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Partidocracia o democracia deliberante

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En la fenecida república el Partido Socialista se caracterizaba por la vehemencia de sus debates, incluso algunos, burlonamente, lo llamaban una federación de fracciones; hoy, el disenso y la crítica apenas se puede desarrollar, pues hay del que manifieste su crítica u oposición, pues es condena a las penas del infierno. La directiva de Escalona, que hace homenaje a los métodos de los servicios secretos de la antigua RDA, hace uso del poder absoluto para amenazar a sus diputados y senadores con la prescindencia de su presentación a la reelección, pues según él, el solo hecho de presentar una reforma constitucional que reponga la representación de los ciudadanos, en base a la soberanía popular, por medio de elecciones extraordinarias, constituye una ofensa al poder absoluto de los partidos para llevar candidatos de representación popular; equivaldría, llevando el argumento al absurdo, que la soberanía no reside en el cuerpo electoral, sino en la directiva de los partidos políticos.

Por las razones anteriores y otras de similar peso, es evidente que los jóvenes se nieguen a inscribirse en los registros electorales, y cada día sean menos los militantes de los partidos políticos que, en fondo, constituyen un mero adorno, que deben seguir, con o siervos de gleba a los señores feudales, dueños de los partidos; afortunadamente, ya pasaron los tiempos de los corderos, salvo que quieran postular a un cargo estatal, es completamente tonto militar en un partido político. Como los basileos griegos, a los militantes y a los demás ciudadanos sólo les resta, como recurso, aplaudir o reprobar.

El caso chileno no está lejos de constituir una crisis de representación política, que no se expresa por el famoso “peso de la noche” portaliano: una larga fiesta que evita la explosión del rechazo ciudadano a las castas en el poder.

Estas crisis de representación, en Chile, no son nuevas: por ejemplo, en 1910, Valdés Canje, Recabarren, Tancredo Pinochet y tantos otros, denunciaron la decadencia del parlamentarismo plutocrático, pero fueron necesarios más de diez años para que explosionara definitivamente con el “cielito lindo” de Alessandri, en 1920, y el ruido de sables, 1924. La historia marcha más lentamente de lo que se como la visualizan sus contemporáneos: las crisis de representación no explotan en lo inmediato, sino  que se incuban y, con el tiempo, llegan a su maduración; es por esto que ninguna casta en el poder se da cuenta del polvorín en que se encuentra.

Las Constituciones y los sistemas electorales constituyen las claves explicativas de la reproducción de las castas políticas: De 1833-1891, el nombramiento de senadores y diputados a dedo, por parte del presidente de la república; 1891-1925, el cohecho y la compra de cargos parlamentarios; 1925-1973, la monarquía presidencial, regulada por los partidos políticos; hasta 1964, el universo electoral correspondía a un porcentaje ínfimo de la población capacitada para votar; sólo la reforma de los años 70 hizo posible que el universo electoral representara el 80% de los ciudadanos habilitados para sufragar.

La Constitución de 1980 es, por esencia, antidemocrática: sus principios fundamentales son el desprecio a la soberanía popular y la tiranía del mercado neoliberal. En el fondo, la Concertación no ha cambiado nada fundamental de esta herencia envenenada. Para usar términos de Weber, nuestro sistema político es una verdadera jaula de hierro burocrático: separa radicalmente el sistema político de la soberanía popular; entre los políticos y los ciudadanos hay una fosa irremontable. En el fondo, las instituciones se encuentran en una pecera que no se alimenta de la ciudadanía y subsisten por sí mismas.

Una monarquía presidencial, por un lado, con mucho más poder que el que daba la Constitución de 1925, un parlamente casi decorativo, con limitadas facultades fiscalizadoras y, sobretodo, un sistema electoral binominal que asegura la subsistencia de dos castas políticas y la exclusión de todo aquel que disienta de la dictadura de las directivas de los partidos políticos. No es cierto que la izquierda sea antisistémica, lo que ocurre es que el binominalismo le impide tener una justa representación.

Se han presentado, en algunos los partidos políticos, rupturas importantes, en la mayoría de los casos, por expulsión de parlamentarios disidentes; la única solución que tienen las directivas para acallar el debate interno y la crítica ha sido el recurso a coerción. Es posible que la Concertación haya pagado y lo siga haciendo altos costos por esta solución facilista de sus conflictos internos, sin embargo, por el sistema electoral, las directivas de los partidos políticos finalmente terminarán reduciendo a la nada estos nuevos partidos heterodoxos. La jaula de hierro no puede ser traspasada sin un reemplazo de la Constitución de 1980 y de un nuevo sistema electoral. 

¿Dónde está la raíz de este absurdo, que un presidente de partido pueda nombrar por sí y ante sí a un diputado? Se encuentra en la mentalidad de absoluto desprecio a la soberanía popular, a la cual adherían los constituyentes de 1980. Lo absurdo es que demócratas, como el senador Escalona, se presten para defender y utilizar, sin ningún pudor, una institución autoritaria. Al parecer, cada día le gustan más algunos métodos del innombrable.

Alguna reformas a la ley de partidos políticos

Todos los cargos de elección popular surgirán de primarias obligatorias controladas por el servel sus resultados serán vinculantes. Las primarias  son obligatorias y  no voluntarias

Soy partidario  de un Parlamento unicameral de continuar el Senado propongo que  como todos los cargos de representación popular duren 4 años con  una sola reelección  

Los Diputados 4 años y una reelección

Los alcaldes y concejales el mismo periodo  con una reelección

De  haber una nueva constitución  el mismo periodo para intendentes y concejeros regionales

Las  elecciones de directivas de los partidos deberán contemplar el sufragio de todos los militantes en el nivel correspondiente: Nacional, Regional y Comunal.

Completa igualdad entre partidos e independientes se elimina la exigencia de firmas para constituir un partido político o presentar una candidatura independiente

El  estado por el servel financiara las campañas  electorales se eliminan los aportes de empresas e individuos con el fin de igualdad entre los candidatos y los partidos

Los cargos vacantes serán cubiertos por elecciones  extraordinarias candidaturas sometidas  a primarias obligatorias y vinculantes

Todos los cargos podrán ser revocados por sus mandantes por medio de plebiscitos

Todos los candidatos deberán  probar la residencia en el distrito  comuna  o región correspondiente al menos 2 años previos a la inscripción de candidatura

El cargo de presidente de la republica  durara 4 años con una sola reelección

El Servel  tendrá facultades judiciales para controlar el buen funcionamiento de los  partidos como personas jurídicas de derecho público

Los partidos políticos estarán obligados a rendir cuenta anual al Server de sus activos y pasivos y su procedencia
11/07/09                

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