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El imperio contraataca en Nuestra América

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El reciente golpe de estado perpetrado contra la institucionalidad democrática en Honduras y el establecimiento de nuevas bases militares yanquis en Colombia, confirman que la obsesión imperial por impedir la soberanía y el avance de los pueblos en la región está más vigente y activa que nunca. Estos sucesos evidencian también cómo van desplegándose los diferentes actores implicados en esta ofensiva, a modo de configurarla prácticamente como una especie de versión renovada y amplificada de lo que fuera la tristemente célebre “Operación Cóndor”, en la cual participan entusiastamente oligarcas, políticos títeres y militares serviles a Washington. Esta vez, aquellos que pretenden derrotar a nuestros pueblos desde esta neoversión de la ignominia, no solo accionan desde las sombras como lo hicieran antaño, sino que lo hacen confabulándose descaradamente en su propósito de atropellar los derechos populares, mientras fomentan la confusión y la mentira a través de sus medios de desinformación e instituciones; saben que cuentan con el apoyo del amo.

El águila imperial no desea perder más plumas en Nuestra América
Por una parte, la ofensiva imperial se desarrolla principalmente en contra de los pueblos y gobiernos de países pertenecientes al ALBA, incrementando cada día la presión tendiente a destruir a como dé lugar estas experiencias, para evitar sigan extendiendo su luz como un faro en el continente. En este contexto, el golpe de estado en Honduras grafica una vez más que los EEUU no están dispuestos a respetar gobierno alguno, por más democrático que este sea, en tanto no se pliegue incondicionalmente a los requerimientos que Washington le imponga. Queda así claramente señalado que el verdadero significado de los cacareados “derechos humanos y libertades democráticas” imperiales no es sino la absoluta sumisión a sus dictados.   

Por otra parte, las nuevas bases militares en Colombia no estarán dedicadas simplemente a operaciones “contra el narcotráfico”, sino a escalar el conflicto; tarde o temprano, los soldados yanquis chocarán directamente con fuerzas guerrilleras insurgentes que han logrado acumular una experiencia de varias décadas en lucha contra el ejército y paramilitares apoyados por EEUU, sin ser derrotadas. En medio de un incremento de la guerra, se hará cada vez más difícil y humanamente costoso para cualquier organización popular, avanzar en la resolución del largísimo conflicto interno colombiano.

Los montajes mediáticos destinados a involucrar a Venezuela Bolivariana y Ecuador en el mismo, anticipan también otra de las intenciones de fondo ideadas por los gestores de la instalación de las bases: extender la zarpa hacia el vecindario donde no solamente los pueblos se organizan y trabajan por otro orden -“ayudando” mediante el empleo del aparato militar y “cuando sea el momento”, a los actores contrarrevolucionarios existentes al interior de estos países-, sino apuntando la mira hacia el subsuelo donde yace el preciado oro negro necesario al funcionamiento despilfarrador e inhumano del sistema capitalista imperial. 

Van quedando así, relegadas al olvido, las esperanzas que muchos -honesta, pero ingenuamente- abrigaban en torno a la presencia en la Casa Blanca de un representante demócrata ansioso de llevar adelante supuestos “cambios”. La porfiada realidad permite constatar que se han continuado implementando sistemáticamente las directrices emanadas de las concepciones estratégicas de Seguridad Nacional. Esas directrices, generadas en el búnker del Pentágono así como en los “think tanks” de los verdaderos dueños del poder imperial, y no solo en el Salón Oval de la Casa Blanca, son la verdadera política que debe respetar y aplicar quien quiera se encuentre en el poder gubernamental de turno en los EEUU. Este es el panorama que Obama ha encontrado al llegar a la presidencia y es en esos marcos donde deberá hacer calzar cada una de sus intenciones de “cambios”, si las tuviera.

Pero, en cualquier caso, no es con la asunción de Obama que el imperio ha comenzado a desplegar su poderío e intenciones en la región.

Las “Misiones Humanitarias” de la IV Flota
Poco antes del fin del período “Bush” fue oficialmente reactivada la IV Flota, basada en Mayport, Florida y dependiente del USSouthCom, el conocido Comando Sur. Esta imponente flota inició de inmediato sus actividades en un terreno algo desproporcionado para una estructura militar de tamaño poderío.

