaborar con el posicionamiento
de Carolina Tohá, actual coordinadora de la Concertación, la cual
usufructúa  políticamente del prestigio
de su padre, el vicepresidende de la Unidad Popular de Salvador Allende, José Tohá,
asesinado en 1974? ¿A allanar el camino presidencial a Bachelet? ¿A testear una
segunda oportunidad para las presidenciales de fines de 2013, aprovechando la
escasez  de memoria nacional reinante? ¿A
todas las anteriores?

3.
Mientras tanto, Carolina Toha juega sus cartas a ampliar la Concertación hacia el
ex candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami, el senador Navarro del MAS,
el presidente del Partido Regionalista Independiente (¿independiente de qué?),
el Partido Humanista y el Comunista, primero bajo la forma de un pacto
político-electoral para enfrentar conjuntamente las municipales de 2012 como
ejercicio preliminar hacia la consolidación de una componenda lo
suficientemente maciza con propósitos de intentar  la alternancia inmediata respecto de la
derecha tradicional. Las reacciones de los invitados, al menos de
Enríquez-Ominami, el PRI y el PC han sido bien recepcionadas en tanto existan
inclusiones programáticas en la carrera de 
refundar una Concertación desrumbada. Con las dificultades que comporta
que el gobierno de Piñera  ha resultado
un fiel continuista de las mismas tareas antipopulares y privatizadoras, y ha
facilitado las tendencias del capital en orden a acentuar su concentración,
desigualdad social, y precarización del trabajo. Tal cual  los gobiernos civiles anteriores.

Los mismos que ayer siguieron a pies juntillas el catálogo
del capitalismo más salvaje, fundado en la explotación humana y el despojo de
los recursos naturales, ahora sí que van a proponer a los chilenos -siempre por
arriba, cómo no- un programa para beneficiar a las grandes mayorías. ¿Será
tanta la confianza de los dirigentes de la Concertación en la
peste del olvido de los chilenos?

Por otra parte, la marginalidad política no termina con la
existencia simbólica de representantes políticos subsidiados electoralmente en
las instituciones del Estado. Para quienes buscan inagotablemente cambiar la
vida, el orden infame e infeliz del actual estado de cosas, la contienda
electoral es apenas una de las formas en que se expresa la lucha de clases. El
movimiento real de los trabajadores y el pueblo es el protagonista. Siempre por
abajo, cuando se pueda por arriba. Y cuando es por arriba, para los que
persiguen transformaciones ligadas a la recuperación de la soberanía nacional y
los derechos sociales asaltados por la clase que manda, es únicamente para
colaborar con la dinámica participativa y radicalmente democrática de los
populares. No al revés. Porque "la historia la hacen los pueblos" y otras
razones bien  sabidas.

Nuevamente, sectores de la izquierda tradicional prestan
oídos a los cantos de sirena de una Concertación descompuesta y desesperada,
que ya tuvo su oportunidad -y 20 años no son poca cosa, a pesar de Gardel- y
que con retórica transformista y apremiada, procura su recomposición a través
de supuestas concesiones a su programa histórico y expresión política de los
intereses de la clase en el poder. Que si la táctica se vuelve estrategia, en
medio de una correlación de fuerzas donde los partidos políticos no
neoliberales van a pérdida, las alianzas con la Concertación sólo
fortalecen al más poderoso. Y en este caso, la componenda más poderosa no es
más que una versión matizada (y muy relativamente) respecto de la derecha
tradicional de la minoría dominante. El costo de semejante contubernio es claro
para las direcciones de las agrupaciones convocadas: hipotecar las
transformaciones más estructurales y pro populares de sus programas y
estrategias originales.

4.
En tanto, el movimiento social comienza tímidamente un nuevo ciclo de luchas,
aún dislocadas y parceladas, pero auspiciosas. Se multiplican las huelgas
-todavía parciales y atomizadas-, y las primeras coordinaciones
multisectoriales, tanto de los propios trabajadores, como de la izquierda que
no sueña con su inclusión en una "nueva" Concertación. Los estudiantes y
trabajadores de la enseñanza ya asoman la cabeza contra la "revolución
educacional" de Piñera, comandada  por el
pre candidato de la UDI
para las próximas presidenciales, el ministro de Educación, Joaquín Lavín, y
cuyas políticas únicamente promueven a través de incentivos perversos el
traspaso de lo que va quedando de educación pública -en todos sus niveles- al
área privada, consagra una enseñanza desintegrada socialmente, tecnifica en su
peor acepción el currículo para producir trabajadores disciplinados e
irreflexivos para bien del capital, y busca destruir las pocas conquistas que
restan del Estatuto Docente.

Del  lado ancho y
mayoritario de humanidad, la caminata por los derechos fundamentales, por la
riqueza socializada y la soberanía plena debe retornar por sus fueros,
construir las condiciones del paro general y la protesta ampliada de los
humillados. De esos  combates iniciales
brotarán como necesidad y sentido las futuras conducciones políticas de la
auténtica alternativa política de los intereses de los asalariados y las
grandes mayorías. Lo demás sólo engorda al capital, robustece y reproduce su
hegemonía, y oxigena los días de la dominación de una minoría gran propietaria
y que constituye sus privilegios sobre la apropiación de la riqueza socialmente
producida, el crédito, el despojo de los recursos naturales, la ruina
ambiental,  el menosprecio y castigo a
los pueblos originarios, la cultura del patriarca y el fetiche esclavizante de
la mercancía.   
Diciembre 3 de 2010

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