Las encrucijadas irresueltas de la lucha contra la pobreza en el mundo
por Sergio Ferrari (Berna, Suiza)
14 años atrás 5 min lectura
En septiembre próximo una Cumbre de las Naciones Unidas evaluará el
cumplimiento de los Objetivos de desarrollo del Milenio (ODM) luego de
una década de aplicación y un lustro antes de su expiración. Las ONG
suizas anticipan el ejercicio. Y exigen al Gobierno helvético mayor
compromiso y celeridad.
“Quedan muchas tareas pendientes en diversas esferas muy sensitivas”,
enfatiza iniciando la entrevista Pepo Hofstetter, responsable de
comunicación de Alianza Sur. Y por eso es imprescindible “dar un nuevo
impulso a su aplicación”.
Alianza Sur, plataforma integrada por seis de las más grandes
Organizaciones No Gubernamentales helvéticas dedicadas a la cooperación
Norte-Sur, organizó junto con Amnistía Internacional (Suiza) el martes
22 de junio, en Berna, un seminario público de balance y perspectivas.
Dicha plataforma está integrada por Swissaid, Caritas, Acción
Cuaresmal, Helvetas, la Obra protestante y Pan para el Prójimo.
Los Objetivos del Milenio
Aunque el balance de la primera década de los Objetivos de desarrollo
del Milenio (ODM) – que busca reducir la miseria a la mitad en el mundo
hasta 2015- es mitigado, las Naciones Unidas (ONU) piensan que los
mismos son todavía realistas y realizables.
Tal como lo expresa su Secretario General Ban Ki-moon en el informe
“Mantener los compromisos”. Elaborado como preparación de la Cumbre que
se realizará entre el 20 y el 22 de septiembre del año en curso en
Nueva York.
Sin embargo, según el análisis de la ONU, todas las naciones, tanto las
industrializadas como las menos desarrolladas deberán realizar esfuerzos
enormes, tal como coincidieron los participantes en el seminario de
Berna.
“Suiza no es una excepción y tiene una gran tarea por delante si aspira
a cumplir con los compromisos contraídos”, explica Pepo Hostetter.
El portavoz de la Alianza Sur inicia su balance subrayando dos aspectos
positivos de esta última década: “más que otros países, Suiza invierte
en el desarrollo rural y contribuye así a luchar contra el hambre. Su
cooperación al desarrollo pragmática, próxima de las autoridades locales
y a la sociedad civil, ha alcanzado logros sensitivos, especialmente
en el área del agua, objetivo número siete”.
Sin embargo, los retos futuros son significativos y los tiempos
políticos para implementarlos, relativamente cortos, acota.
Desafíos futuros
Los tres aspectos esenciales a mejorar de parte de la Confederación
Helvética ( y que podrían ser endosados al a mayor parte de las naciones
industrializadas) se ubican en el terreno de la ayuda al desarrollo;
en darle prioridad efectiva a la lucha contra la pobreza y en asegurar
una mayor coherencia de su política global, analiza Hofstetter.
En cuanto a la ayuda al desarrollo, “Suiza la ha aumentado de forma
mínima”, enfatiza. El crecimiento de 1,5 a 2.5 miles de millones de
francos desde el 2000 a esta parte, es sólo parcialmente verdadero. En
ese aumento se incluyen medidas de des-endeudamiento así como los gastos
ligados a los demandantes de asilo en el país (que no estaban incluidos
en el 2000).
“Sin esos dos rubros, la cooperación estaría actualmente en el 0.36 %
del Producto Interno Bruto y no en el 0.47 % tal como lo señalan las
autoridades federales”, explica Hofstetter.
Por otra parte, insiste el portavoz de Alianza Sur, “Suiza destina
solamente una cuarta parte de dicho presupuesto a los países más
pobres… Aumentando sensiblemente su cooperación con los países
llamados emergentes, en particular China y Brasil”.
En tanto, la Secretaría de Estado a la Economía (SECO), se retira de los
países más pobres para concentrarse en los países en desarrollo más
avanzados, explica.
El pasado 17 de junio el Consejo de Estado helvético intervino en
relación a este aspecto. Reiterando al Gobierno helvético la exigencia
de elaborar un proyecto para aumentar dicha cooperación al 0.5 % del
Producto Interno Bruto hasta 2015.
“Más coherencia global”
Aspecto clave de la crítica de las ONG suizas es el relativo a la falta
de mayor coherencia en la política global de cooperación que implementa
el Gobierno.
Al decir de la Alianza Sur, tanto en el plano multilateral como
bilateral, Suiza defiende siempre “sus intereses económicos sin tener
en cuenta los de los países en desarrollo”. Algunos ejemplos concretos
ejemplifican la crítica.
“Traba el acceso a los medicamentos – a través del control de las
patentes de invención- y limita la utilización de semillas de parte de
los pequeños campesinos de los países del Sur”.
Al mismo tiempo, “exige la liberalización de los intercambios de los
productos industriales, ignorando las tarifas aduaneras para los países
en desarrollo”, acota.
Los progresos en política fiscal internacional de Suiza –sostiene- no
benefician a los países en desarrollo, quienes continúan perdiendo miles
de millones en ingresos debido a la evasión y al fraude fiscal que
sufren.
Sin olvidar, insiste, otro ejemplo palpitante: la actual política suiza –
y europea en general- en materia de inmigración, que cierra casi
totalmente sus fronteras a las personas del Sur.
Tres recomendaciones
Si Suiza quiere contribuir de manera activa al último esfuerzo para la
realización de los OMD, los desafíos son significativos, según el
pensamiento preponderante de las ONG helvéticas.
Y se concentrarían en tres esferas principales. La necesidad de aumentar
rápidamente la cooperación al desarrollo al 0.5% del Producto Nacional
Bruto, priorizando a los países más pobres y, en ellos, a los sectores
de la población más desfavorecidos, particularmente las mujeres y los
indígenas.
El esfuerzo para aumentar la coherencia en cuanto a la política de
desarrollo. En particular, mejorando la colaboración con los países del
Sur en materia fiscal. Y reforzando la lucha contra el fraude fiscal
ejercido por las grandes empresas y los multimillonarios.
Por último, es fundamental, concluyen las ONG suizas, que los derechos
humanos figuren en el centro de la cooperación al desarrollo; de la
política suiza delante las organizaciones multilaterales; y en las
negociaciones bilaterales y multilaterales.
*Sergio Ferrari, colaboración de prensa de E-CHANGER, ONG suiza de
cooperación solidaria
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