Aunque con sus capacidades operativas están en condiciones de llevar el Apocalipsis en la proa de sus buques y portaaviones a cualquier “rincón oscuro” de nuestro continente… han escogido estrenarse mediante un barco-hospital decorado de un inocente color blanco: el USNS Comfort, que en vez de infantes de marina, bombas inteligentes y misiles nucleares, lleva sobre cubierta médicos y técnicos de flamante sonrisa Colgate en esmerado periplo por las costas de Nuestra América. Empero, en esta tarea aparatosamente promocionada como “misión humanitaria”, el USNS Comfort, no alcanza a disimular con su maquillada silueta, al multipropósitos porta-helicópteros USS Kearsarge, ni al destructor porta-misiles USS Farragut, bautizados a su vez en el “humanitario” peregrinaje. Mucho menos pudieran disimularse las verdaderas aptitudes del gigantesco portaaviones nuclear de clase “Nimitz”, USS George Washington, ni las de su respectiva escolta de submarinos, destructores y fragatas.

Toda la actividad supuestamente “humanitaria” de estos simpáticos y serviciales barquitos no es en absoluto inocente ni inédita. Bastaría releer cualquiera de los antiguos manuales de contrainsurgencia editados por el Pentágono durante las cinco últimas décadas del siglo pasado –los mismos con que se domesticaba en la Escuela de las Américas a los oficiales que a ella concurrían-, para toparse con que un componente fundamental en la Doctrina de Seguridad Nacional de los EEUU implementada desde entonces en la región, ha sido precisamente el elemento “humanitario”, incorporado allí como parte de una concepción de guerra integral contra nuestros pueblos y que combina siniestramente diversos elementos necesarios a la misma.

Esto permite entender mejor cuando -durante una conferencia realizada el 6 de octubre 2007 como culminación de una gira por algunos países de Nuestra América- el Secretario de Defensa, Robert M. Gates, informaba de los planes del Departamento de Defensa tendientes a acrecentar el empleo de sus recursos en el área, luego que: “oficiales del Comando Sur habían determinado la importancia de reestructurar el USSouthCom a modo de combinar labores “humanitarias” con las actividades tradicionales de preparación militar de sus “aliados” en la región… para ayudarles en el combate al narcotráfico, terrorismo y tráfico de armas” (1), reafirmando que: “la asistencia humanitaria es la parte central de sus esfuerzos por realzar la seguridad, estabilidad y prosperidad” en la región (2).

Nada de lo anunciado por Mr. Gates resulta entonces nuevo. Tal como “aconsejaran” los antiguos manuales contrainsurgentes antes citados, ya desde 1997 existe en el USSouthCom un programa denominado “Iniciativa sobre Derechos Humanos”,  (Human Rights Initiative, HRI) (3), el cual, mediante sus diversas fases, pretende incidir en sectores de la oficialidad militar regional para amoldar su desempeño a los requerimientos que de ellos esperan sus amos. Y precisamente, nada más por casualidad, encontramos que algunos oficiales participantes en este programa han sido hondureños… entre otros; como antes, se recordará que también fueron obedientes “alumnos” de la Escuela de las Américas quienes participaron en las dictaduras militares que asolaron el continente.

Imaginaremos, sin mucho margen para error, que los tópicos relacionados con “derechos humanos” y “asistencia humanitaria” enseñados por oficiales del USSouthcom mediante el mencionado programa HRI, estarán amenizados por la “socialización” de la abundante experiencia adquirida en Abu Ghraib y Guantánamo…

Como no podía ser de otra forma, a parejas con el estreno de los albos barquitos “humanitarios” en misión de descubrir nuevamente Nuestra América, la parte sustancial de la flota ha levado anclas sin tanto revuelo mediático, para participar en una serie continua de maniobras militares con armadas de la región. Como para no perder la práctica ni la costumbre, y por si acaso.

Destino Manifiesto, a través del tiempo
La información entregada a través de diversas “declaraciones oficiales” por poderosas instituciones y personeros del poder imperial, hace a veces perder el hilo y echar sombras de confusión sobre las omnipresentes actividades de injerencia yanquis: de eso se trata. En un planeta dominado por su gigantesco aparato mediático -que es utilizado como una poderosa arma de desinformación masiva-, casi no se alcanza a comprender que la injerencia imperial manifiesta una perfecta continuidad en el tiempo aplicada sistemáticamente mediante una variedad impresionante de métodos y recursos que, por supuesto, en su mayor parte no son reconocidos ni informados “oficialmente”.

