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La cruda realidad de Arica: contaminación por plomo

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Para que se comprenda la causa del dolor de esta madre, que nos escribe la carta que reproducimos a continuación, citamos un párrafo de un artículo del Dr. Giorgio Solimano. El link al texto completo de su artículo se los ofrecemos al final de la presente nota.
La Redacción de piensaChile

“Arica es hoy foco de la noticia en materia medioambiental (NdR.: por la contaminación con plomo), objeto de análisis científicos y motivo de preocupación a nivel nacional. Y, como suele ocurrir en estos casos, la situación de la capital de la XV Región es percibida como única en el país, lo que dista mucho de la realidad.
Las nefastas consecuencias del acopio de materiales tóxicos en centros poblados –o al menos muy cerca de ellos- se han vivido también en otras ciudades de Chile. Un ejemplo es Antofagasta, donde la acumulación de mineral con alto contenido de plomo durante décadas hizo sentir sus efectos sobre la población aledaña al sitio de acopio.”
Dr. Giorgio Solimano Cantuarias

Señores presentes y futuros políticos y o que ejercen un cargo:
Escribo esta carta  para aquellas personas  que ejercen o van a hacerlo en el futuro en cargos importantes,  de las decisiones que tomen puede depender la salud y vida, el bienestar de aquellos más débiles  o los mas desamparados y especialmente lo más valioso que puede tener una nación: los niños .

Por favor lean y comprendan el dolor que estamos pasando. Gracias a las malas prácticas, a la omisión y porque no decirlo a la ambición de algunos, hoy existen familias completas destruidas por el mortal veneno que nos consume.

Cuando llegamos a esta población veníamos  con tan poco y a la vez con tanto, cargados de ilusiones, planes  o como quieran decir, con un sin fin de proyectos.

El día que nos entregaron los sitios, nuestros hijos corrían de un lugar para otro, riendo felices. A pesar que eran en aquel momento pequeños, comprendían que este sería su hogar en el cual crecerían, tendrían amigos, nacerían nuevos hermanitos irían al colegio, serian profesionales y hasta conocerían el amor.

Desde el primer día empezaron nuestras agonías, nos picaban los ojos, la piel la garganta, era la planta de acido que estaba  a unos metros, en las noches el humo y la pestilencia del basural nos ahogaba, pero aquello no era nada.   Sin saber algo mas grave nos pasaba,  silenciosamente nos estábamos  envenenando con arsénico, plomo y otros metales. ¡Que desgracia es ser pobre!

Para aquellos políticos y funcionarios nosotros no valemos nada. Nuestros niños empezaron de a poco a enfermarse. Partió por su piel, les aparecieron granos, los médicos nos decían que era alergia o “báñelos mas seguido, su hijo está enfermo de sucio”. Cuántos de ellos innecesariamente fueron bañados con lindano.  Los dolores de cabeza, de los huesos hasta hoy día son calmados con aspirina  y panadol y los médicos, repitiendo, que tenían crecimiento doloroso. Cuántas veces los médicos nos trataron mal. Uno de ellos me dijo que mi hijo se quejaba de dolor por que era un  malcriado y que yo era exagerada.

¿Se imaginan ustedes, como padres, la impotencia que sentíamos al ver que nuestros niños se enfermaban,  algunos hasta graves,  sin tener una explicación, sin recibir respuestas a nuestras desesperadas preguntas? Desde ese entonces venimos sintiendo este dolor, al igual que hoy, al ver que lo más sagrado que Dios nos dio, nuestros hijos, están sufriendo y no lo podemos evitar. Imagínense el dolor de aquellos padres que pasaron horas, días en el hospital, con el alma desgarrada, viendo como sus  angelitos se morirían.

Hoy aquellas madres van a una tumba a dejar flores, y en vez de acariciar  la cálida piel de sus hijos, tocan la fría tumba, en vez de abrazar  y acunar  a su niñito se lleva una foto al pecho y llora preguntándose “¿Por qué yo, Dios mío?
¿Se dan cuenta del daño?  Estamos enfermos, estamos  muriendo porque así lo decidieron y nos sentenciaron personas con altos cargos que  el gobierno destino.

Para nosotros el daño ya está hecho, pero, por favor, salven, protejan a los niños, salven el futuro de Chile.

A las autoridades que están  y a las que vendrán, no permitan  que esto vuelva a ocurrir. Cuando tomen decisiones, utilicen su corazón junto con el intelecto.

Se despide de ustedes Luzmila Díaz


Otros artículos sobre el tema:

Plomo en Arica: el peso de las inequidades en salud  (Dr. Giorgio Solimano)

Contaminación por plomo

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