Los gobiernos deberían crear sus propios bancos, según el Nobel Joseph Stiglitz
por El Mostrador
15 años atrás 3 min lectura
Si los bancos no prestan, los gobiernos deberían crear sus propios
bancos y encomendarles esa tarea, propone el premio Nobel de Economía
Joseph Stiglitz.
“En Estados Unidos entregamos a la banca 700.000 millones de dólares. Si
hubiésemos invertido sólo una fracción de esa cantidad en la creación
de un nuevo banco, habríamos financiado todos los préstamos que se
necesitaban”, explica Stiglitz en declaraciones al Independent on
Sunday.
En realidad se habría conseguido con mucho menos: “Pongamos 100.000
millones, apalanquemos esa cantidad por un factor de diez a uno
(atrayendo fondos del sector privado) y obtendremos una capacidad
crediticia de un billón de dólares, más de lo que necesita la economía
real”, explica.
El problema en Estados Unidos es que el estímulo fiscal no fue el que
era necesario: “Consistió en buena parte en recortes de impuestos, y
cuando se dio dinero a los bancos, fue a los que no debía haber ido”.
“Consecuencia de todo ello es que no se ha restablecido la actividad
crediticia. Es previsible que este año se embarguen dos o más millones
de casas más que el año pasado”, advierte el experto estadounidense.
Tras los ataques de los mercados financieros a Grecia, primero, y luego a
España, el consenso parece ser el de que los gobiernos deben ahorrar,
critica Stiglitz, que compara la situación actual a la de la Estados
Unidos durante la presidencia de Herbert Hoover.
Los gobiernos, como el británico, no sólo se niegan a estimular la
economía, sino que se dedican a recortar el gasto, como hizo Hoover en
1929, con la consecuencia de que el “crack” de Wall Street degeneró en
la Gran Depresión.
“Hoover creía que cuando se entra en recesión, aumentan los déficits,
por lo que optó por los recortes, y esto es precisamente lo que quieren
ahora los estúpidos mercados financieros que nos metieron de lleno en
los problemas que tenemos”, señala el premio Nobel.
Según Stiglitz, es el clásico error de quienes confunden la economía de
una familia con la de una nación.
“Si una familia no puede pagar sus deudas, se le recomienda que gaste
menos para que pueda hacerlo. Pero en una economía nacional, si se
recorta el gasto, decae la actividad económica, nadie invierte,
disminuye la recaudación fiscal, aumenta el gasto en desempleo y uno
termina sin dinero para pagar las deudas”, explica.
“Hay muchos experimentos que lo demuestran gracias a Herbert Hoover y el
Fondo Monetario Internacional”, dice Stiglitz, según el cual este
último organismo aplicó esas recetas erróneas a Corea, Tailandia,
Argentina, Indonesia y muchos otros países en desarrollo en los años
ochenta y noventa.
“Sabemos lo que ocurre. Las economías van a debilitarse, se reducirán
las inversiones y se producirá una terrible espiral descendente”, dice
Stiglitz, que recuerda lo sucedido en Japón, que acometió un experimento
similar en 1997, cuando estaba en vías de recuperación, aumentó el IVA y
se hundió en una nueva recesión.
La respuesta, según Stiglitz, no es reducir el gasto público sino
redirigirlo: “Se puede recortar el dinero que se gasta en la guerra de
Afganistán. Se recortan varios cientos de millones de dólares
desperdiciados en el sector militar. Se reducen las subvenciones al
petróleo”.
“Hay muchas cosas que pueden recortarse. Y hay que aumentar el gasto en
otras áreas como la investigación y el desarrollo, la infraestructura,
la educación”, todas ellas áreas en las que el Gobierno puede obtener
una buena rentabilidad de sus inversiones.
Según Stiglitz, “no hay tampoco ninguna razón por la que no podrían
aumentarse en un 40 por ciento los impuestos a las ganancias
especulativas (del sector inmobiliario).
Ese tipo de especulación, dice, “no beneficia a la sociedad y la tierra
va a seguir ahí, con independencia de que la gente especule o no. Y a
cambio de eso, se rebaja el gravamen a otras actividades como la
investigación y desarrollo”.
* Fuente: El Mostrador
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