El imperio no ha descansado jamás en su accionar antipopular. Esta peligrosa obsesión se encuentra inscrita desde su génesis en la concepción de dominio y expansión expresado en el varias veces centenario y fascistoide Destino Manifiesto: podríamos decir que cada una de las diferentes formas o fases implementadas ahora por el accionar imperial en nuestra región y en otros lugares del planeta, sólo representan versiones “actualizadas” de la ideología primaria del Destino Manifiesto, readecuadas permanentemente, y aplicadas de un modo dinámico e interrelacionado a todo lo largo de la historia. La versión actualmente en aplicación es la entregada en septiembre 2002 bajo el nombre de: “Estrategia para la Seguridad Nacional”.

En nuestro continente se conoce de los enormes esfuerzos y recursos que, desde del triunfo de la revolución cubana, ha destinado el imperio para impedir la consolidación de la revolución y la expansión de su ejemplo en la región. Puede sin mucho esfuerzo recordarse el intento de intervención militar derrotado en Playa Girón y otros numerosos planes realizados con el mismo propósito y similares resultados; la guerra sucia y el Bloqueo desarrollado durante más de cincuenta años contra Cuba y su heroica resistencia son hechos bien sabidos entre nuestros pueblos y han alumbrado profundamente la experiencia popular regional.

Pero también, antes y después, ha habido innumerables ejemplos de intervencionismo yanqui en el continente con el pretexto de la “Seguridad Nacional”, todos ellos destinados a frustrar las luchas por la Justicia y la Libertad. La mano y las armas imperiales han estado actuando desde el momento mismo en que nuestros pueblos se sacudieron el yugo del imperio español: guerra de rapiña contra México; ocupación de Puerto Rico; imposición en Cuba de un gobierno constreñido por la “Enmienda Platt”, luego de la derrota de la corona de España; intervenciones militares directas o encubiertas en Nicaragua, Guatemala, Costa Rica, El Salvador, Honduras, República Dominicana, Haití, Colombia, Panamá, Granada, Jamaica… (4); injerencia y más injerencia por doquier junto a golpes de estado en Nuestra América, con la instauración de brutales dictaduras en las cuales participaron oficiales “educados” en la Escuela de las Américas…

No obstante, la participación militar directa o indirecta refleja solo una de las formas como el imperio ha procedido a llevar adelante sus planes; una serie de programas e instituciones subordinados a la Doctrina de Seguridad Nacional, pero disfrazados bajo un aspecto civil y humanitario, han complementado interrelacionadamente la labor de las diversas agencias de seguridad, la Casa Blanca y el Pentágono.

Halcones, con plumaje de blancas palomas
El triunfo de la revolución cubana sacudió hasta los cimientos la “paz” que el imperio había logrado mantener hasta entonces en su patio trasero. En ese contexto, el 3 de noviembre de 1961 hace su debut la USAID, bajo el gobierno del presidente demócrata John F. Kennedy. La nueva creación nacía supuestamente libre de: “funciones militares y políticas”, pero fue destinada, entre otros, a la implementación de la llamada “Alianza para el Progreso” en Nuestra América, Africa y Asia, ambicioso programa destinado a: “contener la expansión del comunismo”. En Vietnam, por ejemplo, reconocen textualmente haber: “desarrollado un gigantesco plan de asistencia basado en contrainsurgencia y desarrollo económico y democrático, que duró hasta el retiro de las tropas estadounidenses en 1975” (5); de esa forma complementaria a las bombas y el napalm, se estrenaba la política contrainsurgente de mayor alcance que el imperio haya jamás ideado.

Desde entonces y por medio de programas de diferentes denominaciones, unos cuantos sacos de trigo con el llamativo logotipo “donación del pueblo americano”, secundan el ingreso al terreno de toda una serie de personajes, instituciones y ONGs supuestamente en “misión humanitaria”; ellos se encargan de acometer la tarea de “promoción de la democracia y los derechos humanos”, con los cuales injerencian y conspiran en cada “rincón oscuro” planetario donde los pueblos hayan decidido escoger modelos diferentes de relación humana. Paralelamente, desde las sombras o desde portaaviones y bombarderos, otras agencias y el Pentágono van encargándose coordinadamente de alistar las bombas para expandir las guerras terroristas necesarias a la “Seguridad Nacional”.

No es casualidad entonces encontrar hoy día amparadas tras la fachada de la USAID, a innumerables “organizaciones no gubernamentales” y otras, surgidas como hongos después de una lluvia, trabajando mercenariamente por la “democracia y los derechos humanos” en cada uno de los países que cuestionan con su accionar a la política imperial. Así, encontraremos estas “ONGs” dependientes del gobierno de los EEUU, desplegadas en Bolivia promoviendo el separatismo y el racismo como paradigma de los llamados “derechos humanos y democracia” que aspira el imperio; igualmente las veremos reptando por Venezuela Bolivariana auspiciando los grupos que intentan sepultar el proceso revolucionario; o apoyando activamente a los golpistas en Honduras. Mientras tanto, la IV Flota prosigue navegando en estado de alerta; las nuevas bases militares en territorio colombiano aprestan su equipo para las futuras acciones en terreno y grupos de sicarios ensayan los planes de magnicidios respectivos.

Se comprenderá así el verdadero significado de las palabras que la flamante Secretaria de Estado, Hillary Clinton, pronunciara el pasado 23 de enero en un encuentro con el personal de la USAID: “Creo en el desarrollo, y creo con todo el corazón que verdaderamente, junto con la defensa y la diplomacia, es un socio igual en la promoción de la Seguridad Nacional de Estados Unidos".  Concepto en todo idéntico al que expresara la anterior Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, en febrero 2008: “Nuestra Seguridad Nacional requiere la integración de nuestros principios universales con todos los elementos de nuestro poder nacional: nuestra defensa, diplomacia, nuestra ayuda al desarrollo, nuestros esfuerzos de promoción de la democracia, el libre comercio, y el trabajo adecuado de nuestro sector privado y sociedad”…

La USAID es secundada en su accionar antipopular por otras diversas instituciones y “think tanks” imperiales. Entre ellos se destacan la “National Endowment for Democracy”, NED; el “International Republican Institute”, IRI (republicano); el National Democratic Institute, NDI (demócrata); la Freedom House; la Heritage Foundation; el CATO Institute; la RAND Corporation, etc. (6), todos pomposamente autocalificados como “no gubernamentales” y “sin fines de lucro”, pero que disponen de fondos ascendentes en total a miles de millones de dólares provenientes del presupuesto estadounidense o de instituciones pertenecientes a la compleja red de poder imperial. Estos cuantiosos recursos son invertidos sistemáticamente en subvencionar en cada uno de nuestros países sucursales tipo ONGs y diversos centros de análisis a modo de “think tanks” locales, cuyas actividades mercenarias se centran en promover y organizar los gérmenes de contrarrevolución.

“Dios los cría y el Diablo les junta…”
Por si todo esto fuera poco, esta frenética actividad imperial por la “democracia y los derechos humanos”, es apoyada por otras diversas fundaciones de origen europeo, que complementan en Nuestra América la labor central del amo.

Entre ellas destacan las gigantescas fundaciones: Konrad Adenauer, la Robert Schuman y la Hanns Seidel, actualmente de colorido democratacristiano, pero en las cuales muchos de sus fundadores originales hicieron currículo durante la era nazi; la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, FAES, de similar orientación bajo la batuta del español José M. Aznar; la Friedrich Naumann, liberal y otras, como la People in Need, PIN, de origen checo y destacada participación en el desmerengamiento del área socialista europea… (7)

Nada más por casualidad y como ejemplo: en julio del 2008, durante el encuentro titulado “V Foro Atlántico”, -ennaftalinada reunión celebrada tradicionalmente año a año bajo el auspicio de la “Fundación Internacional para la libertad”-, el orador principal fue Mr. Hugo Llorens, de origen cubano y actual embajador de EEUU en Honduras… Otras perlas asistentes al mismo fueron el ex presidente de Bolivia, Jorge “Tuto” Quiroga, quien precipitara a su pueblo al precipicio neoliberal durante su gestión; Mario Vargas Llosa, fenecido y recordado escritor, quien junto al terrorista de origen cubano Carlos Alberto Montaner, el aterciopelado ex presidente checo Václav Havel y la presidenta de la comunidad de Madrid, doña Esperanza Aguirre… se explayaron refiriéndose al infaltable tema “Cuba”, como asimismo a “Venezuela Bolivariana”, “Bolivia”, “Ecuador”… Las reuniones anteriores habían contado con la selecta presencia de, entre otros, el venezolano Manuel Rosales…

Otro de estos mediatizados encuentros internacionales entre la flor y nata de la contrarrevolución continental -también patrocinado “oficialmente” por la “Fundación Internacional para la libertad”-, fue el Seminario Internacional: “América Latina, entre el populismo y la libertad” realizado en Rosario, Argentina, durante marzo 2008, en el cual participaba de manera destacada el conocido Mr. Roger Noriega, junto a los repetidos José María Aznar, Vargas Llosa y Carlos Montaner; secundados por un Marcel Granier, de Venezuela y un Manfred Reyes Villa, el separatista prefecto de Cochabamba, Bolivia, quien fuese formado nada menos y para variar en la tantas veces mencionada Escuela de las Américas. Y así…

Como se verá, cada uno de estos encuentros, son conducidos centralmente por personeros representantes del poder imperial, quienes no dejan las riendas al azar de cualquiera.  

Tampoco podrían dejar en manos de cualquiera la administración de los enormes recursos puestos a disposición por el imperio. Estos alcanzarán durante el año 2010 la cifra de 2 200 millones de dólares, a repartir entre las actividades patrocinadas por el Departamento de Estado y la USAID… (8). A la obsesión imperial no le faltan ni ideas ni recursos.

Todo vale, cuando de aplicar la “Seguridad Nacional” se trata…
Lo someramente descrito indica que no cabría abrigar esperanzas que los planes imperiales reseñados en la actual Estrategia para la Seguridad Nacional destinados a Nuestra América, fuesen a trepidar en algún aspecto de orden ético que limitase su aplicación. Se recordará el cinismo y la hipocresía como se manejaron las “justificaciones” para el ataque de los EEUU y sus aliados a Iraq, Afganistán o Yugoeslavia. Al respecto, se debería recordar también que ni siquiera este tipo de consideraciones ha sido un obstáculo cuando se ha tratado de aplicar aspectos relacionados a la Seguridad Nacional al interior de los propios EEUU, cada vez que la compleja red de poder imperial lo ha estimado necesario. Un ejemplo demostrativo al respecto es el caso del magnicidio perpetrado contra el presidente John F. Kennedy, que después de casi 46 años continúa sin aclararse.

Fueron probablemente las diferencias que el presidente Kennedy manifestara respecto al incremento de la intervención de los EEUU en la guerra de Vietnam -entonces en la primera línea de la agenda del Pentágono, la CIA y el complejo militar-industrial-, entre otras causas, las que explican los motivos de su asesinato; la conspiración que acabó de esa forma con su vida, despejó automáticamente los obstáculos que desde su gobierno existían para la intervención en gran escala de los EEUU en la guerra. La versión del “asesino solitario”, oficialmente reconocida hasta hoy, sólo constituye una farsa burdamente diseñada para engañar al pueblo estadounidense, y destinada a ocultar siniestramente la conspiración fraguada en las esferas del complejo militar-industrial, la mafia, la CIA y el Pentágono. El verdadero golpe de estado resultado del magnicidio de John F. Kennedy es silenciado hasta hoy, así como sus ejecutores terroristas son celosamente protegidos… evidentemente por razones de “Seguridad Nacional”.

 “Seguridad Nacional”… “Seguridad Nacional”, por todos lados y todos los tiempos; obsesión imperial cada vez más peligrosa para nuestros pueblos, incluido el estadounidense.

“No importa que los tiempos sean tiempos donde soplen vientos en contra, donde las amenazas germinen día a día, donde los ataques piratas se desaten contra nosotros y contra otros pueblos del mundo. No importa que, cada día, el imperialismo sea más agresivo. Los pueblos que han decidido luchar por su libertad y mantener la libertad alcanzada no se pueden dejar intimidar por eso. Juntos construiremos la nueva vida”. (Ernesto Che Guevara)

Referencias:

 (1) Southcom

 (2) Southcom

 (3) Southcom

 (4) Ver el libro: “Asesinando la esperanza”, de William Blum.

 (5) USAID

 (6) Ver el libro: “El Apocalipsis según San George”, de Eliades Acosta Matos;

– “Cómo EEUU financia órganos de prensa de todo el mundo para comprar influencia mediática

– “Cuando una respetable Fundación toma el relevo de la CIA

 (7) “Cuba, el secreto de la era de Acuario”:

 (8) “Siete puñales en el corazón de América”, Fidel Castro

– “Las bases yanquis y la soberanía Latinoamericana”, Fidel Castro

– “Respuesta hemisférica yanqui: la IV flota de intervención”, Fidel Castro

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